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Drama

DCEVL – 102 (E6)

Capítulo 102 – E6 – Vida pasada 1

 

Tan pronto como Ning Yin mató al viejo Emperador y ascendió a la posición de Regente, Zhao Hui le envió a una mujer.

En aquel entonces, todo el país estaba de luto, y los banquetes de seda y bambú estaban prohibidos, pero eso no impidió que quienes buscaban el favor de los poderosos intentaran subir a la cima. En una “reunión de apreciación de tesoros”, cada familia sacó los tesoros que custodiaban en sus hogares para complacer al joven y sombrío Regente.

El salón resplandecía con todo tipo de objetos raros. Ning Yin, sentado con una mano apoyada en la sien, agarró a voluntad una col de jade con un tallado extremadamente fino con sus pálidos y delgados dedos.

Bajo la mirada encantada de quien le presentó el tesoro, sus cinco dedos se aflojaron, y el jade emitió un crujido ensordecedor, rompiéndose en pedazos.

A continuación, vino una copa de oro con orejas de tigre decoradas con piedras preciosas, y luego un adorno de rubí y coral…

La destrucción era algo placentero, y las salpicaduras de colorido jade destrozado eran dignas de ser escuchadas sólo por el Regente.

“Solo son cosas muertas y vulgares.”

Ning Yin levantó los párpados; sus ojos lacados eran fríos como hielo. – “¿Vale la pena usarlo para engañar a este Príncipe?”

Esos rostros pasaron de la complacencia a la angustia, y luego al abatimiento. Solo hubo una excepción.

Zhao Hui arrastró su figura hinchada hacia adelante y se arrodilló, diciendo halagadoramente. – “Soy Zhao Hui, el jefe del Ministerio de Guerra y posee un tesoro raro e incomparable en el mundo. No me atrevo a quedármelo, así que me gustaría dárselo a Su Alteza para que lo disfrute.”

Esa noche, la familia Zhao usó un discreto sedán de gasa roja para enviar a una joven con maquillaje y vestido rojos.

<“Esta es la sobrina del ministro, originalmente era la hija menor de la casa del general Yu, de un linaje noble y extraordinario. Tras la muerte de sus padres, este Ministro vio que su vida era lamentable, así que la adoptó y la crio en el interior del tocador. Siempre la he educado y cuidado como a mi propia hija, a diferencia de esas mujeres indecentes e inmundas…”>

<“Si Su Alteza la ama por un momento y ella se queda al lado de Su Alteza para sostener la escoba, puede considerarse una bendición que ha cultivado en sus tres vidas.”>

Las palabras halagadoras de Zhao Hui aún resonaban en sus oídos, pero resultó que no mintió.

Realmente tenía un rostro muy hermoso y el vestido rojo como el fuego era casi cegador.

Cuando Ning Yin entró en el salón vistiendo solo una prenda, ella estaba arrodillada en el suelo, su suave cabello negro colgando detrás de sus orejas, y su hermoso y frágil cuello extendiéndose profundamente hasta su collar.

Más abajo se aprecian sus hombros delgados y una cintura esbelta y cóncava con un arco seductor, no demasiado pronunciada para sostener con una mano, pero el lugar donde debería estar la carne era claramente visible donde debería estar, y se podía ver incluso a través de la ropa lo que había dentro de la ‘belleza’ más hermosa del mundo.

Era una noche fría y lluviosa, y le dolía ligeramente la pierna izquierda debido a su vieja lesión.

Ning Yin golpeó lentamente el apoyabrazos del asiento con el dedo índice, examinando a la figura arrodillada a sus pies. – “¿Cómo te llamas?”

Su voz era ligera y alegre, pero sin la más mínima calidez.

La muchacha naturalmente lo oyó y dijo con respiración temblorosa: “Yu…”

Con la garganta apretada, tragó saliva con dificultad antes de decir con voz ronca: “Yu Lingxi, L de Lingxi.”

‘Su apellido es Yu, no es de extrañar.’ (Ning Yin)

Ning Yin miró hacia abajo y presionó su bastón contra su barbilla. – “Levanta la cabeza.”

La parte inferior del bastón de metal presionó contra su barbilla, provocándole escalofríos que le llegó directo a los huesos, Yu Lingxi tembló visiblemente, apretó los dedos y levantó lentamente la cabeza.

Como era de esperar, ella había llorado y las comisuras de sus ojos estaban enrojecidas.

Afuera la lluvia otoñal continuaba precipitándose, pero todo su cuerpo parecía envuelto por una capa de luz tenue, frágil y deslumbrante.

