Capítulo 63: Utopía
Antes de tomarle la mano, la de Zhong Yu Bai también estaba ligeramente fría. Solo cuando sus temperaturas corporales interactuaron se creó un poco de calor.
Ji Zhen Tang tomó la llave para abrir la puerta, pero descubrió que su tía no estaba en casa.
Señaló la mesa y dijo casualmente: “Puedes sentarte aquí; probablemente volverá pronto.”
Zhong Yu Bai no obedeció. Al verla quitarse la bufanda y el abrigo, dijo: “Ya que estamos aquí, ¿por qué no subimos y nos sentamos arriba?”
‘… Qué grosero.’
Ji Zhen Tang lo miró sorprendida y luego rió: “¡Tienes segundas intenciones!”
Mientras hablaba, sus pasos se aligeraron y subió corriendo las escaleras con familiaridad.
Él la siguió a un ritmo rápido.
En el dormitorio colgaba un biombo bordado de Suzhou.
Cuando fue por primera vez, debido a sus convulsiones somatológicas, sólo le preocupaba observar sus síntomas, y no se fijó detenidamente en el biombo cuando lo vio, pero ahora Zhong Yu Bai lo contempló durante un rato, y era un bordado de peonía.
Ji Zhen Tang ladeó la cabeza y lo miró, diciendo con orgullo: “El trabajo de mi tía es increíble, ¿no?”
“Muy hermosa, exquisito.” (Zhong Yu Bai)
Ella suspiró y dijo: “Ah, vivía aquí de pequeña, conozco cada puntada e hilo de esta pieza; mi tía fue muy buena conmigo y no ha tocado nada después de que yo haya estado fuera durante tanto tiempo. Llevo muchos años viviendo sola en esta pequeña habitación.”
Zhong Yu Bai escuchó, asintiendo suavemente en señal de comprensión.
El ático de la a habitación tenía un diseño de techo a dos aguas con vigas altas, y había una mesa de un metro para que ella estudie.
Zhong Yu Bai se sentó junto a la ventana mientras Ji Zhen Tang se movía afanosamente de un lado a otro, queriendo entretenerlo, pero descubrió que el agua caliente no estaba lista, así que le dio una botella de agua soluble y le dijo que se las arreglara con ella.
No importaba si no bebía; miró la bebida en su mano, sonrió y luego dijo: “En lugar de beber agua, lo que quiero hacer ahora es besarte.”
“…” – Ji Zhen Tang señaló la cama cercana, buscando una excusa. – “Las sábanas están revueltas; no es cómodo dormir.”
Él dijo: “Solo son besos; ¿qué tiene que ver dormir con eso?”
Al ver que él hablaba con rectitud y despreocupación, fue como si fuera ella quien tenía malas intenciones.
Ji Zhen Tang fue atraída hacia sus brazos, su visión periférica captó el marco arqueado de la ventana de estilo europeo.
Las ventanas estaban hechas de cristal esmaltado de color azul y estaban herméticamente cerradas, lo que impedía que el viento y la lluvia entraran en absoluto.
Pero después del beso, Ji Zhen Tang se sintió sofocada, así que entreabrió un poco la ventana, se levantó el cuello del suéter y dijo: “Hace calor.”
Zhong Yu Bai la abrazó mientras observaba la nieve caer afuera.
Ji Zhen Tang recordó algo y le dijo: “Soñé con mi padre hace unos días y de repente, me di cuenta de que las personas son realmente contradictorias, cuando se trata de tomar caminos separados, me siento un poco reacia. Recuerdo lo bueno que fue conmigo, trayendo comida cuando estaba enferma, y me siento muy conmovida al recordarlo.”
Zhong Yu Bai le dijo: “Siempre vivimos en nuestras propias emociones, por eso sentimos arrepentimiento y soledad. De pie sobre las ruinas recordando, olvidamos el destrozo bajo nuestros pies. También olvidamos que nos distanciamos de nuestra familia, amantes y amigos debido a ese destrozo.”
Él continuó: “Las emociones son cosas que se han embellecido y pulido; pueden ser engañosas. La realidad es cruel: las cosas cambian y la gente también y esa es la cruda realidad.”
