Capítulo 3: Jun Lian Shu
¡Abuela, por favor, enséñame a ser más fuerte! … «Jun Min Xin»
* * *
En ese momento, Jun Min Xin, abrazando una pequeña estufa, estaba absorta mirando el humo negro que se elevaban del incensario. Entonces, Yun Huan, acompañada por la niñera, abrieron la puerta apresuradamente y un viento frío y aullante y la nieve fragmentada entraron a raudales en la habitación, diluyendo la cálida fragancia.
Yun Huan la envolvió en una capa de zorro blanco y jadeando dijo: “¡Princesa, sígame rápido hasta la puerta de la ciudad! ¡El Rey y la Reina Consorte están arrodillados y me han ordenado que la lleve de inmediato a saludar a los dos mayores!”
‘¿Mayores*?’ – Jun Min Xin se sintió un poco desconcertada, se preguntaba qué otros mayores, aparte del Gran Emperador Jiang y sus abuelos, podría hacer que su padre, el digno Rey Jing, realizara un saludo de rodillas.
(N/T: *»Qianbei» (前輩) significa «senpai» en japonés y se traduce como «mayor» o «persona con más experiencia», similar a «senior». Se usa para referirse a alguien con más experiencia en un campo, en una posición social más alta o en una organización, no necesariamente alguien mayor por edad.)
No fue hasta que llegó a las puertas de la ciudad y se encontró con los supuestos ‘mayores’ frente a la tumba del general He Yang que Jun Min Xin lo entendió todo.
En las puertas de la ciudad, dos figuras, un hombre y una mujer estaban uno al lado del otro. El cabello del hombre era blanco como la nieve y la mujer vestía de rojo como la sangre y vio a su padre y a su madre, tocando el suelo con la frente, postrándose respetuosamente en la nieve, llamando a la mujer “Honorable Madre*.”
(N/T: *母親大人» (mǔqīn dàren) es una frase en chino que se traduce literalmente como «madre adulta» o «madre honorable», pero se usa principalmente para expresar un respeto y formalidad elevados hacia la madre. Es una forma más respetuosa y formal de dirigirse a la madre, similar a cómo se trataría a una persona de alto estatus.)
Jun Min Xin recordaba vagamente haber conocido a su abuela en una vida pasada, sin embargo, en ese momento era tan joven que no podía recordar con exactitud su aspecto. Solo recordaba vagamente los profundos ojos violeta oscuro de su abuela, incluso más hermosos y penetrantes que los de su padre.
Y ahora, la mujer frente a la tumba lucía tan joven y hermosa como siempre, vestida de rojo, con cabello negro y ojos de un violeta profundo, cansados e indiferentes, pero su rostro, sin embargo, era más pálido que la nieve acumulada durante diez mil años. El viento arremolinaba los copos de nieve, haciendo que sus mangas ondearan y su cabello oscuro se enredara como una mariposa rojo sangre a punto de alzar el vuelo.
Décadas pasaron al mismo tiempo, casi toda una vida, y Jun Lian Shu, una mujer cuya huella en la historia fue indeleble, una Emperatriz controvertida, una mujer testaruda y cruel, despiadada y apasionada… que estaba ante ella, aún conservaba una belleza deslumbrante.
Tras unas toses suaves, la suave voz suave y melodiosa de Jun Lian Shu se escuchó, sin ira, pero con autoridad: “Somos simplemente vinicultores de la Villa del Loto Rojo* en la Montaña de Luoxia, venimos aquí para rendir homenaje a nuestro amigo fallecido en las puertas de la ciudad. ¿Por qué están haciendo tanto alboroto? Rey Jing, arrodillarse ante un pecador de un reino caído es indigno de usted… ¡Levántese!”
(N/T: *赤蓮» (Chilian) significa «loto rojo» en japonés y tiene múltiples interpretaciones, que van desde la transformación y el cierre de etapas hasta la muerte y la reencarnación.)
El Rey Jing y la Reina Consorte se levantaron, pero volvieron a inclinarse ante el hombre que estaba junto a Jun Lian Shu, diciendo respetuosamente: “Querido Segundo Padre*.”
(Nota del Autor: El padre biológico de Jun Xuelou no era Ming Yan, sino un antiguo consorte de Jun Lian Shu, llamado Feng Zhao, por lo que Xuelou llama a Ming Yan “亞父 = Ya Fu”, insinuando que es tan noble como su padre biológico. Tras la caída del Reino de Li, Feng Zhao se casó con la Princesa An Ning, Luo Xi Xiu, del Gran Imperio de Jiang, una trama relacionada con la novela anterior. Feng Zhao y la Princesa An Ning tuvieron una hija llamada: Luo Li.)
