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Capítulo 59 – La mirada de todos

 

Desde afuera, se oía a Alexa arrancar el carruaje.

“…”

Los tres no tuvieron más remedio que ir juntos al Palacio Imperial.

Psyche se quedó allí sentada, atónita ante esta absurda situación, manteniendo la boca cerrada.

Schild era el único que parecía emocionado, sentado junto a Clint y riendo a carcajadas.

‘Si alguien lo viera, pensaría que es su verdadero padre.’

Psyche hizo una mueca de desagrado.

Por alguna razón, a Schild le gustaba mucho a Clint y lo seguía a todas partes.

Aunque no se habían visto en varios días, había estado cantando canciones de Clint de esa manera.

“Tío, ¿poqué no te he visto estos días?” (Schild)

“…”

Clint se sentó frente a Psyche, cruzó los brazos y miró a Schild sin expresión.

“¡He echado de menos al tío! ¿Tíiiio?” (Schild)

“…”

Como Clint no respondió, el niño lanzó un ataque de afecto indiscriminado, como si no le importara en absoluto.

“Tío, tío, ¿te pushiste tliste cuando no me viste?” (Schild)

“…”

Y entonces Clint mostró un rostro incómodo.

“¡Solchiki, Solchiki, cuéntame!” (Schild)

Schild parecía querer escuchar la respuesta de Clint.

Clint estaba en problemas.

Era fácil inventar sentimientos plausibles delante de adultos, pero nunca había lidiado con las emociones crudas de un niño. Terminó diciendo algo innecesario porque la mirada clara del niño, que parecía que lo atravesaría si no hablaba con sinceridad, era agobiante.

“No siempre es bueno mostrar todas tus emociones.” (Clint)

Psyche, que no soportó las extrañas palabras, finalmente se interpuso entre ellos.

“Nuestro Schild, ¿echaste de menos al tío?”

Schild parpadeó y asintió ruidosamente.

“¡Sí!” (Schild)

El corazón de Psyche se derritió ante la fuerte respuesta y soltó una risita.

Schild realmente parecía haber extrañado mucho a Clint.

“¡Schild, tío, bien!” (Schild)

“Si le has echado de menos, al menos dile algo.”

Psyche finalmente regañó a Clint.

“No hace falta decir cuánto lo he echado de menos.” (Clint)

“…Uf, ¿en selio?” (Schild)

Clint, que no quería expresar lo que sentía honestamente delante del niño, frunció el ceño con nerviosismo.

Psyche cambiaba el significado de las palabras a su antojo.

“Oh, supongo que tú también echaste de menos a Schild, ¿verdad?”

Al oír eso, los ojos de Schild brillaron de alegría.

“¿En selio?” (Schild)

“Así es.”

Psyche sabía que Clint no reaccionaría, así que intentó apaciguar a Schild de esa manera.

Siempre pensó que era un hombre que no expresaba sus emociones, así que no se podía saber lo que pensaba por dentro, y en ese momento no era diferente. Solo gracias a Schild que estaba allí la atmósfera podía ser tan apacible.

“¡Guau!” (Schild)

Pero Schild estaba tan feliz que ahora se aferraba a Clint.

Su cabello pulcramente peinado y el cuello de la chaqueta bien doblado, se despeinaron en un instante.

Psyche se puso nerviosa.

¿No era un hombre con un trastorno obsesivo-compulsivo que odiaba tocar a cualquier persona que no fuera Psyche? Rápidamente apartó a Schild y le cogió la mano, preocupada de que se ofendiera y gritara si le desordenaba la ropa.

“¡Dios mío, Schild, no puedes acosarlo así…”

“No pasa nada. Déjalo en paz.” (Clint)

Inesperadamente, fue Clint quien la detuvo.

“….”

Entregó su cuerpo mientras Schild hacía lo que quería, como si no le importara.

Sin embargo, la ansiosa Psyche no podía dejarlo pasar así.

Sería problemático que Schild se comportara así incluso cuando llegaran al Palacio Imperial.

Así que sacó su arma definitiva.

“Schild, Schild ya no es un bebé, ¿verdad?”

