Capítulo 7:
«¿Qué…?»
Eso era ridículo.
«Entonces, ¿por qué me dejan en este maldito lugar?»
La ira que había logrado controlar empezó a salir, pensaba que había hecho lo suficiente, renuncié a mi cuerpo original, salvé la vida de Callisto y estuve a su lado, aguantando todo tipo de comentarios, hasta que se despertó. Entonces me dijo que no fuera a la mansión del duque, así que me quedé en el palacio sin decir nada.
«¡Maldito bastardo! ¡Renuncié a mi cuerpo, mi casa, mi universidad y te salvé la vida…!
Empecé a utilizar un lenguaje abusivo y olvidé por completo que Cedric estaba frente a mí.
«¿Puedes decir que te quedaste enteramente por tu propio bien?»
A diferencia de antes, preguntó Cedric en tono de negocios.
«… ¿Qué significa eso?»
«Estás pensando en dejar el palacio imperial, no, tal vez la capital.»
«…»
«Por eso buscaste la admisión a la academia Royal sin decir nada.»
«Eso…»
Estoy sin palabras, porque nunca he dicho nada parecido frente a Callisto… Y menos frente a Cedric.
«¿Cómo…?»
«No creo que la princesa pensara en que su alteza, el príncipe heredero, no se daría cuenta.»
No, realmente no lo pensaba. No sabía que Callisto me estaba mirando tan de cerca como para ver a través de las cosas que realizaba para matar el tiempo.
«Si es lo que quieres… Ahora esa será tu lucha.»
Cedric agregó con una sonrisa amarga ante mi aspecto desconcertado.
«Yo… No lo he decidido todavía.»
Murmuré una excusa.
«Yo… Solo quiero decidir lo que quiero hacer.»
Era una súplica, y Cedric sonrió ante mi hosca respuesta.
«No culpo a la princesa, al contrario, me gustaría saber qué piensa hacer la princesa. Ojalá pudiera abrirle la mente a su alteza.»
«…»
«Pero sin cargo, sin honor, sin dinero. No importa nada…»
«…»
«¿Cómo puedes negarte a casarte con él?»
«… ¿Qué hombre notifica el matrimonio de esa manera?»
«Estoy de acuerdo con eso.»
«No quiero casarme por el miedo que él tiene a que me vaya, no quiero que sea de esa manera.»
«Por supuesto, lamento mucho que su alteza, el príncipe heredero, haya sido rechazado por una princesa debido a sus pensamientos breves y aburridos y a su tonto comportamiento.»
«… Lo criticas abiertamente.»
«Pero, por favor, míralo bien, princesa. ¿Quién más viviría con él si no fueras tú?»
A pesar de que la habitación estaba vacía, Cedric miró a todos lados y me susurró un «solo tú puedes domarlo» rápidamente en mi oído.
Pensé que me divertía mucho esto, así que respondí con una gran sonrisa.
«… Ya veo.»
***
Las horas iban pasando y Callisto seguía sin pensar en mostrar su nariz, lo esperé leyendo un libro, pero igualmente me fue imposible concentrarme. Y como no podía dormir decidí ponerme un chal y salir a dar un ligero paseo por el jardín, donde en unos segundos el frío viento barrió todo mi cuerpo.
Agarrando el chal con las manos empecé a andar más lentamente, disfrutando del lugar, si bien la mansión del duque era formidable, el palacio imperial era realmente espectacular. Había una gran posibilidad de perderme si me equivocaba, así que caminé por el camino que conocía y llegué al lugar donde realizabamos los trabajos de restauración.
«… ¿Cuándo llegué aquí?»
Me sorprendí y miré a mi alrededor, pero las luces que iluminaban el camino desaparecieron y solo un edificio oscuro estaba en pie. Y aunque durante el día me era un lugar familiar al que visitaba con frecuencia, por la noche se veía muy extraño, así que, temblando sin razón alguna, decidí volver al interior del palacio.
«¿Eh…?»
De repente, una tenue luz fluyó desde las ventanas del oscuro edificio. ¿Hay alguien que esté trabajando en este momento? No creo, pocas personas en el palacio imperial están tan interesadas en las reliquias antiguas. Excepto por una persona.
«Entonces… ¿Es Marienne?»
Había una gran posibilidad de que se quedara más horas de la cuenta, ya que cuando supo de la existencia del espejo de la verdad se volvió loca. Así que, aprovechando que estoy aquí puedo entrar y saludarla, así puedo verificar el progreso del trabajo realizado tras el almuerzo.
«… ¿Marienne?»
Entré a hurtadillas por la puerta abierta y la llamé, aunque no hubo respuesta. Miré cada centímetro, pero el interior del edificio estaba vacío. Entonces, ¿quién encendió esta luz? Empecé a buscar por todo el lugar, pero no encontraba ningún indicio de luz, hasta que…
«¿Qué es eso…?»
Mi cabeza se quedó en blanco, la fuente de luz no era otra que el propio espejo de la verdad.
‘¿Cómo es eso posible? ¿No se acabó el juego?’
No había podido acabar de restaurarlo, pero me confundía mucho la clase de poder que estaba emanando ahora, por lo que, aún sabiendo que sería mejor volver mañana y comprobar el funcionamiento con los otros magos… ¿Y si deja de funcionar de la noche a la mañana?
El pensamiento me llevó directamente a la acción.
‘Si me dieras una maldita misión… Sabría qué quieres y qué está pasando.’
A medida que me acercaba, las múltiples ramas de luz que brotaban de la superficie del espejo, que estaban unidas al marco, se volvieron más vívidas. Al detenerme frente a este pude escuchar un ruido sordo, el cual reconocí al instante.
«Eso es…»
Era la caja de trozos de espejo que Mariene dejó cerca de él por la mañana. ¿Por qué un trozo roto haría tal sonido desde la caja? Tuve un mal presentimiento.
‘Si es una nueva misión, ¡llevémosla a una conclusión!’
Me agaché sin dudarlo y extendí la mano, y al abrir la cerradura una luz blanca salió del interior, fijándome en los trozos, estos brillaban emitiendo un ligero temblor.
«¿Por qué brillas así cuando estás roto?»
Extendí la mano hasta la mitad y agarré un trozo roto y este vibró en mi mano, como si estuviera resonando, y cuando lo levanté, las vibraciones se hicieron más fuertes. En ese entonces me pregunté si Callisto habría vuelto a la habitación… Realmente esperaba que sí, aunque por otro lado era mejor que no, ya que si así fuera habría puesto todo el castillo patas arriba.
En ese momento, el trozo del espejo vibró con muchísima fuerza.
«¡Oh, está bien! ¡Lo haré!»
Con suerte, si me ponía a repararlo ahora, podría acabar de arreglar el espejo para el amanecer.
En ese momento una fuerte luz llenó el lugar, haciendo que momentáneamente lo viera todo blanco. Y, cuando volví a abrir los ojos, me quedé mirando a la persona que estaba sentada frente a mí, rodeada de oscuridad.
«Tú… Eres…»
Su hermoso cabello rosado y esos ojos azules como el mar…
«… Yvonne.»
————
Booooom. Bomba soltada, jajajaja. ¿Pensabais que todo iba bien? No, no, no, Penny no sabe lo que es vivir en paz.
Nos vemos mañana con otro.
Miri
————
Atrás | Novelas | Menú | Siguiente |