(N/T: *亞父 = (Yà Fù) significa «padre secundario» o «segundo padre», refiriéndose a alguien que ocupa un lugar similar al de un padre, pero no es el progenitor. Otro significado es un título honorífico para alguien que está «justo por debajo del padre».)
El hombre de blanco era Ming Yan, el Príncipe mudo que perdió la voz por las heridas sufridas en la batalla final, y el único hombre al que la valiente y despiadada Emperatriz del Reino Li, Jun Lian Shu, amó.
El tiempo ha dejado su huella en los hermosos rasgos de Ming Yan, pero él permanece sereno, ajeno al ajetreo del mundo, con una sonrisa suave y amable, que se asemeja a un santo inmortal desterrado a las tierras nevadas… Él ayudó a levantarse al Rey Jing y a su esposa y les sonrió radiantemente.
Esa sonrisa, como las capas florecientes de lotos nevados en una alta montaña, no había disminuido en lo más mínimo respecto a la incomparable belleza y vitalidad de antaño.
De pie lado a lado, la abuela y Ming Yan, eran tan hermosos y armoniosos como una exquisita pintura de tinta china.
Jun Min Xin se quedó boquiabierta y, de repente, se encontró con la mirada de Jun Lian Shu.
Min Xin se sobresaltó ante la insondable profundidad de esos ojos, era como si esos encantadores y penetrantes ojos violeta hubieran visto su yo humilde y cobarde y antes de que pudiera reaccionar, sus piernas cedieron y cayó de rodillas, conmocionada y aterrorizada. ¡En una postura de absoluta sumisión!
… Sin importar el éxito o el fracaso con que se le juzga a un héroe, Jun Min Xin comprendió que ‘¡esa era el aura de un Rey!’
Una oleada de sangre caliente sin precedentes la recorrió, subiendo a su corazón, miró a Jun Lian Shu y se armó de valor para susurrar: “Abuela…”
Jun Lian Shu ladeó la cabeza, observando con una pizca de sorpresa el rostro pálido bajo la capa de piel de zorro, se detuvo un momento y dijo con voz indiferente pero noble: “¿Eres la hija de Xuelou?”
El Rey Jing sonrió levemente y dijo: “Sí, es la nieta de madre, se llama Min Xin y tiene siete años.”
Jun Lian Shu miró a Jun Min Xin y dijo sin expresión: “Levántala, Rey Jing, hace frío en la nieve.” – Tosió suavemente unas cuantas veces, cubriéndose con las mangas y luego preguntó. – “Ah’Yan quiere ver a Feng Zhao. ¿Está en palacio ahora mismo?”
“No. Hace dos años, la hermana Li’er se casó, y mi padre y la Princesa An Ning se mudaron al sur con ella.” – El Rey Jing sacudió la nieve de las rodillas de su hija e inclinó la cabeza respetuosamente, diciendo. – “Pero cuando haga más calor, mi padre y la Princesa suelen volver y quedarse aquí por un tiempo. ¿Por qué no se quedan mi madre y mi estimado segundo padre conmigo dos o tres meses aquí, hasta que mi padre regrese en primavera?”
“No es necesario.” – Tras un momento de silencio, la voz de Jun Lian Shu sonó débilmente. – “Desde la derrota del Reino Li y el incendio de la capital, juré no volver a poner un pie en las puertas de la ciudad.”
Ming Yan hizo un gesto con la mano, con una expresión algo melancólica.
Ming Yan no podía hablar, solo Jun Lian Shu comprendió lo que quería decir, por lo que su expresión se suavizó y dijo: “Sí, es una pena, me temo que no podré volver a verlo. Si Ah’Yan no puede soportar irse, ¿por qué no acompañas a Xuelou al Palacio a echar un vistazo? Aunque ha sido renovado, aún se pueden ver las sombras del antiguo Gran Palacio Li.”
Al ver la preocupación y la vacilación en el rostro de Ming Yan, que parecía querer decir algo, pero se detenía, Jun Lian Shu dijo apresuradamente: “No iré, deja que mi nieta se quede aquí conmigo.” – Señaló a Jun Min Xin, con las yemas de sus dedos cristalinos, que parecían pálidos y transparentes bajo la luz invernal.
Ming Yan relajó su ceño, bajó la cabeza y besó suavemente a Jun Lian Shu en los labios, sus labios se abrieron y cerraron ligeramente, como si le estuviera diciendo algo. Jun Lian Shu se quedó atónita por un momento, luego sonrió comprensivamente y dijo: “Yo también te quiero, Ah’Yan.”