“¿Schild ya no es un bebé?” (Schild)

“Sí, te dije que debes comportarte como un hermano mayor, ¿verdad?”

“¡Ahola mismo! ¡Schild, helmano mayor! ¡Soy helmano mayor!” (Schild)

Solo entonces Schild rió a carcajadas y, como si nada hubiera pasado, se incorporó de repente y actuó como un adulto.

Schild actuaba como un adulto cada vez que se mencionaba la palabra ‘hermano mayor.’

Cuando dejó de jugar, el silencio se apoderó del carruaje de repente.

 

***

 

El carruaje se dirigió al Palacio Imperial por un largo tiempo.

Después de eso, Schild jugó solo y se quedó dormido, probablemente estaba cansado.

Entonces Psyche y Clint tuvieron que soportar la atmósfera incómoda.

Había un límite a cuánto intentar dormir.

En cualquier caso, Psyche quería expresar su gratitud a Clint por permitirle llevar a Schild con ella, pero no tenía el valor de mirarlo, que constantemente emitía un aura gélida.

Mientras pasaban el tiempo así, llegaron al Palacio Imperial sin darse cuenta.

El carruaje se detuvo frente a la puerta principal, y el capitán de la guardia imperial salió a recibirlos.

Fueron informados de que podían bajar del carruaje, quedarse en el salón de recepción asignado y entrar al salón de banquetes cuando llegara el momento.

“¡Guau!” (Schild)

En cuanto entraron en el salón de recepción, Schild exclamó al ver el interior magníficamente decorado.

“¡Guau!” (Helen)

Helen, que los seguía tardíamente, también dejó escapar una exclamación.

Ella había acompañado Alexa al banquete con el objetivo de asistir a Psyche.

Era su primera vez en el Palacio Imperial, y estaba aún más emocionada porque nunca había visto un banquete tan espléndido.

El salón de recepción del Duque y la Duquesa no era simplemente una habitación. Era lo suficientemente grande que le recordaba a una pequeña mansión.

Helen se quedó boquiabierta.

Psyche se sintió aliviada de que las habitaciones estuvieran divididas y que Clint hubiera ido a una habitación diferente a la de ellos.

Cuando Helen lo vio, se acercó rápidamente a Psyche y le preguntó con cuidado.

“¿Cuánto tiempo van a estar así mi hermana mayor y el cuñado?” (Helen)

“Helen…”

“Oh, lo siento. Me dijiste que lo llamara Duque.” (Helen)

“Por favor, intenta no usar la palabra ‘hermana mayor’ tanto como sea posible.”

“Ah, entiendo. Es difícil cambiar de hábitos.” (Helen)

Helen fingió agarrarse la cabeza y miró a su alrededor.

Entonces volvió a abrir la boca.

“Cuando entramos aquí antes, la gente nos miraba mucho. Me sentí mal sin motivo.” (Helen)

“Eso es…”

Psyche miró a Schild.

Era la reacción que había esperado desde el principio.

Los nobles estaban ocupados difundiendo rumores sobre la relación entre el Duque y la Duquesa.

Parecía que el Emperador había desempeñado un papel importante en eso.

‘No puedo hacer nada para mostrarle a Schild a la Reina.’

Después de la pelea con Clint, Psyche había estado buscando una manera de reunirse en secreto con la Reina, pero como era tratada como un invitado de estado, no había forma de verla sin permiso del Palacio Imperial.

Era aún más imposible con un niño cuya identidad era incierta.

Al menos, dado que estaban en un banquete abierto, Schild pudo acompañarla.

“¿Por qué nos miran de forma tan desagradable? ¿Así son los nobles de la Capital Imperial?” (Helen)

“Sí, así que, Helen, tú también deberías tener cuidado con tus acciones y no hablar con descuido.”

Psyche asintió y aconsejó a Helen.

No tenía sentido decirle a Helen que era porque había traído a Schild con ella.

Psyche ordenó su mente en silencio.

Ya no había manera de evitar que los nobles hablaran.

Pero, de todos modos, Schild no era su hijo biológico, y la verdad saldría a la luz en algún momento. Cuando eso sucediera, sería posible revertir la situación de golpe. Por otro lado, Psyche aspiraba a eso.

