Primer Rechazo(1)
Serus no se atrevió a darle la noticia a Fabián tal como sucedieron las cosas. La atmósfera «perezosa» del Palacio Felice, combinada con su falta de respeto por la presencia del Emperador, fue una sorpresa en sí misma. En pocas palabras, el mayor monarca del Imperio fue derrotado por el balbuceo del Principito y los juegos de cartas.
«¿Qué dijo el Rey?» Fabián lo miró, apartando el libro que estaba leyendo.
Era un situación inevitable.
«Dijo que organizara un banquete para su Majestad.»
No era una mentira. Sólo que Serus había obviado el propósito y la razón de la cena.
«Eso es genial».
Se sentía culpable, pero temía que Fabián se sorprendiera si le contaba lo que había pasado.
Honestamente, había visto a la Emperatriz en muchas ocasiones mientras vivía cerca del Emperador, pero era la primera vez que la veía comportarse así. La sonrisa de Evelyn, como si se hubiera convertido en una persona diferente, también lo sorprendió.
«Dile que es muy importante cuidar bien los caballos del Ejército Imperial.»
«Sí…»
Fabián no parecía saber que aquellos términos sólo causaban que lo echaran más repentinamente.
«Más que eso, Su Majestad. Creo que debería volver al Imperio ahora.» Serus hizo todo lo posible para persuadirlo. «He oído que los nobles están sumidos en el caos y corriendo como locos.»
Con el pretexto del regreso del Emperador. Entonces el banquete que se celebrará será una maravillosa cena de despedida. Por encima de todo, al fin, Serus no tendría que sufrir más en aquel lugar.
«Bueno, se dedican a correr alocadamente.»
«Es cierto, pero la ausencia de Su Majestad los hizo aún más arrogantes y algunos incluso empezaron a acercarse al Vaticano.»
Fabián frunció el ceño. Por supuesto, sus palabras no estaban equivocadas. Serus era su amigo íntimo, y siempre estuvo a su lado. Aún así, varios Caballeros del Halcón Negro se quedaron en el Imperio y vigilaron a todos de cerca.
«Quieren morir, ¿eh?»
«Eso es todo».
Fabián suspiró desagradablemente. «Qué desperdicio decir que son nobles. Son peores que un perro sin dueño».
«El Imperio necesita a Su Majestad».
«Parece que lo mejor que hacen los nobles es morderse unos a otros».
El Imperio era muy estricto. La etiqueta y la dignidad siempre pesaron mucho en la nobleza. Era un sistema que les dificultaba llevar a cabo las rebeliones ya que jugaban un papel de control sobre los demás. Y tampoco podían pensar en otra cosa, porque habían desperdiciado toda su energía en el jaleo sin sentido.
«Tsk…» Fabián chasqueó su lengua de manera desagradable. Pero, sólo Serus podía entender la mente de Fabián y el por qué quería quedarse aquí más tiempo.
«¿Alguna otra historia?» Le preguntó, y cambió el tema de inmediato. Esta fue la mayor crisis de Serus. «¿Cuándo dijo Evelyn que vendría?»
De hecho, Fabián dio mensajes separados al Rey y a la Princesa. En el mensaje de Evelyn, sólo decía que quería ir a su ala a verla.
«Bueno, eso es…»
Serus se había esforzado mucho. Él esperó pacientemente a que el juego de cartas llegara a su fin y cuidadosamente le transmitió su mensaje cuando estaba sola. Pero la respuesta de Evelyn no resultó como se esperaba.
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Jajaja pobre Serus, la que se va a armar si se entera que para los Felice es tan insoportable como una piedra en el zapato xD buena suerte serus~
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