Capítulo 40: Latidos más Vigorosos
A Ji Zhen Tang le costaba describir si el beso de Zhong Yu Bai era suave o violento, pero en realidad satisfizo su petición con una facilidad que la conquistó. Le hizo encoger el corazón por un instante, luego relajarse; cuando bajó la guardia, pensando que estaba a punto de detenerse, volvió a precipitarse con fuerza.
La grado de intimidad también se fue profundizando poco a poco, como la marea creciente, ola tras otra.
Besarse no era algo que pueda hacerse de forma racional, pero bajo su disposición, parecía un plan bien planificado.
Sabía cuándo ser suave y cuándo ser intenso, sabía cómo hacer que alguien se rindiera desplegando sus fuerzas con maestría y capturando rápidamente a un rehén que carecía de capacidad de combate.
Ella había mencionado que sus habilidades para besar habían mejorado, así que se armó de valor y respondió con bastante entusiasmo.
Sin embargo, sus dedos que estaban tensos como si intentaran agarrar algo, aún mostraban un ligero nerviosismo, como si fueran un barco que se balancea dominado por la corriente, incapaz de anclarse y asentarse.
Sin embargo, ella disfrutaba especialmente de ese tipo de emoción.
Por desgracia, su traje estaba demasiado pulcro, perfectamente planchado sobre sus hombros rectos y fuertes, lo que le impedía agarrar nada.
Al final, sus manos sudorosas solo pudieron agarrar aire y cerrarse en puños.
A medida que la noche se profundizaba junto con el beso, al estar presionada contra su pecho, sintió como si él fuera una bestia que había estado hambrienta por mucho tiempo, arrancándose su delicada máscara de cortesía, apoderándose ávidamente de sus labios, sus acciones llenas de deseo.
La luz de la luna de principios de primavera entraba a raudales por la ventana, brillando sobre su suave clavícula.
Ji Zhen Tang no supo cuándo, pero la hebilla del tirante izquierdo de su vestido se había aflojado por completo, y la suave tela, similar a la nieve, había cambiado de forma contra su pecho. Dos líneas de terciopelp, una delante y otra detrás; si no fuera por ese fuerte abrazo, ya habría quedado expuesta.
Una ráfaga de viento entró por la ventana, provocando que se le erizaran el vello de los hombros.
“Mi ve, ve, vestido.” (Ji Zhen Tang)
Ji Zhen Tang se dio cuenta de repente de que algo andaba mal.
Si no ocurría nada inesperado, normalmente no retrocedería de repente.
Pero tampoco podía retroceder demasiado.
Ji Zhen Tang tenía miedo de que la correa del hombro cayera por completo, por lo que rápidamente se acurrucó en sus brazos, levantó la tira delantera y buscó torpemente la delgada tira de en la parte posterior en una postura retorcida.
“Déjame hacerlo.”
Zhong Yu Bai presionó suavemente su cintura con los dedos, permitiéndole apoyarse con confianza. Ji Zhen Tang extendió los brazos para abrazarlo con fuerza, sintiendo las frías yemas de sus dedos rozando sin querer su hombro, causándole un ligero hormigueo, haciendo que su corazón latiera aún más vigorosamente y palpitara como un pinchazo de aguja.
Ji Zhen Tang presionó su mejilla de contra la suave tela de su inmaculado traje. Tras esperar una docena de segundos, Zhong Yu Bai le arregló las correa.
Una brisa fresca se filtraba por la pequeña rendija de la ventana, levantando una esquina de la cortina y afuera, era una noche estrellada, iluminada por la luna, que proyectaba un brillo en sus pupilas claras.
Observando los árboles en movimiento, Ji Zhen Tang murmuró: “Ni siquiera me dices adónde vamos, simplemente me arrastras de un lado a otro.”
Zhong Yu Bai la notó temblar, cerró la ventana con fuerza y dijo: “De vuelta a la residencia Zhong.”
Ji Zhen Tang hizo una pausa por un momento: “¿Y si digo que no quiero ir?”
Él la miró y preguntó lentamente: “¿Por qué?”
Ella dijo sin rodeos, haciendo pucheros: “Hay mucha gente en tu familia a la que no le agrado. Si voy, solo estaré buscando problemas…”
No es que no haya sufrido antes.
Zhong Yu Bai dijo con calma: “La gente a la que no le agradas puede irse.”
