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TALD – 31

5 septiembre, 2023

Capítulo 31.1 – Un paso, otro paso

 

Margaret trató de ocultar sus ojos temblorosos frente al salón del Castillo de los Abedules. A su lado estaba la señora Dutton. No podía adivinar para qué la había llamado la persona que era su antiguo dueño y ahora el Rey del país, así que se puso más nerviosa.

“¿Qué he hecho mal, Margaret?” (Sra. Dutton)

“Acabas de decir que había algo que querían comprobar. No te preocupes demasiado.”

La señora Dutton asintió con fuerza y se secó el sudor de la frente con la manga. Paul miró a Margaret y ella tragó saliva con dificultad antes de entrar en el salón. Era una situación en la que solo tenía que hablar de lo que sabía de todos modos, así que no había nada por lo que estar nerviosa.

“Está bien, acércate.”

Damien le hizo un gesto a Margaret, quien entró con cautela e inclinó la cabeza haciendo una reverencia, para que se sentara.

“… Gracias.” (Margaret)

Margaret Seymour. Era la criada exclusiva de Chloe y la sirvienta con la que pasaba la mayor parte del tiempo.

“Fuiste tú quien envió la carta de Chloe en su lugar.”

“Porque a la señora no se le permitía salir.” – Margaret abrió la boca en voz baja.

“¿Viste el contenido?”

“No.” (Margaret)

“Estoy seguro de que comprobaste a quién le estaba enviando las cartas.”

“… Era una carta de saludos a la familia de la señora. Entre ellos había una carta enviada al propietario.” (Margaret)

Las palabras de Margaret no eran falsas. Chloe envió un total de veinte telegramas durante los trece días que no pudo salir del Castillo de los Abedules. Después de enviar una carta falsa susurrando amor a su esposo que la dejó en confinamiento, fingiendo reflexión y susurrando amor, Damien, aliviado, trabajó tras bambalinas mientras intentaba arreglar la situación en Swann lo antes posible y regresar.

El padre, el Vizconde Verdier, la Sra. Talbot y otro destinatario fue la oficina de correos (probablemente su hermana) en Windsbury. Chloe debe haberles advertido de lo que estaba a punto de suceder.

Poco después del incidente, la Sra. Talbot alquiló la casa y se fue de crucero en un enorme barco de vapor. <imreadingabook.com> El Vizconde Verdier, que colapsó tras la muerte de su hija y fue a un hospital en el sur para recuperarse, sigue desaparecido. Solo los sirvientes que recibieron el salario de un año a la vez permanecieron en el castillo de Verdier. La carta a Alice Verdier, que había llegado a través de la oficina de correos de Windsbury, también era una pista cortada.

“¿Eso es todo?”

“También había organizaciones relacionadas con la gestión del territorio. Especialmente… No recuerdo que hubiera ninguno importante.” (Margaret)

Chloe también escribió cartas a los hospitales y casas de trabajo que patrocinaba en nombre del Ducado de Thisse, y también envió tarjetas para animar a los campesinos que luchaban en el frío invierno. Uno de los que recibió una carta de ella, debería aparecer aquí pronto.

“¿El día que ocurrió el incendio, Grey Wilson fue a la cabaña?”

Paul le dio a Damien una lista de los pasajeros del tren que había viajado hacia y desde Thisse el día del incidente. Por supuesto, pensó que no sería capaz de encontrar el nombre de Chloe. Pero ahí estaba el nombre de Grey Wilson.

“…Fue solo por un breve momento. La Señora lo recibió sólo por un rato ¡De verdad…!” (Margaret)

Margaret probablemente no será una buena actriz. Su rostro estaba completamente pálido.

“No estoy tratando de acusarte de eso. Lo que quiero saber es el tiempo.” – La voz de Damien era fría.

“La vez que se reunió con Grey Wilson. La última vez que la viste con vida.”

“Fue como las tres de la tarde. Definitivamente lo recuerdo porque era el momento en que el mayordomo llevaba carbón y leña.” (Margaret)

“Entonces, ¿cuándo fue la última vez que la viste?”

“La última vez fue a las 7:00 p.m. cuando le llevé la cena.” (Margaret)

“¿No es también parte de tus labores hacer la cama de la anfitriona?”

Margaret cerró profundamente los ojos y abrió.

“Dijo que no necesitaba de mis servicios ese día. Días así… Hay muchos.” (Margaret)

“Te preguntaré una última cosa.”