‘Muy bien, los días lluviosos son el mejor momento para matar gente.’ (Ning Yin)

Hay tantas personas en este mundo que quieren congraciarse con él como personas que quieren verlo muerto. Las mujeres que le envían eran trampas de miel* o raspadoras de huesos, y nunca las deja vivir para ver el sol naciente del día siguiente.

(N/T: * La trampa de miel (en inglés Honey trapping) es una práctica que implica el uso de relaciones románticas o sexuales con fines interpersonales, políticos (incluido el espionaje estatal) o monetario.)

No importaba cuál sea la ‘misión’ de la que sea responsable Yu Lingxi, ella no sería una excepción.

Con solo presionar el gatillo con el pulgar, la afilada hoja en la base del bastón salió disparada sin previo aviso.

Las velas temblaron violentamente, la lluvia otoñal fuera del salón era frenética y las sombras se mecían violentamente en las baldosas del suelo.

La afilada hoja, tan delgada como el agua de otoño, presionó el costado de su cuello, y el silencio se apoderó de los húmedos y enrojecidos ojos almendrados de Yu Lingxi.

No gritó ni suplicó misericordia; ella era débil y hermosa de principio a fin; solo hizo una pregunta: “Si muero, ¿se verá afectada la familia de mi tío?”

Su reacción fue tan aburrida que Ning Yin se sintió un poco disgustado, y su tono se volvió un tanto sombrío. – “Si no estás satisfecha, este Príncipe los matará a todos.”

Después de decir eso, miró fijamente a los ojos de Yu Lingxi.

Sin embargo, el miedo esperado no apareció. Pareció obtener la respuesta que buscaba, y levantó la mano para sujetar la hoja bajo el bastón.

En sus delgados dedos blancos, el anillo con forma de cabeza de animal grabado con el emblema familiar reflejaba una luz fría.

Era un gesto de desafío.

Ning Yin mostró cierto interés, y casi inconscientemente quiso perforar el cuello de Yu Lingxi.

<¡Clac!>

Una lágrima resbaló por su barbilla, salpicando la hoja, produciendo un sonido nítido.

La emoción sedienta de sangre en los ojos de Ning Yin se desvaneció gradualmente como la marea.

Él vio a través de sus pensamientos.

Esa mujer fingió resistirse deliberadamente, pero imploraba y quería la muerte, con la esperanza de arrastrar a la familia Zhao a hundirse con ella…

Así es, la familia Zhao la presentó como un regaló, y ella, naturalmente estaba resentida con ellos.

“No eres demasiado atrevida, ¿te atreves a usar la mano de este Príncipe para matar gente?” (Ning Yin)

Ning Yin sonrió con rabia, agarrándole la muñeca que sostenía la hoja, con tanta fuerza que casi le aplasta el delgado hueso de la muñeca.

Yu Lingxi sintió dolor y no tuvo más remedio que soltar su mano y caer al suelo. Las gotas de sangre roja oscura goteaban por las yemas blancas de sus dedos, formándose flores de ciruelo sangriento.

Ning Yin estaba disgustado, extremadamente disgustado.

Él era una persona rebelde por naturaleza y aunque Yu Lingxi ansiaba la muerte, él no estaba dispuesto a darle una muerte rápida.

El Regente entrecerró los ojos con una mirada sombría en su corazón, y cambió de opinión.

 

***

 

La lluvia de otoño duró toda la noche.

Cuando Ning Yin se fue a la cama, su rostro estaba tan pálido que parecía sin vida.

La muchacha, que dormía con la cabeza apoyada en el taburete, se despertó de inmediato y lo miró fijamente. El Príncipe Regente, que acababa de despertarse, no tuvo tiempo de camuflar sus emociones; frunció el ceño, todo su ser burbujeaba con un frío taciturno.

Miró fijamente a Yu Lingxi, recordando que tal cosa aún existía.

Yu Lingxi seguía sentada en las baldosas heladas del suelo, mirándolo aturdida, como una presa atrapada bajo las garras de un lobo, temblando instintivamente.

“¿Me matará el Príncipe hoy?”

Era evidente que no había dormido en toda la noche; se encontraba en un estado de debilidad incomparable, su tez pálida se complementaba con el maquillaje rojo corrido, que le daban una belleza decadente.

Ning Yin movió su esbelta palma de un lado a otro; las venas azules del dorso de su mano se abultaron ligeramente, y podía aplastar fácilmente los huesos de alguien.