Ella se sorprendió de nuevo, asombrada de cómo él podía expresar ‘pueden irse’ con tanta frescura y elegancia.
Ella preguntó: “Pero ¿qué pasa si a todo el mundo le desagrado?”
Tras pensarlo un momento, dijo con franqueza y crueldad: “Esa familia no será difícil de continuar, aunque no falte nadie.”
Ji Zhen Tang entrecerró los ojos y rió: “¿Sabes qué? Tengo la sensación de que serías capaz de desafiar a todo el mundo por mí.”
Zhong Yu Bai sonrió y dijo aún con franqueza: “No es del todo un desafío.”
Él dijo: “Hoy solo hay una niña en casa.”
Ji Zhen Tang pensó en la niña de la familia Zhong: “¿Tu sobrina?”
“Sí.”
Debido a que Chi Ying realizó un largo viaje hoy, invitada a asistir a un desfile de moda en el extranjero, su hija, Zhong Danting, estaba sola en casa. Aunque había un chófer para recogerla y dejarla, y había sirvientes en casa para cuidarla, como madre, Chi Ying todavía no se sentía a gusto. La familia Zhong era escasa y la casa era grande. La niña dijo que tenía miedo, así que Zhong Yu Bai decidió regresar y acompañarla.
“Eres bastante bondadoso.” – Dijo Ji Zhen Tang.
Él añadió: “Siempre me han gustado los niños.”
Un guion muy leído cayó al suelo de su pequeña mochila y de su interior se desprendieron algunos bocetos. Zhong Yu Bai la ayudó a recogerlo amablemente, quitándole el polvo y al mirar las páginas vislumbró la imagen de un ‘Hombre Desnudo’, por lo que los huesos de su muñeca vacilaron al pasar la página.
Ji Zhen Tang rápidamente lo cubrió con la mano y lo miró con una sonrisa, la sonrisa en sus ojos pareció aliviar la incomodidad.
Zhong Yu Bai apartó la mano, examinándola durante unos segundos, y preguntó: “¿Soy yo?”
“¿Qué opinas?” (Ji Zhen Tang)
Él comentó: “Hay alguna desviación.”
No especificó dónde estaba la desviación. Ji Zhen Tang se frotó la barbilla supuso que podría ser la proporción.
Su mano traviesa se alzó, sondeando a través de la ropa y presionándose contra su pecho, sin dejar de sonreír, esta vez con una sonrisa maliciosa: “Tengo poca imaginación, como un ciego tocando a un elefante.”
Zhong Yu Bai la detuvo y toleró sus manos traviesas.
Él dijo: “Nadie me ha pintado nunca.”
Ji Zhen Tang señaló su dibujo y dijo: “Eso no servirá, es demasiado amateur. ¿Qué tal si me dejas dibujar uno bueno más tarde? ¿Qué te parece? Uno sin desviaciones.”
El coche entró en la mansión Zhong.
Zhong Yu Bai levantó un dedo y pellizcó la mejilla de Ji Zhen Tang, adivinando a través de sus malas intenciones: “Tienes malas intenciones.”
***
El clima en primavera era muy impredecible, soleado durante la mayor parte del día, y pronto pareció que se avecinaba una lluvia torrencial.
En la sala de estar de la familia Zhong, había un ramo fresco de ‘aliento de bebé’ sobre la mesa. Pero las flores parecían estar colocadas allí al azar, con un aspecto descuidado y lastimoso.
Zhong Yu Bai fue el primero en notarlo, mirando las flores, y luego a Xiao Tao, quien se acercaba. – “¿Ha vuelto Ah’Heng?”
Xiao Tao, al ver a la deslumbrante belleza que seguía a Zhong Yu Bai, se quedó atónita por un momento, luego sintió que le parecía familiar, pero luego recordó rápidamente y el asombro en sus ojos se convirtió en sorpresa. Al encontrarse con la mirada profunda de Zhong Yu Bai, se dio cuenta de repente, apartó la mirada de Ji Zhen Tang y respondió apresuradamente: “Sí, el joven maestro no está de muy buen humor.”
‘¡Zhong Heng está realmente aquí!’ – Con solo escuchar ese nombre, Ji Zhen Tang se sintió un poco irritada.
Zhong Yu Bai dijo: “No te preocupes por él, nunca está de buen humor.”