“Sí.” (Margaret)

“¿Cuánto tarda en apagarse una vela?”

“…Cerca de cuatro horas.” (Margaret)

Damien la despidió sin más preguntas. – ‘Si fue a las siete de la noche, la hora a la cual Chloe despidió por última vez de su doncella exclusiva. Y después de organizar el trabajo en la cabaña, se fue tranquilamente.’

“Me…, ¿Me llamó, Maestro?” (Sra. Dutton)

Damien encendió un nuevo cigarrillo y miró a la señora Dutton. La cocinera, la Sra. Dutton, que renunció a su trabajo después del incidente, no pudo ocultar la ansiedad en sus ojos más que Margaret.

“¿Cuándo fue la última vez que viste a Chloe?”

“Era la hora de la cena de los sirvientes, así que eran alrededor de las nueve de la noche… Era hora de revisar los artículos que serían enviados a la casa de acogida. Es porque la señora dijo que no debíamos enviar cosas malas ni siquiera a los pobres, y siempre lo miraba ella misma.” (Sra. Dutton)

“Cierto. ¿Viste regresar a la señora con tus propios ojos después de revisar los artículos?”

La Sra. Dutton no pudo responder con certeza. Dado que, esa tarde fue el día en que se entregaron los ingredientes atrasados, y estuvo todo el día ocupada organizando el almacén para no escuchar las quejas de Paul, el mayordomo.

“Eso…Quiero decir…Estoy segura de que incluso la vi parado frente al carruaje…” (Sra. Dutton)

Damien le hizo un gesto a la Sra. Dutton para que se detuviera, cuyos ojos comenzaron a moverse avergonzados. Era como si hubiera obtenido toda la información que quería confirmar. Después de que Margaret y la Sra. Dutton salieron una tras otra, Paul escuchó que había llegado una última persona.

“Pídele que entre.”

<“¡Click!”>

Una mujer de mediana edad entró por la puerta e inclinó la cabeza respetuosamente hacia Damien. Damien la miró y abrió la boca.

“Cuánto tiempo sin verte, Eliza.”

“Su Majestad el Rey.” (Eliza)

El rostro tranquilo de Eliza era claramente diferente al de Margaret o al de la señora Dutton. Tal vez, debe haber adivinado por qué la llamó.

“Hay algo que quiero preguntarte como Duque a quien le cortaste el cordón umbilical tú misma, no como Rey.”

“Por favor, pregunte.” (Eliza)

“¿Dónde está mi esposa?”

“No lo sé.” (Eliza)

Llamas silenciosas ardían en los ojos de Damien. La respuesta dicha, no fue que estaba muerta sí no que no lo sabía, hizo que su corazón latiera con fuerza. Sus largos dedos comenzaron a golpear el escritorio al mismo ritmo que un metrónomo. Después de tragar saliva seca, Damien trató de mantener la compostura.

“¿Hablas en serio, Eliza?”

“También soy una persona que valora su preciosa vida. No soy lo suficientemente estúpida como para no conocer la personalidad de la persona a quien crie.” (Eliza)

“Confío en ti cuando dices que no lo sabes. Entonces dime lo que sabes.”

Damien miró a Eliza y dijo con voz quebrada. La velocidad a la que sus dedos golpeaban el escritorio aumentó gradualmente.

(N/T: Ese tic nervioso de Damien de golpear el escritorio me pone totalmente nerviosa…)

“Lo siento. Creo que está haciendo una pregunta incorrecta…”

<“¡Tac, tac, tac!”> – Las palabras de Eliza se dispersaron ante el áspero sonido de golpes en el escritorio. Los puños apretados de Damien temblaron.

“Después de que fuiste expulsada del Castillo de los Abedules por cometer infidelidad, fue la Duquesa quien hizo posible que tú trabajaras en el hospital patrocinado por la familia Thisse. Gracias a su carta de recomendación, el director del hospital no tuvo más remedio que recibirte, ignorando todos los rumores. Debido a que el hospital siempre tiene escasez de trabajadores, no habría habido otra manera.”

Damien continuó con una voz cruel mientras observaba a Eliza tragar saliva con dificultad.

