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TALD – Especial 4.2

8 mayo, 2024

Historia Paralela Especial 4.2 – Nunca digas adiós (2)

 

Brown, que tenía el cabello gris, inconscientemente miró a Chloe cuando Damien de repente mencionó a su padre. Pero Chloe tampoco pudo decirle nada.

“Su Majestad acaba de despertar…” (Médico)

“¿Cuántos días llevo acostado?”

“Cinco días.” (Médico)

“Mierda.”

Un lenguaje soez salió de la boca de Damian. Chloe agarró con fuerza el pañuelo que sostenía ante el tono decidido de Damien, ya que rara vez maldecía delante de sus funcionarios.

“¿Cómo terminaron las justas*?”

(N/T: En la Edad Media se denominó justa al combate singular que se hacía entre dos contendientes, a caballo y con lanza, para justificar el derecho de alguno. De ahí viene el nombre de justa que luego se extendió a los juegos o ejercicios de caballería.)

Los rostros de Chloe y del doctor parecían un poco más desconcertados ante la inesperada pregunta de Damien. Estaba claro que su memoria estaba confusa porque había estado inconsciente durante mucho tiempo. No era infrecuente que personas que habían vagado entre la vida y la muerte finalmente recuperaran la conciencia y dijeran tonterías. El médico tratante, que apenas había llegado a una conclusión médica, abrió la boca ante Damien, que lo miraba fijamente.

“Su Majestad, las justas han sido abolidas hace mucho tiempo.” (Médico)

“De qué estás hablando.”

“A medida que las bajas seguían aumentando, Su Majestad la abolió directamente.” (Médico)

Las cejas de Damien se alzaron ante las palabras del médico. En sus sienes destacaban venas azules y su pulso latía. Finalmente se levantó de su asiento.

“¿Estás loco? ¿Y qué diablos es ese título de antes? ¿Es en grupo?”

El último recuerdo de Damien aparentemente fue caerse de un caballo mientras participaba en una justa. Era su oportunidad de ganar campeonatos consecutivos, pero el Rey lo llamó por separado y mencionó el nombre de Johannes. Era molesto tener que perder a propósito por el prestigio de su sucesor, pero tan pronto como se levantó, todos empezaron a decir tonterías, por lo que Damien estuvo a punto de explotar.

“¡Damien!” (Priscilla)

Priscilla, que escuchó la noticia, irrumpió en el dormitorio del Rey en pijama. La expresión de Damien se volvió aún más extraña.

“… ¿Madre?”

“Damien, ¿estás bien? Hijo mío, ¿estás bien?” (Priscilla)

Damien se calló por primera vez. Sus cejas doradas se juntaron entre su frente y luego se relajaron una y otra vez. Los inquebrantables ojos azules parecían temblar con turbulencia.

Chloe se dio cuenta de que algo andaba muy mal.

“Damien.” (Chloe)

Chloe estaba segura de algo cuando lo miró a los ojos por segunda vez, después de hacer contacto visual con él justo después de cambiar las flores. Incluso más que el doctor y Priscilla, Chloe estaba segura del cambio de Damien. Ahora bien, Damien, que la miraba con la barbilla ligeramente hacia afuera y sus con el entrecejo fruncido, no era el marido que solía mirarla con cariño.

“Ahora… ¿Como me llamaste?”

Unos brillantes ojos azules la miraron fijamente. Era una mirada tan fría que le provocó un escalofrío en la nuca. Incluso durante la guerra, cuando Chloe lo conoció, él nunca la había mirado así. Es mucho más afilado y sensible que en ese entonces, y parece estar en la cima de la arrogancia.

Pero ¿por qué no parece ser la primera vez que lo hace, aunque claramente lo es?

Chloe se mordió el labio mientras miraba la expresión de Damien, que era a la vez desconocida y de alguna manera familiar.

“Me pregunto si escuché mal. ¿Cómo me llamó esta criada hace un momento, madre?”

