test

test

Capítulo 22: Ji Ling

 

Las chicas gritaban aterrorizadas una tras otra, retorciéndose y esquivando, mientras sollozaban y suplicaban clemencia de forma intermitente. Un hombre corpulento, que parecía ser el líder, molesto por los gritos, agarró por el cuello a una chica que gritaba y se retorcía, la levantó en el aire como si fuera un polluelo y la abofeteó dos o tres veces con el dorso de la mano, maldiciendo:

“¡Malditas puta4s! ¡Si siguen llorando, las mataré aquí mismo! ¡Si no quieren morir, compórtense!”

Dicho eso, arrojó a la llorosa chica al suelo como si fuera un saco de arena, la niña, que lloraba a lágrima viva, rodó varias veces por el suelo con un ‘plof’, y su horquilla se rompió mientras la paja se le pegaba a los mechones despeinado, la chica luchó por incorporarse, respirando con dificultad, y solo entonces tosió dos o tres bocanadas de sangre.

La prisión quedó en silencio de repente, las chicas ya no se atrevían a llorar, solo miraban con los ojos abiertos, temblando, con la boca tapada para ahogar los gritos silenciosos que les salía de la garganta.

El hombre corpulento recorrió con su mirada lobuna a los presentes y señaló con el dedo a Jun Min Xin y a la señorita Shen, diciendo fríamente: “¡Tú y tú! ¡Levántense!”

Las pestañas de la señorita Shen, como mariposas, revolotearon y abrió los ojos; y en ellos se vio una mirada clara que traspasaba el mundo de los mortales. Pareció curvar los labios en una sonrisa y se acercó hacia allí por su cuenta, arrastrando la cadena de plata que tintineaba en su muñeca.

Jun Min Xin aflojó lentamente los puños, escondió la insignificante horquilla de cobre en su manga y se quedó obedientemente junto a la señorita Shen, con la cabeza gacha.

“¡Llévenlas a asearse y luego envíenlas los aposentos del gobernador del condado!”

En medio de una atmósfera sombría, las ocho doncellas terminaron de lavarse y se vistieron con túnicas de palacio de gasa, con el cabello recogido flojamente detrás de la nuca. Luego, una robusta doncella del palacio les volvió a poner las cadenas de plata y sus ojos también fueron cubiertos con una seda negra. Jun Min Xin, como una ciega que era incapaz de ver nada fue conducida a un lugar desconocido, en medio de la oscuridad y los gritos de urgencia.

Cuando a Jun Min Xin le quitaron la venda de seda negra de los ojos, la intensa luz de las velas le picaron los ojos, se llevó la mano a los ojos un momento antes de adaptarse a la luz. En cuanto pudo ver con claridad su entorno, se sobresaltó.

Era una habitación extremadamente lujosa y suntuosa: tejas vidriadas en el techo, ladrillos de jade azul en el suelo y perlas luminosas en el techo; mesas y sillas de caoba tallada, cojines de seda Shu con cientos de flores bordadas, cortinas de loto ligeramente recogidas y gasas de seda de escualo por todas partes; borlas doradas colgaban de las cortinas, porcelana azul y jarrones rosa adornaban los estantes, las mesas con delicado jade rojo sangre, alfombras de lana de las regiones occidentales en el suelo, las paredes cubiertas con coral y cálido jade y esculturas de figuras celestiales volando, vigas talladas y pintadas, con incrustaciones de oro y jade, y un enorme biombo dorado que mostraba la imagen de cientos aves rindiendo homenaje al fénix en el dormitorio, parecía a la vez real y surrealista, como un país de las hadas de la dinastía Ming, ¡la máxima expresión de la extravagancia!

La luz de las velas y las perlas luminosas se complementaban, y una miríada de preciosas joyas brillaban con gracia y en ese dormitorio, incluso la mujer más deslumbrante palidecería en comparación, sintiéndose inferior.

“Este Pequeño Palacio Li, en comparación con el Gran Palacio de la Emperatriz en aquel entonces, es incluso mejor.”

