‘¿Qué tengo que hacer? ¿Debería correr y tomar la Varita del Espejo? No, no me daba tiempo.’
Afortunadamente, caí en que Eclipse no se llevó las rosas marchitas que me regaló Vinter… Pero si la uso ahora, perderé mi seguro permanente, pero por otro lado me vería obligada a atacar al niño con mi varita… Mientras tanto, la bola creada por Raon iba creciendo tanto que me hizo tomar una decisión de golpe.
«¡Chicos! Poneros todos detrás de mí, ¡tengo magia defensiva!»
«¡Chiri charajou!»
De repente alguien gritó el hechizo mágico.
«¡Uhhh!»
Raon se sacudió como una persona electrocutada, cayendo de golpe y, en el proceso, algunos pedazos de su cabello rizado sobresalieron de la máscara acompañados de humo.
«¿Eh? ¡Tengo mi bastón!»
Al grito de alguien volví la cabeza con una mirada perpleja y, un niño con una máscara de cerdo, extendió su bastón y olfateó con la nariz.
«¡Jeje! Lo escondí en mis bragas antes de que me lo quitaran.» (jajaja me mato)
Abrí la boca de par en par ante su rostro orgulloso y brillante y, después de un rato, recuperé el sentido y me acerqué a Raon.
«No está muerto… ¿Verdad?»
«No, simplemente se ha desmayado.»
Me sentí aliviada por el comentario.
«Buen trabajo.»
Le acaricié y lo felicité.
«Mi maestro nos dijo que no lo usáramos para atacarnos…»
El otro niño lo repitió con voz temblorosa mientras yo sacaba la varita del espejo de la mano de Raon.
«Emily, coge a Raon y a los niños y ves a un lugar seguro, lo más lejos posible del palacio imperial. Sabes cómo moverte con magia, ¿verdad?»
Le pregunté al niño de la máscara del cerdo y él, agitando su bastón, me preguntó:
«¿Está segura de que estará bien, señorita? Vámonos juntos, ¿de acuerdo?»
La voz preocupada de Emily sacudió mi cabeza.
«No. Todavía hay trabajo por hacer.»
Mi negativa decidida hizo que Emily sollozara.
«La primavera finalmente ha llegado a mi señorita… También, ¿no es así?»
Era una pregunta para el Príncipe Heredero, pero sonreí y no respondí.
«Adelante, cuida bien de los niños, Emily.»
«¡Nos iremos entonces! ¡Gracias por salvarnos, señorita!»
Pronto los niños del bastón mágico blanco me agradecieron con voces alegres mientras el de la máscara del cerdo gritó antes de desaparecer.
«¡Recordamos tanto su forma de hablar como su forma de comportarse!»
Fue la misma respuesta que la de Raon y, al ver la imagen de los niños, me alegré de haberlos salvado. Apreté fuertemente la varita, no quería matar a Yvonne pero, extrañamente, mi corazón latía con fuerza, como si estuviera expectante.
‘Todo estará bien.’
De pie frente al agujero repetí un hechizo varias veces y entonces escuché unos pasos.
Escuché pasos urgentes. ¿Quién era? Me quedé mirando el agujero oscuro nerviosamente, pero por suerte era Callisto, que venía corriendo por las escaleras.
«¿Su alteza? ¿Por qué ya…?»
No sé qué tan profundo era el sótano del Palacio del Sol, pero tampoco había pasado tanto tiempo como para que todo se acabará.
‘No pudo haber regresado después de matar a Yvonne.’
Como para probar mis dudas, el Príncipe Heredero, que apareció de la nada, me agarró de la muñeca.
«¡Corre Princesa!»
«¿Si…?»
«¡Venga!»
De repente todo el palacio empezó a vibrar.
«¿Qué está pasando…?»
«¡Más rápido!»
Incluso antes de preguntarle qué estaba pasando, el Príncipe Heredero me instó, justo cuando una tremenda ráfaga de viento sopló detrás de nosotros, como si el cielo y la tierra se estuvieran abriendo. Mientras corríamos me aparté el pelo, volviendo la cabeza, a través del denso humo, pude ver que el piso completo del palacio se estaba derrumbando.