Anoche, Yu Lingxi ya había experimentado su fuerza sobrehumana.

Ella subconscientemente ocultó las marcas moradas que dejaron sus dedos en su muñeca, y entonces escuchó la fría risa del Príncipe Regente. – “Te mataré cuando regrese.”

Ning Yin vio las pestañas de Yu Lingxi temblar ante su deseo cumplido, y luego él se fue con satisfacción, apoyándose en su bastón.

Más divertido que matar a una presa es ser presa del pánico que es peor que la muerte.

Al pensar en ver su rostro pálido y demacrado a su regreso, y verla marchitarse en la desesperación, el Príncipe Regente finalmente sintió un poco de satisfacción morbosa.

 

***

 

En el palacio.

Al conocer la fecha de su muerte, Yu Lingxi se sintió repentinamente más tranquila.

Los sirvientes de la mansión desconocían el origen de la mujer. Después de todo, ningún ‘regalo’ había sobrevivido jamás a una noche junto al Príncipe Regente. Estaban desconcertados y temerosos, así que cuando esa hermosa muchacha les pidió cortésmente que trajeran algo de comida y agua, los sirvientes no se atrevieron a negarse…

Por la noche, cuando Ning Yin regresó después de matar a algunos cortesanos desobedientes, vio a la joven del vestido rojo, bien peinada y elegantemente vestida, sentada en una silla del dormitorio, comiendo pasteles con las comisuras de los labios.

Sí, ella estaba comiendo.

Parecía tener buen apetito.

Ning Yin se quedó en la puerta, mirándola siniestramente.

Yu Lingxi, que tenía una expresión tranquila como si dijera ‘por fin has llegado’, dejó la última mitad del pastel a regañadientes, dobló cuidadosamente los cuatro platos vacíos, se limpió los labios, se alisó la falda antes de bajar la cabeza y arrodillarse hacia Ning Yin desde la distancia.

“Gracias por su hospitalidad, Su Alteza.”

Como si estuviera llena de comida y bebida, lista para emprender un viaje.

Con rostro sombrío, Ning Yin caminó hacia ella paso a paso, golpeando el suelo con su bastón, haciendo un sonido de “tuk-tuk” como una sentencia de muerte.

Ella retorció los dedos, sus pestañas entreabiertas temblaron ante el sonido de sus pasos, no parecía tan tranquila como aparentaba.

Ning Yin levantó su bastón y lo presionó contra su esbelto cuello.

Yu Lingxi cerró los ojos.

La afilada hoja estaba a solo una pulgada de su frágil piel, y con un solo golpe, flores escarlatas florecerían en su cuerpo.

‘Pero es aburrido.’ (Ning Yin)

No había placer en matar a alguien que espera la muerte y él odiaba la sensación de ser manipulado por otros.

Con un sonido metálico, la hoja del bastón se retrajo.

Yu Lingxi todavía mantenía los ojos fuertemente cerrados, sin atreverse a mirar directamente el resultado.

Era claramente una criatura tan frágil y delicada que podría estrangularla con una sola mano. ¿De dónde había sacado el coraje para ‘mirar a la muerte a los ojos’?

Ning Yin se burló, y un pensamiento sombrío le vino a la mente.

“Tu aspecto actual no es diferente al de una persona muerta.” (Ning Yin)

Ning Yin se inclinó con una mano en su bastón y apretó la mandíbula de Yu Lingxi con la otra, obligándola a abrir los ojos.

La miró fijamente a los ojos brillantes durante un rato y luego dijo en voz baja. – “Este Príncipe no tiene ningún interés en matar cadáveres, vete.”

Esos marchitos ojos color albaricoque se abrieron de repente, desbordando luz.

Sus labios carnosos y rojos se separaron ligeramente, como si quisiera preguntar algo.

Ning Yin entrecerró los ojos y dijo lentamente. – “Dije que te fueras, ¿no me escuchaste?”

‘¿Él… realmente quiere dejarme ir?’

Sin duda, era una gran tentación. Yu Lingxi lo miró largo rato, dudó y se levantó lentamente.

Ning Yin juntó las manos y se apoyó en su bastón con mango de jade e incrustaciones de oro, esperando paciente y gentilmente a que ella saliera corriendo en éxtasis.

Cada vez que esos hombres le enviaban mujeres, le gustaba bajar la guardia deliberadamente.

Entonces, cuando los espías ya no podían contenerse y revelaban sus defectos, él personalmente destruía sus esperanzas, junto con sus vidas.

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