Capítulo 122 – Ya se había enfriado
“¿Qué significa eso?” (Emperatriz)
La Emperatriz reaccionó más rápido que el Emperador a las palabras de Psyche. Su rostro se tornó completamente disgustado, como si su éxito se hubiera visto interrumpido.
El Emperador no ha visto a Siella Plank esos días, así que al menos vivía cómodamente, ¿y ahora le pide que la vuelva a ver?
Desde la perspectiva de la Emperatriz, era una reacción natural. Era la primera vez desde que se convirtió en Emperatriz que sentía que la vida valía la pena. En el pasado, el Emperador había buscado a Siella todos los días, así que sus días eran como una muerte en vida.
Así que no podía entenderlo. Entonces, Psyche asintió con la cabeza y volvió a hablar.
“Siella Plank todavía cree que el Emperador está de su lado.”
Los ojos de la Emperatriz se abrieron de par en par ante las tranquilas palabras de Psyche.
“¿Qué tiene eso que ver con reunirse con ella?” (Emperatriz)
Preguntó exaltada, con la voz entrecortada. Entonces Psyche no se dejó llevar por ello y continuó hablando con calma.
“Dicen que se calma a un niño que llora dándole dulces.”
“¿…?” (Emperatriz)
“Su Majestad, reúnase con ella, dígale que orientará el juicio a favor de Rachel y tranquilícela para que no se presente ante el tribunal.”
Ante esas palabras, la Emperatriz arqueó una ceja.
“¿Crees que esa mujer no vendrá al juicio?” (Emperatriz)
A diferencia de antes, su tono era algo más contenido. Ante eso, Psyche asintió.
“¿No es algo obvio? Desde el principio, aparecer en público es inherentemente arriesgado, pero Si Su Majestad interviene personalmente y la apacigua, Siella Plank dará un paso atrás.”
“…” (Emperatriz)
Aunque sus palabras no eran incorrectas, la Emperatriz seguía sonando insatisfecha; ante eso, Psyche sonrió y añadió:
“Sería agradable que Su Majestad la Emperatriz pudiera acompañarlo.”
“¿Qué?” (Emperatriz)
“Su Majestad, por favor, añada algunas palabras. Dígale a Siella Plank que la entiende y que no tiene ninguna duda de que Rachel es inocente.”
“…” (Emperatriz)
La Emperatriz frunció el ceño como si no estuviera de acuerdo con esas palabras.
“Si voy, sospechará aún más.” (Emperatriz)
“Como es de esperar.”
Psyche cambió rápidamente sus palabras, como esperando que la Emperatriz simplemente se retirara por su cuenta. Esperaba que eso sucediera, después de todo, la Emperatriz no debería haberse involucrado en eso desde el principio.
La expresión de la Emperatriz cambió de forma extraña y Psyche añadió rápidamente:
“Su Majestad la Emperatriz, tiene razón en lo que dijo. Como sabe, Su Majestad la Emperatriz sabe, que sería mejor que Su Majestad se reuna a solas con Siella Plank. Si Su Majestad el Emperador la apacigua, ella se retirará rápidamente.”
“¿Cómo puedes estar tan segura de eso?” (Emperatriz)
La Emperatriz preguntó rápidamente, con tono de desconfianza. Psyche sonrió discretamente y respondió:
“Porque siempre ha sido así.”
“¿…?” (Emperatriz)
“Siempre que Siella Plank quería algo, lo presentaba como si se lo pidiera a Su Majestad el Emperador, y ella siempre adoptaba una actitud de mantenerse al margen. Así que, si Su Majestad el Emperador se ofrece a dar un paso al frente esta vez, no necesariamente correrá el riesgo.”
Mientras Psyche explicaba en voz baja, su mirada pasó de la Emperatriz al Emperador. El Emperador, que había estado ausente de la conversación, pareció sorprendido por su mirada y se enderezó rápidamente.
“¿Su Majestad?”
Cuando Psyche lo miró fijamente, el Emperador evitó su mirada, evadiendo la pregunta.
Diversos pensamientos cruzaron por su mente.
Quería abandonar a Siella Plank y a la Emperatriz y escapar. Pero al pensar en Rachel, una extraña punzada de arrepentimiento le roía el corazón.
Aunque Rachel sin duda había obrado mal, sentía que todo se debía al fracaso de Siella Plank o a su propia incapacidad para guiarla adecuadamente. Como padre, sintió culpa. Dudó, frunciendo el ceño. Pero Psyche seguía mirando fijamente al Emperador, esperando una respuesta.
En esa situación, no podía rechazar su petición.
Si se demoraba, como ella había sugerido, solo aumentarían las acusaciones contra Rachel. Además, últimamente corrían rumores de que ella había estado merodeando por el Palacio Imperial como como si tuviera alas, buscando constantemente las debilidades del Emperador.
El Emperador sintió que debía resolver rápidamente el caso de Rachel. Para lograrlo, no le gustaba la idea de hacer lo que Psyche decía, pero no le quedaba otra opción.
Después de un rato de vacilación, finalmente habló:
“Entendido… Me reuniré con Siella Plank lo antes posible.” (Emperador)
La voz del Emperador vaciló. Pero Psyche no había venido hoy solo para hacer esa petición. Asintiendo con la cabeza ante la respuesta del Emperador, volvió a preguntar de inmediato:
“Por favor, deme una respuesta clara sobre la fecha del segundo juicio, Su Majestad.”
