Hacía únicamente medio día que no lo había visto, pero en cuanto vi esa cara manchada de ceniza me sentí viva otra vez, realmente no era consciente de las ganas que tenía de volver a verlo.
«Esto… ¿Qué pasó? ¿Qué hay de la batalla?»
«No tenemos tiempo, vámonos y ya hablaremos por el camino.»
Me apresuró, por lo que asentí con la cabeza y recogí la bata que me había quitado.
‘No esperaba irme tan pronto…’
«Entra aquí, princesa.»
Me dijo señalando la chimenea.
«Vas a tener que bajar.»
«¿BAJAR…..?»
Miré el estrecho pasaje con una mirada bastante aterrorizada, estaba completamente oscuro y sombrío, no me extrañaría que hubiera varios enjambres de ratas…
«¿Por qué no quieres ir? Está limpio, he barrido todo el camino hasta aquí. He matado todas las ratas y ciempiés que he encontrado, así que no te preocupes.» (Miri: Es un puñetero cielo.)
«No, no es así.»
Cuando Callisto vio que no tenía ninguna intención de meterme allí frunció el ceño y dijo con picardía:
«No vas a ir sola, estaré a tu lado.»
Para mi sorpresa, me sentí aliviada por las palabras, pero… ¡Ciempiés, ciempiés! Me las arreglé para apretar mi cuerpo con disgusto y me dejé caer, arrastrándome dentro de él, escuchando como Callisto cerraba la puerta del pasadizo secreto. Afortunadamente, el asfixiante gateo no duró mucho ya que, después de un tiempo, el pasaje por el que había que arrastrarse se hizo más ancho y acabamos saliendo a un espacio enorme.
«Ven por aquí, princesa.»
El Príncipe Heredero tomó algo de sus brazos y me condujo sin un momento de descanso. Ahora que teníamos algo de luz pude mirar a mi alrededor y me sorprendí bastante, había docenas de caminos que se bifurcaban, esto parecía un laberinto. Callisto caminó sin vacilar hacia uno de ellos y siguiéndolo, le pregunté con una mirada perpleja.
«Su alteza, ¿a dónde vamos?»
«Es un pasaje secreto que solo la Familia Imperial conoce. Estúpidos bastardos, ¿no es natural que haya un pasadizo secreto dentro del palacio? Estoy contento, gracias a este pude encontrarte fácilmente.»
«Si tan solo la Familia Imperial lo sabe… ¿También lo sabe el Segundo Príncipe?»
«No te preocupes, él no lo sabe.»
Dio una respuesta aburrida al doblar la esquina.
«Este es el Palacio de la Emperatriz, los hijos de las concubinas tienen prohibida la entrada.»
«¿El… Palacio de la Emperatriz?»
Cuando descubrí dónde estaba encerrada, abrí la boca de par en par, ya decía yo que este palacio era demasiado lujoso para ser un lugar de detención.
‘¡Tipo loco!’
No pensé que Eclipse me hubiera encerrado en el Palacio de la Emperatriz por nada…
«Este lugar tiene un sinfín de pasadizos secretos y cruzados… Esta es la primera vez que estoy aquí desde que mi madre falleció, así que me tarde un poco porque me perdí.»
Aunque yo le estaba dando vueltas, afortunadamente el Príncipe Heredero no pareció pensar mucho en el motivo por el cual me encerraron en el Palacio de la Emperatriz.
«¿Qué te acaba de pasar? ¿Sabes lo sorprendido que estaba al escuchar que te habías ido? Estaba en la sala de conferencias y en cuando me enteré corrí como un loco hacía el ducado. Te dije que mantuvieras la calma, pero eres como un potrillo que no escucha…»
«… Lo siento.»
Admití mi culpa sin ningún problema porque era consciente de que lo había hecho mal.
«Fui a ver a Vin…»
Reflexionando, traté de llamar a Vinter, pero pronto Callisto también me recordó y me corrigió, diciendo que lo sabía todo.
«No, fui a ver al Marqués de Verdandi, y luego fui secuestrada por el Príncipe de Delman, a quien vimos en el pantano.»
«Has estado degradando al Príncipe Heredero y engañándolo muy bien.»
«…»
Embellecí la situación y me mordí la lengua para mantener mis palabras y é siguió hablando como si estuviera hablando solo.
«¿Pero por qué ese maldito de Delman te sigue molestando?»
Esta vez habló directamente del problema de Eclipse, hasta ahora, Callisto no había conocido la sucia historia entre Eclipse y yo.
«… Debería haberlo matado en el pantano en ese momento…»
Su triste murmullo hizo que mi corazón se acelerara, como si me hubiera sorprendido engañándolo.
«Oh, gracias por venir, Su Alteza.»
Decidí hacer un cambio de tema haciendo que Callisto me mirara y recitara de la nada.
«Sin la magia de rastreo, ese mago habría muerto debido a la ruptura de su amo. Tiene suerte.» (agresivo mi Calli)
«Uh… ¿Por qué tendría una ruptura de amo?»
«Usaría un bastón o algo por el estilo.»
No tenía el menor deseo de saber nada al respecto, así que no le contesté. Callisto me miró de reojo y de repente dejó de caminar y me preguntó.
«Por cierto, ¿dónde está tu varita mágica?»
«… Me la han quitado.»
Estaba avergonzada, así que respondí en voz baja.
«Oh no.»
Frunció el ceño y dejó escapar un murmullo.
«Ven aquí.»
Entonces empezó a regresar por donde habíamos venido, estaba perpleja y me pregunté si tal vez había tomado el camino equivocado.
