La voz de Karinna se volvió más sombría. El tono pesado reflejaba su rabia y su resentimiento.
«Amh…»
Basster, que había estado estudiando el rostro de Karinna, dejó escapar un gemido bajo: Creía que me pedía que no lo matara porque era su padre y no quería que muriera, pero al parecer no. Basster apretó las comisuras de su boca que estaban a punto de curvarse en una sonrisa sangrienta.
«Sé que… es una mala idea, lo siento por ser tan blanda.»
«En absoluto», susurró Basster al oído de Karinna. La estrechó entre sus brazos para que ella no pudiera ver el amplio arco de satisfacción de su expresión.
«Nada es demasiado, Karinna, y no mataré al vizconde Tyrian si así lo deseas».
«¿Eh?»
«Me refiero, les diré que no lo maten. En cambio, que lo hagan pagar por todo lo que te ha hecho», dijo Basster, moderando la sinceridad que involuntariamente se le había desbordado. Karinna rió un poco y empezó a asentir, pero se detuvo.
«Sí. Pero no tienes que contenerte, igual deseo que sufra por todo el daño que nos ha hecho».
«¿En serio?»
«Sí. Porque no quiero que de alguna forma se salga con la suya».
Karinna tiene de padre al vizconde Tyrian, pero para ella no es un hombre, sino una bestia inmunda. Sí, no le importa si muere o no. Sólo quiere que viva por mucho tiempo una miserable y dolorosa vida.
«Y una cosa más.»
Basster habló en voz baja, pero su mirada permaneció firme en ella. Karinna frunció un poco el ceño cuando él se inclinó ligeramente para mirarla.
«No sé lo que estás pensando sobre ti misma, pero estás en tu derecho de reclamar».
«¿Basster…?»
«Así que, si el Vizconde Tyrian o cualquier otra persona quiere negociar contigo, es contigo, Karinna. Eres mi compañera de vida y esposa», aseguró en tono grave.
«Eso… por supuesto.»
Aunque, en realidad, no habría estado muy lejos de la realidad decir que Basster la había comprado al vizconde Tyrian, que había pagado una cuantiosa dote para llevarla a su territorio y sacarla del infierno donde vivía.
‘Cada día te estoy más y más agradecida’. Karinna sonrió tímidamente, se acarició con timidez la nuca y miró a Basster.
«No me di cuenta de que eso era lo que estabas pensando de nosotros, Karinna.»
«Uh… lo siento, no quería insinuarlo así, sólo lo usé como analogía…»
«Por favor, no. No soy un carnicero que compró ganado a un granjero».
La decepción en la voz de Basster era palpable, y el rostro de Karinna se tiñó de vergüenza al mirarlo por el rabillo de sus ojos escarlata inusualmente apagados. Estiró la mano para sujetar su cara, pero no pudo, sus manos tantearon el aire.
«Lo sie…»
«Aunque estaría dispuesto a comerte».
Basster soltó una risita coqueta y le pellizcó la mejilla que estaba un poco más regordeta. Karinna se sonrojó al instante y se rió torpemente.
«Ahora que lo recuerdo, algo ocurrió con los Pearson, resultó que son tan corruptos que probablemente durante la purga les quiten todos sus títulos y riquezas».
«¿En serio?»
Karinna abrió la boca, sorprendida. Ante su expresión de desconcierto, Basster la miró despreocupado, como si no fuera para tanto.
«Ya veo», dijo Karinna lentamente, «¿entonces qué pasara con los Pearson?»
«¿Qué te gustaría que les pase?»
«¿Eh?»
Karinna volvió a ladear la cabeza, sin comprender. Si decía lo que quería que ocurriera, ¿qué pasaría? Al fin y al cabo, era asunto del Emperador.
«Particularmente en el caso de Yvette Pearson va a ser expulsada del imperio».
«Ah… ¿También la joven Pearson será castigada?»
«Sí, aunque en su caso, será por atreverse a hacerse pasar por ti, ante mí».
Sus ojos continuaban fijos en ella, llenos de amor, pero había ira burbujeando en el fondo de su iris carmesí. Karinna frunció el ceño un instante al recordarla, y luego asintió. Basster no se equivocaba.
