test

test

Capítulo 40: Bloqueo

 

Chen Jiao estaba a punto de hacer más preguntas o pedirle a Meng Yulin que las hiciera. Sin embargo, Meng Ying los interrumpió diciendo: “Es casi mediodía.”

“Hora de cocinar.” (Meng Ying)

A Chen Jiao se le atascaron las palabras. Se giró para mirar a Meng Ying, pero por alguna razón, no respondió como solía hacerlo. Meng Yulin intervino rápidamente: “Sí, es casi mediodía. Tú… ve a comprar comida.”

Le dio instrucciones a Chen Jiao.

Normalmente, él iría de compras, aprovechando para ahorrar algo de dinero para un paquete de cigarrillos o algo similar.

“De acuerdo, iré a comprar la comida. Meng Ying, sube y arregla una habitación para Xu Dian. Puede quedarse en la que está junto a la escalera; tiene una ventana más grande, pero necesita limpieza…” (Cheng Yiao)

Chen Jiao dudó, mirando a Meng Xiao. Quería pedirle ayuda, pero al final no se atrevió. En cambio, Meng Xiao se levantó y dijo: “Voy a limpiar la habitación de mi cuñado.”

Él lo dijo con mucha suavidad.

Xu Dian arqueó una ceja y miró a Meng Ying.

Meng Ying fingió no oírlo, se levantó y le dijo a Xu Dian: “Trae tu maleta.”

Xu Dian se levantó. Era alto, y al levantarse, le sacaba media cabeza a Meng Yulin. Sus gafas de montura plateada le daban un aire de erudito al recoger la maleta.

“Tío, tía, voy arriba ahora.”

Educado y de buenas maneras.

Meng Yulin y Chen Jiao se levantaron instintivamente y asintieron, despidiéndolo.

Meng Ying abrió la puerta con mosquitera y entró. Xu Dian la siguió, subiéndose las gafas con los dedos. Tenía la nariz alta y recta. Meng Ying cogió unas zapatillas nuevas de hombre del zapatero y las dejó en el suelo, diciéndole: “Estas son tuyas.”

Xu Dian se las puso.

Meng Ying se apoyó en la pared y preguntó: “¿Cuándo piensas irte?”

Xu Dian se ajustó la ropa, se irguió y se acercó a ella, riéndose suavemente: “Me voy contigo.”

Su respiración era pesada y el aroma a romero la invadió. Meng Ying se cruzó de brazos y se quedó quieta, diciendo: “Ya compré mi billete de avión.”

“Cancélalo.”

Él la miró.

Su tono era autoritario.

Meng Ying sonrió con suficiencia: “No.”

Xu Dian hizo una pausa y luego rió entre dientes: “Bien. Si no lo cancelas, tomaré el mismo vuelo que tú. Tengo mis maneras.”

“Como quieras.” – Respondió Meng Ying.

Los labios rojos de la chica eran llamativos y sus hombros estaban ligeramente al descubierto, por lo que los ojos de Xu Dian se oscurecieron al acercarse, al rozar su nariz contra su clavícula, percibió un ligero aroma a flor de cerezo.

A ella siempre le había gustado esa marca de perfume y gel de ducha.

“Apártate.” – Dijo Meng Ying, empujándolo por el hombro. – “Subamos.”

Las escaleras crujieron ruidosamente, indicando que Meng Xiao estaba limpiando. Pero Meng Ying no confiaba en las habilidades de Meng Xiao; el chico nunca hacía nada en casa y probablemente solo dejaría un desastre.

Cuando Xu Dian se alejó, sus labios rozaron ligeramente los de ella, sus respiraciones se mezclaron, creando una atmósfera íntima.

Meng Ying se ajustó el suéter de punto y subió las escaleras. Detrás de ella, el hombre alto la seguía, su presencia imponente incluso en silencio.

Cuando llegaron al segundo piso, Meng Ying entró directamente en la habitación, vio a Meng Xiao barriendo torpemente el suelo con una escoba, apenas logrando recoger el polvo.

En la habitación se había guardado algunas colchas viejas, que se llevaron para Año Nuevo, dejando atrás mucha pelusa de algodón. Ahora, la pelusa flotaba entre el polvo.

