Capítulo 125 – Siella y el Emperador 2
“Jeje, ¿mamá está tratando de matar a papá?” (Rachel)
Rachel hacía tiempo que había perdido la cabeza, absorta en el espectáculo absurdo que se desarrollaba ante ella.
En parte era porque la magia oscura la había consumido, pero también porque no había podido adaptarse al entorno de la prisión después de haber estado allí tanto tiempo.
En prisión, ella a veces recuperaba la consciencia, pero luego se desmayaba o gritaba como una loca, alternando entre ambos estados repetidamente.
A pesar de que no se aplicó ninguna otra presión que la de estar en prisión por órdenes especiales del Emperador, Rachel cayó al abismo solo por la razón de estar encarcelada.
Esto era aún más así, porque había estado haciendo todo lo que quería hasta ahora.
Aun así, no todo lo que deseaba se había cumplido.
A pesar de que se estaba llevando a cabo el segundo juicio, ella se encontraba sentada con un estado mental inestable.
Cuando Psyche habló de ella misma, volvió brevemente a la normalidad.
Pero cuando ella mencionó la historia de Siella Plank y del Emperador, volvía a perder la razón. No se desmayó, pero parecía que no podía manejar la situación con claridad en su sano juicio.
Pero entonces, el juicio dio un giro extraño.
Desconocía desde que lugar, Siella Plank estaba enfrentándose al Emperador.
A medida que sus acciones comenzaron a ser reveladas, ella no se quedó quieta. Siella Plank, que había gritado repetidamente, cargó directamente contra el Emperador diciendo: “¡Todos mueran!”
Era una escena de caos absoluto.
Aunque Siella Plank no pretendía matar al Emperador, sus acciones en sí mismas parecían extremadamente amenazantes.
Eso se debía a que ella estaba usando magia negra.
Los guardias se movieron frenéticamente y el entorno se volvió extremadamente ruidoso.
“¡Aaaah!”
Cuando el camino hacia el Emperador fue bloqueado por la guardia imperial, Siella Plank desapareció nuevamente de la vista.
“¡Kyaaaaah-!”
“¡Aaaah!”
La furia de Siella Plank también dejó a los nobles presentes en ese lugar en un estado de pánico total
La situación se desarrolló de forma extrañamente similar a las acciones anteriores de Rachel, la única diferencia era que Siella Plank estaba en su sano juicio, ella no estaba bajo la influencia de la magia negra, sino que actuaba por voluntad propia.
Si Rachel había sido dominada por la magia negra con la intención de matar a Psyche, el caso de Siella Plank era todo lo contrario.
Intentaba llegar de alguna manera al Emperador y atarlo con un hechizo, pero su intención no podía ser transmitida correctamente.
En el momento en que usó magia oscura, el tribunal ya estaba alborotado.
“¡Guardias!” (Caballero)
El líder de la guardia imperial hizo un gesto, llamando a todos los guardias que estaban vigilando afuera para que entraran y protegieran al Emperador.
Rachel, que observaba la escena, sonrió con suficiencia.
“¡Dios mío! ¿Todos se están volviendo locos? Mamá y papá también están locos. Je.” (Rachel)
La atención estaba centrada en el Emperador, así que nadie escuchó las palabras de Rachel, pero llevaba un rato murmurando para sí misma.
“Mamá es mala, ¿por qué no me quiere?” (Rachel)
Ella miró a Siella Plank.
“Papá… No sabes lo que realmente quiero… Je, je.” (Rachel)
Miró la figura del Emperador, entonces, la sonrisa se desvaneció de su rostro y dijo con expresión severa:
“Solo… Ojalá todos murieran, ¿no?” (Rachel)
En cuanto terminó de hablar, alguien se acercó a ella, quienes se acercaron eran Psyche, Clint y los caballeros de la familia Ducal que habían traído con ellos.
Clint se paró frente a Rachel, con los brazos cruzados, mirándola con extrema desaprobación.
Sin abrir la boca, hizo un gesto con la barbilla; los caballeros, que lo habían seguido, rodearon inmediatamente a Rachel, intentando impedir que escapara.
Rachel, aterrorizada, empezó a temblar.
“Yo… quiero vivir…” (Rachel)
Ella lo dijo con una voz baja que apenas se oía.
Clint ignoró sus palabras y giró la cabeza hacia el Emperador.
La guardia imperial tenía dificultades para enfrentarse a una sola Siella Plank.
“¡Aaaah!”
Siella, con un gran ímpetu, sometió a los guardias uno a uno.
“¡Uf, deben bloquearme debidamente!”
El capitán de los guardias dio un paso al frente, con el rostro encendido de incredulidad.
El poder de la magia oscura de Siella era el doble que la de Rachel, así que era natural que tuvieran dificultades.
<¡Clang!>
La espada del capitán de la guardia chocó con algo que parecía una pared negra que rodeaba a Siella.
Siella, que estaba lista como para saltar hacia adelante, dejó escapar un gruñido que sonó como el de una bestia.
<¡Clang!>
Se oyó el sonido de un espacio desgarrándose.
