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DAR EXTRA 13: Nunca te abandonaré

20 noviembre, 2020

[Historia paralela:  decimotercer episodio]

Era el día del banquete del cumpleaños del Rey. Después de ponerse su frac azul marino favorito, Rothesay se subió al carruaje junto con sus padres. Mientras iban de camino hacía el Palacio Real para el banquete, la Condesa de Braddington comenzó a hablar con su hijo.

«¿Te reunirás hoy con la señorita Petronilla?». Preguntó.

«No estoy seguro de si podré ser capaz de verla debido al número tan grande de gente que estará asistiendo al banquete, pero daré lo mejor de mí para encontrarla», respondió Rothesay. Después de haber dicho eso, una frívola sonrisa apareció en su cara como si hubiera pensado en algo de repente.

«¿Qué hay con esa tonta sonrisa?». preguntó el Conde de Braddington.

«Solo estoy feliz».

«Dios, de verdad eres difícil de entender. ¿Has pensado acerca de que regalo darle?».

La Condesa de Braddington miró a su alrededor con confusión. «¿Regalo? ¿Qué regalo?», dijo la Condesa totalmente ignorante al asunto, y el Conde Braddington le explicó la situación con una fuerte risa.

«Querida, nuestro Ro ha estado pensando sobre que podría regalarle a la señorita Grochester en conmemoración de su relación».

«Oh Dios, ¿en serio? ¿Cómo es que tu hijo es tan parecido a ti? De verdad no puedes engañar a la sangre». Una suave sonrisa apareció en la cara de la Condesa de Braddington mientras pensaba en el pasado. «Siempre fuiste muy amable, incluso en ese entonces. Gracias a Dios que Ro salió a ti».

«Querida mía, ¿Duál es el significado de esas palabras? Él es así de justo debido a que ha salido a ti», dijo el Conde de Braddington coquetamente.

«Dios, de verdad eres algo más».

Como siempre, Rothesay miró a sus amorosos padres con suaves y complacidos ojos antes de responder a la anterior pregunta.

«He salido a ambos de ustedes. Pero, de todas formas, no sé si a la señorita Petronilla le vaya a gustar el regalo que le preparé».

El Conde de Braddington notó la inseguridad en la voz de Rothesay e hizo lo mejor que pudo para alentarlo. «No te preocupes, Ro. Mientras sea un regalo sincero, todo estará bien».

*

Lo primero que hizo Rothesay al llegar al salón del banquete fue buscar por Petronilla. Sin embargo, encontrar a esa mujer pelirroja entre el mar de personas que había en el salón del banquete resultó ser una tarea más ardua de lo esperado. Después de un tiempo, Rothesay comenzó a sentirse ansioso. Ella había dicho que definitivamente llegaría a tiempo para asistir al banquete, pero Rothesay no podía encontrarla en ningún lado. ¿Podría ser que todavía se esté sintiendo mal?.

Con el poder del amor moviéndolo en su búsqueda, eventualmente Rothesay vio a Petronilla hablando con otra mujer. Rothesay sonrió enormemente ya que había cumplido su objetivo y esperó a que las dos señoritas terminaran su conversación. Cuando Petronilla estuvo sola por fin, él se acercó lentamente a ella.

«Petronil…».

Pero Rothesay no fue capaz de terminar esa oración. Petronilla comenzó a correr repentinamente a algún lugar con una expresión de urgencia en su cara.

¿Habrá pasado algo? Rothesay miró en la dirección en la que se había ido corriendo Petronilla con una expresión severa. ‘Parecía bastante serio. Me pregunto qué habrá pasado’.

Aunque Rothesay quería seguirla y preguntarle acerca de eso inmediatamente, se contuvo por ahora. Todavía quedaba mucho tiempo.

*

Fue mucho después de que la presentación floral del cumpleaños de Lucio había finalizado, que Rothesay encontró a Petronilla recostada de una pared bebiendo un cóctel sola. Fue después de la conmoción sobre la presentación floral de cumpleaños.

¿Fue por eso que ella había corrido con tanta urgencia? ¿Estaba relacionado con ese incidente? Rothesay calmó la inmensa cantidad de preguntas que rondaban por su cabeza y se acercó con cuidado a Petronilla.

«Petronilla».

Al escuchar su voz, Petronilla se dio la vuelta. Afortunadamente, su expresión no lucía muy mal, pero ciertamente lucía contemplativa. Enmascarando su preocupación con una sonrisa, Rothesay caminó hacía ella.

«Rothesay», dijo Petronilla.

«He estado buscándote en todos lados», respondió Rothesay.

«Me disculpo. Tuve que atender algo urgente».

«Lo suponía. ¿Está relacionado con Su Majestad la Reina?».

Petronilla asintió lentamente y una mirada de entendimiento cruzó la cara de Rothesay. Él le había dicho que había notado que algo pasó durante la presentación floral.