Meng Ying frunció el ceño, entró y le quitó la escoba a Meng Xiao. – “Sal a buscar agua.”

“¿Hermana?” – Meng Xiao se quedó atónita, pero retrocedió rápidamente. – “¿Qué hay de…”

“Ve a buscar agua. Yo me encargo.”

“De acuerdo.” – Meng Xiao se dio la vuelta y se fue, cuando vio a Xu Dian en la puerta, incluso le sonrió.

Tener a otro hombre en casa, alguien del mismo sexo y más o menos de su edad, no una figura paterna, hizo que Meng Xiao sintiera que había encontrado un aliado.

La pelusa de algodón estaba por todas partes y era difícil de barrer. Meng Ying sacó rápidamente una bolsa de plástico del cajón, la ató al mango de la escoba y le pegó un trozo grande de cinta adhesiva de doble cara. Barrió la pelusa, y toda se pegó a la escoba.

Ella iba con la cara descubierta, llevaba zapatillas rosas y un vestido negro de algodón, llevaba el cabello recogido de forma suelta, con mechones sueltos y mientras trabajaba, el aura de la vida cotidiana la rodeaba.

Era la primera vez que Xu Dian la veía así.

Recordó la información que había leído en el avión.

‘¿Una familia que priorizaba a los hijos sobre las hijas?’

Se adelantó y la abrazó por la cintura desde atrás. – “Contrata una criada.”

Meng Ying casi había terminado de limpiar, concentrada y seria, cuando de repente, él la abrazó, tomándola por sorpresa, ella respiró hondo. – “Suéltame, ya casi termino. Ve a sentarte en la sala.”

“Ya que sabes cómo hacerlo, enséñale. ¿Por qué tienes que hacerlo tú?” – Xu Dian la sujetó de la muñeca, le quitó la escoba de la mano y la arrojó hacia la puerta.

Meng Xiao la atrapó apresuradamente, con aspecto confundido.

Xu Dian tiró de Meng Ying hacia la puerta. Meng Ying miró a Meng Xiao, quien dudó un momento antes de decir: “Yo… Yo me encargo.”

Dicho esto, entró en el dormitorio.

En la sala, Xu Dian condujo a Meng Ying al sofá. Meng Ying se sentó, su mirada se dirigió hacia la puerta y se posó en la habitación junto a la escalera.

Xu Dian se quitó las gafas y se pellizcó el puente de la nariz y dijo con voz baja: “¿Sigues mirando? Es un niñato*, y tú tienes parte de la culpa.”

(N/T: *Un manchild (o hombre-niño) es un hombre adulto que actúa de manera inmadura, irresponsable o infantil, comportándose como un niño en lugar de como un adulto, a menudo evadiendo responsabilidades, teniendo rabietas o mostrando una falta de madurez emocional. Es un término peyorativo que describe a alguien que, a pesar de su edad, no está a la altura de las expectativas sociales para un adulto.)

Meng Ying se giró hacia Xu Dian.

El hombre cruzó sus largas piernas, con la camisa y la corbata ligeramente sueltas, parecía guapo y relajado, pero sus palabras contenían algo de verdad. Meng Ying frunció los labios y preguntó: “¿Quieres agua?”

“¿Qué tal si bebes tú en su lugar?” – Xu Dian entreabrió los ojos con un brillo juguetón.

Meng Ying arqueó una ceja: “Claro, adelante.”

En cuanto terminó de hablar, Xu Dian se inclinó, con una mano en el respaldo del sofá detrás de Meng Ying, y besó sus labios rojos. Meng Ying no tuvo más remedio que recostarse en el sofá, su mano izquierda le tocó el rostro mientras inclinaba la cabeza, dejándose besar. Sus lenguas se entrelazaron, y la otra mano de Xu Dian se movió lentamente hacia su cintura.

Meng Ying le apretó la mano.

Ella le mordió la lengua ligeramente.

“¡Ouch!”

Él contuvo la respiración.

Afuera, se oyó un ruido metálico.

Meng Ying apartó la cara y se inclinó para mirar.

