«Así que tenemos que mantenerlo en secreto hasta que Nity sea lo bastante mayor y fuerte para derrotar al monstruo que planea comerse a tu padre».
«¡Sí! ¡Shhh!» dijo el niño, tapándose la boca con una manita húmeda. Karinna palmeó suavemente la espalda de Nitens.
«Por eso ni mamá ni Nity pueden hablar a nadie sobre papá. Porque el monstruo vendría por él».
«¡Sí! ¡Nity se convertirá rápido en un fuerte guerrero!»
El niño cerró los puños con fuerza al responder. Su impaciencia por hablar de este tema le despertó el hambre. Karinna gruñó, dividida entre el fastidio de tener que prepararse comida y el hambre.
Grrr
El sonido de un gruñido sobresaltó a Karinna, solo que esta vez no era de su propio estómago. Agachó la cabeza para ver a Nitens, tenía la cabeza gacha con las mejillas sonrojadas.
Nunca es pecado decir que se tiene hambre, pero el niño actuaba como si fuera una vergüenza demasiado grande. Esa era la otra gran culpa que cargaba Karinna.
«¿Quieres explorar la mansión con mamá para encontrar algo de comer?»
«¿Podemos salir?»
«Si, exploremos. Así averiguamos si hay algo peligroso, Nity y mamá».
La cara del niño se iluminó con valentía. Nitens se levantó de un salto. Tomados de la mano, se aventuraron en la mansión poco iluminada.
«¡Mamá!»
«Sí, ¿ocurre algo?»
«Nity a mamá, ¡protege!»
«¿Nity protegerá a mamá? Mamá permanecerá bien escondida detrás de nuestro valiente Nity.»
«¡Sí!»
Sin nadie que se ocupara de la luz, la mansión se sumergió en la oscuridad al caer la noche. Karinna tomó una vela cercana. Por lo menos la luz de la luna que se filtraba por las ventanas aquí y allá les facilitaba la visión.
Nitens tomó de su mano y avanza con cautela. La tensión en su cuerpo era palpable.
Criiik
El niño se estremeció suavemente al oír el viento. Nitens se frotó los ojos con la otra mano que tenía abierta y dio otro paso adelante.
«… Cuidado Mamá.»
«Sí.»
«¡Nity no tiene miedo!»
«Bueno, nuestro Nity es muy valiente.»
Karinna habló con voz ligera, y los ojos de Nitens centellearon mientras se adentraba de nuevo en la oscuridad. Los labios de Karinna finalmente se curvaron en una sonrisa.
De hecho, la disposición de la mayoría de las casas nobles era similar.
En la planta baja, no lejos del vestíbulo, estaba el comedor, y no lejos de allí la cocina. Karinna siguió lentamente los pasos de Nitens.
Al final, la expedición tuvo que terminar con los gritos de disputa de Nitens ante un ratón que se asomó por la esquina.
∴※✻※∴
«¡Mamá!»
«Ugh… Mamá quiere dormir 10 minutos más…»
«¡Nity, quiere salir!»
En la cama, sobre el vientre de Karinna, Nitens la mece. La vuelve a sacudir con las mejillas hinchadas por el descontento. Ella que había enterrado la cara en el edredón, acabó gruñendo y abrió los ojos.
«Anoche nos quedamos hasta tarde explorando Nity».
«¡Sí! ¡Otra vez!»
«¿Eh…?»
Tengo los párpados pesados del sueño, pero mi hijo es demasiado enérgico desde temprano.
Karinna se dio cuenta de repente de la diferencia de edad entre ambos y soltó un profundo suspiro. Era más una cuestión de fuerza física que de edad. Dormíamos juntos, pero Nitens era ágil y Karinna se sentía como un molusco flácido.
«¿Adónde quieres explorar?»
«¡Afuera!»
«Mamá tiene sueño…»
«¡No dormir! ¡El sol saluda a Nitty!»
‘Ah, de dónde salió este niño tan regañón’.
En retrospectiva, Karinna nunca fue muy regañona durante su crianza, pero Nitens siempre le decía cosas que sonaban a regaño.
Incapaz de soportar la luz del sol, Karinna volvió a meterse bajo las mantas y las manos de helecho del niño, hurgaron bajo la manta y le apretaron las mejillas.
Karinna no pudo quedarse más tiempo bajo el edredón, así que finalmente gruñó y se incorporó.
«Mmm… claro. Pero el sol saluda demasiado pronto…»
«¡Hola, sol! Mmm… mmm, ¡Ya son diez veces!»