Un suave suspiro llegó a sus oídos, y Jun Min Xin se giró para ver a la señorita Shen, que no sabía cuando había aparecido a su lado. Mirando a su alrededor, vio a las otras seis doncellas, perdidas en un mundo onírico de innumerables tesoros, completamente inconscientes de dónde se encontraban.

“Si pudiera casarme con un miembro de este palacio, ni siquiera la muerte importaría.” – Se lamentó una joven de rostro ovalado.

Esas palabras resonaron como una gota de agua en aceite hirviendo, causando un fuerte eco que reverberó violentamente. Las otras doncellas, olvidando su anterior pena y peligro, contemplaron las joyas con admiración, soñando despiertas con casarse con el hijo del gobernador del condado.

Justo en ese momento, la voz lánguida de un joven emanó repentinamente desde detrás del enorme biombo dorado de ‘los Cien Pájaros rindiendo homenaje al Fénix.’ – “Parece que están bastante satisfechas con mi hogar…”

Era una voz baja y seductora, agradable pero increíblemente peligrosa, que se te enredaba en el corazón como una telaraña si no tenías cuidado.

El hombre tras la pantalla parecía haber estado observando sus reacciones desde las sombras y tras una larga pausa, rió entre dientes. – “Li Liuyun dijo que dos bellezas muy interesantes vinieron esta noche. Hmm, déjenme echar un vistazo más de cerca.”

Dicho esto, una figura esbelta se levantó del sofá y emergió lentamente de detrás del biombo.

Vestido de rojo como el fuego, la corona en su cabello tan negra como la tinta y sus ojos oscuros tan encantadores como los de un demonio. El cálido resplandor de la luz de las velas cayó en capas sobre su rostro, y las sombras oscuras se desvanecieron gradualmente, revelando un rostro notablemente delicado: cejas como cortadas con tinta, ojos de fénix estrechos y alargados, nariz puntiaguda y labios finos. Llevaba una túnica carmesí con mangas anchas, su cabello negro y su túnica roja resaltaban su piel, que parecía más blanca que la nieve. Su rostro era tan hermoso como una corona de jade, y todo su cuerpo exudaba un resplandor impropio de un hombre…

Aunque había especulado mil veces en su mente y hecho cien preparativos, Jun Min Xin no pudo evitar quedarse atónita, nunca se lo había imaginado: ‘¡el gobernador del condado de Li era en realidad un hombre! ¡Y un hombre muy joven y hermoso, además!’

Sí, guapo no… A Jun Min Xin no se le ocurrió otra palabra que ‘Hermoso’ para describir al ardiente hombre de carmesí que tenía ante ella, incluso de pie en el Pequeño Palacio Li lleno de tesoros, ¡él seguía siendo el rayo de luz más deslumbrante!

Tan deslumbrante que incluso, al entrar en contacto con su figura, ¡su vista parecía quemar!

“¿Por qué se han vuelto tan tontas? No se sorprendan todavía; la diversión ni siquiera ha comenzado.” – El hombre hizo un gesto con la mano para que retiraran el biombo dorado y se reclinó en el diván de seda de Xiangxiu, con una sonrisa sardónica en los labios. – “Permítanme presentarme. Mi apellido es Ji, mi nombre de pila es Ling, y soy el tercer gobernador hereditario del condado de Li…”

‘¿Qué pasa? ¡Este hombre no es Ji Ru!’ – Jun Min Xin estaba confundida. – ‘¿Quién es? ¿Es el hijo de Ji Ru? ¿Dónde se había metido el ex gobernador del condado, Ji Ru?’

Justo cuando estaba absorta en sus pensamientos, el gobernador del condado, vestido de rojo, Ji Ling, hizo un gesto con la mano, llamando a los asistentes fuera del salón y una sonrisa inescrutable curvó sus labios. – “¡Preparen el banquete, toquen la música! Este gobernador desea tener una buena charla con las bellezas.” – Enfatizó las últimas palabras, sus ojos oscuros escudriñando a las jóvenes, que parecían corderitos conducidos al matadero y antes de darse cuenta, el brillo de la habitación fluía por sus ojos.