Meng Xiao permaneció indeciso en la puerta, sosteniendo la escoba cubierta de pelusa de algodón. Las orejas del chico de diecisiete años estaban rojas como platos; tal vez no esperaba presenciar una escena tan íntima.

Meng Ying permaneció imperturbable y ordenó: “¿Terminaste de barrer? Trapea el suelo una vez más, asegúrate de escurrir bien la fregona, abre las ventanas y enciende el ventilador. Después de trapear, ventila la habitación lo más rápido posible.”

“De acuerdo.” – Dijo Meng Xiao, dándose la vuelta y saliendo.

“Así me gusta más.” – Xu Dian se recostó en el sofá, lamiéndose la comisura de los labios, e incluso elogió a Meng Ying.

Meng Ying lo miró.

Una risa fría resonó en su corazón.

‘Perro.’

Enseguida, Meng Xiao terminó. Meng Ying se levantó para comprobarlo. Como la cama estaba vacía, aún tenían que tender las colchas y demás. Xu Dian se apoyó perezosamente en la puerta y dijo: “En realidad, podría dormir contigo…”

“Yo no quiero dormir contigo.” – Respondió Meng Ying con frialdad.

Xu Dian entrecerró los ojos, pero no dijo nada.

Después de que todo terminó, Meng Ying aplaudió y se dio la vuelta para irse. Al pasar junto a Xu Dian, dijo: “Si no te acostumbras a dormir aquí, deberías volver temprano.”

Xu Dian la miró.

Él soltó una risita.

“Me acostumbraré perfectamente.”

Meng Ying sonrió levemente y no dijo nada.

Xu Dian tenía cinco propiedades en Licheng, además de su residencia principal, las que más frecuentaba eran la casa en la ciudad de Shanshui y una villa en la bahía de Yunyue. En el pasado, ella había tenido acceso a ambas. Sus casas estaban todas bien decoradas, y él estaba acostumbrado a vivir solo, por lo que sus casas siempre eran tranquilas.

Era muy diferente de la de ella, que estaba cerca de una calle transitada y siempre era ruidosa.

Al anochecer, se daría cuenta de lo ruidosa que era.

Después de ordenar la habitación, los dos bajaron las escaleras.

Al abrir la puerta con mosquitera, vieron a un joven erudito sentado cortésmente en el sofá, con sus finos dedos apoyados en la muñeca de Meng Yulin.

Al oír el alboroto, el hombre levantó la vista.

Hoy, Liang Ye no llevaba mascarilla, lo que dejaba al descubierto su rostro refinado y atractivo.

Meng Ying lo encontró familiar, pero no lo reconoció.

Meng Yulin levantó la vista con vacilación y se presentó: “Meng Ying, este es el médico de cabecera de ayer. Pasó por aquí y vino a ver cómo estaba.”

Después de hablar, se sintió un poco culpable y no se atrevió a mirar a Xu Dian, que estaba detrás de Meng Ying.

“Hola, Dr. Liang.” – Saludó Meng Ying con serenidad.

Vivir en un pueblo pequeño tenía sus ventajas. Si bien a los vecinos les encantaba chismear y entrometerse, también significaba que, si conocías a un médico, podría pasar por tu casa o, en casos urgentes, incluso podías llevar a alguien a su casa para una revisión. No era como en las grandes ciudades, donde todos mantenían la puerta cerrada y la mente cerrada.

“Hola, señorita Meng.” – Saludó Liang Ye también cortésmente, pero sus ojos se encontraron con los del hombre detrás de Meng Ying. El hombre tenía un cigarrillo en la boca y sus ojos no reflejaban calidez al devolverle la mirada.

El ambiente era tenso.

Dicen que las mujeres tienen una intuición muy fuerte.

Y los hombres también la tienen. Xu Dian abrazó a Meng Ying por la cintura frente a Liang Ye y, con el cigarrillo aún en la boca, le habló en voz baja y fría: “¿Es este el chico con el que tus padres querían emparejarte?”

“¿Mmm?”

Meng Ying ladeó ligeramente la cabeza. – “Parece mejor que tú.”

Xu Dian: “…”

Sus brazos alrededor de su cintura se apretaron.

Como si quisiera aplastarla.

Su posesividad era abrumadora.