“Aunque alguna vez haya sido hermoso, el pasado debe quedar en el pasado.” (Zhong Yu Bai)
Ji Zhen Tang respondió: “Entiendo lo que quieres decir. Ya no me obsesionaré más con eso. Puedo seguir llamándolo ‘papá’, pero ya no lo escucharé más.”
“Sí.” – Zhong Yu Bai le tomó la mano y puso los dedos sobre un trozo de nieve fuera de la ventana; la nieve prístina se derritió rápidamente.
“No importa lo hermosa que sea la nieve, tarde o temprano se derretirá. Como ya se ha desvanecido, no hay necesidad de recordar más su vibrante apariencia.” (Zhong Yu Bai)
Ella lo miró a los ojos, repitiendo en silencio esas profundas palabras filosóficas en su mente sin tener tiempo de saborearlas.
Tan pronto como Zhong Yu Bai terminó de hablar, alguien entró en la habitación de abajo.
Cuando Ji Xinhe regresó, Zhong Yu Bai dijo que quería hablar con su tía sobre algunas cosas.
Ji Zhen Tang entendió que eso significaba que no quería que ella se entrometiera.
Ella asintió y lo observó bajar las escaleras.
Mientras conversaban abajo, ella tampoco se quedó ociosa arriba.
***
“Señora Ji.” (Zhong Yu Bai)
“Señor Zhong.”
Las dos personas intercambiaron saludos.
El agua que Ji Zhen Tang acababa de poner a hervir estaba lista, y aunque Ji Xinhe desconfiaba de Zhong Yu Bai, mostró cortesía y educadamente le sirvió té.
Los dos se sentaron alrededor de la mesa.
“Sé que tiene preocupaciones y prejuicios.” (Zhong Yu Bai)
Con esa frase Zhong Yu Bai fue directo al grano.
Fue demasiado directo, y Ji Xinhe se quedó atónita por un momento, con la mano que sostenía la tetera congelada.
Zhong Yu Bai continuó con calma: “Como hice una promesa, naturalmente la cumpliré sin problema. Sin embargo, ahora no es el momento. Una vez que ella se haya consolidado en la industria y tenga la energía para considerar un compromiso de por vida, si sigue dispuesta, le daré una explicación sobre esta relación.”
La expresión ligeramente rígida de Ji Xinhe se suavizó un poco tras esas palabras.
Al cabo de un momento, una leve sonrisa de alivio se dibujó en sus labios.
Él dijo: “Si se va pronto a Singapur, la ayudaré a organizar su vida allí. Tengo un círculo social regular allí, así que no tiene de que preocuparse. Gracias por cuidarla durante tanto tiempo.” <imreadingabook.com.pe>
Ji Xinhe sonrió y dijo: “Solo he cuidado a una niña; no es mucho esfuerzo.”
“Puede que lo que ha hecho no le parezca gran cosa, pero para ella lo fue todo.” – Dijo el hombre con suavidad. – “Aun así, gracias.”
Al oír eso, Ji Xinhe no pudo evitar cerrar los ojos y negar con la cabeza. Era como si su corazón se llenara de emociones encontradas al pensar en una niña que nunca había tenido un camino de rosas.
Zhong Yu Bai dijo: “Si tienes alguna dificultad en los negocios, no dude en contactarme.”
Ji Xinhe asintió, diciendo que estaba bien.
Miró la hora y comentó: “Nos conocemos desde hace tanto tiempo, pero parece que no hemos tenido la oportunidad de comer juntos…”
Antes de que pudiera terminar la frase, alguien se colgó de la barandilla de la escalera, asomado la mitad de su cuerpo y gritó: “¡Quiero comer Haidilao*!”
(N/T: * Haidilao (海底捞) es una marca de Hot Pot (火锅) muy conocida en China. Es muy famoso por su servicio. Por ejemplo, si hay mucha cola, te pueden hacer la manicura en la puerta.)
Zhong Yu Bai y Ji Xinhe levantaron la vista y rieron juntos.