Engañar al único Archiduque del Imperio tenía un alto precio, pero eso Yvette Pearson probablemente ya lo sabía.
¿Debería decirle que pudo engañarlo porque alguien filtró el secreto?
Iba a decírselo entonces, pero estuvo demasiado ocupada tras revelarle la verdad sobre Nitens y la discusión posterior. Si sigue trabajando con la sombra, será un gran problema.
«Y fue una de las sombras quien estaba en con Yvette Pearson.»
«¿Lo descubriste ya?»
«Sí, es el nuevo que ingresó hace un par de años… resulta que estuvo pensando y diciendo cosas que no tienen sentido para un servidor de la familia Kayenne».
La expresión de Karinna se suavizó ligeramente, y estuvo a punto de preguntar qué había sido de aquel hombre, pero luego se frenó, pues no era asunto suyo.
Él fue el engañado por ambos, y siendo su jefe directo, las consecuencias eran mayores. Resultó que todos de algún modo le mintieron. Ella no tenía nada que opinar de eso, porque también había permitido que sucediera todo ese engaño.
«Lo siento, Basster», murmuró con un hilo de voz.
Basster parpadeó lentamente y dejó escapar un largo suspiro.
«No lo hiciste porque querías algo», dijo Basster, tomando la mano de Karinna y tirando suavemente de ella hacia él. La guio despacio hacia la habitación.
«Lo hiciste por mí. Querías que fuera feliz, solo pensabas que tú y Nitens me traerían miseria».
Karinna asintió lentamente a las palabras de Basster. Ya se había aclarado ese punto entre ellos.
«Así que no quiero escuchar que te culpes por eso».
Al oír las palabras de Basster, Karinna inspiró lentamente. No sabía si debía darle las gracias, o simplemente estar agradecida por ser amada por un hombre tan bondadoso como él, o ninguna de las dos anteriores, y solo disculparse.
No recordaba haber sido perdonada nunca, así que no sabía qué otra cosa podría hacer. Ni una sola vez en su vida había esperado que alguien la perdonara.
Sólo quería escapar, quería huir, quería expiar, pero no recuerda haber esperado el perdón. Tal vez por eso se sentía tan sutil la ligereza de todo el asunto.
«Pero Karinna, Yvette Pearson es muy diferente, quería algo más de mí, quería su propia seguridad, quería su propia comodidad, quería usar mi poder, mi posición, mi dinero».
«…»
«No creo que eso sea malo. Si estás en una situación difícil, puedes hacerlo. Sí, siempre y cuando te prepares lo suficientemente bien para lograrlo», Basster asintió en voz baja. Karinna asintió por reflejo mientras caminaba despacio detrás de él, con sus manos entrelazadas.
«Pero Karinna, si vas a aprovecharte de otra persona, también tendrás que lidiar con las consecuencias de que te descubran».
«Ya veo.»
«Yvette Pearson fue descubierta y estoy disgustado por haber sido engañado de esa forma tan ridícula, así que no quiero que hagas demasiado caso a ningún rumor que puedas escuchar más adelante, ¿De acuerdo, Karinna?».
‘Tengo miedo de mirar la cara de Basster. De pronto esta atmósfera sangrienta que lo rodea…’
«De acuerdo».
«Escúchame con atención, no estoy realmente enfadado contigo, así que por favor no leas entre líneas».
«Lo prometo, intentaré no hacerlo…»
No me atreví a decir que lo ignoraría por completo. Conozco mi propia personalidad. Aunque esté cambiando un poco, no puedo reírme tan despreocupadamente frente a otras personas como en aquel tiempo que no sabía nada de ella.
En lugar de seguirla presionando, Basster continuó con la anterior conversación.
«Al final, la Sombra actuó en su propio interés, vendiendo mi información a pesar de estar bajo el juramento de secreto. Ese es un claro incumplimiento de contrato».
La voz de Basster era fría. Quizá estaba más enfadado con La Sombra que con Yvette Pearson, pensó de pronto Karinna, pues La Sombra era la mano derecha de la familia.
«La Sombra estaba al tanto de lo que le paso a los que rompen un contrato, aun así, permaneció observando desde adentro todo lo que sucedía.»
