Una nueva oportunidad (2)
Lo peor era que Nora y Rebecca lo sabían, en silencio cambiaban sus ropas de cama y la ayudaban a lavarse.
Cuando las marcas de amor eran más intensas, la untaban en bálsamos y escogían vestidos de cuello alto y mangas.
Tal consideración era innecesaria, pero Evelyn no podía decirlo primero, la timidez subía a su rostro de solo pensarlo.
“Hazlo, si pregunta el motivo di que es con respecto al Príncipe Heredero, no podemos esperar que suceda algo peor.”
Tenía que admitirlo, Fabián ejercía más autoridad sobre Adrián que ella. Él no intervendría a menos que se lo permitiera.
“Lo veo Su Majestad”
“Emperatriz” Rápidamente se levantó de su escritorio, tras revisar el seguro de la puerta, inclinó a Evelyn en un abrazo, dio un beso en su frente antes de dejarla ir, “¿Qué sucede para que pidas una audiencia con tanta urgencia?” La guió al sillón mientras le servía una taza de té.
Tal atención era excesiva, pero estaban solos, no la molestaba, al contrario, era más consciente de él y su presencia.
Su toque la hizo estremecer.
“¿Debo pedir que Felipe lo revise? Aunque desde el último chequeo…”
“No es necesario” Evelyn levantó su mano para indicar que hablaría, “su salud está excelente, diría que demasiado.”
Los ojos negros de Fabián la miraban con curiosidad, si no estaba enfermo de gravedad, ¿qué podía ser tan urgente?
“Yo… Quiero que hables con él”
“¿Hablar?”
Ahora entendía menos.
“¿Tiene problemas para hablar?”
“No. No, es al revés, tiene demasiados argumentos”
Fabián se rió con avidez, empezaba a entender lo que Evelyn trataba de decir.
“Cuéntame más.”
Evelyn estaba colorada de la vergüenza, pensar que le pediría ayuda para un asunto como este, ¿qué tan mala madre podría ser?
“Sus travesuras, cada vez son más arriesgadas, siempre son por una razón justa o inocente pero a veces…”
“Lo sé.”
Evelyn se sorprendió al ver la sonrisa cálida en su rostro.
“Al verlo imagino como debió ser mi esposa en su niñez.”
“¡Tú!” No podía creerlo, era seria al respecto, pero Fabián parecía divertirse.
Una carcajada salió de la boca del Emperador, Evelyn sostuvo la respiración por un momento.
‘Nunca lo había visto reír así…’
Su corazón se aceleró, olvidó porque estaba enojada y la importancia del asunto que la llevó hasta su oficina.
Quería verlo reír un poco más.
“¿Sabías que salvó a Lily de unos sapos que la asustaron mucho? Fue muy valiente, no dejó que ninguno escapara, los encerró en la canasta del panadero…”
“¡Oh!” La risa de Fabián no se detenía, esta encorvado de la carcajada.
“Ayer trepó el viejo manzano, quería regalarme una manzana”
“Jajaja conozco una historia similar de cierta Princesa soñadora” dijo conteniendo su risa, se acercó más a Evelyn y besó el dorso de su mano. “¿Qué te preocupa? ¿No es como dijiste que los niños deben ser?”
“No… Todo tiene su límite, mientras más conozca de etiqueta debería ser consciente de su mal comportamiento… En cambio…”
“Es muy inteligente.”
“Sabe con quién ser respetuoso, pero deliberadamente decide no hacerlo, quiero que sea libre, no desenfrenado.”
“Entiendo. ¿Qué quieres que haga?”
“Habla con él. Dile como debe ser un Príncipe, o háblale de ti. Si lo haces te escuchará”
“¿Cómo puedes estar tan segura?”
“Solo lo sé…”
No podía decirle que su hijo lo admiraba y deseaba ser como él, secretamente sentía celos de Fabián. Ella lo tuvo, lo cuidó y lo amo antes. Pero Adrián apenas conoció a su padre lo adoró.
“Lo haré, lo que me pidas lo haré” Le dio un tierno beso en la frente y se detuvo a unos centímetros de su cara.
Sus respiraciones se mezclaban.
Sus ojos negros la contemplaban con impaciencia.
Evelyn sintió la boca seca de repente.
“Yo… Entonces volveré…”
“Sí…” Susurró Fabián. Su mirada fija en los labios de ella.
“Me despido Su Majestad”
Evelyn se levantó de prisa, hizo una reverencia rápida y salió de la habitación.
Fabián la miró en silencio partir. Se mordió los labios reflexivamente.
