MNM – Episodio 40
“…Lo siento mucho. Creo que este es un comportamiento inaceptable para un recién casado, sin embargo, como señor del Norte, no puedo abandonar mis deberes como el Gran Duque de Benoit.” (César)
Los hombros de César se hundieron.
“…Creo que tendré que ausentarme por un tiempo debido a la guerra con la tribu Yi, si eso sucede, Irenea tendrá que preparar la boda sola y seré un novio inútil que abandonó a su nueva novia.” (César)
“Ah.”
Irenea asintió levemente.
Ya había oído cosas aquí y allá, y no las había considerado un problema en absoluto. Rasmus había llevado a Karolia antes incluso de casarse con Irenea, e incluso el día de su boda, se había enredado con ella.
Fue Irenea quien arregló la cama, que aún no se había enfriado. Karolia buscaba constantemente reafirmar su superioridad, y usaba a Irenea como herramienta para lograrlo. Y a Rasmus no le importaba cómo trataran a Irenea, quien no había manifestado sus poderes sagrados.
Pero César simplemente iba a la guerra a luchar para cumplir con su deber.
¿Qué problema había con eso?
“No pasa nada, César; eso no es un problema en absoluto.”
“Irenea. Si estás decepcionada, puedes decirlo.” (César)
“De verdad no estoy decepcionada, ni siquiera somos una pareja formal, no tienes que preocuparte demasiado por eso.”
Irenea sonrió, para demostrarle que estaba realmente imperturbable. Y César, al notar esa señal, soltó una risa hueca. Pensándolo bien, Irenea pensaba que César era un mujeriego terrible.
Así que no era de extrañar que no se alterara por algo así.
No sabía dónde empezó a salir todo mal, pero…
“Somos oficialmente un matrimonio legítimo.” (César)
“Bueno… En fin, ya sabes a qué me refiero, César. No tengo la menor intención de restringir tu libertad, así que puedes hacer lo que quieras.”
Era evidente que Irenea también pensaba que César era un holgazán completamente insensible, todo eso era por culpa de Rasmus. César apretó los dientes ante la influencia negativa que Rasmus estaba ejerciendo sobre él, a pesar de ser solo compartir la mitad de su sangre.
Rasmus parecía no ser de ninguna ayuda para César en su vida.
“…Aun así, dejaré a Bigtail, él es mi sustituto, así que, si necesitas algo, pídeselo.” (César)
“¿Es por mí? Algo así…”
“No, Irenea. Bigtail suele ocupar mi lugar cuando me ausento. Alguien tiene que hacer el trabajo del Gran Duque.” (César)
“Ah, ya veo.”
Irenea asintió. Pensándolo bien, era algo bueno, parecía que así sería más fácil hablar de planes futuros con Bigtail.
“Entendido, César. No te preocupes por mí, vuelve bien.”
Irenea sonrió y le dijo a César.
César asintió con la cabeza, abrumado por una extraña sensación de decepción. Aun así, se consoló a sí mismo diciendo que era afortunado que Irenea no fuera de las que criticaban esas cosas.
* * *
La noticia de la llegada de César y su séquito hizo que el Gran Ducado de Benoit se agitara. De todos modos, César estaba destinado a dirigirse directamente al campo de batalla tan pronto como llegara, sin poder descansar; las tribus Yi habían invadido con éxito el norte, así que tenía que recompensarlos por ello.
Si los subestimaba, podrían volver a cruzar la fortaleza.
La Gran Dama ordenó correr las cortinas, para bloquear el bullicio exterior y evitar que alguien entrara en su habitación.
“¿Estaría bien no salir?” (Doncella)
La doncella preguntó con cautela, sabía que la relación entre la Gran Dama y el Archiduque no era muy buena, pero aun así preguntó por si acaso. Aun así, esta vez la nueva Archiduquesa había venido. Todo el Castillo Benoit estaba emocionado, preparándose para el primer evento en mucho tiempo.
“¿Para qué?”
“Aun así, Su Alteza la Archiduquesa también ha llegado… ¿No se ha enterado de las noticias?” (Doncella)
“Ni hablar. Con el ruido que hacen ustedes, yo también tengo oídos.”
La Gran Dama rió entre dientes.
“Entonces…” (Doncella)
“Aun así, no tengo porque salir. Quienquiera que traiga como Archiduquesa no es asunto mío.”
Sin encontrar más palabras para persuadir a la Gran Señora, la doncella guardó silencio, ya había cruzado la línea, no podía ir más lejos.
“Puedes ir, puedo estar sola.”
“Pero, Gran Dama…” (Doncella)
“¿Pareces curiosa?”
La doncella dudó. Claro que sentía curiosidad por la nueva Gran Duquesa, pero como la Gran Señora dijo que no iría, solo podía dar patadas en el suelo. La Gran Señora le dio un suave empujón en la espalda.
“¿Qué me va a pasar porque te vayas por un momento? Adelante.”
“¡Bueno, iré solo un momento y volveré!” (Doncella)
La doncella inclinó la cabeza y salió corriendo.
La Gran Dama se giró hacia la ventana, que tenía cortinas oscuras. No importaba qué tipo de niña hubiera traído César, ya no tenía intención de involucrarse en la vida de César, la Gran Dama giró la cabeza con frialdad.