“…” (Emperador)
“Lo ha estado posponiendo continuamente, así que quiero saber la fecha definitiva.”
El tono firme de Psyche tomó al Emperador por sorpresa.
“Cuanto más se demore, más se alargará este juicio…”
“¡Ja, pero!” (Emperador)
Psyche dijo entonces con una expresión lastimera.
“Su Majestad, sigo ayudándolo a desintoxicarse del hechizo de magia negra, incluso después de que Rachel cometiera tales atrocidades en mí contra.”
“¡E-Eso es…!” (Emperador)
El Emperador puso una cara muy desconcertada al oír eso.
No esperaba que Psyche lo amenazara y lo presionara de manera tan directa. Ella tenía la clave de toda su desintoxicación y dado que deseaba desesperadamente no perder la claridad mental que había encontrado después de tantos años, era impensable recaer en la adicción a la magia negra.
“Creo que lo ha olvidado.”
Psyche lo miró, el Emperador, con aspecto intimidado, abrió la boca.
“¡Ah, ya veo! ¡Ya veo!” (Emperador)
El Emperador, sintiéndose obligado a hacer lo que Psyche le decía, levantó ambas manos y pies.
Al final, solo pudo escapar de allí, después de seguir su consejo de Psyche y fijar la fecha del juicio.
***
“¡Oh, Su Majestad!”
Siella Plank apareció en la sala de recepción reservada para los distinguidos visitantes del Palacio.
Habló con un tono muy coqueto y, al ver al Emperador, le sonrió y entró. Pensando que hacía mucho tiempo que no veía al Emperador, Siella Plank se preocupó por cada detalle, desde la cabeza hasta los pies.
Originalmente, habían planeado encontrarse fuera del Palacio, pero debido a que la Emperatriz lo prohibió rotundamente, tuvieron que encontrarse dentro del Palacio.
Al escuchar las palabras de la Emperatriz, quien dijo que no sabía qué podría pasar si se encontraban afuera, el Emperador no tuvo más remedio que seguir su consejo, ya que la Emperatriz lo convenció de que, si algo llegaba a suceder, podría solucionarlo él mismo dentro del palacio.
“Su Majestad, le dije que lo he extrañado mucho, ¿verdad?”
Acercándose al Emperador, que se recostó en el sofá del salón, Siella se apretó contra él, emanando un intenso aroma a agua de rosas.
Era el olor que siempre provenía de Siella, un aroma a rosas muy intenso, un aroma familiar para el Emperador, un aroma que había encontrado a menudo y siempre le había resultado agradable. Pero hoy, sin embargo, ese aroma le resultó repulsivo.
Al ver a Siella abrazar al Emperador, apoyar la cara en su pecho y levantar la vista, él se movió un poco hacia un lado involuntariamente.
“Su Majestad, ¿no me ha echado de menos?”
El Emperador, con las pestañas aleteando sin cesar, sintió de repente una sensación de ahogo cuando ella preguntó.
<“Su Majestad, nunca debe dejar que descubran sus planes, debe tratarla como siempre lo ha hecho.”> (Psyche)
Al mismo tiempo, las palabras de Psyche resonaron en su mente. El Emperador, impulsado por el deseo de no cometer errores, volvió a sentarse junto a Siella y forzó una sonrisa.
“Ves, te he echado de menos.” (Emperador)
“Es extraño. Su Majestad siempre me besaba al verme…”
Siella Plank hizo un puchero, el Emperador intentó rápidamente besarla como de costumbre, pero su cuerpo no le obedecía.
Se sentía completamente confundido.
Aun así, para ser la mujer de la que una vez estuvo enamorado… Curiosamente, no sentía ninguna emoción. ¿Cuánto tiempo había durado su relación? Incluso había abandonado a la Emperatriz por ella.
Así que el Emperador no podía comprenderse a sí mismo aún más.
Pensó que, aunque no fuera tanto como antes, algo sería diferente al encontrarse con Siella.
Pero, extrañamente, todo en ella estaba mal.
<“Dicen que cuando se rompe un hechizo magia negra, puedes experimentar emociones y sensaciones diferentes a las que sentías antes. La Duquesa dijo que, si ese era su caso, entonces debe asumir que una parte de usted estuvo bajo el dominio de un hechizo de magia negra.”> (Emperatriz)
De repente, las palabras de la Emperatriz le vinieron a la mente.
El Emperador se sintió aún más confundido.
‘Entonces… ¿todo fue por el hechizo?’ (Emperador)
Esa sensación desesperada e infantil que sentía…
Era como si toda la pasión, que ardía como insectos nocturnos atraídos por la luz, se hubiera extinguido por completo. El Emperador se mordió fuertemente los labios, con la sensación de que solo quedaba cenizas.
Ahora, Siella Plank no significaba nada para él.
Forzó una sonrisa y le dio un beso rápido en la mejilla.
Y siguiendo el consejo de Psyche, esbozó una sonrisa falsa en su rostro.
“No creo que necesites presentarte en el juicio.” (Emperador)
“Dios mío, ¿en serio?”
Siella Plank, por supuesto, interpretó eso como que el Emperador se encargaría de las cosas por sí solo. Como siempre lo había hecho.
El Emperador asintió y volvió a sonreír.
“Solo confía en mí, Siella.” (Emperador)
Al oír esas palabras, Siella se acurrucó aún más en el abrazo del Emperador, un abrazo que ya se había enfriado por completo.
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