El capitán pareció ser empujado ligeramente hacia atrás, pero entonces él apretó la hoja de su espada con más fuerza, deteniéndola.
“¡Aaaah!”
Siella gritó con fuerza, como si intentara reunir fuerzas, y luego empujó al capitán de la guardia hacia atrás. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
En un instante, Siella cerró la distancia entre ella y el capitán de la guardia, hundiendo su mano directamente en su corazón, no una espada ni una lanza, sino su mano fue lo que lo atravesó, el cuerpo atravesado por ella se estremeció ligeramente. Fue una vista increíble.
“¡Ughh, ughhh!” (Caballero)
Debido al dolor insoportable, el capitán de la guardia gritó, vomitó sangre y cayó hacia adelante.
Al ver al capitán de la guardia sufrir después de ser tan horriblemente golpeado, los guardias murmuraron y vacilaron. No pudieron hacer nada más que reajustar las espadas y lanzas que sostenían.
Siella se lamió la mano que había atravesado el corazón del capitán y rió entre dientes.
Luego caminó hacia el Emperador con tranquilidad.
“Oh… ¡No vengas!” (Emperador)
El Emperador, acurrucado contra la pared, estaba aterrorizado, cubriendo su rostro con los brazos en una postura incómoda. Siella se acercó al Emperador con pasos pesados.
“Su Majestad, ¿es cierto que hay que escuchar bien para ser una buena persona?”
Ella sonrió y se acercó más y más al Emperador.
Cuanto más se acercaba, el Emperador, con las piernas temblando, se deslizó por la pared y se sentó de golpe.
Para ser el Emperador de una nación, tenía una apariencia realmente poco digna.
Pronto, Siella erguida a un brazo de distancia, miró con ojos penetrantes al Emperador que se había desplomado ante ella.
De pie ante el Emperador, ella parecía haber recuperado por completo el sentido y enderezando el torso, habló como si diera una orden.
“No vine aquí a hacerte daño…”
“¡Ahhh! ¡Lárgate! ¡No te acerques!” (Emperador)
Siella intentó explicarle con calma al Emperador, pero él se mantuvo inflexible, agitando los brazos de un lado a otro, resistiéndose ferozmente a los intentos de Siella de tocarlo.
Siella, reprimiendo su ira, logró esbozar una sonrisa antes de volver a hablar.
“Su Majestad, venga a mí…”
“Ah… Ughhh…” (Emperador)
El rostro aterrorizado del Emperador fue arrancado a la fuerza.
“¡Adónde vas!”
Con furia, Siella arrojó al Emperador al suelo.
Debido a la magia negra se desató una fuerza increíble.
El Emperador, atrapado por ella, salió despedido como una hoja, hasta el lugar donde estaba Rachel. El cuerpo del Emperador, que golpeó el suelo con un golpe sordo, rodó hasta el lugar donde estaban Clint y Psyche.
Siella saltó por encima de él, apareciendo ante el Emperador.
“Podemos matarlos a todos aquí, ¿no es así?”
Siella, al darse cuenta de que el Emperador ya no la escucharía, ya no estaba en sus cabales.
Ella tenía una expresión asesina, como si estuviera a punto de matar al Emperador.
Se produjo un breve enfrentamiento.
“¿Jejejeje…?” (Rachel)
Quien rompió el silencio no fue otra que Rachel, habiendo presenciado cada detalle de los intentos de Siella por matar al Emperador, ahora parecía completamente loca.
Aprovechando la distracción de Rachel, Siella cargó directamente contra el Emperador.
El Emperador, ya hecho pedazos por el incidente anterior, yacía encorvado, cubriendo su rostro con ambos brazos y gimiendo.
Parecía decirle intermitentemente que no se acercara, pero su voz era demasiado baja para ser escuchada.
“¡Muere!”
Dejando escapar un grito, Siella lanzó un hechizo con su magia oscura completamente desatada.
Era una velocidad increíblemente rápida.
Justo cuando el Emperador estaba a punto de ser capturado por ella…
“¿…?”
Sus movimientos se detuvieron por un momento.
“¿Eh…?”
Siella Plank, detenida en seco, miró con incredulidad al hombre que le bloqueaba el paso.
Era Clint.
“¡Quítate del camino!”
Ella frunció el ceño con irritación cuando Clint le bloqueó el paso.
Justo cuando se enfrentaban, Clint cambió de postura, se hizo a un lado y ella se dirigió hacia el Emperador.
Ese fue su error.
La mujer alcanzó al Emperador, lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo. Pero…
“¡Aaaah!” (Emperador)
“Su Majestad ahora morirá por mi mano—¡Aaaah!”
Centrada únicamente en el Emperador, Siella no anticipó el siguiente ataque de Clint.
Clint hundió su espada en el cuerpo de Siella Plank, que sujetaba el cuello del Emperador.
La larga espada atravesó su cuerpo y salió tal cual.
“¡Aaaah!”
Se desplomó al suelo de golpe, con una mirada de incredulidad en los ojos.
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