Pronto, alguien acercó varias mesas de caoba, que no tenían nada más que vino y carne. Entonces, un grupo de músicos vestidos con trajes tradicionales subió con instrumentos como el laúd, cítara china y flauta, y comenzaron a tocar y cantar.

Jun Min Xin y las demás fueron obligadas por los sirvientes a sentarse a la mesa y ante cada una de ellas yacía un gran plato de carne blanca cocida y humeante, que emanaba un calor grasiento. Las chicas fruncieron el ceño, y Jun Min Xin, que no estaba acostumbrada a la carne grasosa, sintió náuseas.

“Este es el plato estrella de este gobernador: carne blanca hervida.”

Ji Ling se recostó perezosamente en el diván, como una bestia hermosa pero peligrosa y una suave sonrisa se dibujó en su rostro y dijo: “He preparado esto especialmente para todas las hermosas damas, es un gesto considerado de mi parte; espero que lo aprecien.”

Las doncellas se miraron unas a otras desconcertadas, pero ninguna se atrevió a tomar los palillos. Al ver eso, la sonrisa en la comisura de los labios de Ji Ling se suavizó aún más, casi tan suave que parecía agua. – “¿Qué belleza me honrará comiendo más carne? A esa la tomaré por esposa y le dejaré disfrutar de riqueza y gloria* de por vida. ¿Qué les parece?”

(N/T: *榮華富貴 (róng huá fù guì) es un chengyu (idioma chino de cuatro caracteres) que significa «gloria, esplendor, riqueza y nobleza». Se utiliza para describir la vida de una persona con un estatus social muy elevado y una gran fortuna.)

En cuanto terminó de hablar, la joven de rostro ovalado y la otra joven de cejas de sauce y ojos de fénix tomaron los palillos casi con impaciencia y comenzaron a comer carne a grandes bocados. Las otras cuatro chicas dudaron un momento, luego tomaron sus palillos y picaron un gran trozo de carne blanca, grasosa y caliente, frunciendo el ceño y obligándose a dar unos pequeños bocados.

Jun Min Xin realmente había perdido el apetito, levantó la cabeza y miró a la señorita Shen, que estaba frente a ella, solo para ver que ella también la miraba con una expresión complicada.

Mientras tanto, Ji Ling observaba con interés las reacciones de las bellezas. De repente, soltó una risita, que se hizo cada vez más fuerte, hasta que finalmente se echó a reír a carcajadas, se golpeó el pecho y pateó el suelo, con el cabello suelto, como si hubiera presenciado la escena más ridícula del mundo. Su largo cabello oscuro se arremolinaba como una serpiente en un mar de ropa carmesí, una visión singularmente seductora y cautivadora.

“¡Jajajajajajajajaja!”

La risa estruendosa, acompañada por el sonido de la cítara y el arpa, fue abrupta y extraña, su ropa revoloteaba como mariposas rojo sangre, y su risa se volvió aún más temeraria y desenfrenada. Las doncellas no pudieron evitar dejar los palillos y lo miraron con asombro, desconcertadas por su inexplicable comportamiento.

La risa de Ji Ling se detuvo de repente, su expresión cambió rápidamente a una hosca y la dulzura en sus ojos se transformó instantáneamente en una siniestra.

Su expresión cambió tan rápido; que Jun Min Xin pensó que ¡nunca había visto a nadie tan voluble!

Ji Ling extendió sus largos y blancos dedos, examinando cuidadosamente el resplandor de la perla nocturna, acariciando sus uñas recortadas con gran redondez y belleza, dijo lenta y suavemente con voz sombría. – “Olvidé decirles que la carne en sus cuencos… es carne humana.” – Hizo una pausa y volvió a reírse para sí mismo. – “¡La carne de las bellezas que pasaron la noche conmigo anoche! ¡Jajaja! ¡Este gobernador las mató a todas, las cortó en pedazos, las echó a una olla grande para cocinarlas y dárselas de comer! ¡Jajajaja!”