Al oír eso, Ming Yan sonrió en silencio, con una inocencia tan pura como la de un niño al que le dan un caramelo.
El Rey Jing no pudo evitar sonreír y dijo: “Min’er, acompaña bien a la abuela.” – Luego le dijo a Ming Yan. – “Segundo padre, por favor, venga conmigo.”
Aunque la apariencia de Jun Lian Shu seguía siendo la misma que décadas atrás, ella había envejecido al final. Desde que Ming Yan se fue, ella no había dejado de toser, como si quisiera expulsar todos sus órganos internos, se tapó la boca y tosió desgarradoramente, el sonido permaneció reprimido en su pecho, pero su cuerpo se mantuvo obstinadamente erguido.
El cuerpo de Jun Lian Shu tembló levemente, y entonces, hilos de un líquido carmesí se escurrieron entre sus dedos, goteando sobre la nieve, con un carmesí cegador.
Jun Min Xin observó aquello con profunda angustia, ella sabía que la abuela se negaba a toser en voz alta porque temía que Ming Yan, de pie frente a ella, la escuchara y se preocupara. Jun Lian Shu miraba fijamente hacia delante, a la espalda de Ming Yan, con sus fríos ojos ahora llenos de anhelo y profundo afecto…
Sobre la base de los vagos recuerdos de su vida pasada, lamentó tranquilamente en su corazón: ‘Abuela, no sobrevivirá a finales de la primavera del año que viene.’
‘Pero incluso si esta mujer fuerte y testaruda muriera, moriría con orgullo, ¿verdad?’ – Jun Min Xin pensó de repente: ya que el cielo le había dado la oportunidad de renacer, ¿por qué no vivir con orgullo en la cima del mundo como la abuela? Aunque brillara como una estrella fugaz, aunque se apagara como los fuegos artificiales, al menos una vez habría brillado y florecido. ¡Al menos no quería morir humillada y deshonrada como en su vida anterior!
¡Una emoción como nunca antes, como si ya hubiera tomado una decisión entre la vida y la muerte! Jun Min Xin cayó de rodillas sobre la suave y fría nieve y su voz clara e infantil resonó con fuerza en el suelo:
“¡Abuela, por favor, enséñame a ser más fuerte!”
Jun Min Xin, de siete años, se postró en la nieve, el cálido pelaje blanco del zorro le acarició su delicado rostro, empapándose de sus heladas lágrimas. Sopló una suave brisa, y todo quedó en silencio y quietud.
Inesperadamente, Jun Lian Shu simplemente la miró con indiferencia y dijo: “Soy un Rey cruel de un Reino caído, ¿qué podría decir de bueno? Además, con tu personalidad, no eres apta para gobernar el mundo.”
‘¡No soy apta de gobernar el mundo, no soy apta de ser la más fuerte! ¡Estoy destinada a seguir siendo débil, a seguir viviendo sumida en la humillación!’
Esas palabras aniquilaron el coraje que Min Xin había reunido con tanto esfuerzo, levantó la cabeza con desesperación, mirando a la condescendiente mujer de rojo, con lágrimas formándose en las comisuras de sus ojos que se congelaban como escarcha.
“Claramente eres una niña, ¿por qué tus ojos están llenos de desesperación y resentimiento?” – Jun Lian Shu se agachó para ayudar a la aturdida Jun Min Xin a levantarse, sus ojos violetas mostraban una profunda quietud mientras hablaba con indiferencia:
“Jun Min Xin, recuerda, los ojos pueden revelar los pensamientos más profundos de las personas y si quieres volverte más fuerte, lo primero que debes hacer es ocultar tus emociones y tú ni siquiera dominas esa habilidad básica.” – Jun Lian Shu tosió suavemente, miró con frialdad los grandes y húmedos ojos de la niña que tenía delante y dijo con voz ronca y fría: “Esos ojos tan tiernos y desesperados no son dignos de la familia Jun, incluso si un miembro de la familia Jun fuera reducido al más humilde de los esclavos, mantendría la cabeza erguida como un rey. Jun Min Xin, si un día, incluso ante la adversidad más desalentadora, aún puedes tener la confianza y el orgullo de una Reina, entonces serás superior a los demás.”
Aunque el corazón de Jun Min Xin era amable y débil, también era extremadamente inteligente y entiende todo al instante. Al ver que el tono de su abuela se suavizaba, aprovechó la oportunidad e insistió: “Entonces, ¿qué necesita una persona fuerte?”
Jun Lian Shu la miró con sus encantadores ojos violeta mientras preguntaba: “¿Puedes matar a alguien?”
“¡No!”
“¿Alguna vez has liderado cien mil soldados y marchado mil millas?”
“No.”