«No te estoy reprochando. Solo estaba preocupado», dijo Rothesay.

«Lo sé, Ro».

¿… Ro?.

Rothesay lucía aturdido. Él rápidamente miró la cara de Petronilla. Ella lucía ligeramente avergonzada.

«¿Está bien si te llamo Ro?», preguntó Petronilla.

«Por supuesto».

Rothesay no podía sentirse más agradecido. El que ella lo llamara por su sobrenombre significaba que ella le había abierto todo su corazón. Él era ahora alguien especial para ella. Era imposible que Rothesay no se diera cuenta de eso. Rothesay sonrió mientras temblaba.

«Por supuesto, Nilla. Estoy muy feliz», agregó. Finalmente, Rothesay fue capaz de llamarla por su sobrenombre.  «Me hubiera gustado poder haber bailado contigo», dijo Rothesay con emoción en su voz.

«Ah… ahora que lo mencionas, este hubiera sido nuestro primer baile».

«Sí, nuestro primer. Sin embargo, está bien. Tenemos mucho tiempo de aquí en adelante».

«Así que, mientras estés de acuerdo con ello, Nilla, deseo pasar mucho más tiempo contigo».

«A menos que me digas que estás harta de mí, deseo permanecer a tu lado. Me gustaría estar contigo la mayor cantidad de tiempo que pueda y me gustaría que ambos nos volvamos preciosos recuerdos del otro».

«Tienes razón. Tenemos mucho tiempo».

«¿Puedo convertirme en ese tipo de existencia para ti?».

«Entonces, ¿deberíamos irnos ya?».

«Sí».

Petronilla sonrió mientras tomaba con gentileza la mano de Rothesay. Mientras él apretaba su mano contra la de ella, sintió que su corazón latía justo como cuando la vio por primera vez. Con una gran sonrisa, Rothesay tiró de Petronilla gentilmente hacía sus brazos.

La tonada de un vals hacía eco desde el salón principal y Rothesay automáticamente puso su brazo alrededor de la cintura de Petronilla. Ella era muy delgada, hasta el punto que Rothesay se enojó por lo desnutrida que parecía.

«Eres tan delgada», le susurró Rothesay a Petronilla en el oído con tono enojado.

«¿Es eso así?».

‘¿Acaso apreté demasiado mi corsé?’ Eso fue lo que Rothesay escuchó que Petronilla murmuró suavemente.

«Desearía que no te pusieras algo como un corsé. Incluso si no usas eso, sigues siendo hermosa y encantadora».

«No es bueno para tu salud si aprietas demasiado el corsé», le reprochó Rothesay con suavidad.

«Pero todo el mundo los usa».

«Nilla, tú eres especial». Rothesay le dio vueltas a Petronilla. «Incluso si no haces eso, eres más hermosa que cualquier otra persona para mis ojos».

Las mejillas de Petronilla se tornaron rosas y Rothesay sencillamente sonrió. Rothesay podía decir con total confianza que hablaba con suma sinceridad y que solo decía lo que genuinamente creía.

«Para mí, tu bienestar es lo primero y más importante», dijo Rothesay con sinceridad.

«Serás el tipo de esposo amable y de buen corazón cuando te cases».

«¿Es esa una proposición?».

«Como sí».

«Gracias a Dios».

Entonces, Rothesay la atrajo hacía él con su mano en la espalda de Petronilla. Instantáneamente, la distancia que los separaba desapareció. Estaban casi nariz contra nariz. El escuchar el sonido de la respiración de Petronilla hizo que Rothesay tragara con fuerza, y como si ella se estuviera sintiendo nerviosa de repente, su respiración aumentó de velocidad. Rothesay dio un paso atrás.

‘Eso fue peligroso’.

Ellos estaban en un área pública. Pensando que tenía que contenerse a sí mismo, Rothesay cambió rápidamente de tema. Había algo que él quería decir.

«Nilla».

«¿Sí?».

«Tengo un regalo para ti».

«¿Un regalo?».

Petronilla lo miró con una expresión infantil. Rothesay tragó con fuerza de nuevo ante la amorosa mirada. ‘Me siento extraño hoy’, pensó Rothesay mientras sonreía.

«Sí. Tengo algo que darte».

«¿Es algo por lo que pueda tener expectativas?», preguntó Petronilla con curiosidad.

«Eso, no lo sé. Pienso que es más bien un regalo detallista, pero… ¿Qué haría si te sientes decepcionada?».

«Eso no pasará», le aseguró Petronilla con una pura sonrisa, y Rothesay pensó que se veía como un ángel. Petronilla poseía una cara que podría purificar la corrupción y que podría iluminar la oscuridad. La mujer más encantadora de todas. Hasta el punto que Rothesay pensaba que no la merecía.