Nadie sabía por qué Zhong Heng estaba de mal humor hoy, probablemente ni siquiera el propio Zhong Heng entendía por qué lo habían detenido fuera de la puerta prohibiéndole ver la actuación.
Pero Zhong Yu Bai lo comprendió perfectamente.
Le preguntó a Xiao Tao de nuevo: “¿Qué hay de Tingting?”
“La tía acaba de convencerla para que se durmiera.” (Xia Tao)
Zhong Yu Bai asintió y sin hacer más preguntas, guió a Ji Zhen Tang arriba.
La escalera del vestíbulo de la mansión Zhong era moderna pero retro, con barandillas intrincadamente talladas. A ambos lado del muro había una escalera que sube en espiral, convergiendo finalmente en la gran plataforma del segundo piso.
Caminando por el pasillo frontal, pasaron por varias habitaciones. Algunos óleos antiguos de la época victoriana adornaban las paredes. Como ella las había estudiado, sabía que esas obras eran muy valiosas, y que inesperadamente estaban colocadas en su casa como decoración. No parecía exactamente una casa; más bien parecía una galería de arte.
La disposición del Feng Shui era particularmente importante para las familias ricas, ya que el cabeza de familia solía ocupar el dormitorio del lado este, similar al palacio del este de un Príncipe en la antigüedad.
En la puerta de la gran habitación, Ji Zhen Tang miró hacia la exquisita entrada arqueada, asumiendo que se trataba del dormitorio principal.
“La habitación de Zhong Heng, ¿quieres saludarlo?” – Él notó su mirada y habló. Aunque fue un comentario casual, el hecho de que mencionara a Zhong Heng por su nombre, le dio una sensación de burla.
No creía que realmente fuera a ceder ante ese falso príncipe.
Ella se sorprendió: “¿Eh? Esta habitación tiene un Feng Shui estupendo, pero en realidad no la quieres y prefieres vivir en la esquina.”
Él sonrió, con una mirada no exenta de indiferencia y dijo: “No lo quiero todo.”
Al llegar a la habitación de Zhong Yu Bai, Ji Zhen Tang notó que, independientemente de la habitación en la que se encontraran, el diseño era bastante similar. Había exquisitas decoraciones y flores en cada rincón, pero eran básicamente iguales, todo estaba muy limpio y ordenado, sin colores deslumbrantes, mostrando el orden habitual de la misma persona.
Zhong Yu Bai entró en la habitación y sin ningún movimiento innecesario se quitó el traje y fue directo al grano.
Ji Zhen Tang lo observó, aún sin comprender lo que estaba haciendo. Zhong Yu Bai se aflojó el nudo de la corbata y, mirándola, levantó la barbilla hacia ella y preguntó: “¿Tienes papel y bolígrafo?”
“¡Oh!” – De repente ella se dio cuenta. – “Sí, sí, ¿quieres que dibuje aquí?”
Él pensó por un momento y dijo: “Empecemos con uno, a así podré ver tus habilidades.”
Zhong Yu Bai habló con tanta claridad que parecía que realmente quería verla dibujar. Sin embargo, no tenía prisa por conseguir un retrato ni juzgarla por su habilidad.
Encontró una excusa para desvestirse y que ella lo viera.
Ella encontró una excusa para verlo desvestirse.
Pero la mirada de Ji Zhen Tang era demasiado ansiosa, se quedó fija en la zona de su camisa donde los músculos de su pecho ondulaban ligeramente, y su garganta hizo un movimiento de tragar muy obvio.
Zhong Yu Bai levantó sutilmente la comisura de sus labios.
Se desabrochó la camisa lentamente, luego la levantó con cuidado, y el atractivo y fuerte cuerpo masculino apareció ante sus ojos sin ninguna cubierta.
Ji Zhen Tang se sentó en el borde de la cama, con la mirada borrosa mientras buscaba papel y bolígrafo. Su mano que sostenía el bolígrafo temblaba y de repente sintió admiración por las dos personas del Titanic.
Su concentración no fue suficiente. Desde el primer segundo, sus pensamientos vagaron, sin centrarse en el dibujo.
Zhong Yu Bai fue al balcón y encontró un lugar para sentarse. El balcón estaba al aire libre, sin ventanas, y el viento que soplaba desde las profundidades del cielo nocturno agitaba suavemente las cortinas del dormitorio, golpeándolas suavemente contra la pared.
Nuevamente se avecinaba una fuerte tormenta, con escasa lluvia bajo la noche y frecuentes truenos primaverales.
