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Capítulo 9: El traidor

 

En el otoño del trigésimo primer año de la era Zhenwu, la dulce fragancia del osmanto flotaba en el aire, y las hojas de arce frente al Salón Chaolu*, de un carmesí intenso como el fuego, caían por todas partes, cubrieron el suelo con un manto carmesí.

(N/T: 朝露殿 = Chaolu Hall = Salón del rocío matinal.)

Con un largo vestido blanco y su cabello oscuro ondeando al viento, Jun Min Xin se sentó sola bajo el arce frente a su dormitorio, sus dedos blancos y tiernos como cebolletas, pulsaban las cuerdas de su pipa, mientras sus grandes ojos, serenos y tiernos, contemplaban el susurro de las hojas que caían.

Después de levantarse temprano por la mañana, meditaba en silencio abrazando su pipa, cultivando su cuerpo y mente; había sido un hábito que había mantenido consistentemente durante los últimos cinco años.

Al crecer y fortalecerse poco a poco, la mirada de Jun Min Xin, de trece años, seguía siendo dulce y hermosa, pero ahora poseía cierta calma ante la adversidad que no se inmutaba, y ​​su sonrisa habitual en sus labios se volvía cada vez más inescrutable. Al hablar, su voz seguía siendo suave, pero con una firmeza irresistible. Todo en ella parecía haber cambiado, y sin embargo, nada parecía haber cambiado…

Durante los últimos cinco años, su madre se había vuelto cada vez más silenciosa y retraída y su padre, constantemente ocupado con sus deberes oficiales, parecía distanciarse deliberadamente de ella. Chen Ji finalmente le abrió su corazón y le sonrió con sinceridad en los últimos años, sin mostrarse tan distante… Lo único que parecía no haber cambiado era la sonrisa radiante y generosa de Jun Xian.

El sonido de pasos menudos detrás ella, interrumpieron su meditación y una joven funcionaria vestida con túnica azul y negra se acercó, se levantó la túnica e hizo una reverencia ante Jun Min Xin y dijo:

“Esta humilde sirviente, Gu Qinshu, se inclina ante Su Alteza.”

Dado que el predecesor del Reino Jing fue el Reino Matriarcal de Li, muchas creencias profundamente arraigadas eran difíciles de cambiar de la noche a la mañana, como la idea de que la mujer tenía un estatus superior. Así, a pesar de que el Reino de Jing estaba bajo el dominio masculino, las mujeres también podían entrar en la corte y convertirse en funcionarias y luchar en el campo de batalla. La coexistencia de hombres y mujeres sirviendo juntos en la corte ha persistido durante décadas.

En los últimos años, el Rey Jing ha buscado convertir a Jun Min Xin en una heredera cualificada al trono y ha comenzado a involucrarla en asuntos políticos. Como futura Reina de Reino de Jing, naturalmente necesitaba estar rodeada de un grupo de funcionarios leales y competentes. Entre los funcionarios seleccionados a principios de este año, Jun Min Xin sintió simpatía a primera vista por esa joven, capaz e íntegra funcionaria, la Secretaria Principal* Gu Qinshu.

(N/T: 主簿 (Zhubu) era un título de un puesto oficial de la antigua China, que se puede traducir aproximadamente como secretario principal o jefe de registros. Era responsable de gestionar la documentación oficial y los registros (书簿籍, wénshū bùjí). Supervisaba los sellos oficiales y se encargaba de la redacción de documentos y la gestión de archivos.)

La música de la pipa se detuvo. Jun Min Xin desvió la mirada de las hojas caídas que revoloteaban hacia el rostro de Gu Qinshu y dijo con una leve sonrisa: “Secretaria Principal Gu, ¿ha terminado las cuentas?”

Gu Qinshu levantó un libro de contabilidad de cuero rojo con ambas manos por encima de la cabeza y dijo respetuosamente: “El tesoro nacional gasta seis millones quinientos mil taels al año, de los cuales dos millones ochocientos mil son tributos a la dinastía Jiang en forma de seda, oro y plata; el Ministerio de Guerra gasta un millón cincuenta mil taeles en total, de los cuales seiscientos mil se destinan al reclutamiento, raciones militares y armaduras del ejército, trescientos ochenta mil taeles a la forja de armas y quinientos veinte mil taeles a recompensas por la victoria y subsidios para soldados heridos, discapacitados y fallecidos; los gastos de ritos ancestrales de la corte Imperial y salarios oficiales ascendieron a un millón de taeles, y los gastos para la ayuda para desastres como sequía y tormentas de nieve ascendieron a un millón doscientos mil taels; la recaudación de impuestos de otoño de este año ascendió a diez millones de shi y después de deducir las reducciones y exenciones fiscales debidas a la reciente sequía en los tres condados al norte del río, el tesoro nacional tiene un superávit de un un millón trescientos mil shi en comparación con el año pasado. Aquí tiene el libro de cuentas, ¡Su Alteza la Princesa, por favor, revíselo!”

