El castillo era enorme, parecía pequeño por fuera pero tenía un gran número de pasillos secretos y niveles subterráneos.
Un castillo de piedra fría, tal como la preferían los vampiros; formando largos pasillos perfectos para confundir a cualquier recién llegado, habiendo crecido aquí eso no era un problema.
Los vampiros eran seres vanidosos, y se jactaban de saber de arte porque tenían todo el tiempo para saber de ella, así que multiples pinturas y estatuas adornaban los fríos y oscuros pasillos. Un museo se veía vació en comparación.
Por supuesto en ciertos pasillos, la decoración era exclusivamente de tortura, ya que los gustos sangrientos del actual Emperador eran famosos en el mundo.
Entre cada intersección, gruesas cortinas de seda roja colgaban para impedir ver si alguien venía por otro pasillo. No solo para confundir a los enemigos, sino que era la creencia del Emperador que así aumentarían sus sentidos al detectar a otros.
Mihail vago hambriento y se detuvo a ver una de las grandes pinturas que decoraban el lugar.
Una pintura del castillo en Rumania, otro país decadente que irónicamente la gente solo sabia su existencia por el famoso Dracula; los humanos se emocionaban al imaginar grandes historias de vampiros en ese lugar, sin saber que por su maldita curiosidad ya no quedaba ningún vampiro ahí.
La infinita curiosidad humana, su experimentación y su creación de armas, llevaron a los vampiros a mover su sagrada sede y ocultarse aún mas desde la Revolución Rusa, en 1905.
Eso se consideraba el momento más trágico de la historia de los vampiros.
Los vampiros existían en todo el mundo antiguo, y no faltaban algunas familias que habían migrado al nuevo mundo.
Tenían reyes y reinas en sus colonias pero sólo existía un Emperador, rumano, los humanos no se equivocaban en ese punto.
Pero la nueva sede vampírica estaba en Moldavia, razón por la cual se estaba perdiendo el prestigio del Emperador.
Era una situación frustrante para el actual Emperador Dragos, habiendo estado en el poder por solo 97 años, estuvo presente cuando tuvieron que huir de su hogar, por eso estaba ansioso de arreglar todo y la respuesta era una.
La profecía.
Es la que daba sentido a la vida de Mihail.
-Mihail, no soy la legión de los profetas pero estoy seguro que traes hambre
Mihail siguió en silencio a Victor, él era su amigo de la infancia y su sirviente, era de linaje noble pero era un segundo hijo, así que estaba a cargo de acompañar a Mihail para mejorar su estatus.
Victor lo llevo hasta su habitación y prendió la tv.
-Algo traes y no me has dicho, evitame leerte la mente
-¿Tú leerme la mente? ¿Quién te crees sirviente?
-Ya ya, bajale y distraete con esta película
Victor le pasó una botella en silencio y sacó su laptop.
Mihail se concentró en la película, ‘Entrevista con el vampiro’.
-Vaya ese actor si podría ser uno de nosotros, esta a la altura
-Yo sin duda podría tener algo con una humana de esas
-No estoy seguro de poder soportar su hedor a humano, seamos honestos por eso les llamamos inmundos
-Que exigente eres. Te serviría de distracción. No le haces bien a nadie siendo virgen. Por eso te la pasas melancólico, necesitas sacar la tensión
-Ahora suenas como Ion
-Bueno tampoco te digo que te cojas a medio pueblo. A saber qué enfermedad tiene Ion
Ion era el primo de Mihail, tenía 20 años pero se dedicaba a vivir la vida como si tuviera 100 años, el placer era primero.
-Tampoco es que alguien te lo pueda impedir
Eso era cierto, Mihail estaba comprometido pero no había visto a su prometida en años, y los vampiros de su edad que asisten a la misma escuela están prácticamente todos de su lado.
-Ahora que si te da asco, hay varias vampiresas que no les importaría una noche contigo
-El problema es que quieran solo la noche y no ser la futura esposa
-Bueno, eso depende de tus padres no de ti, siempre puedes usarlo de pretexto
-Tal vez lo haga
Mihail nunca había sentido curiosidad por el sexo opuesto, y aún ahora era lo mismo, simplemente tenía mucha hambre. La realidad es que aún no probaba sangre, los vampiros se consideraban niños y llevaban una vida normal hasta los 18 años.
La celebración de los 18 años es cuando probaban sangre por primera vez, y oficialmente entraban a la edad adulta.
Pero había pasado los últimos meses soñando con beber sangre, se despertaba cada vez mas hambriento; y no importaba lo que comiera, nada podía saciarlo.
Mihail tenía miedo de hablar de esto con alguien, desorden alimenticio, su hermana tenía el mismo problema. Una vampiresa gorda, nunca se había visto algo igual; su madre no podía soportar la vergüenza, y un día cuando tenían 8 años, el llego a casa y ella ya no estaba.
Cuando preguntaba por ella, le decían que había ido a estudiar lejos para ser una vampiresa digna de la Corona. Pero en 10 años no había rastro de ella. Todos actuaban como si Ana nunca hubiera existido.
Y eso aumentaba la presión de Mihail.
Nadie tenía porque saber que se comportaba como una chica adolescente, comiendo por la madrugada, de un gran número de comida escondida. Mihail no podía ser la nueva Ana, el tenía la obligación de ser un vampiro perfecto.
La epitome de un vampiro; tenía miedo de que si no lo lograba, la profecía no se realizaría; y de ser así su cabeza terminaría exhibida en las afueras del castillo.
No es que tuviera un gran apego a la vida, no había nada interesante en ella, pero su destino era la grandeza, y él la deseaba; si estaba en ella, seguro que su vida sería más interesante.
La vista desde lo alto debe ser mejor. Se decía así mismo.
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No es por nada, pero solo este capítulo me hizo estudiar historia, quiero que se lea mas realista.
Si tienen cualquier opinión es bienvenida, quiero que quede bien aunque tenga que editar 50 veces.
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