Capítulo 23: En aquel entonces, a Se Se le gustabas
A las 3 de la madrugada, el vino se había acabado y la gente se había dispersado y el salón privado estaba lleno de colillas de puros y botellas vacías.
Cen Li hojeó el recibo de los gastos del club de esa noche con un dolor agudo en el pecho.
‘¿Acaso aquellos cabrones nunca han bebido alcohol ni fumado puros? ¡Por qué no se limitan a beber o fuman hasta morir!’
Al ver sus dientes rechinando de dolor, Guo Song puso los ojos en blanco.
“Vamos, Cen Grandet*, solo invitas a tus amigos una vez cada muchos años ¿Por qué te duele tanto?” – Guo Song cruzó las piernas, sacó un puro del bolsillo interior de su traje, se lo puso bajo la nariz, lo olió y dijo. – “Todos han visto tu sinceridad esta noche, pero ¿de verdad vendrá Se Se mañana? Qianqian* dijo que no regresará pronto a Beicheng.”
(N/T: Por Qianqian se refiere a Guo Qian, amiga de Se Se, así que asumo que este debe ser su hermano.)
(N/T: Ver explicación en cap. 2)
Cen Li miró el puro que tenía en la mano y dijo: “No lo sé.”
Guo Song rió entre dientes, apretó el puro entre los dedos y lo agitó suavemente y dijo. – “Si ella no viene mañana por la noche, ¿no será una gran pérdida? ¡Tsk, tsk! Todos esos puros y vinos que has coleccionado durante tantos años ya no quedan.”
Cen Li apretó los dientes y se resistió. – “A quién le importa si viene mañana por la noche, de todos modos, volverá a Beicheng tarde o temprano. Todos ustedes bebieron mi vino y fumaron mis puros, y si no pueden cumplir lo que prometieron, entonces tienen que escupirlo.”
Entonces sacó su teléfono y abrió WeChat para comprobarlo.
Ni Cen Mingshu ni Cen Yu le habían respondido.
Pensando en la terquedad de Se Se, que ni diez bueyes pueden arriar, sintió una opresión en el pecho.
Guo Song vio su expresión y supo que él también se sentía inseguro al verlo así. Justo cuando estaba a punto de decir algo, Lu Huaiyan, quien había permanecido en silencio toda la noche, preguntó de repente: “¿Cómo sabes que volverá a Beicheng tarde o temprano?”
En cuanto pronunció esas palabras, la sala privada quedó en silencio.
Cen Li y Guo Song intercambiaron una mirada antes de volverse hacia Lu Huaiyan.
Cen Li dijo: “Creció en la familia Cen, ¿cómo podría no volver? Aunque mis padres están muy enojados con ella por cambiarse el apellido sin permiso, al final llegarán a un acuerdo conmigo. Siempre que Se Se esté dispuesta a quedarse, me da igual el apellido que quiera.”
Apenas había regresado de Australia hacía un par de días y como el nuevo proyecto en Australia estaba en un punto crítico, solo podía quedarse en Beicheng medio mes como máximo.
Cen Minghong y Ji Yunyi ya hacía un tiempo que regresaron y aunque parecían indiferentes a Se Se, cada vez que Cen Li mencionaba las noticias que había recibido de Han Yin, escuchaban atentamente, lo que demostraba que no querían romper sus lazos con Se Se por completo.
Lu Huaiyan se apoyó en el respaldo del sofá, levantando ligeramente la barbilla, y miró a Cen Li sin decir palabra.
Tras una larga pausa, preguntó lentamente: “¿Qué le gusta hacer a tu hermana en su tiempo libre?”
Guo Song guardó su puro en la caja y, al oír eso, miró sutilmente a Lu Huaiyan.
Cen Li bajó la mirada y pensó por un momento: “El mayor pasatiempo de nuestra familia es, por supuesto, ganar dinero. Además de ganar dinero… Espera, ¿por qué preguntas eso?”
Entornó los ojos y miró a Lu Huaiyan, chasqueando la lengua. – “Y no olvides quién se negó a ayudarme ni con el más pequeño esfuerzo en aquel entonces.”
Lu Huaiyan sonrió levemente, sin saber lo que vino a su mente y luego dijo: “Considera esa pregunta solo como un impulso del momento.”
“¿Un impulso del momento?” – Cen Li lo miró con expresión desconcertada. – “¿Qué demonios?”