Llevaba pantalones de traje y estaba sentado en un sofá de ratán, reclinándose perezosamente con la parte superior de cuerpo completamente al descubierto, con un físico bien proporcionado, la musculatura perfecta y el porcentaje de grasa corporal adecuado, lo que hacía que sus músculos y carne lucieran uniformes y firmes.
Las plantas verdes cercanas crujían, ocultando sutilmente su cuerpo limpio.
Bajo el cielo nocturno, con la luna apenas visible, el hombre parecía una sombra esbelta y etérea.
“¿Qué debo hacer?” – Zhong Yu Bai interrumpió su mirada.
Ji Zhen Tang dijo con seriedad: “Simplemente… quédate ahí sentado.”
Él asintió y se quedó allí observándola, exhibiendo el porte y los modales perfectos de un maniquí.
Mientras fantaseaba despierta en clase, manejó la pluma con gran destreza, pero ahora, en ese momento, detuvo la punta de su pluma, sin saber por dónde empezar. Cinco minutos después, Zhong Yu Bai preguntó en voz baja: “¿Cómo va?”
Quién sabe por qué su pluma dudó tanto antes de esbozar un simple contorno.
Ji Zhen Tang finalmente no pudo soportarlo y tiró el papel y la pluma a un lado. – “No puedo, tengo que besarte.”
Se culpó a sí misma. ¿Cómo podía haber una pintora tan poco profesional en el mundo que detuvo la punta de su pluma? ¡Tenía intenciones maliciosas! ¡Estaba profanando al modelo!
Pero ante semejante escena, realmente no podía dibujar nada.
El bondadoso modelo solo levantó las cejas ligeramente sorprendido, sonrió con cariño y luego dijo generosamente: “Por favor, adelante.”
El afecto de un hombre por una mujer se demuestra en el hecho de que, incluso si la balanza está desequilibrada, cede a sus reiteradas peticiones sin esperar nada a cambio.
Esta vez no se habló de intercambios, él se mostró desinteresado y dispuesto a dejarse manipular por ella.
La delicada y suave alfombra extendida bajo el sofá de ratán, no podía hacerle daño en las rodillas.
Ji Zhen Tang bajó la mirada, cumpliendo su deseo, besó lentamente su lunar. Aunque no podía ver con claridad la expresión del hombre, sintió que las venas bajo sus labios se abultaban y se estiraban sutilmente por la tensión.
El repentino aumento de su temperatura corporal golpeó su cuerpo como una ola de calor.
Resulta que el sentimiento más cruel de estar restringida no era la pérdida de control psicológico o emocional causada por la opresión, sino algo más intuitivo, la sensación insoportable de no poder moverse, pero no querer rendirse.
Era una picazón insoportable que la hacía sentirse tan ansiosa.
“Ya es suficiente.” – La voz de Zhong Yu Bai era ronca, intentando interrumpir su impulso de morderle la piel.
Pero Ji Zhen Tang ya había abierto los labios y los dientes, por lo que no había razón para que se diera por vencida.
Por primera vez, sintió tan vívidamente que el orden de una persona estaba siendo destruido, y que cierta línea de defensa en lo más profundo de su cuerpo se derrumbaba lentamente.
Los músculos se tensaron ligeramente, la mano que sostenía su nuca aplicó un poco más de fuerza, los dedos que estaban enredados en su cabello intentaban con fuerza contenerse, temerosos de lastimarla, pero queriendo detenerla desesperadamente.
Bajo sus delicados dedos, se notaba que los latidos de su corazón eran cien veces más vigorosos que aquel día.
Ji Zhen Tang sentía como si hubiera ganado una rara batalla, pero no podía evitar que su calor corporal aumentara y ardiera junto con él.
Zhong Yu Bai frunció el ceño, sujetó toda su mandíbula con una mano, levantó su rostro, que no pudo resistir su fuerza.
“Ya basta, cariño.”
Nameless: Nos quedamos aquí por esta semana, he tenido una semana complicada, campeonatos, fiesta, salidas y ahora casa de mi mami, lamentablemente no pude avanzar más. Encima, no había bajados los raws del 41 al 64…
Así que nos vemos la próxima semana.
Anterior | Novelas | Menú | Siguiente |
Cap. 69 Afortunadamente, todos los rehenes estaban concentrados en un solo lugar. Las balas…
Esta web usa cookies.