Jun Min Xin sirvió personalmente una taza de té verde de brotes tiernos y se la entregó, tomó el libro de cuentas y comenzó a hojearlo, diciendo: “Lezhi ha hecho un gran trabajo, levántate y ven a probar el té del Salón Chaolu.

Lezhi era el seudónimo de Gu Qinshu, tras dos vidas, Jun Min Xin comprende profundamente las formas de tratar a las personas y de comportarse en el palacio interior. Sabía que carecía de la poderosa influencia de su abuela y que no podía conquistar el mundo mediante políticas severas ni la fuerza, solo podía cultivar la cercanía con sus subordinados y ganarse sus corazones mediante la benevolencia y amabilidad.

La secretaria principal Gu se sintió, en efecto, un tanto halagada, levantó su rostro elegante y hermoso, con los ojos brillantes, y dijo: “¡Gracias, Princesa, por su amabilidad!”

Jun Min Xin siempre había sido una persona erudita, inteligente y con una memoria excepcional, pero el carácter débil en su vida anterior había oscurecido sus logros. Ahora, sin embargo, las cosas eran diferentes, de un vistazo, se la vio estudiando detenidamente el libro de cuentas una línea tras otra; las páginas crujían como el viento, sus dedos tamborileaban sobre sus rodillas mientras comenzaba a hacer cálculos mentales.

¡En menos de media hora, Jun Min Xin había completado rápidamente el grueso libro de cuentas! Después de dejar el libro de cuentas, tomó un sorbo de té, que sorprendentemente aún estaba caliente.

“Los números de gastos y usos en el libro de cuentas están claramente detallados, y los cálculos son precisos hasta el último céntimo. Lezhi, ha hecho un gran trabajo por lo que agradezco tu dedicación.”

La secretaria principal Gu hizo una rápida reverencia e inclinó la cabeza en señal de respeto: “Es mi deber, Princesa, sus palabras son demasiado amables.”

“Sin embargo, hay algunas cosas que no entiendo bien sobre la recaudación de impuestos de otoño de este año. Lezhi, por favor, échale un vistazo.” – Jun Min Xin abrió el libro de cuentas, tocando ligeramente varios puntos con sus finos dedos, y dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. – “Aquí, aquí y aquí… El condado de Li, en el extremo sur, siempre ha sido un condado grande comparable a la capital real, excepcionalmente próspero y rico, incluso según el plan quinquenal, sigue siendo muy próspero, con una población de 500.000 habitantes podría pagar no menos de un millón de shi de dinero y grano. Sin embargo, en los últimos dos años, solo se han recaudado 630.000 shi. ¿Se han tragado el resto?”

“Esto…” – La secretaria principal Gu se sorprendió, sabiendo que seguramente los funcionarios de menor rango estaban detrás de eso, pero su rostro permaneció impasible y dijo: “¡Investigaré de inmediato!”

Jun Min Xin sonrió en su corazón y asintió, con los ojos claros sin una pizca de impureza. – “Gracias por tu arduo trabajo, Lezhi, puedes irte. Deja este libro de cuentas aquí por ahora, se lo daré a mi padre más tarde.”

Gu Qinshu asintió apresuradamente e hizo una reverencia para despedirse.

Jun Min Xin cerró el libro de cuentas, se levantó con su pipa en brazos y regresó a su habitación, sin embargo, por el rabillo del ojo, vislumbró una figura pálida que pasaba apresuradamente por la puerta lateral. Desconcertada, preguntó con voz suave:

“¿Quién anda ahí?”

La figura familiar se dio la vuelta y echó a correr; Jun Min Xin gritó: “¡Alto ahí!”

Antes de que pudiera terminar de hablar, una piedra salió volando por los aires, impactando a la figura que huía de lleno en el tobillo, con un grito de sorpresa, cayó al suelo, incapaz de levantarse por un tiempo.