«¿Qué diablos…?»
En ese momento sonó un terrible grito de bestias, haciendo estallar mi tímpano, levanté las manos de forma instintiva para taparme los oídos. Y entonces apareció, tenía dos pies de enorme tamaño, más grandes que mi cara, intentó levantarse y se resbalaba continuamente, pero pronto se agarró al suelo. Poco después hubo una tremenda ráfaga de viento y unos ojos fríos se cerraron sobre mí, levanté la cabeza y me horroricé al ver una enorme criatura batiendo sus alas encima de mi cabeza.
«Eso es… ¿Qué es eso?»
Un ala lo suficientemente grande como para cubrir el techo del Palacio del Sol, un cuerpo de color dorado brillante y una mezcla de escamas rugosas por todas partes, una nariz larga cubierta de bigotes y unos ojos color sangre los cuales me recordaban a Callisto.
«Maldita sea, es un dragón. ¡Es un puñetero dragón de verdad!»
Callisto me dio una respuesta tardía a mi propia pregunta. Lo miré medio fuera de mí.
«¡¿Dragón?!»
«Sí, te lo dije antes: el Dragón Dorado estaba durmiendo bajo el Palacio Imperial.»
«Pero era una historia ficticia, ¿no?»
«Yo también lo pensaba, ¿algo así debajo del Palacio del Sol?» (estoy flipando)
Añadió con una expresión de absurdo desconcierto la cual estaba en completa sintonía con la situación.
«Ella debe haber llenado el cuerpo vacío del espíritu con algo… ¿Los colmillos del Dragón Dorado?»
Mirando fijamente al dragón encontré algo brillante en su corazón, mirando más fijamente pude observar que había una pequeña figura en su cabeza. Mierda, mierda, mierda. Era Yvonne sosteniendo la pieza completa en sus brazos, unidas formando una especie de espejo.
‘… Este juego loco…’
Frenéticamente me recordaba a mí misma con el recuerdo en el Espejo de la Verdad.
‘Yvonne, quien se convirtió en una inmortal completa en busca de los colmillos del Dragón Dorado y, habiendo extorsionado su fuerte vitalidad al contenido de su corazón, usa un pedazo de espejo para abrir a sus hermanos y completar su venganza.’
‘¡¡Dijiste que ibas a resucitar a Leila, y no que me saldrías con dragones!!’
La repentina aparición del dragón me hizo reír, ¿algo más podía salir mal?
La bestia volvió a gritar con una voz terrible, entonces vi algo extraño en sus ojos. Las escamas negras incrustadas entre las escamas doradas se estaban expandiendo gradualmente. Estaba siendo atormentado, ¡esa mujer diabólica! El dragón luchó desesperadamente, ladrando y, cuando miré a esos ojos rojos, un repentino y espeluznante presentimiento me recorrió por todo el cuerpo.
«¿Cómo despertaste al dragón? No me digas… ¿El alma de Leila está en ese dragón…?»
Y como si alguien me dijera que esta ridícula suposición era cierta, el espejo que Yvonne estaba sosteniendo empezó a emitir una ominosa luz azul.
De golpe el Príncipe Heredero me tiró apresuradamente.
«¡Princesa! No tenemos tiempo, ¡evitémoslo primero!»
«¡Espera! ¡Hemos de romper ese espejo!»
«¡No, no creo que sea una muy buena idea! Por ahora creo que será mejor que salgamos de aquí primero…!»
Callisto abrió los ojos a mas no poder mientras hablaba y al mismo tiempo, vino un vendaval cegador, era un viento caliente que soplaba débilmente. Giré mi cuello, negando la realidad. Las llamas salían de la boca del dragón y el fuego, del que solo había oído hablar y visto en películas, se extendió creando una explosión.
En ese momento, tanto el Príncipe Heredero como yo empezamos a correr, chillando como locos.
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Después de imaginarme a nuestro Callisto corriendo y chillando creo que ya puedo morir en paz, jajajaja.
Esto está subiendo de nivel, ¿dragones? ¿Qué será lo siguiente? Jajaajaja.
Miri
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