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Capítulo 121 – Presión

 

Con la aparición de Siella Plank, el juicio entró en una nueva fase. Los nobles estaban ansiosos por ver cómo se desarrollaría el juicio, que hasta entonces había sido desfavorable para Rachel.

Sobre todo, la nueva y refinada apariencia de Siella Plank era impactante.

Incluso en el banquete, no hacía mucho, la mujer que se había arrodillado ante el Emperador distaba mucho de la imagen de una noble refinada. Al contrario, Psyche frunció el ceño al ver que incluso parecía estar demasiado segura de sí misma..

Clint, que se había levantado de su asiento, también tenía una expresión desanimada.

Psyche, ocultando a Lily tras ella, dio un paso al frente y habló:

“Su Majestad, nadie ha llamado a esa mujer como testigo, ella no puede testificar sin la solicitud de alguien.”

La voz de Psyche sonaba tranquila, ella no podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo Siella Plank daba un paso al frente y controlaba el juicio.

Cuando Psyche dijo eso, Siella se echó a reír como si fuera algo gracioso.

“¿Supongo que mi aparición es aterradora? ¡Su Majestad, permítame testificar!” (Siella)

Habló con aire altivo y seguro, casi como si le diera una orden al Emperador.

En circunstancias normales, si el Emperador fuera un completo adicto a la magia negra, habría accedido a la petición de Siella sin dudarlo.

Pero el Emperador ahora podía interpretar la situación hasta cierto punto. Aunque la energía mágica aún persistía en él, aún podía discernir que Siella no debía ser arrastrada al juicio en este momento.

Como el Emperador vaciló, sin responder rápidamente a su petición, la expresión de Siella se endureció y Psyche, aprovechando el momento, dio un paso al frente.

“Solicito suspender el juicio, Su Majestad.”

Siella la miró con fastidio cuando Psyche se adelantó repentinamente, rompiendo la tensión que fluía entre las dos. Ella estaba decidida a bloquear los intentos de Siella de participar. Siella, que no había previsto la reacción de Psyche, se adelantó rápidamente.

“¡Suspender el juicio!” (Siella)

Cuando Siella cargó agresivamente contra Psyche, alguien le bloqueó el paso rápidamente, era Clint, que ya había descendido.

“Parece que el estado de la ex Marquesa de Plank le dificulta testificar tranquilamente en el juicio. Su Majestad, ¿qué hará? El juicio ya se ha prolongado y se ha llegado a una conclusión. Tómese un tiempo para pensar y, una vez resuelta la situación, reabra el juicio y tome la decisión más acertada.” (Clint)

Deteniendo las acciones de Siella, Clint miró al Emperador y cuando este dudó de nuevo, Clint continuó hablando.

“En todo caso, la ex Marquesa Plank ni siquiera cumple los requisitos para ser testigo. Todos saben que, por regla general, la familia de un criminal no puede testificar, ¿no?” (Clint)

Los nobles asintieron y murmuraron al respecto.

“Aun así, si se le reconoce como una excepción más allá de esa regla, escucharé su testimonio sin cuestionarlo, así que por hoy demos por terminado el asunto.” (Clint)

Clint habló como si lo estuviera sugiriendo, pero claramente estaba instando a detener el juicio.

El Emperador dudó un momento, mirando a Siella y a Clint, pero pronto no tuvo más remedio que obedecer a Clint.

El juicio había terminado.

Siella estaba furiosa porque las cosas no habían salido como ella quería. Hasta ahora, ni una sola vez, el Emperador había rechazado una petición suya, era algo que escapaba a su comprensión. En el pasado, habría corrido al Palacio Imperial y lo habría persuadido con palabras dulces, pero ahora incluso un breve encuentro con el Emperador parecía una posibilidad lejana.

La Emperatriz había comenzado a controlar estrictamente el procedimiento para reunirse con el Emperador, insistiendo en el estricto cumplimiento de las formalidades, y el Emperador obedecía completamente sus órdenes. Siella no podía comprender la situación.

Poco después de que el Emperador se casara con la Emperatriz, hubo varias ocasiones en las que él y Siella tuvieron encuentros secretos y fueron descubiertos. El Emperador negó vehementemente que tuvieran una relación, pero finalmente se negó a escuchar ni una sola palabra de lo que dijo la Emperatriz y en aquella época ni siquiera usaba magia negra con asiduidad.

Por eso, Siella creía que el Emperador estaba completamente enamorado de ella, casi al punto de perder la cabeza. Pero ahora, parecía lo contrario. Una sensación de inquietud se apoderó de Siella, incapaz de ver ni un centímetro por delante.

El hecho de que el Emperador hubiera escuchado a Clint y no a ella durante el juicio era insoportable.

Sus esfuerzos por salvar a Rachel no eran realmente por el bien de su propia hija.

La impulsaba el miedo de que, si se revelaban los crímenes de Rachel, sus propias acciones quedarían expuestas con todo detalle. Desde el juicio, Siella se había debilitado cada día más debido a su neurosis.

 

***

 

“Su Majestad parece sentirse mejor hoy.” (Emperatriz)

La Emperatriz, que dio una cálida bienvenida al Duque y la Duquesa al Palacio Imperial, esbozó una inusual y cordial sonrisa.

Con el paso del tiempo, la desintoxicación parecía tener mayores efectos. Sin embargo, a pesar de que el Emperador había recuperado la cordura, lo atormentaban los recuerdos de sus propias acciones.