‘Es la doncella Yun Huan. ¿Estaba escuchando a escondidas? ¿Por qué haría eso? ¿Quién la envió?’

Los pensamientos de Jun Min Xin corrían a toda velocidad, pero ella se acercó con calma y una expresión amable y serena en su rostro, dirigiéndose a la doncella que parecía aterrorizada, sonrió ligeramente: “Es Yun Huan. ¿Por qué estás tan nerviosa?”

Yun Huan negó con la cabeza apresuradamente. – “¡No, no es nada! Esta sirvienta le preparará té a la Princesa… Dicho esto, se puso de pie con dificultad, dio un solo paso y se desplomó en el suelo por el dolor.

“¿Cómo pudiste ser tan descuidada? ¿Te torciste el tobillo?” – Dicho esto, se inclinó para ayudar a Yun Huan a levantarse, Yun Huan se estremeció, retrocedió un paso atrás con el rostro pálido, aterrorizada por Jun Min Xin. La sonrisa en el rostro de Jun Min Xin se mantuvo, solo suspiró imperceptiblemente mientras gritaba al interior del palacio. – “Mu Jin, Jin Lan, ayuden a Yun Huan a descansar, recuerden ponerle un poco de medicina.”

“¡Ahí vamos!” – Inmediatamente, dos hermosas doncellas vestidas de verde salieron corriendo del Salón Chaolu, ambas tenían entre trece y catorce años, llevaban dos moños en espiral y camisas verdes con las mangas arremangadas, luciendo inteligentes y capaces. Ambas tenían una edad similar a la de Jun Min Xin, y ella las había seleccionado personalmente entre las jóvenes doncellas que habían entrado al palacio el año anterior y además, Min Xin era conocida por su amabilidad, por lo que esas dos doncellas eran totalmente leales a la Princesa.

Las dos doncellas, una a cada lado, cargaron a Yun Huan y atravesaron la puerta de la lateral hacia el patio donde vivían los sirvientes. Jun Min Xin contempló la figura distante de Yun Huan, absorta en sus pensamientos.

“Princesa.” – Dos figuras descendieron sigilosamente de un arce cubierto de hojas carmesí y se arrodillaron ante ella, ambas llevaban una máscara que les cubría la mitad del rostro y vestían de negro, como guardias de las sombras. En ese momento, el guardia de las sombras más alto, a la derecha, declaró respetuosamente: “¡Informo a Su Alteza la Princesa! Hasta donde sé, la Gran Dama de la Corte, Yun Huan, ha mantenido numerosas reuniones privadas con Wang Shoude, el Subcomandante Adjunto de la Guardia Real, por favor, tenga cuidado con ella, Princesa.”

‘¿Una doncella reuniéndose en secreto con el Subcomandante Adjunto, que está al mando de 30.000 guardias reales?’

Recordando la tragedia de la enemistad de sus padres y la tragedia de su madre en su vida anterior, Jun Min Xin bajó los párpados para ocultar la solemnidad en sus ojos y una leve sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios: “No se arrodillen todavía, levántense y hablen. Esa reunión secreta podría ser algo importante o algo insignificante; si es un simplemente un encuentro romántico bajo la luna, no hay necesidad de golpear a los patos mandarines*. Pero si es una conspiración…”

(N/T: «棒打鴛鴦» (bàng dǎ yuān yāng) significa literalmente «golpear a los patos mandarines» y es un dicho chino que se usa para describir la acción de separar forzadamente a una pareja enamorada o a un matrimonio.)

Al oír eso, el alto Guardia de la Sombra, vestido de negro, dijo con voz grave: “¿Quiere que este humilde sirviente elimine a esa persona?”

“Déjenlo en paz por ahora, tengo mis propios planes.” – Tras una pausa, Jun Min Xin ladeó ligeramente la cabeza y ofreció a los dos Guardias de la Sombra una sonrisa amable. – “Hermano Xu Wu, Hermano Duan Qing, ¡han trabajado duro como Guardias de la Sombra soportando el viento y la lluvia, realmente les agradezco!”