El principal trabajo de La Sombra es tratar con traidores, así que por supuesto que aquel joven sabía cómo terminaría. Y, sin embargo, al cometer tal engaño ya se había preparado para las consecuencias de su traición.
«Bueno, eso parece solucionar la mayor parte, ¿puedo hacer otra solicitud?».
«¿Eh?»
«Además de que deseo que sufra, o caiga en la ruina por completo…».
Basster entornó los ojos. Empezó a asentir con la cabeza, luego se detuvo, parpadeaba lentamente, como si esperara las siguientes palabras de Karinna.
«Me refiero al Conde Buffo».
«¿Hmm?»
«He oído que el Conde Bufo es muy… cruel sexualmente, y muchas personas sufren por ello, sobre todo sus esposas y concubinas son las que…»
Karinna hablaba despacio, como midiendo sus palabras. De todos los rumores que había escuchado, todos y cada uno de los que se referían al conde Buffo habían sido asquerosos.
Era grosero, malvado y veía a las mujeres como objetos descartables.
Eran posesiones, mero ganado, y bajo su presencia, la gente se volvía miserable. A pesar de su riqueza, el mero hecho de recordarlo hacía que Karinna se sintiera fatal.
«Mi solicitud es esta, ¿Cómo podemos rescatar y rehabilitar a las mujeres retenidas por el Conde Buffo?»
Sé que es una posibilidad remota, pero no quiero fingir que no lo sé, y como alguien que casi cae en el mismo infierno, no quiero hacerme la vista gorda.
«Por supuesto, puede que pienses que es una idea tonta, y que no es más que un montón de tonterías, pero… realmente no me interesa lo que le ocurra al Conde, solo pienso en esas personas».
Karinna era muy consciente de la reticencia que le causaba el conde Buffo; lo había visto pocas veces, pero en cada una de ellas, una repulsión instintiva había surgido en su interior. Incluso pensándolo ahora, se sentía horrible, era repulsivo estar bajo su mirada.
«Créeme Basster, ese tipo, era realmente desagradable».
Recordando al conde Buffo, Karinna se acarició el brazo para disminuir los escalofríos que le escocían la piel. Su cuerpo tembló ligeramente y Basster la empujó suavemente hacia dentro de la habitación, cerrando la puerta con fuerza tras de sí.
«¿Él te ha tocado alguna vez?»
«… Sí, nos hemos visto unas cuantas veces. Lo hizo un poco cuando nos conocimos. Luego escapé y conocerte, la siguiente vez ya estaba embarazada, pero en realidad, aquella vez no pasó gran cosa».
«Si tocarte no es gran cosa, no sé qué lo es. Jajaja».
¿Acaso Basster decidió reír tratando de ocultar sus sentimientos? Karinna no pudo ocultar el escalofrío que sintió al verlo reír a carcajadas. Su humor y su expresión eran amistosos, pero el aire a su alrededor era gélido y aterrador. Karinna respiró despacio y asintió lentamente. Sin duda, estaba de muy mal humor.
«¿Dónde y cómo lo hizo?»
«Sólo me agarró la muñeca, me tocó un poco la pierna y me acarició el brazo…»
Krack
Los ojos de Karinna se abrieron de par en par, su boca se abrió y se cerró desconcertada, sus pupilas se dilataron. El lateral del armario de madera maciza al que Basster se había agarrado se derrumbó en un instante.
«Ah, debe ser esa época del año en que la madera se pudre lentamente».
Basster lo miró con fría indiferencia y murmuró algo sobre el clima y el mal mantenimiento de la madera.
«¿Podrida…»
«Sí, de otra forma no estaría tan frágil, lo imaginé, pero tendremos que comprar muebles nuevos».
«¿No está hecho ese mueble por un hábil artesano? Por lo general…»
Normalmente, estas cosas no se estropean, por eso sigue en pie después de más de cien o doscientos años de haber sido creado. ¿Y qué es eso de que madera se está pudriendo? Ten se encarga de todo, y no es un mayordomo principal cualquiera, ella ama la mansión. Karinna parecía desconcertada ante la situación.