Lu Huaiyan lo ignoró, probablemente porque la respuesta de Cen Li le pareció aburrida y le dio pereza seguir escuchándolo. Luego se levantó, caminó hacia la puerta, cogió su abrigo del perchero y dijo: “Volveré primero.”
Tras irse, Guo Song se quedó mirando la puerta cerrada y dijo con una mirada pensativa: “Ah’Yan no tocó tu colección de puros y vino esta noche.”
“¡Si los hubiera tocado, habría sido una gran pérdida! Con su temperamento frío, ¡nunca me atrevería a contar con su cuidado, ni para Xiao Yu ni para Se Se!”
Guo Song: “…”
‘Olvídalo, no podemos comunicarnos; es mejor no decir nada.’
***
La cena de la familia Cen empezó a las 8 p.m., pero Lu Huaiyan llegó antes de las 7 p.m. El mayordomo lo acompañó al estudio del tercer piso y cuando entró, Cen Li estaba de pie junto a la ventana, hablando por teléfono con Cen Mingshu.
La llamada estaba a punto de terminar, y Cen Li dijo con un suspiro de alivio: “Está bien, tía, nos vemos luego. Por favor, dile a Se Se que no se apresure cuando llegue, tengo algo que hablar con ella.”
Lu Huaiyan lo miró y luego metió la mano en su bolsillo, deteniéndose un momento antes de volver a sacarla.
El encendedor y la pitillera estaban guardados con cuidado en el bolsillo de su abrigo, intactos.
Cen Li ya había notado la presencia de Lu Huaiyan y, le dijo: “Hoy llegas temprano, viejo señor.”
Todos conocían las costumbres de Lu Huaiyan, a menos que fuera necesario solía llegar puntual a los banquetes. Era raro verlo llegar una hora antes, como hoy.
Las paredes del estudio tenían empotradas estanterías de madera de cerezo que llegan hasta el techo, y dos escaleras de madera deslizantes se alzan tranquilamente a izquierda y derecha.
Lu Huaiyan emitió un suave “Hmm” en señal de asentimiento, se quitó el abrigo y se acercó a una de las paredes, luego se echó el abrigo al brazo y se quedó quieto, examinando con la mirada las fotografías expuestas.
Las fotos estaban enmarcadas en marcos de madera de cerezo a juego con las estanterías, con cristales impecables que reflejaban la tenue luz amarilla.
Esas fotos llevaban mucho tiempo allí, y la foto de Jiang Se seguía entre ellas; no había muchas fotos, la mayoría son de ella durante su época escolar.
En una de las fotos grupales, aparecía también Lu Huaiyan.
En la foto, la joven lo miraba de reojo, sonriendo con las cejas ligeramente curvadas.
Seguía siendo su sonrisa amable de siempre, pero, por alguna razón, se sentía un poco diferente.
Lu Huaiyan miró a la chica de la foto en silencio y luego preguntó en voz baja: “¿Por qué no recuerdo esta foto?”
Cen Li se acercó, siguiendo su mirada y dijo: “¿No es normal que no la recuerdes? Siempre eres tan despistado cuando te toman fotos, ¿cómo puedes recordarlas todas?”
Lu Huaiyan no lo recordaba, pero Cen Li lo recordaba con mucha claridad.
Ese día era el 21.º cumpleaños de Cen Li y Se Se acababa de cumplir 17, había pasado más de medio año desde aquel incidente. Al igual que Lu Huaiyan, a Se Se nunca le había interesado especialmente tomarse fotos. Pero ese día, al enterarse de la llegada de Ah’Yan, tomó la iniciativa de bajar y tomarse la foto, que Lu Huaiyan estaba mirando.
Fue en ese momento que Cen Li comprendió los sentimientos de Se Se.
Por supuesto, después de su ceremonia de mayoría de edad, Se Se se había desistido por completo de esa idea. Su cariño por Lu Huaiyan había llegado y desaparecido con la misma rapidez. En palabras de su madre, Ji Yunyi, Se Se era más clara y despiadada con sus emociones que nadie en la familia Cen.
Aunque esa era la primera vez que le gustaba alguien, probablemente fue la única vez desde que hubo crecido.
En algún momento, Cen Li incluso consideró la idea de darle a Se Se lo que quería. Fue en este mismo estudio, que discutió los pros y los contras con Lu Huaiyan, con la intención de unirlos.