Damien habló con una voz como si estuviera masticando una espada y escupiéndola. Y, en ese momento, Chloe se dio cuenta.

“¿Cómo se atreve una sirvienta de la residencia del Duque a poner en su boca el nombre de su dueño descuidadamente?”

El rostro que la miraba con ojos fríos y brillantes era exactamente el mismo que el retrato que Chloe había visto en el dormitorio de Damien.

“D-Damien…” (Priscilla)

Los labios de Priscilla se pusieron pálidos. Después de tomar la mano de Priscilla, que parecía a punto de desplomarse en cualquier momento, Chloe avanzó cojeando un paso. Su corazón latía rápido y sus manos se estaban enfriando, pero no podía derrumbarse en esta situación.

“Déjeme hacerle una pregunta, Su Excelencia el Duque.” (Chloe)

“No soy un Duque. Si hablas con arrogancia una vez más, destruiré a tu familia.”

Damien la miró con una mirada asesina. Su rostro era extremadamente sangriento, como si lo que acababa de decir no fuera una broma o una amenaza única. Chloe respiró débilmente mientras miraba a su marido, a quien veía de esa forma por primera vez en su vida.

Aunque intentó no hacerlo, le temblaban las manos.

Damien ni siquiera estaba al tanto de la muerte de su padre, William, el anterior Duque.

“Damien no despertó durante cinco días después de caerse de su caballo. Sólo estoy pidiendo confirmación, así que no se ofenda.” (Chloe)

Mientras tanto, Damien estaba pensando en ella como una enfermera que acompañaba al médico de cabecera. Aunque era bastante impertinente, estaba claro que Priscilla también le tenía afecto, ya que se mantenía cerca de su madre. Por eso Damien no la había expulsado de inmediato.

“Damien, ¿cuál crees que es tu puesto actual…? ¡Argh…!” (Chloe)

Chloe no pudo seguir hablando. Fue porque la gran mano de Damien se envolvió alrededor de su garganta como si estuviera apretando su barbilla.

“Di una palabra más.”

El lugar donde se encontraba su pulgar eran las cuerdas vocales de Chloe. Aunque no aplicó ninguna fuerza, la fuerza de agarre de su toque caliente fue considerable.

“¡Damien!” (Priscilla)

Chloe levantó la mano hacia el médico y Priscilla que corrían hacia ella y, en cambio, trató de disuadirlos. Los brillantes ojos azules de Damien chocaron con los ojos marrones de Chloe durante varios segundos. Cuando Damien encontró la mirada de la mujer, sintió que le palpitaba la cabeza y maldijo en voz baja.

“Por favor conteste la pregunta. De lo contrario, no podremos comprobar con precisión el estado de salud de Damien.”

Los dedos de Damien que agarraban la garganta de Chloe se movieron. Si aplicara un poco de fuerza allí, podría haberle quitado la vida. Pero no había miedo en los ojos de la mujer que estaba frente a él. – ‘Solo, solo… ¿Por qué me miras así?’

Damien, sin saber la causa de la tristeza en la mirada de Chloe, gruñó como un animal.

“¿Alguien que es solo una enfermera está hablando de mi condición en este momento? Tú arrogancia ha ido demasiado lejos. A partir de este momento, no vuelvas a aparecer ante mis ojos. Porque te mataré.”

“Oh, William…” (Priscilla)

Priscilla se sobresaltó y se desplomó de golpe cayendo en el sofá de al lado. Chloe sintió que se iba a desmayar por la actitud de Damien, que nunca había visto antes, pero ella mantuvo la calma.

“Seguiré sus órdenes. Así que, por favor, sólo respóndame.” (Chloe)

Damien sintió que su cuerpo reaccionaba de manera extraña cuando la mujer frente a él no evitó su mirada y en cambio lo miró directamente. Su corazón latía violentamente, enviando sangre caliente por todo su cuerpo. En un instante, su cuerpo se calentó.