Basster asintió con gesto esquivo y los alejó del armario. Si Ten escuchaba lo que dijo, se volvería contra él, pero ese no era el asunto importante ahora.
Le quitó las manos de encima luego de sentarla en la cama, y como si ya no le importara el asunto del armario destruido, se dejó caer a su lado.
“Así que eso hizo.»
«Ya no importa… todo está en el pasado. De todos modos, al final yo…»
«El Conde Buffo contactó conmigo recientemente.»
Los hombros de Karinna se endurecieron ante las palabras de Basster. Fue un movimiento instintivo de miedo. Los ojos carmesíes de Basster se oscurecieron tornándose a un color purpureo, el miedo permanecía grabado en los huesos de Karinna.
«Me pidió que te vendiera a él».
«¿Uh…?»
«Y aunque no suelo creer los rumores que corren por los círculos sociales, porque también fuimos víctimas de eso, pero pensar que ese hombre se atreviera a codiciarte…».
El rostro de Karinna perdió todo color. Basster hizo una mueca al verla alejarse con la cabeza gacha. No dijo ni una palabra de negación rotunda, o incluso una pregunta directa de qué era lo pensaba hacer, no añadió nada.
En vez de decirle simplemente ‘eso es imposible’, se alejó hasta la otra esquina de la cama temblando sola.
«Karinna».
“… Sí”.
«Karinna, por qué estás decaída» dijo Basster en voz baja. Levantó lentamente la cabeza y vio que Basster la esperaba con los brazos abiertos. Al recuperar el aliento, Karinna parpadeó lentamente, como si intentara percibir la realidad.
Se inclinó lentamente hacia sus brazos. Basster, al sentirla, la abrazó con fuerza, como esperándola. Se rió para sus adentros al sentir que Karinna en vez de alejarlo, se acomodaba un poco en su pecho.
Era una sensación extraña que pudiera sentirse tan segura y cómoda en mis brazos, aunque no confiara del todo en mí. Ojalá pudiera acostumbrarse un poco más a mi presencia. Hasta el punto de que ya ni siquiera piense en huir de mí o esconderse.
«Karinna».
«¿Si?»
«No creerás que te voy a vender a ese tipo, ¿verdad?».
«Oh, no es eso.»
Sacudió la cabeza con fuerza. Nunca lo había pensado así. Lentamente, Karinna encontró la posición más cómoda y se recostó en los brazos de Basster, subió un poco la cabeza.
«Es que, una vez que pienso en eso, es difícil deshacerme de esa sensación incómoda”.
Un escalofrío de reticencia la recorrió. Lentamente, Basste, manteniéndola entre sus brazos, se tumbó en la cama y le acarició el pelo. Después de mirarla un momento, la estrechó con un poco más de fuerza y se colocó de lado.
«No te preocupes, todo va a estar bien. Mejor no pienses en eso, intenta descansar un poco».
«¿Te quedarás a dormir conmigo?»
«Por supuesto, permaneceré a tu lado vigilando tu sueño y luego me dormiré».
«Nitens, ya debe estar por regresar…» Basster sonrió mientras ella cerraba los ojos agotada. Besó en silencio la frente de Karinna y le acarició la espalda con suavidad.
«Contamos con muchas personas confiables que pueden recoger a Nittens, así que trata de descansar. No pasará nada porque hoy no lo recibamos».
«Bueno…»
La respiración de Karinna se ralentizó rápidamente. Los ojos de Basster volvieron a un rojo purpureo al verla sumirse en un profundo sueño.
Basster contempló un rato más su rostro profundamente dormido y la acomodó poco a poco hasta quedar totalmente fuera de sus brazos. Con mucho cuidado, se deslizó fuera de la cama y le subió la manta hasta el cuello.
«¿Y él?»
«Lo puse en el sótano».
«¿Por qué en el sótano y no en la mazmorra?»
«…»
La Sombra dudó en responder. Después de todo, él mismo lo había reclutado, y llevaba tres años supervisándolo. Le había enseñado con esmero, a pesar de todo lo torpe que había sido al principio, así que debía de haber cierta reticencia en tratarlo como a un traidor más.