Pero en realidad, ese no fue un buen momento.
Lu Huaiyan acababa de ganar una apuesta con su abuelo y, a partir de entonces, nadie podía decir nada sobre su matrimonio y nadie podía interferir. Pero Se Se era demasiado joven después de todo, a pesar de ser más madura que las chicas de su edad, era solo una niña que acababa de alcanzar la mayoría de edad, y no alguien que pudiera llamar la atención de Lu Huaiyan.
Cen Li apenas había empezado a hablar cuando Lu Huaiyan entrecerró los párpados, lo miró fijamente y preguntó con frialdad: <“¿Me tomas como tu □□?”>
Después de eso, hizo una serie de comentarios despectivos, para disipar esos pensamientos de la mente de Cen Li.
Al recordar las palabras que Lu Huaiyan dijo en ese momento, Cen Li aún sentía un intenso odio.
Sacó un cigarrillo, se lo metió en la boca, lo encendió y dijo arrastrando las palabras: “No lo sabías, ¿verdad? A Se Se le gustabas en aquel entonces. Ella estuvo dispuesta a hacerse esta foto, pero sólo porque la persona que se hizo la foto con ella eras tú.”
La mirada de Lu Huaiyan ya se había posado en otra foto.
Esa era una foto en solitario de Jiang Se en su ceremonia de mayoría de edad. Vestía un vestido negro, de pie en la escalera de caracol de la antigua mansión de la familia Cen, con el aspecto de una princesa noble y elegante, mirando a los invitados con una leve sonrisa.
Su blanca y delicada muñeca que descansaba sobre la barandilla lucía un brazalete de jade enviado por la familia Fu.
En cuanto Cen Li terminó de hablar, la mirada de Lu Huaiyan se apartó bruscamente del brazalete de jade.
El hombre giró ligeramente la cabeza con indiferencia y una luz fría atravesó el marco de sus gafas doradas. Miró el cigarrillo que Cen Li sostenía en la comisura de los labios, levantó una mano para apagarlo y preguntó con calma: “¿Le gustaba a Se Se? ¿Cuándo fue eso?”
***
Cuando las manecillas del reloj marcaron las 7:40 p. m., Jiang Se finalmente no pudo evitar preguntarle a Cen Mingshu: “Tía pequeña, ¿cuándo nos vamos?”
Tomó el avión privado con Cen Mingshu de Tongcheng a Beicheng temprano esa mañana. En cuanto el avión aterrizó, Ji Yunyi envió a alguien a recoger a Cen Yu.
Jiang Se siguió a Cen Mingshu de vuelta al apartamento que había comprado cerca de la vieja mansión.
Cen Mingshu siempre había asistido a los banquetes a su antojo, sin un horario fijo para ir o no.
Agitó la copa de vino que tenía en su mano y luego miró a Se Se de pies a cabeza antes de asentir con satisfacción. – “Este vestido es bonito, te sienta muy bien.”
Se Se aceptó el cumplido de Cen Mingshu, se quitó los guantes de seda que le llegaban hasta los codos, tomó la copa de vino de la mano de Cen Mingshu y respondió con un gesto de desaprobación. – “Es bonito, pero no me gusta llegar tarde. Además, no puedo conducir con este vestido, así que, para evitar que conduzcas borracha, no puedes beber ahora mismo.”
Cen Mingshu: “…”
Miró a Se Se y bromeó: “¿Llegar temprano y hablar mucho, eso es lo que te gusta?”
En un banquete, hay que usar una máscara y ser hipócrita y adulador con los demás, algo que tanto a Se Se como a Cen Mingshu generalmente les disgustaba.
Sin embargo, a diferencia de Cen Mingshu, quien expresaba abiertamente su desagrado, Jiang Se lo ocultaba profundamente, destacaba por su cortesía y diplomacia y era muy buena entablando conversaciones triviales con la gente.
“Sí, no me gusta, pero odio aún más llegar tarde.” – Jiang Se dejó la copa de vino y se puso lentamente los guantes. – “Después de todo, no estaré allí mucho tiempo, así que llegar temprano significa que puedo irme temprano.”
Cen Mingshu resopló. – “¿De qué tienes miedo? Conduciré yo misma y te garantizo que no llegaré tarde.”