Damien, que llamó a su emoción ira, agarró con fuerza la pequeña barbilla de Chloe.

“Soy Damien Ernst Von Thisse, el único hijo legítimo del Duque William Von Thisse, hijo de la Princesa Priscilla Evangeline Valdeck, linaje del reino, y representante de los Cadetes de la Real Academia que compitieron en la justa contra el Príncipe Johannes.”

“…” (Chloe)

“¿Has terminado?” (Priscilla)

Chloe no pudo decir nada. Priscilla habló por ella desde el sofá.

“Damien… Ese juego fue cuando tenías diecisiete años…” (Priscilla)

Antes de continuar hablando, Priscilla colapsó por el shock. Damien empujó a Chloe y corrió hacia Priscilla.

“¡Madre!”

Los ojos de Damien brillaron mientras miraba de un lado a otro entre el doctor y Chloe.

“¿Qué haces quedándote quieto como un idiota?”

Al ver a Damien gritar horriblemente, el médico que lo atendió tardó en recobrar el sentido y se volvió hacia Priscilla. Priscilla estaba acostada en la cama donde antes yacía Damien.

“¿Qué diablos está pasando, madre? ¿Por qué diablos tu cara…?”

Chloe tragó saliva mientras observaba a Damien continuar su monólogo mientras tocaba el hombro de Priscilla.

‘Diecisiete.’ (Chloe)

Según Priscilla, los recuerdos de Damien ahora se han detenido cuando tenía diecisiete años.

Y Damien, de diecisiete años, ni siquiera conoce a Chloe.

‘Dado este hecho… ¿Qué diablos debo hacer…?’ (Chloe)

Los puños de Chloe temblaban mientras fruncía los labios.

 

* * * *

 

Cuando Priscilla recuperó el sentido después de desmayarse, a quien buscó primero fue a Chloe, no a Damien. Chloe, que dejó atrás la expresión asesina de Damien y permaneció sola en la habitación con Priscilla, tranquilizó a su llorosa suegra.

“Está bien, madre. También escuché de una persona que perdió completamente la memoria después de recuperarse de una fiebre. Su Majestad todavía sabe quién es usted. Él recuerda a su madre.”

“Pero…” (Priscilla)

“En primer lugar, me alegro de que Su Majestad se haya despertado sano y salvo.”

Priscilla no pudo soportar mencionar el shock que Chloe debió haber sentido, así que derramó lágrimas espesas.

“¿Estás bien? No. ¿Hay alguna manera de que pueda estar bien…? Ja… ¿Cómo pudo nuestro Damien…? ¿Es cierto que no recuerda nada después de todo lo que él hizo por ti?” (Priscilla)

Chloe tomó cálidamente la mano de Priscilla.

“Su Majestad pronto recuperará la memoria. No se preocupe.”

“Chloe, cariño.” (Priscilla)

Priscilla llamó a Chloe cuando salía de la habitación.

“No estás pensando nada extraño, ¿verdad?” (Priscilla)

“¿Yo?”

“A veces, luchar y preocuparse solo pueden hacerte sufrir más. Es mejor mostrar exteriormente que estás molesta.” (Priscilla)

A veces, las palabras de Priscilla que la tomaban con la guardia baja hacían que Chloe se sintiera emocional. Chloe sonrió y sacudió la cabeza.

“Estoy bien, madre. Gracias por su preocupación.”

<¡Uf!> – Chloe salió de la habitación y respiró profundamente. Por las dudas echó un vistazo, pero, como era de esperar, Damien ya se había ido.

Era una situación confusa, pero en ese momento lo más importante era que ella se mantuviera centrada. De lo contrario, todo se desmoronaría.

Por eso tranquilizó lo más posible a Priscilla, que ya estaba bastante angustiada por su hijo. Estaba claro que, si Priscilla enfermaba, la situación empeoraría sin control.

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