Capítulo 82 – Si la verdad no puede salvarnos – 2
Cuando Clint llegó a la oficina, el Duque no solo no lo recibió con alegría, sino que le hizo entrar mostrando abiertamente su fastidio.
“¿Hay algo tan importante como para venir durante las horas de trabajo?” (Anterior Duque)
“Dime rápida y claramente cuál es el propósito.” (Anterior Duque)
En lugar de saludar a su nervioso hijo, solo soltó palabras que sonaban a regaño.
Y Clint sacó a relucir varios temas, pensando en cómo transmitir los defectos de su madre de una forma menos provocativa e impactante, incluso habló del clima.
También habló del entrenamiento de esgrima que tuvo hace unos días e incluso soltó una anécdota sobre su madre, pero lo único que recibió a cambio fue la mirada fría del Duque.
“¿Has venido a hablarme de cosas tan triviales? ¿Has heredado de tu madre la incapacidad de distinguir lo que es importante de lo que no?” (Anterior Duque)
“No soy una persona tan ociosa como tú crees, no te comportes como tu madre conmigo.” (Anterior Duque)
Ante esas palabras, Clint cerró la boca con aire abatido.
Y entonces eligió sus palabras con dificultad y dijo lo que realmente necesitaba decir.
El Duque guardó silencio un buen rato tras enterarse de que la Duquesa, no, la madre de Clint, se había enamorado de otro hombre.
Parecía un poco sorprendido.
Pero eso fue solo un instante.
En un instante, el Duque recompuso rápidamente todas sus emociones y se levantó con sequedad.
“¿Qué crees que se ha resuelto diciéndome la verdad?” (Anterior Duque)
Clint pareció desconcertado ante la pregunta.
“Habría sido mejor no saberlo.” (Anterior Duque)
“Recuerda esto, Clint. A veces la verdad… no siempre es lo mejor.” (Anterior Duque)
El rostro con el que hablaba pareció entristecerse por un instante. Pero eso también fue fugaz.
“Pero ahora que lo sé, no puedo mantener a tu madre aquí por más tiempo.” (Anterior Duque)
Clint pensó que algo andaba mal.
De hecho, todavía era un niño, ni siquiera tenía diez años, y no sabía cómo terminaría la infidelidad entre un hombre y una mujer ni en qué dirección terminaría el afecto.
Pero, aun así, ¿no eran sus padres?
Entonces, al menos, pensó que intentarían arreglar las cosas.
Sin embargo, su padre no era el tipo de persona de buen carácter que pasaría por alto tales cosas.
Clint se dio cuenta enseguida.
Que su padre estaba intentando echar a su madre.
Rápidamente cayó al suelo, pensando que tenía que detenerlo.
“¡Ay, padre! ¡No lo haga! Si expulsa a mi madre de este Ducado, no tardará mucho en morir. ¡No lo haga!”
Quería evitar la muerte de su madre.
Aunque su madre no hiciera nada bien, después de todo era la madre de Clint.
Aunque otros la señalaran con el dedo, era la única madre que tenía.
Aunque ya de por sí, vivía a una vida inestable en el Ducado, si la expulsaban, podría enfermar y morir pronto; Clint pensaba así a su corta edad.
Cuando Clint suplicó y suplicó, el Duque sonrió disimuladamente y dijo.
“Entonces tú también deberías cargar con los pecados de tu madre.” (Anterior Duque)
“Alguien tiene que pagar por sus pecados, ¿no?” (Anterior Duque)
El Duque dijo aquello con una sonrisa burlona.
Clint respondió con desesperación.
“¡Yo, yo lo haré! ¡Prefiero ser yo!”
Después de esas palabras, Clint fue expulsado del Ducado en menos de una semana.
El Duque decidió perdonar los pecados de su madre a cambio de que Clint abandonara la mansión.
Y dijo:
“Si logras sobrevivir un año fuera de la mansión sin mi ayuda, te aceptaré de vuelta.” (Anterior Duque)
Fue una orden tajante.
Así que el Duque expulsó a Clint con frialdad.
Fue increíble.
Así, el día en que le contó la verdad a su padre, por primera vez, supo lo que significaba ser abandonado.
Y por eso, la Duquesa empezó a enloquecer, gritando el nombre de su hijo.
“¡Echaste a Clint!”
“Silencio, señora. Cuando sepa la verdad, no podrá sino estar agradecida a su hijo.” (Duque)
“¿Cuándo ha tenido usted alguna vez la posibilidad de elegir? Piense que es culpa suya por no haber educado bien a su hijo.” (Duque)
El Duque cumplió su promesa y no mencionó la vergüenza de la Duquesa.
Sin embargo, a medida que pasaban los días, el conflicto entre ambos se agravó y la Duquesa se deprimió cada vez más.
Clint, preocupado por su madre a pesar de estar alojado en un lugar distinto a la residencia Ducal, acudía a menudo a verla.
Sin embargo, la condición de la Duquesa empeoró y llegó a un punto en el que ni siquiera podía abrir los ojos.