Sabiendo que la mente humana no siempre es racional y lógica, Basster esperó un momento a que la indecisa Sombra continuara su informe. Por suerte, la sombra se calmó rápidamente.
«Dice que llegado a amar a Yvette Pearson.»
«… ¿Qué?»
«Dijo que estaba enamorado de ella y que quería ayudarla, por eso le reveló información confidencial, mantiene que Yvette Pearson es inocente porque él es la mente maestra tras todo el asunto, incluso le dijo que continuara utilizándolo de esta manera hasta que lograra su objetivo de convertirse en Archiduquesa».
Basster torció la boca, lleno de desagrado. Sabía que la personalidad del recién llegado era una de las más débiles de entre todas las Sombras, pero seguía al pie de la letra lo que le decían y absorbía lo que le enseñaban como una esponja.
Hasta hace poco estuvo siendo instruido por esta sombra, así que también debía de estar avergonzado por haber deshonrado a su mentor. Basster dejó escapar un suspiro muy lento.
«¿Cuál es tu estado de ánimo?»
«… No es el idóneo, pero no me impide trabajar».
«¿Qué demonios he estado haciendo para no darme cuenta antes, de todo esto?».
Si se hubieran dado cuenta, habrían tenido tiempo de detenerlo. Pero no lo hicieron, y para cuando se descubrió la verdad, había llegado a un punto en el que ya no hubo retorno.
«Lo siento. Tampoco consideré nada de esto».
Ante la respuesta de La Sombra, Basster cerró y abrió los ojos pesadamente. La justicia es la justicia, y no siempre puedes hacer lo que quieres, sino lo que debes. Intentaron engañar a otros, y deben pagar por ello.
«¿Encontraste a Yvette Pearson?»
«Sigo buscando».
«¿Aun?»
«Supongo que él la escondió, además nadie en la familia Pearson parece conocer su paradero…”
Al terminar su informe, la Sombra se arrodilló. Basster le dirigió una mirada gélida y luego se adentró en el sótano. El oscuro espacio estaba más húmedo que de costumbre. El olor a carbón quemado asaltó sus sentidos olfativos, junto con el hedor a sangre. Descendió a lo más profundo y vio al hombre en la celda.
No fue una sensación agradable ver el uniforme que yo mismo le entregué hecho jirones. Podría degollarlo de un momento a otro, pero no lo hago porque aún no sé sabe el paradero de Yvette Pearson.
«Shuri».
El recluta, que había estado sacudiendo la cabeza con cansancio, la levantó lentamente. Parpadeó varias veces, como si sus ojos estuvieran demasiado inyectados en sangre para abrirse correctamente, y luego abrió lentamente la boca.
«Sí, mi señor.»
«¿Por qué has hecho eso?»
«Quería que Yvette Pearson fuera feliz».
«¿A costa de pisotear mi felicidad y la de la Archiduquesa?»
Respirando hondo, Shuri sacudió lentamente la cabeza. Hacía poco que se había enterado de que la Archiduquesa era aquella dama a quien buscaban. Específicamente después de que lo capturaran.
«¿Es justo haberle hecho eso al hombre al que juraste lealtad por tu vida?»
«… No tengo excusas, mi señor».
Sabía que era una felicidad efímera. Intenté disuadirla, pero no pude evitar que sonriera con tanta avidez y quise verla por más tiempo disfrutar de esa felicidad.
Sabía que llegaría a esto. Sabía que el Archiduque era temible, sabía lo hábiles que eran las demás Sombras y llevaba muchos años más con ellas que yo, siendo el recién llegado. Desde el principio, Shuri nunca había esperado obtener para sí mismo, la felicidad eterna.
«Dicen que te arrestaron sin resistencia».
«…»
«Parece que estás listo para morir».
«Fue mi pecado, fue mi codicia. La señorita Pearson es inocente de cualquier pecado…»
Basster desenvainó inmediatamente su espada y la clavó a través de los barrotes. La hoja atravesó el hombro de Shuri y se retiró lentamente. Un débil gemido escapó de la boca del hombre.
Shuri soltó un suspiro cuando la espada goteante de su propia sangre lo alcanzó bajo la barbilla. La presión del filo contra su garganta le dolió más de lo que esperaba.