Era porque no podía distinguir entre lo que era realmente su decisión y lo que había sido impulsado por la magia negra.

Cuando empezó a apreciar a Siella, la magia y el Emperador no tenían mucha relación.

Así que pasó mucho tiempo confundido, intentando discernir la verdad entre su afecto y la energía del hechizo.

En medio de todo eso, el Duque y la Duquesa insistieron en reunirse con el Emperador hoy.

En cualquier caso, el Emperador, que estaba ahora prácticamente libre de la energía mágica, se veía bien por fuera, y lo más importante, escuchaba atentamente a la Emperatriz, a quien antes había ignorado, por lo que pensó que estaba viviendo una vida más plena que nunca.

“Gracias a Dios. Me preocupaba que la desintoxicación no funcionara.” (Psyche)

“En realidad era mitad experimental. Pero gracias a usted, Señora, ¡mi corazón está completamente a gusto!” (Emperatriz)

La Emperatriz miró a Psyche con gran satisfacción y dijo aquello.

“No, me alegro haber podido ayudar.” (Psyche)

Ante la tímida sonrisa de Psyche, la Emperatriz miró de repente a Clint, que estaba sentado a su lado.  Parecía que ni siquiera sabía que no había podido apartar la vista de Psyche durante un largo rato. La Emperatriz, que sonrió por primera vez, comentó con picardía:

“He oído el rumor de que el rostro del Duque se ha iluminado considerablemente en estos días.” (Emperatriz)

“Sí, como puede ver. Solo espero que el asunto de Rachel se resuelva pronto.”

Él volvió la mirada hacia la Emperatriz, como si nada hubiera pasado, y habló. Y en cuanto terminó la frase, el Chambelán anunció la llegada del Emperador.

“Su Majestad el Emperador está entrando.” (Chambelán)

Psyche lo recibió con una elegante cortesía. El Emperador, que normalmente era muy arrogante, estaba mucho más apagado de lo habitual y sonrió torpemente mientras observaba a los dos.

“El juicio debe ser agotador, pero aun así vinieron hasta aquí para verme… Me avergüenza tener que enfrentarme a ustedes.”

El Emperador se enteró de los asuntos entre Rachel y Lily a través del Príncipe Heredero.

Los cargos eran innegablemente claros y atroces, y no dejaban lugar a reconsideraciones.

Sin embargo, el hecho de que Rachel fuera la autora del crimen le pesaba profundamente.

Una niña ilegítima nacida fuera del matrimonio, que jamás vería la luz del día. Esa era la forma en que el Emperador veía a Rachel. Por eso, deseaba desesperadamente aliviar su carga, pero no había manera.

El juicio se estaba posponiendo indefinidamente porque el Emperador no se decidía. Con la irrupción del Duque y la Duquesa, era natural que se sintiera incómodo.

Tan pronto como el Emperador se sentó, Psyche sonrió levemente y fue directo al grano.

“Debe reanudar el juicio.” (Psyche)

“A… Así debe ser.”

El Emperador evitó la mirada de Psyche.

“Si retrasa el juicio innecesariamente, las acusaciones contra Rachel solo aumentarán. Tome una decisión con firmeza.” (Psyche)

Cuando Psyche insistió, el Emperador asintió con la cabeza vacilante.

“Entiendo perfectamente las intenciones de Su Majestad, pero no ve que cuanto más tiempo pase, más evidencias de las acciones de Rachel surgirán.” (Psyche)

El rostro del Emperador se ensombreció visiblemente ante esas palabras. Había dudado considerando cómo aliviar los pecados de Rachel, sin darse cuenta de que de esa manera estaba aumentando su culpabilidad.

“Además, ¿sabe que he estado recibiendo cartas alegando otros actos ilegales de Rachel aparte de lo que me hizo?” (Psyche)

“¿Qué… es eso?”

“Si Su Majestad sigue retrasando el juicio de esa manera, no tendré más remedio que recopilar pruebas de todas las cartas que me llegan y aumentar así las acusaciones.” (Psyche)

El rostro del Emperador se ensombreció ante las palabras de Psyche. La Emperatriz, sentada a su lado, también mostró una expresión de desagrado, como si las palabras de Psyche le hubieran parecido un poco demasiado fuertes, pero no pudo intervenir, pues no estaban equivocadas.

“Ah… Entiendo. Reanudaré el juicio rápidamente.”

“Si pudiera notificarme una fecha dentro de esta semana, se lo agradecería mucho.” (Psyche)

En respuesta a la declaración decidida de Psyche, el Emperador respondió con voz baja.

“Por cierto, he oído que Siella Plank sigue pidiendo ver a Su Majestad el Emperador.” (Psyche)

Ante las palabras de Psyche, el Emperador se estremeció, como un hombre pecador, y agitó las manos vigorosamente.

“¡Oh! ¡Yo, nunca! Nunca la veré, así que no se preocupe. ¡Ni siquiera pienso llamarla como testigo en el tribunal! ¡E-eso no está bien! ¡Es totalmente injusto!”

El Emperador se sobresaltó como si estuviera harto de oír el nombre de Siella Plank. Los labios de la Emperatriz se curvaron ligeramente, como complacida con esa actitud.

Psyche, que había estado escuchando en silencio, respondió con calma.

“No. Por favor, reúnase con Siella Plank.” (Psyche)

Al oír eso, tanto el Emperador como la Emperatriz se quedaron boquiabiertos y sorprendidos.

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