«¿Qué pasa con los rehenes?»
«Creo que están en el Palacio del Sol.»
«Entonces vayamos allí.»
Por supuesto tenía la intención de ir al Palacio del Sol.
«… Princesa.»
Dejó de caminar de nuevo, llamándome con voz pesada.
«A las doce en punto del mediodía haremos una incursión por la Puerta Oeste, en el marco defensivo más débil.»
La repentina conversación de la operación me hizo mirarlo con una mirada perpleja.
«Debemos salir de aquí antes de eso.»
«Sí, tendré que darme prisa.»
Sus palabras me hicieron sentir impaciente. ¿Puedo lidiar con Yvonne? Honestamente, no estoy segura, y menos ahora que no tengo ninguna arma… Aunque al menos estoy con Callisto… Y él es muy bueno con la espada.
«Vamos por los niños primero.»
«Aún no he terminado de hablar.»
En ese momento, cuando tenía prisa por moverme, el Príncipe Heredero me detuvo nuevamente.
«Te sacaré de aquí y luego volveré y trataré de rescatar a los rehenes.»
«¿Qué? ¿Quieres que me vaya?»
«Pero no puedo garantizártelo, porque habrán dos grandes centros de batalla: el segundo Príncipe con Leila y el Marqués Ellen.»
Me quedé en blanco procesando sus palabras, realmente no podía ser que me estuviera excluyendo de la guerra que se aproximaba.
«… Su Alteza, ¿de qué está hablando? Tengo que ir, a parte de la varita también me quitó la pieza.»
Aunque técnicamente no me quitó nada, yo sé lo di todo voluntariamente, pero tenía la sensación de que no me estaba ni escuchando, así que dejé de hablar.
«Callisto, tengo que ir al Palacio del Sol.»
Hablé resueltamente.
«No.»
«¿Por qué?»
«No puedes usar magia. ¿Qué puedes hacer?»
Es verdad… Sin la varita del espejo, no puedo hacer nada. Aunque cuando más reflexionaba sobre sus palabras, más enojada me ponía.
«No sabía que mi uso se había decidido por la presencia o ausencia de la Varita del Espejo.»
«No saques conclusiones precipitadas y escúcheme, Princesa.»
Ante mi tono frío de réplica, el Príncipe Heredero suspiró y sostuvo mi hombro.
«No sabemos ni si el emperador está vivo o muerto, y las tropas que han escondido hasta ahora están muy por encima de nuestras expectativas.»
«…»
«Hemos atraído a los soldados apresuradamente, pero, francamente, las posibilidades no son grandes. Habrá una mezcla de enemistad entre los rebeldes.»
«…»
«Tal vez debería dejar el Palacio Imperial y la capital y huir.»
Me sorprendieron las palabras que salieron de su boca.
«¿Rendirse…?»
No podía creer que dijera eso.
«Sí.»
El Príncipe Heredero me miró más fijamente y dijo unas palabras que alegraron a mi corazón.
«No es nada. Porque tu seguridad es más importante para mí que el Palacio Imperial o los bastardos sin nombre.»
«… Su Alteza.»
Lo llamé fuerte porque me estaba sofocando, sabía exactamente cuánto deseaba Callisto ser Emperador, sobrevivió en la guerra para regresar a la capital y al Palacio Imperial. Pero ahora fácilmente puso la palabra ‘rendirse’ en su boca por mí. Mordí mi labio inferior con fuerza, pensando en lo inocente que había sido al pensar que todo se resolvería fácilmente.
«Cuando comience la batalla, envía a los hombres que consideres más adecuados para encontrar tu varita mágica, y que luego vayan a matar a Leila.»
Callisto habló como para consolarme, pero nada de eso serviría, todo llegaría tarde. Yvonne sacrificará a los niños y traerá de vuelta a Leila. Dudé durante mucho tiempo, me decidí y abrí la boca.
«Mi magia no está en mal estado en absoluto.»
«¿Qué?»
«Puedo usar magia defensiva…»
Aunque fue algo de una sola vez, evité decirlo en voz alta, tenía miedo de que Callisto me escuchara, así que decidí no decir eso.
«Incluso si no puedo matar a Yvonne de inmediato… Como dijiste, los niños pueden ser salvados.»
«…»
«Son magos a pesar de ser jóvenes, y serían capaces de teletransportarse uno de sus cuerpos con magia si lo dejamos libres.»
Si puedo liberarlos tal vez pueda salvarlos más fácilmente de lo que pensaba. Seguí persuadiendo a Callisto esperando una pequeña oportunidad.
«Si los dos estamos ganando tiempo, su ejército puede ganar e invadir el Palacio del Sol.»
«Princesa.»
«Por favor… Déjame ver la situación.»
Vinter nunca me dijo que cuidara bien a los niños, solo me dijo cómo matar a Yvonne. ¿Pero no es demasiado cobarde darse por vencido sin intentar nada?
«Si lo veo con mis propios ojos, y realmente siento que no puedo hacerlo, seguiré tus instrucciones.»
Callisto me miró con ojos entrecerrados, y hablo con rigidez, dejando escapar un débil suspiro.
«¿Es demasiado para ti dar marcha solo para mantenerte a salvo…?»
«…»
«Si miramos y tú no puedes salvarlos, te agarraré como una bolsa y nos alejaremos de aquí. Ven, vamos.»
Me condujo y se volvió de nuevo. Rápidamente cruzamos el pasaje secreto en silencio, yendo al encuentro con Yvonne.
He adorado este capítulo, necesitaba tanto un ratico bonito entre ambos… A ver como evolucionan las cosas.
Miri