“Debes haber sido tú quien contrabandeó el cadáver de una mujer desconocida del hospital al Castillo de los Abedules. No fue difícil organizar las cosas, ya que ninguno de los conductores de carretas que viajan hacia y desde el castillo era desconocido para ti. Nadie hubiera sabido que el cuerpo de una mujer diminuta estaba en una caja de carbón entregada a la cabaña esa tarde. Excepto por Chloe y por ti. ¿Me equivoco?”

“Es verdad.” (Eliza)

Chispas saltaron en los ojos de Damien mientras miraba a Eliza, quien no lo negaba. Todos los rompecabezas ahora estaban juntos. Chloe colocó el cuerpo sobre la cama ella misma, esparció libros grasientos y leña junto a la litera iluminada con velas y salió de la cabaña. Caminó en la oscuridad de la noche hasta el almacén en la parte trasera del castillo, y aprovechó el momento en que los sirvientes estaban ocupados con la cena para escapar en un carruaje al auspicio.

“Ya que dijiste que no eres estúpida, creo que eres claramente consciente de lo que has hecho.”

Damien dejó escapar un rechinar de dientes y Eliza apretó las manos con fuerza.

“Una vez más, no tengo idea de qué planeaba hacer con él, solo llevé un cadáver no identificado al Castillo de los Abedules.” (Eliza)

“¿Estás diciendo frente a mí eso ahora mismo?”

“Porque la señora no me lo dijo.” (Eliza)

El papel se arrugó en la mano de Damien. Estaba claro para Eliza que su paciencia había llegado a su límite.

“Supongo que sí. Porque ella no querría que nadie saliera lastimado. Nadie tendría que saber los planes de Chloe mientras hacía eso.”

Sin embargo, definitivamente hubo quienes adivinaron tardíamente que su último acto fue extraño. Después del incidente, todos los que habían abandonado el castillo debieron considerar la muerte de Chloe como un misterio. Y deben haberse dado cuenta de inmediato lo peligroso que era involucrarse, aunque sea un poco en eso.

“Porque sabía mejor que nadie que usted nunca los perdonaría.” (Eliza)

“…Es como dijiste.”

Los ojos arrugados de Eliza temblaron teñidos de rojo. Damien la miró y escupió las palabras con una mirada como si estuviera vomitando agua amarga desde adentro.

“Pero creo haberte visto en la estación de tren ese día.”

Damien se levantó apresuradamente y se acercó a ella. El retroceso tiró la silla hacia atrás y la hizo rodar hasta el suelo.

“…Sabías lo que Chloe estaba haciendo.”

Eliza calmó su respiración temblorosa mientras lo miraba acercarse con ojos sin vida.

“La señora no me dijo nada. Fue mi propia decisión ir a la estación de tren. Adiviné lo que usted acaba de adivinar. Vi a la señora allí. Tan pronto como me vio, la señora, que pasaba vestida con una manta vieja, se puso blanca y trató de huir.” (Eliza)

“…Por lo tanto.”

“Así que atrapé a la señora. Le puse mi abrigo negro, le tapé la cara con una capucha… Le deseé que tenga un viaje cómodo y la puse en el tren.” (Eliza)

“Sabías que ella no volvería.”

“Sí.” (Eliza)

Lágrimas brotaron de los ojos arrugados de Eliza. Ella ya sabía que no había necesidad de mentir frente a él que lo sabía todo.

“Si hubiera sabido de antemano que la señora se iría sin nada en su cuerpo… No habría traído solo una bolsa de equipaje.” (Eliza)

“Cuando esto salió a la luz, aunque sabías que nunca serías perdonada por mí ¿por qué la ayudaste?”

“¿Por qué?”  – Eliza sonrió un poco con sus ojos rojos. – “Bien. ¿Lo entendería si le dijera que es porque soy un ser humano, Duque?

En ese momento la arrogancia de Damien Ernst Von Thisse, que creía tener perfecto conocimiento de la psicología humana, se hizo añicos.

En el estudio, donde todos se habían ido, solo el sonido del péndulo en movimiento se podía escuchar en el aire tranquilo. Damien se levantó de su asiento con un tirón instintivo. Fue un impulso incitado por la intuición. Sus instintos bestiales lo llevaron a la pared. Damien miró el retrato de sí mismo pisando el cuello del general enemigo, luego retiró lentamente la pintura.

Claramente, había algo en la caja fuerte que se suponía que estaba vacía porque había quemado su contenido por completo. La mano de Damien se movió lentamente sobre la caja fuerte.