Ese día, después de cenar, Ji Zhen Tang regresó a casa con Zhong Yu Bai, él se lavó los olores de la cena, se puso una albornoz, miró a la persona que comía magdalenas en el sofá y le preguntó: “Eso del equipo de diseño, ¿lo entiendes claramente?”
Ella dijo: “El campamento de entrenamiento es en realidad una clase avanzada en la Escuela de Arte de Singapur, cuyo objetivo principal es reclutar a jóvenes estudiantes para que se unan al equipo de su empresa.”
Él captó el punto clave y preguntó: “¿Cuánto tiempo?”
Ji Zhen Tang dijo: “Un año, pero…”
Pero si lograba unirse con éxito al equipo, existía la posibilidad de que se quedara a trabajar en Singapur el futuro.
Ella no siguió hablando de ese peor escenario posible y se detuvo rápidamente.
Antes de que pudiera dar más detalles, Zhong Yu Bai no preguntó más y dijo: “Emprende tu viaje pronto.”
Ella abrió la boca, sorprendida.
Él dijo: “Antes de Año Nuevo.”
Ji Zhen Tang tenía muchas preguntas, pero en ese momento no sabía cuál preguntar primero.
Entonces Zhong Yu Bai volvió a hablar, explicando: “Tengo demasiadas preocupaciones.”
Ella preguntó: “¿Es por tu familia? Pero tengo muchas cosas que hacer en la escuela aún.”
“Te ayudaré con los arreglos del intercambio, tú solo concéntrate en tu proyecto de graduación.” (Zhong Yu Bai)
Tras un momento de silencio,
Ji Zhen Tang se pellizcó los dedos y dijo: “Es muy pronto; solo faltan unos días.”
Zhong Yu Bai notó su tristeza por la despedida y sonrió con dulzura: “Te llevaré allí.”
Solo entonces su ceño fruncido se relajó un poco: “Casi olvido que tienes un avión.”
Zhong Yu Bai dijo: “Cuatro horas; menos de medio día.”
“¡Ah, sí, cuatro horas! Tardo más de cuatro horas en llegar a la capital en tren de alta velocidad.” – Su estado de ánimo mejoró un poco.
Zhong Yu Bai tardó un poco en asentir y dijo: “No es tanto tiempo para ir y venir.”
Lo sintió como un recordatorio o un consuelo.
***
Ji Zhen Tang empacó sus maletas, se despidió de la secretaría de la escuela y partió hacia Singapur con Zhong Yu Bai antes de las vacaciones de invierno.
Todo se hizo un tanto apresuradamente, que, en el camino, poco a poco se fue sintiendo ansiosa.
Se preguntó si habría pasado algo con la familia Zhong; de lo contrario, ¿por qué tendría tanta prisa en enviarla lejos?
Zhong Yu Bai vio a través de sus preocupaciones y la tranquilizó, diciéndole que no pasaba nada, siguió repitiendo lo mismo: “Más vale prevenir que lamentar. Una vez que llegues a un lugar más tolerante, tendrás más libertad, ¿no?”
De hecho, ya nadie vendría a interferir en su vida y tendría mucho más espacio para relajarse.
Libertad era una palabra tan atractiva.
Él dijo: “Cambia tu estado de ánimo y da la bienvenida a un nuevo mundo.”
Ji Zhen Tang sonrió y dijo: “De acuerdo.”
Su estado de ánimo mejoró de verdad cinco minutos después.
Mientras se dirigían hacia la misma pista que habían visitado la última vez, el corazón de Ji Zhen Tang se aceleró con nerviosa anticipación al ver su avión.
Ji Zhen Tang caminó al frente, mirando de izquierda a derecha, sintiendo que el lugar era un poco familiar, pero no del todo igual; algo había cambiado.
Ella levantó la cabeza y leyó los caracteres ingleses uno por uno.
“Jane’s Moving Castle…”
Cuando se giró sorprendida, vio al hombre detrás de ella con un abrigo negro, estaba de pie con un aspecto majestuoso en el crepúsculo azul del sol poniente, con una suave sonrisa en el rostro. Él la miró a los ojos, asintió y dijo con calma: “Tu castillo ambulante prometido.”