«Gracias», dijo Rothesay con voz suave.

‘De verdad espero que le guste el regalo’, pensó Rothesay preocupado.

*

Después de dos bailes más, Rothesay llevó a Petronilla al vacío jardín. Petronilla estaba nerviosa, pero al mismo tiempo emocionada y Rothesay no pudo evitar sentirse ansioso.

‘¿Qué debería hacer si no le gusta el regalo que preparé para ella?’.

Petronilla era una mujer amable. Incluso si no le gustaba el regalo, ella pondría su mejor sonrisa y diría, «Gracias, Ro». Así que, para evitar que alguien fuera testigo si eso sucedía, Rothesay la sentó en un banco en el oscuro y desértico jardín.

Petronilla rio suavemente. «Ya que estás siendo tan misterioso, eso solo está haciendo que mi anticipación crezca».

«De verdad estoy preocupado de que puede que no te guste el regalo».

«Eres un hombre maravilloso, así que, estoy segura de que cualquier cosa que me des será igual de maravillosa».

Al escuchar esas palabras, Rothesay sonrió antes de encontrarse de nuevo con los ojos de Petronilla. «¿Podrías cerrar tus ojos por un momento?».

«De acuerdo».

Petronilla cerró los ojos con una sonrisa alegre. Pensando que eso era muy lindo, Rothesay no pudo evitar quedarse mirándola por un rato hasta que salió del trance con un rápido «ah», antes de sacar con rapidez el regalo.

«¿Puedo abrir mis ojos ahora, Ro?», preguntó Petronilla expectante.

«Mmm, antes de eso…» La voz de Rothesay se tornó dulce. «¿Qué puedes sentir justo ahora?».

«Hm… un fresco aroma… ¿Es una flor?».

«Puedes abrir tus ojos ahora».

Cuando Petronilla levantó lentamente sus parpados, encontró el regalo justo en frente de ella y sonrió con emoción.

«¿Flores?», dijo Petronilla.

«¿Te gustan?», dijo Rothesay esperanzado.

«Sí, amo las flores. Muchas gracias». Petronilla lucía verdaderamente feliz. «Ah, son tan lindas. Pero, ¿Qué clase de flores son? Siento que las he visto muy seguido antes».

«Estas no son flores nativas de Mavinous».

«Wow, ¿en serio? Entonces, deben de ser muy raras».

«Estas son oxalis», Rothesay se arrodilló cerca de Petronilla y la miró hacia arriba. «¿Conoces el significado de estas flores?».

«No… estoy segura».

«Significa que yo nunca te abandonaré».

«…».

«Nil, yo…» La garganta de Rothesay se sentía seca y él tragó con fuerza antes de continuar. «Yo nunca te haré daño».

«… Ro».

«Puedo jurarlo, Nil. Yo…».

«Ro», interrumpió Petronilla con cuidado. Sin embargo, había una sonrisa en su cara. Rothesay la miró con los ojos ligeramente rojos.

Él esperaba que ella nunca fuera herida debido a él. Él esperaba que ella solo riera y sonriera cuando estuviera con él. Por lo menos, él no quería herirla. Eso era todo lo que Rothesay quería en ese momento. Con una expresión al borde el llano, Rothesay terminó su oración.

«… Te amo, Nil».

«…».

«Nunca heriré a la persona que amo. Lo juro».

«Te creo, Ro. Tú…», comenzó a decir Petronilla con voz temblorosa. «¿Cómo no podría creerle a una persona como tú?».

«Pensé que estarías ansiosa. Estaba asustado de eso. Quiero que te preocupes al menos un poco menos acerca de cosas así cuando estés conmigo».

«¿No lo entiendes, Ro? Ya eres un hombre maravilloso para mí, mucho más de lo que merezco».

«Eso es lo que yo debería estar diciendo», dijo Rothesay con una sonrisa. «No sabes lo bendecido que me siento por haber sido capaz de conocer y enamorarme de una mujer como tú», susurró Rothesay.

«¿Quién te enseñó a decir palabras tan dulces como esas?».

Petronilla se acercó con cuidado y le dio un pequeño beso a Rothesay en la frente. Tan pronto como ella se alejó, Rothesay levantó la cabeza y la besó justo debajo de sus labios.

Los besos aumentaron lentamente. Cuando finalmente los labios de Rothesay se juntaron con los pequeños y rojos labios de Petronilla, Rothesay sintió como si hubiera conseguido el mundo entero mientras la besaba una, y otra, y otra y otra vez.

Deseaba que el tiempo se detuviera. Todo lo que quería era este momento que ambos estaban compartiendo.

«Te amo mucho, Nil», dijo Rothesay.

Y Dios escuchó su deseo. En el medio de una oscura y desértica noche, los dos se besaron por un largo tiempo con solo las estrellas observando.

 

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