En la sociedad, ser el centro de atención era tan importante como el poder y la posición.

No había mejor manera de llamar la atención que convertirse en el centro de los rumores de la nobleza.

¿Acaso no es la nobleza una raza a la que le gusta hablar mal y aprovecharse de las debilidades de los demás?

‘Podré ver con seguridad quién actúa precipitadamente.’

Sobre todo, cuando se revele que Schild no es hijo de Psyche, ¿hacia dónde se inclinará la balanza del poder?

Será un espectáculo muy emocionante.

Ya que estaba decidida a ejercer influencia en la sociedad, Psyche planeaba meterse de lleno.

Cuando dejó el Palacio Ducal, solo era la Duquesa de nombre, pero ya no quería serlo. Su influencia como Duquesa sería otra manera de protegerse.

Sin embargo, Helen, que desconocía los pensamientos internos de Psyche, no le gustaba que fuera señalada sin motivo.

“Hermana, ¿por qué no revelas la verdad?” (Helen)

“¿Qué?”

“Schild no es hijo de tu hermana mayor y…” (Helen)

“¡Helen!”

Psyche le tapó la boca antes de que terminar de hablar.

Su rostro reflejaba ansiedad, preguntándose si Clint, que estaba en otra habitación, la habría oído.

“No digas cosas raras.”

Cuando Psyche frunció el ceño, Helen asintió a regañadientes.

La siempre precavida Psyche dijo que lo haría, pero no le gustaba esa situación.

Entre las mujeres, la Duquesa era la persona más poderosa, justo después de la Emperatriz.

Ahora, la influencia de la Emperatriz era mínima, por lo que la Duquesa Psyche podía tomar el control el mundo social si quería.

Sin embargo, como Schild era un gran obstáculo, Helen no estaba muy contenta con eso.

“Bueno, probablemente sea porque mi hermana mayor tiene sus propias ideas. Aun así…” (Helen)

“No digas ni una sola palabra sobre Schild. ¿Entendido?”

Psyche la miró con enfado y le dio una advertencia firme.

“Entendido…” (Helen)

Después de un rato, Alexa entró.

Por suerte, parecía no haber oído la conversación entre las dos.

“El banquete está a punto de empezar. Creo que debería ir al salón de banquetes, mi Señora.” (Alexa)

“Ya es la hora… ¡Schild, vámonos!”

Psyche sujetó la mano de Schild con fuerza y ​​se dirigió al salón de banquetes.

Clint, que se había arreglado la ropa con pulcritud, estaba de pie junto a ella.

Alexa, Alexandro y Helen los siguieron en fila.

Mucha gente ya había llegado al banquete para dar la bienvenida a la Reina.

La mayoría eran nobles de alto rango que habían recibido invitaciones especiales del Emperador, y estaban ocupados poniendo los ojos en blanco y escudriñando el ambiente cuando Clint y Psyche entraron.

Como era de esperar, las miradas de los nobles hacia la pareja de Duques eran extrañas.

Parecían bastante sorprendidos cuando Schild los acompañó.

Los rumores habían crecido descontroladamente desde la visita del Emperador.

Psyche, haciendo caso omiso de sus miradas, caminó hacia adelante.

Como era su primera vez en un lugar tan concurrido como ese, Schild parecía un poco nervioso y apretó la mano de Psyche con fuerza.

Pronto llegaron a la mesa principal donde estaban sentados el Emperador y la Reina de Tarangok.

El Emperador se levantó y los saludó muy cálidamente.

“Oh, este es el Duque Valentine de la familia ducal, quien es el pilar de nuestro imperio. Seguro que la Reina, ya lo conoce, ¿verdad?” (Emperador)

El Emperador presentó primero al Duque a la Reina de Tarangok.

Entonces, la Reina, con su rostro digno y elegante, sonrió gentilmente.

“Por supuesto. Ya nos conocemos, ¿verdad? Me ha ayudado mucho.” (Reina)

La Reina estaba muy feliz, como si conociera a Clint. Entonces miró a Psyche, que estaba de pie junto a él.

Pronto su mirada se posó en Schild.

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