“¿Puedes comandar oficiales y planificar y ejecutar estrategias militares exitosamente?”
“No…”
Jun Lian Shu sonrió con desdén y preguntó con frialdad: “¿Entonces qué sabes hacer?”
(N/T: ¡No entiendo! Si venían de un linaje matriarcal y el Rey no tuvo más hijos que ella, ¿Por qué no hizo todo lo posible por enseñarle? Estaba en la obligación de hacerla más fuerte o conseguirle un buen esposo que lo hiciera por ella.)
El viento frío soplaba con fuerza, pero ya se habían formado gotas de sudor en la frente de Jun Min Xin. Se sintió nerviosa y sin saber qué hacer bajo la intensa mirada de Jun Lian Shu y, tras un momento, dijo sin convicción:
“Min Xin sabe tocar la pipa, y la toca maravillosamente.”
“¿Tu pipa suena como el poder de mil soldados?” – Jun Lian Shu, que no mostraba ni alegría ni enfado, continuó con calma. – “Pareces débil, así que no puedes conquistar el mundo con la fuerza bruta, entonces debes aprender a usar a otros, a hacer que otros luchen con todo su corazón y sin dudar por ti. Usa el mundo como un tablero de ajedrez, a tus buenos y sabios generales como piezas, manejar tanto el blanco como el negro, atacar sin dejar rastro, orquestar estrategias y obtener victorias a mil millas de distancia: esa es la sabiduría de los fuertes.”
Jun Min Xin estaba atónita, estupefacta. Siguió otro largo silencio, solo con el aullido del viento frío.
“Ah’Yan ha vuelto.” – Después de un tiempo indeterminado, Jun Lian Shu tosió violentamente un par de veces más, se levantó la manga para limpiarse la sangre de los labios y dijo. – “Estoy cansada.”
Jun Min Xin miró hacia atrás y vio a lo lejos a su padre y a su madre caminando hacia ellos, acompañados de Ming Yan. Tras pensarlo un momento, se acercó a la abuela, se agachó y recogió puñados de nieve limpia para cubrir las manchas de sangre bajo sus pies.
En el fondo de su corazón, Jun Min Xin sabía que la abuela no quería que Ming Yan se preocupara por su salud.
Al verla moverse, la expresión de Jun Lian Shu cambió ligeramente y sus labios se movieron. – “Chica, ¿sabes por qué perdí en aquel entonces?”
Jun Min Xin negó con la cabeza, esperando a que la abuela dijera la respuesta por sí misma.
“En aquel entonces, yo era como una espada afilada, incapaz de ocultar mi brillantez y contener mi filo, por lo que, mientras apuñalaba a otros, también me lastimaba a mí misma. No fue hasta mucho después que comprendí que lo rígido se quiebra fácilmente, y solo los más bondadosos y gentiles pueden perdurar para siempre. Y tú posees algo que a mí me falta…” – Ella esbozó una sonrisa imperceptible, casi transparente. – “Sé benevolente pero no débil, implacable pero no cruel, astuta y calculadora, una luna rodeada de estrellas*, ¡ese es el verdadero camino! Yo, una persona a punto de morir, le he enseñado a tu padre todo lo que necesitaba saber. Si quieres hacerte más fuerte, pregúntale a tu padre más a menudo, él es un hombre tan inteligente que seguro que te dará buenas respuestas.”
(N/T: 衆星拱月» (zhòng xīng gǒng yuè) significa literalmente «muchas estrellas rodean a la luna» y se usa figurativamente para describir a muchas personas que rodean o apoyan a una sola persona. Es un dicho chino que se refiere a la idea de que muchas personas admiran y rodean a una figura principal, como las estrellas que orbitan alrededor de la luna.)
Min Xin se quedó atónita por un momento, pero de repente comprendió y dijo con gratitud: “Min Xin lo entiende, abuela.”
En ese momento, Ming Yan, el Rey Jing y su esposa se acercaron.
Jun Lian Shu le ofreció la mano a Ming Yan, con la mirada fija en la lejana distancia desconocida. – “A’Yan, vámonos a casa.”
Ming Yan sonrió con calma y dulzura, con su largo cabello más blanco que la nieve, extendió su cálida y esbelta mano y tocó la cabeza de Jun Min Xin, hizo un gesto al Rey Jing y a la Reina, luego se dio la vuelta y se adentró en el vasto campo nevado.
Después de caminar unos pasos, Jun Lian Shu se dio la vuelta y explicó: “A’Yan dice que tienen una hija maravillosa.”
Nameless: El carácter chino «阿» (Ah’) se utiliza principalmente como prefijo en los nombres para expresar familiaridad, afecto o respeto.
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