<“¡Tuduk!”>

Damien no pudo evitar reírse al ver caer el objeto a sus pies.

“Ah…”

Era el aparato ortopédico destrozado. Era un objeto que había diseñado y rehecho muchas veces para que se ajustara a la pierna de Chloe.

“¡Ja, ja, ja, ja!”

Chloe Verdier se fue de este lugar sin un solo rastro de Thisse en su cuerpo. Después de romper el ala que quería darle, se fue tranquilamente con su pierna coja, engañándolo por completo.

Cuando lo piensa, no era algo inusual. Porque no había solo una o dos personas en este país con bastón. Estaba repleto de gente que portaba bastones como sus alter egos, así como personas con heridas en las piernas por la guerra, una anciana con movilidad reducida y un elegante caballero.

Chloe rompió su juicio erróneo de que pensó que nunca podría huir de él con una pierna lisiada, riéndose de él en su cara.

“Jajaja… Ah… Uf…”

La risa áspera finalmente se convirtió en una respiración dificultosa. Sangre caliente corrió del corazón de Damien a su cabeza, luego de regreso a su corazón, y a través de las yemas de los dedos de sus manos y sus pies. Damien imaginó la expresión de Chloe cuando se coló y escondió el aparato ortopédico roto allí.

‘Tú lo sabías todo, Chloe.’

Damien susurró con los ojos desenfocados, apoyando la parte posterior de su cabeza contra la pared. Pensó que sabía todo sobre Chloe, pero al final no sabía nada sobre ella.

“Después de todo, esperabas que llegara tan lejos.”

La evidencia estaba justo frente a sus ojos. Damien jadeó mientras miraba el aparato ortopédico destrozado.

<“Entonces, ¿qué haces cuando quieres conocer a alguien si no preguntas?”> (Damien)

<“Solo… Lo conozco naturalmente… Simplemente lo observo.”>

‘La mujer que dio la respuesta más estúpida del mundo sabía más sobre él, que él mismo sobre ella.’ – Damien se sintió mareado por ese hecho. Su cabeza dio un vuelco y su corazón latía salvajemente. Nunca en la vida de Damien se había sentido tan extraño consigo mismo como en este momento.

En la incertidumbre arrojada por primera vez en su vida que siempre fue clara, Damien sintió miedo y una loca excitación al mismo tiempo. Sintió que había alcanzado un nuevo hito en su vida.

Chloe debe haber pensado en él cuando puso el aparato ortopédico roto en la caja fuerte. En el momento en que encontró esto, debe haber imaginado la expresión espantosa que tendría y las emociones que hervirían en su sangre.

‘Me pregunto si estabas tan emocionada como yo ahora, Chloe.’

(N/T: ¡Que miedo! ¡Damien en modo cazador!)

Damien pasó junto al aparato ortopédico que se había caído al suelo y salió del estudio. El pasillo, con luces tenues en las paredes, era interminable. Volvió sobre la trayectoria que Chloe habría recorrido mientras caminaba cojeando, temblando de emoción, traición y un sentido de venganza. Al recordar las lágrimas en sus ojos al final de ese momento, la sangre se apresuró a la parte inferior entre sus piernas.

Después de atravesar el pasillo, apareció una enorme estatua de yeso. Era una obra en la que se representaba a sí mismo sosteniendo con arrogancia las riendas y manteniendo la cabeza erguida. Damien alcanzó la estatua fría e inorgánica.

Un gemido salvaje resonó entre sus dientes y, al mismo tiempo, la gran estatua de yeso cayó al suelo de mármol y se rompió con un gran sonido. Pisando su forma rota, Damien se echó a reír. Lo primero que pensó en decirle a Chloe, a quien volvería a encontrar, vino a su mente.

‘Gracias por romperme, mi amor.’

‘Puedes esperar que tal cómo yo, que he sido destrozado, te recuperaré.’

(N/T: Nuestro Duque malvado no aprende ¿Verdad?… O Por lo menos ha aprendido que con Chloe Verdier o mejor dicho Chloe Von Thisse no se juega… Jaja.)

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Nameless: Ya había comenzado con el capítulo 32 que tiene 4 partes, pero como que es un arco algo diferente y como solo me había alcanzado el tiempo para traducir 1/4, no quise dejarlo ni por una semana de esa forma. Creo que este es un final de semana es mas interesante. Por lo tanto nos encontramos acá.

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