“Serus.”
“Llamó Su Majestad.”
“Libera mi agenda para la tarde.”
“Pero la reunión con el Duque Lant sobre el comercio con el Reino del Este, será por la tarde.”
“Cancélala, tengo asuntos más urgentes”
“¿Qué podría ser más…”
“Y libera la agenda de la Emperatriz también.”
Serus estaba conmocionado. Tal asunto estaría relacionado con la visita inesperada de la Emperatriz pero desconocía los motivos.
“Si necesita mi ayuda Su Majestad…”
“Necesito que hagas lo que te pido, eso bastará.”
“Hah, si, lo haré, me despido, Su Majestad el Emperador.”
Últimamente era más comunicativo y el ambiente frío a su alrededor parecía haberse desvanecido, pero hoy…
‘Está insoportable’
Pensó Serus mientras salía de la oficina.
No vio la sonrisa que se dibujó en el rostro de Fabián. Se profundizó cuando quedó solo nuevamente.
“No se trata de algo con lo que puedas ayudarme Serus…”
Cerró los ojos y respiró profundamente.
Evelyn no debía huir así de él, incitó algo desconocido en su corazón, verla tímida a la luz del día, como sus ojos azules temblaban al verlo acercarse, su voz titubeante y sus mejillas sonrojadas…
“Ahh… Esta noche no te dejaré ir Evelyn…” Se despeinó el cabello cuidadosamente arreglado. Sus ojos oscuros brillaban con fuerza.
Se estaba anticipando a lo que pasaría y le gustaba lo que veía. Se aflojó el cuello de su traje.
Resolvería pronto la situación con Adrián, y luego… Serían solo ellos.
* * *
“Su Majestad el Emperador está aquí”
Anunció una doncella en la oficina de Evelyn.
‘¿Tan pronto?’
Quería resolver rápido la situación, pero sabía que su agenda estaba ocupada. ¿Hizo un espacio por ella y su hijo?
El calor subió a su rostro, pero rápidamente se recompuso.
“Pide que preparen al Príncipe Heredero y lo dirijan con el Emperador, iré en un momento.”
“Por supuesto Su Majestad.”
Evelyn miró sus pendientes para el día. Por alguna razón tenía un mal presentimiento, aunque no estaba segura del por qué.
“Te veo Padre, lo saludo Su Majestad”
Adrián hizo una reverencia limpia delante de Fabián. Nadie creería que tal Príncipe momentos antes estuviera apilando en secreto libros en la biblioteca para treparlos con Ugly y mirar el mundo a la altura de los adultos.
“He escuchado que tus notas son cada vez mejores.”
Los ojos del niño vibraban de emoción, pero respondió con calma. “Gracias padre.”
‘Es formidable’
Fabián escondió la sonrisa que amenazaba con derrumbar su temple frío.
“Sin embargo, he escuchado que eres irresponsable con tu seguridad.”
El niño tembló conmocionado, su mamá y su maestro le habían dicho lo peligroso que podía ser, pero quería ser grande pronto, sentía que realizando actos heroicos como su padre crecería más rápido.
“Jimoo…”
“¿Sabes que tu mamá está muy preocupada por ti?”
“…”
“Sostén la mirada al responder.”
“Lo sé.” Adrián soportó con valentía la mirada fija de Fabián.
“No tiene valor saberlo si no lo haces apropiadamente.”
“Yo… Lo siento…” Lágrimas amenazaban con correr. Pero soportaba en silencio.
“…”
“Jimoo, lo siento… Seré más cuidadoso… Yo…”
“¿Cómo podrás tener un hermanito con semejante actitud?”
Adrián saltó de su asiento, no podía creerlo, “Yo… ¿Tendré uno?”
“Tal vez, pero lo veo difícil…” Deliberadamente Fabián suspiró como cansado de la conversación.
“¡Padre! ¡Lo haré! ¡Lo prometo!”
“No debes usar tu posición como Príncipe contra otros, escucha a tus mayores”
“¡Sí!”
“… Y mantenlo en secreto de tu madre.”
“¿De… Mamá?”
“Sí… Está muy disgustada contigo, primero debo… Convencerla de que lo mereces.”
“¡Gracias Jimoo!” Adrián se abalanzó hacía él con emoción, no sabía cómo venían ‘los hermanitos’ pero quería un nuevo amigo. Su padre era un Halcón Negro capaz de lograrlo todo.
“¿Qué sucede aquí?” Evelyn que acababa de llegar no entendía porque ambos se reían en secreto. Un escalofrío recorrió su espalda.
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