Se hizo un silencio sepulcral. Las chicas que habían comido la carne se quedaron mirando con incredulidad durante unos segundos, luego palidecieron y vomitaron. Peor aún, incluso algunas, pálidas, se rascaron la garganta, gimiendo y sollozando desesperadas.

La desesperación de las chicas pareció alimentar el deseo sádico de Ji Ling, quien mientras reía a carcajadas, dijo con saña: “¡Cómanlo todo! Si se lo comen, las dejaré ir. ¡Quien no lo termine, será a la que cocine mañana!”

El corazón de Jun Min tembló incontrolablemente y por fin comprendió: el hombre que tenía ante ella no solo era solo la obra maestra más perfecta del cielo, ¡sino también la más terrible! Poseía la apariencia de un dios, ¡pero el corazón de un demonio serpentino!

¡Una belleza venenosa, peligrosa e impredecible! ¡Que se deleitaba destruyendo todo lo bello del mundo!

El hombre seguía riendo, como una amapola en flor. – “Quien se atreva a comer será liberado. ¿Nadie se atreve a comer?”

De repente, se oyó el golpeteo de palillos contra un cuenco de porcelana. Aunque muy sutil, llegó clara y nítidamente a oídos de todos los presentes.

Jun Min Xin levantó la vista y no pudo evitar quedarse atónita: ¡era la señorita Shen! Esa mujer etérea y trascendente, como un hada, estaba sosteniendo los palillos con firmeza, recogiendo esa repugnante carne blanca y llevándola a sus labios rosados ​​como cerezas, haciendo tintinear la cadena de plata en su muñeca.

La risa de Ji Ling se detuvo abruptamente, un silencio sepulcral reinó en los alrededores y nadie se atrevió a hablar. Solo el sonido persistente de la cítara y el tintineo de los palillos de la señorita Shen contra el cuenco de porcelana resonaba en el aire.

La expresión de Shen era tan tranquila como el agua, tras tragar unos bocados de carne, dejó los palillos, sonrió suavemente a Ji Ling, juntó las manos e hizo una reverencia: “¡Gracias por su amabilidad, gobernador del Condado!”

La fría mirada de Ji Ling estaba fija en el rostro de la señorita Shen, como si intentara desesperadamente detectar incluso un atisbo de disgusto o miedo en sus hermosos rasgos. Tras un largo silencio, preguntó inexpresivamente: “¿Qué tal?”

La señorita Shen levantó la vista, sonrió y dijo con palabras claras y definidas: “Un poco más ligero y un poco de sal lo haría más delicioso.”


Nota del autor: Aunque Ah’Ling es un poco pervertido… ¡Uf, el gusto perverso de una aristócrata retorcida! En realidad, prefiero a Shen Liangge~.

Anterior Novelas Menú Siguiente

 

Nameless

Compartir
Publicado por
Nameless

Entradas recientes

LTDLP – 24

Capítulo 24: Una Batalla Mortal   Al escuchar la familiar voz del joven proveniente de…

56 minutos hace

LTDLP – 23

Capítulo 23: Pendiendo de un hilo   (N/T: "千鈞一髮" (qiānjūn yīfà) = Significado literal: "Tres mil…

57 minutos hace

LTDLP – 21

Capítulo 21: Crisis   Jun Min Xin sintió como si le hubieran echado un balde…

58 minutos hace

EGDD 231

El día que Lot salió después de haberse colado en una habitación secreta, el mayordomo…

2 días hace

EGDD 230

Aran dijo en el carruaje camino a casa. “¿No es extraño? ¿Por qué sigue en…

2 días hace

EGDD 229

“Si te gustaban las flores, ¿tenías también un jardín aparte?” No le gustaban las grandes…

2 días hace

Esta web usa cookies.