* * *
Irenea parpadeó.
Originalmente, había oído que el norte era una región con cambios estacionales muy marcados y ahora, de entre todos ellos, era un verano particularmente refrescante. El aroma a mar, llevado por el viento, le hacía cosquillas en la nariz a Irenea. Benoit brillaba tan refrescante como el aire.
La gente acudió en masa para darles la bienvenida.
Y para cuando Irenea terminó de saludarlos a todos, César ya se había preparado para la batalla. Realmente no había tenido tiempo para recuperar el aliento.
“…Volveré lo más pronto posible.” (César)
“No tienes que esforzarte, César.”
Irenea sonrió alegremente, como si estuviera bien, César suspiró y asintió. Independientemente de lo que pensara Irenea, César tenía la intención de regresar lo antes posible para estar a su lado. ¿Qué novio dejaría a su novia sola preparando la boda?
Era algo que para su moral era absolutamente inaceptable, sin embargo, no podía ignorar a quienes estaban enfrascados en la feroz batalla. Después de todo, era el trabajo de César.
César espoleó los flancos de su caballo, los caballeros, como si estuvieran acostumbrados a ello, hicieron girar sus caballos para seguir a César y los sirvientes también los despidieron y les desearon buena suerte.
Ahora Irenea se había quedado sola en un lugar desconocido. ¿Y eso le daba miedo? Mientras Rasmus no la persiguiera, no tenía nada que temer.
“Jefa de doncellas. ¿Podría enseñarme el castillo hoy? Y decirme qué tareas tengo que hacer.”
“Solo denos sus órdenes, Su Alteza la Gran Duquesa.” (jefa de Doncellas)
Bigtail parecía ocupado organizando y manejando el equipaje que César había traído y atendiendo otros asuntos. En ese caso, no estaría mal que Irenea se presentara ante la gente del Gran Castillo Ducal, al menos para dar una buena impresión y averiguar la situación.
Emma se unió rápidamente a Irenea.
Irenea entró en un castillo con una atmósfera completamente diferente a la del Castillo Imperial. El Gran Palacio Benoit era incluso más espléndido que el Castillo Imperial.
Quizás fue el corazón de Irenea lo que la hizo sentir así. Con esto, Irenea estaba completamente libre de Rasmus y los Aaron, ellos no podían perseguirla hasta allí, seguramente el Conde Aaron fingiría que está muerta en lugar de enfrentarse a Benoit.
Irenea juguteó con su cabello.
Ese cabello, que había sido un espectáculo en la capital imperial, era visto como algo insignificante allí, no creía que ellos desconocieran el significado del cabello plateado divino, ¿verdad? La gente común siempre hacía preguntas similares al ver a Irenea con ese divino cabello plateado.
‘¿Puede usar poder sagrado?’
‘¿De verdad recibió la profecía para convertir al Archiduque Rasmus en Emperador?’
Ese era el tipo de preguntas que recibía. En su vida pasada, Irenea había sido una bestia enjaulada, Irenea descartó rápidamente ese triste pensamiento, le parecía de alguna manera grosero tener pensamientos así en ese hermoso lugar.
Emma estaba tan emocionada como Irenea.
La jefa de doncellas la ayudó a explorar lentamente, la pequeña Velia corría entre ellas. Nadie detuvo a Velia. Si eso fuera la Capital Imperial, la hija de la jefa de doncellas no habría tenido permiso para correr con tanta libertad. Ella estaba atónita.
Pero esto era Benoit.
Una ciudad libre y hermosa junto al mar.
Irenea se dio cuenta una vez más de las diferencias culturales, siguió a la jefa de doncellas y ella amablemente, le mostró a Irenea cada rincón del castillo.
El ambiente era completamente diferente al de los castillos de la capital Imperial, así que había muchos lugares nuevos que visitar, la diferencia era especialmente evidente en el salón de banquetes; a diferencia de los ornamentados salones de la capital Imperial, decorados con oro y joyas, este estaba decorado con encaje y flores, creando una atmósfera suave y sutil.
“Nos estamos preparando para la boda, Su Alteza la Gran Duquesa. Tenemos una abundancia de hermosas flores en el verano del norte, si tiene alguna preferencia, no dude en hacérmela saber.” (jefa de doncellas)
‘Oh, con razón.’
Se estaba preguntando si decoraban usualmente el salón con flores frescas, pero parece que se estaban preparando para la boda. Y además era la boda de Irenea, ¿en serio?… Después de conocer a César, a Irenea le hicieron todo tipo de preguntas, esta vez, le preguntaron sobre sus gustos en cuanto a moda. ¿Alguna vez le habían permitido hacer eso?
Nunca había elegido ni siquiera el vestido que iba a usar.
Porque su vida había sido moldeada por la voluntad de otras personas.
Ahora, Irenea sentía que había recuperado su vida. Aun así, tras escuchar esta pregunta varias veces, parecía que se estaba acostumbrado, porque no sintió que sus emociones se agitaran ni nada por el estilo.
Nameless: Nos quedamos aquí, he tenido una semana complicada y no he podido traducir mucho. Estoy algo enferma y las pastillas me hacen dormir muchísimo.
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