Fue el gremio de las Sombras quien me acogió por primera vez, como una familia, e Yvette Pearson quien me enseñó por primera vez la emoción del amor. No quería renunciar a ninguno de los dos. No estaba dispuesto a dejarlos ir.
Así que, para empezar, nunca albergó intención de huir. Solo quería ganar mucho dinero y vivir cómodamente, pero ese era un viejo sueño.
«¿Sabes lo que le espera a una sombra acusada de traición?»
«Sí.»
«¿Estás listo?»
«Lo siento.»
«Tu intención de ocultarla no servirá de nada. Yvette Pearson será desterrada del Imperio. No pisará tierra alguna durante el resto de su vida, viajará por el mundo y vivirá la vida de una gitana.»
Los hombros de Shuri se crisparon. Miró la punta de la hoja. Se preguntó brevemente si ella aun estaría con bien, pero no tenía forma de obtener su respuesta. Ya todo había terminado para él.
Lo único que podía hacer era mantenerla oculta.
«¿No tendrás piedad de su vida, mi señor?»
«Esta es mi misericordia, no despedazarla ante ti».
«…»
Shuri lo miró fijamente.
No tenía elección. No podrá escapar de este lugar fuertemente custodiado, e incluso si lo hace, no podrá salvarla.
«Hazlo tú mismo, es la última misericordia que tengo para ti».
¡Kaang!
Mirando la daga oxidada que yacía en el suelo, Shuri la recogió en silencio. La hoja estaba tan desafilada que apenas podía respirar al imaginar el dolor que se infringiría mientras intentaba cortar su piel con ella.
‘Qué cruel por tu parte, amo.’
No pedí una muerte piadosa, así que tendré que conformarme con ésta. Shuri empuñó la daga lentamente. Es un mundo injusto, pensó. Los que tienen son felices y los que no, infelices. Aunque hubiera tenido algunos pensamientos descorteses, no era razón para morir de esta forma.
«No veo por qué hay que salvar a la Archiduquesa y acabar con alguien inocente por un pequeño error».
«… ¿Qué?»
Basster, que estaba a punto de darse la vuelta, clavó en Shuri una mirada penetrante. Shuri continúo arrodillado, sin levantar la vista, aguantando el peso de la mirada sangrienta de su amo. Permaneció en silencio durante un largo momento y luego levantó poco a poco la cabeza.
«Tengo mucha curiosidad».
Shuri frunció los labios lentamente. De joven, había vagado por los barrios bajos y las calles hasta que tropezó con las Sombras. Al principio, estaba contento. No más hambre, no más dolor.
«¿Es su pecado haber nacido sin nada y elegir no vivir más en ese infierno?».
«…»
«Yvette Pearson nació fuera del matrimonio, como una hija no deseada fue duramente maltratada, ella sólo intentaba sobrevivir».
Basster frunció ligeramente el ceño. Miró a Shuri sin decir palabra. Fue un niño que creció haciendo cosas que no debería haber hecho, así que no conocía la diferencia entre el bien y el mal, eso es lo que le había dicho la sombra que lo había traído aquí por primera vez.
«Querer salir del infierno no significa que el mundo aceptará que tienes el derecho de engañar y vivir a costa de los demás».
«Qué usted haría si estuviera en mi situación: tienes un benefactor, un amo al que juraste lealtad, pero tienes que traicionarlo por alguien que amas, ¿cuál sería la decisión correcta?».
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Divagaciones de la traductora: Llamenme loca, pero me Basster actuando como un asesino de sangre fría me enciende totalmente (͠≖ ͜ʖ͠≖)👌 en este cap se lució totalmente ¡Arriba Archiduque!
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CAPITULO XII - Parte V Basster cerró y abrió los ojos pausadamente. Si puedes…
CAPITULO XII - Parte III "¿Serías tan insolente con tu padre para...?" "Nunca has…
CAPITULO XII - Parte II "Mmm, esto es aún mejor, Karinna." ‘Aunque sería más feliz…
CAPITULO XII - Parte I "¡¿Qué demonios está pasando, por qué está atascado mi…
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