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Capítulo 47 – El Precio

 

“¿Eh? ¿Qué dijo?” (Alexandro)

Alexandro fue llamado temprano, antes incluso de que saliera el sol, y se paró frente al salón con una cara que parecía no entender las palabras de Clint.

Tuvo que volver a preguntar con voz atónita.

Era porque no podía creer las palabras de Clint.

“Dije que regresaré a la mansión Ducal ahora mismo.”

“¿Eh?” (Alexandro)

Alexandro puso cara de asombro ante la repentina declaración de Clint de que regresaría a la mansión Ducal.

Apenas recordaba las palabras de Clint de ayer, cuando había dicho de manera clara que probablemente se quedaría en el Castillo Alistair mucho tiempo.

¿O tal vez no fue ayer?

‘¿Estoy soñando?’

Alexandro miró fijamente a Clint, con los ojos muy abiertos.

“Ya estoy listo. Llevaré a mi esposa y a su hija a la capital. Tú también, ven conmigo en cuanto termines de prepararte.”

“¿Eh?” (Alexandro)

“No te lo diré dos veces. Síguenos rápidamente cuando termines.”

Con solo esas pocas palabras, Clint desapareció repentinamente de delante de Alexandro.

Él se quedó allí parado, sin comprender y sintió como si le hubiera caído un rayo después de subir al salón a disfrutar de un agradable desayuno.

Entonces se enteró de la situación por Claude, quien llegó tarde.

“Dios mío, ¿pasó algo así? Ni siquiera me enteré porque me quedé dormido…” (Alexandro)

Alexandro se agarró la cabeza.

Se sintió avergonzado por haber dormido tan profundamente en medio de todo ese alboroto.

“El médico de aquí no estaba en condiciones de hacer nada al respecto, por eso el Duque se preparó rápidamente para hacer un viaje rápido para que su médico personal pueda revisar a Schild.”

“…” (Alexandro)

Alexandro se rascó la nuca.

“Oh, cielos. Supongo que debería decir que salió bien…” (Alexandro)

Sin duda, era una cosa buena que Psyche volviera al castillo Ducal, pero no podía garantizar que las cosas estuvieran bien entre ellos cuando llegaran allí.

“Por favor, dígale al Lord, no, a la Duquesa, que cuidaré bien de este lugar.”

“De acuerdo.” (Alexandro)

Alexandro respondió con una expresión algo complicada.

“En cuanto este lugar se estabilice, yo también subiré.”

“¡Oh, no! ¡Creo que estarás más cómodo aquí! ¡No hace falta que vayas hasta la complicado Capital Imperial!” (Alexandro)

Alexandro aún creía que Claude era el padre de Schild y el amante de Psyche, así que pensó que debía impedir que el fuera a la Capital Imperial, pasara lo que pasara.

Agitó la mano con fuerza, pensando que, si dejaba que Claude entrara en la mansión Ducal, ese sería el día de su muerte.

“¿Tanto me odia?”

Claude, que era consciente de la atmósfera, preguntó sin cambiar de tema.

“Jajaja.” (Alexandro)

Alexandro intentó disimular su respuesta con una risa incómoda.

“Hay algo. Algo que necesito saber.”

Claude entrecerró los ojos y habló como si amenazara a Alexandro.

“Eso, eso…” (Alexandro)

“¿Eso?”

Alexandro cerró los ojos con fuerza, sintiendo que no entendía.

“¡Dos hombres por una mujer todavía no está permitido en nuestro país!” (Alexandro)

“¿…?”

Claude ladeó la cabeza como si no entendiera.

“¡Te digo que el Duque al que sirvo no tiene la afición de compartir a su mujer con otros hombres!” (Alexandro)

Alexandro volvió a gritar.

“¿Compartir? ¿Con el Duque? ¿A quién? ¿A que mujer?”

Sus palabras fueron como un acertijo para Claude.

“¡Sí! ¡Con la Señora Duquesa!” (Alexandro)

“¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando?”

Sólo entonces Claude se dio cuenta del significado y se cubrió la cabeza.

‘¿Qué clase de ficción sin sentido es ésta?’

Sabía que había habido un gran malentendido, pero ya era demasiado tarde.

 

***

 

Psyche sintió como si hubiera tenido un largo sueño.

Era un sueño lleno de una sensación cálida, como si alguien le dijera: ‘No es tu culpa.’

Siempre había sido una pesadilla, el sueño de su hijo perdido acudiendo a ella cada día.

Pero esta vez no fue así.

‘¿Bebé?’

Sintió como si hubiera conocido a su propio hijo, un poco mayor, en su sueño.

Era una niña.

Tenía el cabello plateado, igual que ella.

Sus ojos eran de un hermoso azul, como los de Clint, como el color de un fresco amanecer, como el profundo abismo del mar.

La niña, que parecía tener exactamente la misma edad que Schild, sonreía dulcemente.

Aunque no podía sostenerla en la mano, sintió que podía tocarla al instante. Sintió que podía encontrarla enseguida, así que Psyche extendió la mano.

“¡Bebé!”

Pero pronto la niña desapareció como un espejismo.

“¡Bebé!”

Como si la persiguieran de algún lugar, Psyche despertó sobresaltada y se quedó mirando fijamente al vacío por un momento.

Parpadeó lentamente.

“Oh… Fue un sueño.”

“¿Estás recobrando el sentido?” (Clint)

Cuando bajó la mirada ligeramente del aire, vio a Clint allí.