Cruzó los dedos y estiró las manos hacia delante. Al parecer, Nitens la había despertado varias veces, y todavía no estaba segura de si seguía en un sueño o esta era la realidad porque no estaba del todo incorporada.
’No es un sueño.’
Pensé que era un sueño, así que lo abracé con fuerza e intenté calmar un momento mi ansiedad, y entonces me di cuenta de que su pequeño cuerpo estaba caliente, respiró aliviada, está era ahora su realidad.
Karinna giró la cabeza para ver la hora y enterró la cara en la almohada, desesperada.
«Oh Nity… Apenas son las nueve, unos minutos más…»
«¡Afuera!»
Giró con pesadez la cabeza y miró fijamente a Nitens, que estaba sentado en la esquina de la cama. Ella solo quería dormir, solo un poco más. Pero los ojos del niño centelleaban de emoción.
Karinna emitió un sonido de dolor al recordar que apenas se había acostado al amanecer.
«¡Agua grande!»
«¿Agua grande?»
«¡Sí! ¡Nity, quiere ver el agua grande!»
‘Agua grande…’
Los párpados de Karinna volvieron a caer pesadamente mientras pensaba. Normalmente, dormir formaba parte de su rutina desde que estaba encerrada en el sótano. Se había convertido en un hábito por eso el sol de la mañana le parecía un arma mortal que amenazaba constantemente con ese pequeño placer suyo.
«¿Quieres ver el agua grande?» Karinna finalmente se levantó de su posición aturdida.
“Si… Ver. ¡Agua grande!»
Cuando sus pies tocaron el suelo, sintió la suave alfombra bajo sus pies. Todas y cada una de las sensaciones eran diferentes a las del sótano, aun se sentía muy poco familiarizada con este nuevo ambiente.
Nitens tiró del dobladillo de su vestido con una mano pequeña. Karinna se retorció ante el contacto del niño. Finalmente lo tomó en brazos al observar cómo bajaba con dificultad las altas escaleras.
Nitens ladeó la cabeza hacia Karinna, cuyos ojos se abrieron de sorpresa.
«¿Mamá?»
«Es peligroso, mamá te sujetará».
Ante sus palabras, Nitens le echó sus brazos cortos al cuello. Tímido, entierra la cara en la nuca, sonriendo.
A Nitens le gustaban especialmente que lo mimaran.
«Ayer sólo comimos fruta, pero hoy voy a prepararte algo».
«Oooh, ¿preparar algo, mamá?» repitió Nitens, con la boca abierta de incredulidad. Karinna rió torpemente ante la seriedad y la sorpresa de su mirada, como queriendo preguntar si su madre podía ser capaz de hacer algo así.
«¿Carne?»
«Hmm…»
La mirada de el niño se hincha de expectación al ver a Karinna dudar. Sus ojos brillantes parecen a punto de estallar en llamas. Evitando poner los ojos en blanco, Karinna asiente finalmente.
«Claro. Puedo hacerlo».
Aunque sonaba muy segura de sí misma, por supuesto, nunca había cocinado antes, pero sus ojos temblaban en medio de un vórtice de emoción. El inocente Nitens se quedó boquiabierto, incapaz de ver las verdaderas intenciones de Karinna.
«¡Mamá, mira!»
Cuando Karinna salió por la puerta principal de la mansión, el niño señaló hacia el patio trasero. Ella bajó a Nitens y caminó hacia donde él señalaba. El resplandor del sol lo iluminaba todo maravillosamente.
‘¿No es la primera vez que vamos por allí…?’
Levantarse así por la mañana y pasear tranquilamente por los alrededores le era demasiado pesado. Su andar era muy lánguido para dar paseos muy largos.
«Ah, la gran cosa de agua es eso…»
Hasta que no salió al patio trasero, Karinna no se dio cuenta de lo que había dicho Nitens. No creía que la villa fuera pequeña, pero descubrió que había un pequeño estanque. Mejor dicho, un estanque bastante grande, rodeado de piedras redondas.
«¡Mamá! ¡Abajo! Nity, abajo!»
Con los ojos muy abiertos, Nitens saltó un poco dando tumbos. Un brazo ya se agitaba hacia el frente con desesperación. Karinna soltó una risita y se agachó para estar cerca suyo en el suelo.
A Nitens le brillan los ojos mientras presiona la cara contra el estanque, como si quisiera meter todo y la nariz.
«¡Mamá, se mueve, se mueve!»