La mirada de Liang Ye se detuvo en la gran mano que descansaba sobre la cintura de la chica durante unos segundos antes de apartar la mirada y volverse hacia Meng Yulin.  – “Tío Meng, asegúrate de descansar bien. Dormir es muy importante.”

“Lo haré.” – Dijo Meng Yulin, levantándose para acompañar a Liang Ye.

Después de que Liang Ye se fuera, Meng Yulin se giró y miró a Xu Dian.

La expresión del hombre no era muy agradable, sus gafas reflejaban la luz, dando una sensación de frialdad.

El ambiente se tensó por un momento, pero por suerte, Chen Jiao regresó con la compra. Después de estar fuera un rato, Chen Jiao se veía renovada y alegre. Al entrar, dijo: “Ah, acabo de ver al Dr. Liang en casa. ¿Qué dijo? También me encontré con su madre en el mercado, le dije que Meng Ying ya tiene novio, así que no necesitamos presentarlos.”

Xu Dian arqueó una ceja y rió entre dientes.

Meng Ying percibió la suficiencia en su voz.

Meng Yulin también respiró aliviado y dijo que prepararía té, indicándole a Chen Jiao que empezara a cocinar.

Chen Jiao se dirigió a la cocina.

Chen Jiao favorecía a los hijos sobre las hijas, le encantaba cotillear, era dominante en casa y le gustaba controlarlo todo, pero su única cualidad redentora era su eficiencia y capacidad para las tareas domésticas. El estilo de limpieza de Meng Ying estaba algo influenciado por ella.

Con Chen Jiao cerca, Meng Ying rara vez tenía que hacer muchas tareas domésticas. Trabajar con Chen Jiao era una tortura: la regañaba y criticaba constantemente, quejándose de que Meng Ying no hacía las cosas bien. Antes, Meng Ying soportaba sus regaños con la cabeza gacha, pero luego aprendió a evitar las tareas del hogar para escapar de las reprimendas.

Como mucho, Chen Jiao la llamaba perezosa y decía cosas como: ‘Nadie te querrá en el futuro.’

Meng Ying se sentó en el sofá de dos plazas.

Xu Dian se sentó a su lado. Le ofreció un cigarrillo a Meng Yulin, quien lo aceptó y estaba a punto de encenderlo cuando Meng Ying lo miró fijamente. Meng Yulin exhaló y dejó el cigarrillo, diciéndole a Xu Dian: “No estoy muy bien de salud, así que no puedo fumar por ahora.”

Xu Dian asintió, de reojo, miró a Meng Ying, esperando que le dijera que tampoco fumara.

Pero Meng Ying estaba revisando su teléfono, navegando por Weibo, y no le prestó atención.

Los largos dedos de Xu Dian se apretaron con fuerza, haciendo chasquear el cigarrillo. Lo tiró a la basura y se recostó, arqueando una ceja mientras escuchaba hablar a Meng Yulin.

En ese momento.

El teléfono de Meng Ying vibró.

Xu Dian bajó la mirada.

Xu Qing: [“¿Te siguió a casa? ¿Qué pasó después?”]

Meng Ying: [“Lo usé para ahuyentar al chico con el que mi madre quería emparejarme.”]

Anterior Novelas Menú Siguiente

 

Nameless

Compartir
Publicado por
Nameless

Entradas recientes

Sustituta – 43

Capítulo 43: Amigos   El vehículo comercial negro se incorporó al tráfico, y solo entonces…

5 horas hace

Sustituta – 42

Capítulo 42: Regresando a Licheng   En mitad de la noche, Meng Ying se despertó…

5 horas hace

Sustituta – 41

Capítulo 41: Escudo   Xu Dian vio toda la pantalla de chat y su expresión…

5 horas hace

Sustituta – 39

Capítulo 39: Antecedentes familiares   Meng Ying lo apartó con fuerza y ​​levantó la vista.…

5 horas hace

Sustituta – 38

Capítulo 38: Ciudad de Jianghui   Se necesitan cuatro horas para viajar de Licheng a…

5 horas hace

ROTOS 100

Entre la Academia Pingtong y la Academia Militar Damocles no había más que la distancia…

1 día hace

Esta web usa cookies.