“…”

Psyche, que había recuperado el sentido, a diferencia del día en que Schild enfermó, sintió una mezcla de emociones complejas al abrir los ojos y que fuera Clint la primera persona que vio.

También recordaba el recuerdo de sollozar y desmayarse frente a él, así que se sintió avergonzada, por un lado.

Fingió que nada había pasado, se levantó de su asiento y se apoyó en el cabecero de la cama.

“¿Dónde estoy…?”

Miró a su alrededor, apartándose el pelo suelto hacia atrás, había algo muy familiar en el paisaje.

“Esta es la habitación de la Duquesa.” (Clint)

“¿…?”

Por un momento, casi creyó haber regresado al pasado.

Sin duda era la habitación donde se había alojado en la residencia Ducal.

El paisaje, que no había cambiado en absoluto, le resultaba extraño.

“¿Por qué estoy aquí…?”

“Traje a tu hija porque dijeron que no se podía curar.” (Clint)

Clint, sentado en la silla frente a la cama con los brazos cruzados, respondió en voz baja.

“¡Ah! ¡Schild!”

En ese momento, Psyche recordó y se levantó de la cama para ir con Schild.

Pero Clint la detuvo enseguida.

“El médico ha examinado a la niña y ahora está descansando después del tratamiento, así que no tienes que ir.” (Clint)

“Schild, ¿estás bien?”

“…Está bien.” (Clint)

Y con eso, Psyche volvió a acomodarse en la cama en silencio.

Su propia habitación en la residencia ducal, un lugar que había esperado no volver a visitar.

Se sentía extraña estar de vuelta allí así.

Tanto ella misma tumbada en la cama como Clint sentado frente a ella se sentían extraños.

Aun así, se alegró que Schild se hubiera recuperado.

Pero eso no significaba que confiara en Clint.

Para ella, él seguía siendo solo un hombre que intentó matarla.

Así que abrió la boca en voz baja.

“¿Cuál es el precio por curar a la niña?”

El Clint que Psyche había visto era ese tipo de hombre.

Un hombre que no se mueve sin obtener un beneficio.

Un hombre que le había ofrecido un contrato para que le diera un hijo a cambio de su ayuda.

Un hombre cruel y despiadado que intentó matar a su esposa después de que ella diera a luz a su hijo, cuando ya no la necesitaba.

Así que no pensó que hubiera hecho tal bondad con buenas intenciones.

“… ¿Cuál es el precio?” (Clint)

Clint, que estaba sentado con los brazos cruzados mirando a Psyche, arqueó las cejas.

Por supuesto, pensó que ella diría algo como gracias, pero ella le preguntó qué debía hacer.

“Le estoy preguntando qué puedo hacer por usted, Su Excelencia. Sé que es un hombre que no se moverá sin obtener un beneficio. ¿No curó al niño porque quería algo de mí?”

“…” (Clint)

Clint se quedó atónito.

Era cierto que juzgaba con rapidez por su propio interés y elegía a las personas basándose en las ganancias, pero no esperaba oír eso de Psyche.

Para empezar, ni siquiera quería salvar a Schild a cambio de nada.

Las punzantes palabras de Psyche hicieron que Clint se diera cuenta de que no necesitaba saberlo.

Clint también se sintió extrañamente conmovido por las duras palabras de Psyche.

“El precio.” (Clint)

“…”

La forma en que Psyche lo fulminó con la mirada lo hizo emocionarse aún más.

“Tendrá que pagar con su cuerpo, mi Señora.” (Clint)

Originalmente, no tenía intención de decir esas palabras.

Tenía palabras preparadas.

Iba a decir algo sobre: ‘Lo triste que fue perder a su hijo y lo mucho que sentía no haber podido estar ahí para ella en ese momento y que era responsabilidad de ambos, así que esperaba que no sufra sola.’

Pero sus palabras solo salieron torcidas.

Las palabras sin forma, que se afilaban mutuamente, eran como espinas que se clavaban en el corazón del otro.

“…Con mi cuerpo. ¡Qué demonios…!”

Psyche se quedó atónita ante las palabras de Clint.

“¿No deberías cumplir el contrato?” (Clint)

“…”

“Tienes que dar a luz a mi heredero.” (Clint)

Psyche se mordió el interior de la boca ante esas palabras.

Incluso después de varios años, él no había cambiado en absoluto.

De hecho, sintió que se había vuelto más agudo.

El hombre que la había tratado con amabilidad y ternura y se había comportado como un caballero había desaparecido, y parecía que ni siquiera la veía como un ser humano.

“¿No era ese nuestro contrato?” (Clint)

“Contrato… ¡Ja!”

Se quedó atónita.

Otra vez era retenida por ese contrato.

Además, desde que había salvado a Schild, Psyche no podía negarse.

Observó lentamente el rostro de Clint.

Labios que se cierran obstinadamente y ojos que la miraban fijamente.

No había signos de retroceder.

No, también en el Castillo Alistair había estado hablando de contratos y cosas así todo el tiempo, así que debía de hablar en serio.

Psyche tragó saliva sin darse cuenta.

“De acuerdo. El contrato… Creo que es hora de terminarlo.”

“Tendrás que ser diligente.” (Clint)

“…”

Clint torció los labios en una sonrisa.

“Parece que mi esposa quiere terminar el contrato pronto, así que creo que vendrá activamente a mi cama y tendremos s3x0 una vez por semana. Vamos a tenerlo.” (Clint)

“… ¿Qué?”

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