El coche de Cen Mingshu era tan impresionante como ella: un Ferrari deportivo, rojo como una llama y tan llamativo como ella y parecía una estela de fuego al pasar a toda velocidad por la carretera.
Después de que ambas subieran al coche, Cen Mingshu volvió a sacar el tema de siempre. – “No creas que no vi la medicina en tu mesita de noche anoche, estás viviendo con demasiada tensión. No te impediré hacer lo que quieras, pero tienes que prometerme que cuidarás de tu salud. Cuando tengas tiempo, busca a alguien con quien tener una aventura amorosa adulta, piensa en ello como una forma de mejorar tu estado de ánimo.”
Jiang Se sonrió, su mirada vagando por las calles familiares de Beicheng. – “Lo sé, lo consideraré.”
A las 7:55 p. m., Cen Mingshu entró con el coche en el aparcamiento del patio trasero reservado para la familia Cen. Varios sirvientes mayores, con paraguas de satén índigo en la mano, se acercaron respetuosamente.
Cuando Jiang Se bajó del coche, un sirviente que le sostenía la sombrilla pareció atónito y gritó inconscientemente: “Joven Señorita…”
“Tío Chen.” – Jiang Se interrumpió su manera equivocada de llamarla con una sonrisa. – “Cuánto tiempo sin verte.”
El tío Chen llevaba años sirviendo en la vieja mansión y era muy amigo del tío Tong.
Al oír eso, se sobresaltó, pero reaccionó rápidamente y dijo: “Señorita Jiang, cuánto tiempo sin verla. Sígame, por favor; el banquete está a punto de comenzar.”
Cen Mingshu se adelantó con paso tranquilo, preguntando mientras caminaba: “¿Dónde están el Señor y la Sra. Cen?”
El sirviente que sostenía el paraguas respondió respetuosamente: “El Sr. y la Sra. Cen ya se han ido al salón de banquetes.”
El jardín trasero tenía un largo pasillo que conducía directamente al salón de banquetes, cuando las personas lo recorrieron, los sirvientes que esperaban fuera del salón de banquetes se inclinaron y abrieron lentamente las pesadas puertas de madera. La deslumbrante luz de las lámparas de araña de cristal se filtraba por la rendija de la puerta, que se ensanchaba gradualmente, mientras una solemne música sinfónica fluía como agua en el aire, impregnada de una suave fragancia.
Jiang Se entró lentamente en el salón, regresando a la fama y fortuna con las que había estado tan familiarizada y en el que una vez se sintió a gusto como pez en el agua.
Las puertas que conectaban el jardín trasero con el salón solo eran accesibles para la familia Cen. Estaban en un rincón desierto al noroeste de la vieja mansión y era un lugar tranquilo y desierto. No fue hasta que se recorrieron un tramo de pasillos serpenteantes, que poco a poco empezaron a oír voces.
Jiang Se se fijó en las elegantes figuras en el centro del salón de banquetes y dijo en voz baja: “Tía pequeña, ve a ver a tus compañeros, yo iré a buscarlos.”
Cen Mingshu miró en la dirección que ella miraba y asintió. – “De acuerdo, ve y despídete como es debido.”
Jiang Se sonrió amablemente, coincidiendo en que era hora de despedirse de ellos como es debido.
Nueve de cada diez personas que asistían al banquete conocían a Jiang Se, al verla, todas mostraron expresiones de sorpresa. Tras intercambiar corteses asentimientos y saludos, muchas incluso retrocedieron un paso, despejándole el camino hacia el centro del salón de banquetes.
Cen Minghong y Ji Yunyi estaban allí de pie, ambos vestidos con elegantes y costosos trajes de colores similares, cada uno con una copa de champán en la mano, sonriendo y susurrando, como una pareja amorosa que se trataba con respeto.
Siempre habían sido la mejor fachada el uno del otro.
Cuando Jiang Se caminó hacia ellos, Ji Yunyi pareció percibir su presencia y levantó la cabeza para mirarla, con su rostro delicadamente maquillado que siempre mostraba una sonrisa elegante.
Por un instante, cuando Jiang Se se detuvo, pareció como si todo el salón de banquetes se quedara en silencio.
Jiang Se hizo una ligera reverencia, que era un gesto de respeto hacia sus mayores, y dijo lentamente: “Presidente, Maestra Ji, cuánto tiempo sin verlos.”
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