“¡Realmente lo grabaste!” – Exclamó Ji Zhen Tang encantada mientras corría hacia él y lo abrazaba. – “Jefe, no tienes que cumplir todas las promesas que me hace.”
Ella lo miró, diciendo que no era necesario, pero su expresión estaba llena de alegría, y sonrió mostrando sus grandes dientes blancos.
En el viento frío, él le tomó la mano.
“La última vez que viniste, eras Cenicienta, pero de ahora en adelante, ya no lo serás.” – Subieron juntos las escaleras, y Zhong Yu Bai dijo. – “De ahora en adelante, serás una princesa.”
“De acuerdo.” – Dijo, casi narrando. – “De ahora en adelante, la princesa y el príncipe vivieron felices para siempre~.”
A Ji Zhen Tang le encantaba el ambiente en ese momento.
Disfrutaba de este mundo casi utópico. Al entrar en la cabina, no pensó en la riqueza ni en el viaje, sino en ellos volando entre las nubes y bailando en el cielo.
Fue en ese momento que vio el amanecer rosado, dando la bienvenida a su nueva rosa.
Esos primeros momentos, frescos e inolvidables, se convirtieron en una panacea para curar su dolor.
En el avión, Ji Zhen Tang contempló el puerto en la penumbra.
A medida que ascendían, ya no podía ver nada y todo afuera se oscureció; pero ella seguía pegada en el alféizar de la ventana con su rostro lleno de curiosidad.
Zhong Yu Bai estaba sentado a su lado, leyendo una revista; no solo hojeándola de manera casual; sino leyendo un informe relacionados con un hotel recién construido de la ciudad del entretenimiento.
Li Da lo había invitado a la ceremonia de inauguración del hotel hacía un tiempo, pero Zhong Yu Bai no pudo ir porque interfería con su trabajo en China continental.
Había confiado todo su trabajo en Singapur a Li Da, así que no iba allí a menudo.
“¿No es casi Año Nuevo?” – Ji Zhen Tang ladeó la cabeza para mirarlo.
Zhong Yu Bai respondió: “Habrá regalos cuando aterricemos.”
Ella rió y agitó la mano: “¡No me refería a eso!”
Él la miró, su expresión seria se transformó en una leve sonrisa: “¿Hace tiempo que no vienes?”
Ji Zhen Tang respondió con sinceridad: “No he vuelto desde que tenía ocho años” – Ella suspiró. – “Es curioso pensarlo; todavía recuerdo el aspecto de Zhong Heng, pero casi olvido el de mi madre.”
Zhong Yu Bai la observó en silencio un momento.
Al acercarse a Singapur, de repente preguntó: “¿Reconoces el Jardín Botánico?”
Ella miró hacia abajo, a la ciudad que se revelaba lentamente por la ventana y señaló con un dedo: “Ahí lo veo.”
“Hay un hotel dorado no muy lejos. ¿Lo ves?”
“Un Hotel…” – La mirada de Ji Zhen Tang se desvió hasta encontrar un hotel que brillaba con una luz dorada. La arquitectura era imponente, como la de dos castillos de estilo europeo y era especialmente impactante cuando se miraba desde el cielo; debía ser enorme y majestuoso desde el suelo. Ella sintió: “Sí, ¿qué pasa con él?”
Zhong Yu Bai dijo: “Es mío.”
Su tono era casual, simplemente le estaba presentando su territorio.
Ji Zhen Tang estaba tan asombrada que se quedó sin palabras. Lo miró fijamente unos segundos antes de volver a bajar la vista.
La costa en la noche se iluminaba como hilos de seda dorada, proyectando luz sobre las blancas olas espumosas, como burbujas fugaces.
Las palabras: burbujas, olas y noche parecían no tener nada que ver con él.
No importaba adónde fuera, una persona como Zhong Yu Bai no perdería su nobleza ni su riqueza; simplemente pasaba de una prosperidad a otra.
El aura de riqueza y nobleza la invadió, dejándola atónita ante el abrumador esplendor.
No solo el castillo era su utopía, sino que cuando está con él, el mundo mismo pareciera una utopía.
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