Xu Wu era el guardia de la sombra alto, y Duan Qing Yun era el otro, ambos habían conocido a la Princesa cinco años antes. Ese año, la pequeña Princesa Min Xin, de ocho años, fue a llevarle té fresco a Chen Ji al campo de tiro con arco, y Xu Wu y Duan Qing Yun bromearon y se burlaron a un lado:

<“¡La nueva doncella del palacio de este año es tan considerada!”>

Más tarde, cuando oyeron a Chen Ji llamarla “Princesa”, los dos chicos se quedaron horrorizaron al instante. ¡Coquetear con una Princesa en público era un delito grave que podía costarles la cabeza! Pensaron que estaban condenados, pero Jun Min Xin simplemente sonrió suavemente y dijo en voz baja: “¡Gracias a todos por su arduo trabajo!”

…A partir de ese momento, los dos jóvenes sintieron una gran simpatía por ella y más tarde, se ofrecieron voluntariamente para unirse a los Trece Guardias de la Sombra de la Princesa, cuyos nombres en clave eran Xu San y Duan Shiyi. Todos los Guardias de la Sombra eran huérfanos y pasaban la mayor parte del tiempo en rincones oscuros, donde nadie más podía verlos, solo servían a un único amo en toda su vida, como perros leales, guardaespaldas y máquinas de matar.

Después de tantos años, ambos habían asumido que nadie volvería a mencionar sus nombres completos, hasta que Jun Min Xin los llamó con familiaridad y cariño, tan cálidamente como una hermana menor que llama a su ‘Hermano Mayor.’

Ambos levantaron la cabeza con cierta sorpresa y dijeron al unísono y con voz firme: “¡Serviremos a la Princesa, incluso a costa de nuestras vidas!”, dicho eso, las dos sombras negras se movieron rápidamente, desapareciendo de nuevo de la vista.

Jun Min Xin sonrió con satisfacción, pensando: ‘Los guardias de la sombra seleccionados por mi tío y Ah´Ji son realmente confiables.’

Por la tarde, Jun Min Xin llevó el libro de cuentas para entregárselo al Rey Jing, pero inesperadamente, el eunuco le dijo que el Rey Jing había ido a la residencia de Jun Xian. Min Xin pensó que no había visitado la residencia de su tío en más de medio mes, y como de todas formas estaba libre en ese momento, también fue a la residencia de Jun Xian.

Tras salir por la puerta del Palacio y girar a la derecha, la residencia de Jun Xian seguía a unas pocas cuadras de distancia y era la misma que años atrás, solo que en ese momento dos mujeres estaban en la puerta, una era Yun Huan, su doncella, mientras que la otra vestía una túnica palaciega de gasa púrpura, con cabello oscuro y horquillas doradas, su figura era esbelta, y elegante, una verdadera belleza…

‘¿Madre?’ – Jun Min Xin detuvo sus pasos, preguntándose en secreto: ‘¿Qué hace madre parada frente a la puerta de mi tío?’

Justo cuando pensaba eso, la Reina Consorte Liu la vio y lentamente giró su rostro hermoso y pálido y dijo con indiferencia: “Tú también has venido.”

“Madre.” – Jun Min Xin inclinó la cabeza apresuradamente y saludó con respeto. – “Su hija justo iba a buscar a padre para hablar de algo, oí que estaba en casa del tío, así que vine corriendo, no esperaba que madre también estuviera aquí… Madre, ¿por qué no entra?” – Jun Min Xin miró con indiferencia a Yun Huan, que estaba de pie junto a la Reina Consorte, Yun Huan bajó la cabeza aterrorizada, retorciendo del dobladillo de su manga.

La Reina Consorte Liu forzó una sonrisa entre desprecio y burla, con los labios rojos como la sangre moviéndose ligeramente. – “Jun Xian es un hombre realmente extraordinario. Ya es suficiente que tu padre gire en torno a él todo el día, pero incluso tú… Olvídalo, olvídalo, ¡dile al Rey que regrese temprano al Palacio para que no se pierda la cena!”

Dicho eso, sin siquiera mirar a Jun Min Xin, la Reina Consorte Liu se dio la vuelta con gracia y se marchó. Yun Huan, temblando de miedo a su lado, sintió de repente como si la hubieran perdonado y la siguió de inmediato.

¡Ha cambiado, ha cambiado! ¡Mi madre había cambiado! Golpe de Estado, usurpación del trono, intento de asesinato a su esposo; las tragedias de su vida pasada se precipitaron ante sus ojos y Min Xin no podía olvidar la frustración y el resentimiento de su madre, que yacía tendida en un charco de sangre a sus catorce años… Suspiró desconcertada: ‘¿Acaso es imposible cambiar todo eso?’

No quería perder de nuevo su hogar, que una vez fue hermoso y cálido.

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