Clint no podía dejar de sentir la culpa de que el hecho de intentar salvar a su madre la hiciera sufrir aún más.
Su madre se marchitaba día a día.
Ella se culpaba a sí misma, era aún peor porque no sabía por qué.
“Yo… Yo soy indigna.” (Duquesa)
“¿Qué hice mal? ¿Eh? Clint.” (Duquesa)
La vida de madre e hijo se volvía más miserable cada día.
La madre de Clint, sin razón ni propósito para vivir, fue perdiendo gradualmente la motivación para vivir.
Y cuanto más sucedía esto, menos atención le prestaba el Duque.
A pesar de todo, ella quería saber por qué su hijo, Clint, tuvo que ser expulsado del Ducado.
Cuanto más se deterioraba su relación con el Duque, más veía a Clint como su única esperanza. Los días en que discutía con el Duque, ya fuera por cosas grandes o pequeñas, ella regresaba a su habitación, abrazaba a Clint y repetía las mismas palabras:
“Cariño, quiero que te conviertas en el Duque.” (Duquesa)
“Tienes que ser mejor que tu padre.” (Duquesa)
“Como era de esperar, eres mi hijo. Estoy muy orgullosa de ti.” (Duquesa)
Pero que su única esperanza fuera expulsada por su propio padre. Ella no podía aceptarlo.
Convencida de que el Duque, quien era muy calculador y astuto, no habría hecho algo así sin motivo, quería saber la verdad.
Pero Clint no quería que ella supiera la verdad.
No quería que su madre siguiera culpándose a sí misma…
Si supiera la verdad…
Sin duda sufriría más.
Así que Clint se esforzó por ocultarle la verdad.
Sin embargo, no existían secretos perfectos en este mundo… La verdad siempre acababa saliendo a la luz.
Ese día, pareció que lo que empezó como una pequeña pelea con el Duque se había convertido en algo grave.
Ella estaba mentalmente inestable, y cuando sus emociones llegaban al límite, solía amenazar al Duque con su vida.
Ese día también, le arrebató la daga al Duque y se la puso en el cuello, gritando que prefería morir.
Entonces, el Duque, enfadado, abrió la boca burlonamente.
“De verdad eres una madre que no ayuda en absoluto a su hijo.” (Duque)
“¿Qué? ¡Eso no es algo que debas decir, después de haber echado a tu hijo!”
“¿Sabes por qué eché a ese niño?” (Duque)
Ese día, el Duque gritó, lanzando bruscamente su Kravat como si no pudiera soportarlo más.
“¡Tu hijo te vio compartiendo tus sucios sentimientos con un caballero!” (Duque)
“¿Qué… dijiste?”
“¡Sabes que tu hijo está siendo castigado en tu lugar!” (Duque)
Se dice que su madre perdió el conocimiento al oír esas palabras.
El sonido metálico de los objetos cayendo a sus pies solo sirvió para desgarrarle el corazón.
Su madre, consciente de la verdad, lloró y se desmayó varias veces.
No podía aceptar haber bloqueado el camino de su hijo.
No tuvo el coraje de vivir con esa verdad.
Lloró así durante días y días.
Y una mañana muy soleada…
Se ahorcó, quitándose la vida.
Dejó una carta a su hijo con solo unas pocas palabras de disculpa.
Clint todavía recordaba ese día.
“¿Madre? ¿Madre?”
Se hizo un extraño silencio.
En un instante, se le puso la piel de gallina.
La extraña sensación que recorrió todo su cuerpo presagió la tragedia que estaba por venir.
Una habitación oscura.
Un dormitorio… Sin rastro de vida humana….
Y.
Su madre, fría y muerta.
“…”
Clint no podía creerlo.
El recuerdo de aquel día seguía siendo demasiado vívido y había sacudido toda su vida.
Él lloró desconsoladamente.
“En lugar de unas pocas palabras de disculpa, ¿por qué no seguiste viva?”
“Aun así, es mejor vivir.”
“No debiste haberme dejado. ¿Por qué no sabías que quedarte a mi lado era mejor que pedir disculpas? Madre…”
Su madre fue tan cruel.
El amor de su madre, quien no pudo proteger a su hijo hasta el final, siempre lo angustiaba.
Más que nada, el recuerdo de haber sido abandonado cada vez que decía la verdad o o esta salía a la luz dominaba todo su ser.
Y si alguien más descubría la verdad, podría abandonarlo.
Tenía que vivir con ese miedo constantemente.
Y después de su madre, por primera vez había una persona que no quería que lo abandonara.
Esa persona era Psyche.
Así que pensó en ocultar lo que pudiera y mostrarle solo las cosas buenas.
A veces la verdad… Hay momentos en los que no es lo mejor. Solo quería que ella se quedara a su lado.
Siempre necesitaba una confianza que vaya más allá de la verdad.
Pero esa confianza se hizo añicos el día que Psyche lo dejó por primera vez.
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