«¿Hmm?»
Karinna en cuclillas junto a Nitens, observó. El estanque era bastante profundo, además del reflejo del niño en el agua, podían verse peces de muchos colores revoloteando.
«Es un pececito».
«¿Pechecito?»
«Pez».
«¡Pechito!»
Como Nitens de lengua corta, estaba claro que aún no había acertado con la pronunciación. Karinna no pudo evitar reírse ante el arrebato ocasional de su hijo, normalmente decidido y fluido.
«Sí, se llama pez porque puede respirar en el agua».
«¡Que genial…!»
«Pero no puede respirar afuera, así que tienes que verlo desde aquí, sin intentar sacarlo. ¿De acuerdo?»
«Sí mamá…»
Karinna acarició la cabeza del niño mientras Nitens respondía, metiendo la nariz en el estanque, sin pestañear ni una sola vez.
«¿Nity te gusta mirar los pececitos?»
«¡Sí!»
Agachada junto al niño, Karinna se abrazó las rodillas y miró fijamente a Nitens. Se quedó boquiabierta al ver la fuerza de vida que emanaba de sus ojos brillantes.
«Mientras no intentes entrar, puedes mirar todo lo que quieras».
Nitens asintió a las palabras de Karinna, con la cabeza inclinada durante un largo rato y los ojos chispeantes.
«Mamá… ¿Nity puede meter la mano?»
“Si, solo un poco. Hazlo despacio.”
Él extendió cautelosamente la mano y la sumergió en el agua, y los peces se arremolinaron a su alrededor como asumiendo que les estaba dando de comer, lo que le hizo apartar la mano de un tirón.
«¡Oooh…!»
El niño soltó una suave exclamación. Karinna le acarició el pelo.
En una hermosa mañana, dos personas se sentaron tranquilamente junto a un estanque durante un rato.
∴※✻※∴
«Mamá, Nity dará comida a los peces» susurró Nitens en voz baja, cerquita de Karinna hecha un ovillo bajo las mantas, tras haber perdido la batalla contra el sol, que hoy volvía a azotarla con su brillo.
Nitens se quedó allí, parpadeando, y al no oír respuesta, se giró y salió de la habitación.
Al cabo de un mes en el nuevo hogar, Nitens se cansó de despertar a Karinna cada mañana y acabó por renunciar a ella.
Sin embargo, las mejillas de Nitens, que se habían llenado comiendo tres veces al día acompañado de frutas, se habían vuelto un poco más brillantes y regordetas.
El arroz de Karinna era muy insípido, pero a menudo se lo servía con carne, y la carne sabía muy deliciosa a la parrilla con sólo una pizca de sal.
Karinna pellizcaba a menudo las mejillas de Nitens, que habían recuperado un poco su aspecto lechoso.
De todos modos, contrario a lo que pensaba su mamá, Nitens no era una persona madrugadora, pero todas las mañanas Karinna parecía muy cansada y Nitens también se cansaba de intentar despertarla.
Pero también le aburría estar solo.
Así que hoy, todavía en pijama, provisto solo con una ligera pala de sembrar en la mano que le había regalado su mamá, por primera vez en su vida, Nitens decidió salir a explorar por su cuenta.
En primer lugar, el mayor reto eran las escaleras. De pie frente a las escaleras, bastante altas para un niño, Nitens resopló con fuerza.
Sus hermosos ojos rojos, como rubíes, centelleaban. Entonces Nitens se decidió a lograrlo. Meneando las caderas, colocó el primer pie en el escalón superior y bajó con cuidado un peldaño. Volvió a arrodillarse para dar el siguiente paso y bajó con cuidado el pie hasta el siguiente escalón.
Se agachó y colocó con cuidado la pala de sembrar encima, luego volvió a arrodillarse y bajó los pies hasta el siguiente escalón. Tras repetir el mismo movimiento durante un rato, por fin tocó el suelo.
«¡Victoria!»
Nitens se paseaba, con la pala de sembrar en ambas manos otra vez. La puerta principal, adonde siempre había ido con Karinna, estaba firmemente cerrada.
Nitens se quedó boquiabierto ante este repentino obstáculo. Negó con la cabeza y empezó a alejarse.
«Wow.»
La villa era mucho más grande de lo que esperaba, y no era fácil encontrar la puerta. De hecho, llegados a este punto, la mayoría de los niños se habrían rendido por agotamiento, pero Nitens era un chico decidido.
El niño encontró entonces otra puerta que daba al patio trasero. No la habían cerrado bien después de su visita de ayer a Karinna, así que Nitens lanzó la pala de sembrar por la rendija abierta y se metió por ella.
Gruñó un poco y se introdujo, y luego se escurrió un poco. Era un hueco muy estrecho que habría sido imposible si hubiera estado un poco más gordito, pero al determinado Nitens no le costó demasiado calcular que con su peso actual pasaría perfectamente.
Hoy, como siempre, el niño se dirigió al estanque de piedras.
El estanque siempre estaba lleno de peces de colores, y Nitens tenía por costumbre esparcir por las mañanas la comida para las carpas koi que Karinna le había comprado.
Nitens recogió con la pala un puñado de comida para carpas koi de debajo del árbol, lo apoyó con cuidado para que no se derramara y regresó al estanque.
Por supuesto, eso no significa que Nittens no se quedara sin comida en el trayecto.
Una gran parte de la comida para carpas, que inicialmente estaba amontonada en la pequeña pala de siembra, cayó al suelo. Nitens, que estaba concentrado en caminar hacia delante, no se dio cuenta.
Cuando el niño llegó al estanque, sólo quedaba una pequeña cantidad de comida en la pala, apenas un tercio de lo que el niño había recogido de la bolsa.
«¿Oh…?»
La cabeza de Nitens dio un respingo al llegar al estanque y se dio cuenta de que sólo quedaba una pequeña cantidad de comida en la pala de sembrar. Agarró la pala un poco más fuerte y se dio la vuelta para encontrarse con los restos de comida esparcidos por el camino.
«Uuuhh…»
Los ojos de Nitens se llenaron de lágrimas. El niño jadeó y se las secó con la manga de la ropa.
Plash
La pala de sembrar, que se le resbaló mientras se secaba las lágrimas, y el poco alimento que quedaba en ella, desaparecieron en el estanque en un instante.
Los ojos de Nitens se abrieron de par en par. La preciosa pala se hundía cada vez más con un sonido gorgoteante.
«Ah…»
Nitens se quedó rígido en su sitio, incapaz de gritar. Estiró la mano desesperadamente, pero estaba demasiado lejos bajo el agua para que pudiera agarrarla.
«Wahh…»
El niño dio fuertes pisotones.
Hace unos días, mientras estaban en el mercado, Karinna descubrió a Nitens mirando la pala con mucha intensidad, así que se la compró luego de preguntarle si la quería. Por lo tanto, era un regalo precioso.
Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.
«No debe preocuparse, llámeme si necesita ayuda con algo«.
“Sí. Me presento tarde. Soy Therian, uno de los subcapitanes de la guardia privada del Archiducado.”
Mientras las lágrimas amenazan con caer, su mente recuerda una conversación de un mes antes. Karinna le había dicho a Nitens que Therian era alguien confiable a quien podía pedir ayuda de necesitarla. Nitens se frota los ojos con el dorso de la mano.
«¡Terry!» El niño gritó. Apretó los puños, con los ojos encendidos. Nitens caminó con cautela hacia la puerta principal de la villa.
¿Quién puede prever las cosas que suceden por pura casualidad? La entrada de la mansión siempre estaba vigilada por guardias, pero a veces se ausentaban entre cambio de turno, como hoy.
Durante ese intervalo, que sólo duró entre cinco y diez minutos, Nitens abandonó la villa.
«Terry…»
Nitens repitió el nombre con impaciencia, como para asegurarse de que no lo olvidaba. Caminaba arrastrando los pies con impaciencia.
El niño mira al suelo, levanta la vista asustado y sorprendido de no saber dónde se encuentra y vuelve a mirar al suelo.
«Terry…»
Nitens pataleó furiosamente mientras recitaba el nombre de Therian.
«… ¿Quién?»
Basster, que había regresado a la mansión tras una larga ausencia por asuntos urgentes, se detuvo en seco cuando se dirigía a la casa principal.
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CAPITULO II - Parte V "Creo que por ahora podemos hacer un entrenamiento básico de…
CAPITULO II - Parte IV Basster se arrodilló junto al estanque y bajó. Aunque…
CAPITULO II - Parte III El jefe de los caballeros, Wistin, y Vincent, el…
CAPITULO II - Parte I “Esta es la villa. Es una mansión separada que…
CAPITULO I - Parte IV "Sí, Nitens también es el más guapo cuando sonríe". "Hehe."…
CAPITULO I - Parte III Karinna estaba harta de todo. Odiaba el dolor de…
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