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AECDE – 86

20 agosto, 2023

Episodio 86 – La llevaré al Marquesado.

 

Adele lo miró sin pestañear. Los ojos dorados temblaron levemente. – ‘¿Quieres mi vida? ¿Qué significa eso?’

La mirada de Adele se deslizó lentamente por el rostro de Lionel y aterrizó en sus rodillas.

El Ministro de Defensa de Ehmont, cabeza de la familia del Marquesado Herbert y líder de la Guardia Imperial.

Recordando los modifican brillantes que acompañaban su nombre, Adele le dijo en voz baja a Lionel.

“Levántate.”

“…” (Lionel)

“¿Quieres que te dé mi vida? No sé qué significa eso, pero ya no soy la Emperatriz de Ehmont y tú ya no eres mi ayudante. Levántate y vuelve.”

Pero Lionel solo la miró, todavía de rodillas.

Adele se alejó de él y dijo con frialdad.

“Y después de esto, no vengas a verme más.”

“Mírame.” (Lionel)

“Tu honor será destrozado.”

‘¡Que honor!’ (Lionel)

Ante las frías palabras de Adele, Lionel levantó la voz.

“El honor no es importante para mí. Por favor mírame.” (Lionel)

Ante la voz del hombre, que tembló ligeramente al final, Adele lo miró lentamente. Sus ojos enrojecidos parecían indefensos como carne tierna.

“Entonces, ¿qué vas a hacer?” (Lionel)

“…”

“Si no quieres volver a Gotthrof, y no quieres dar tu brazo a torcer, entonces, ¿qué diablos vas a hacer? ¿Piensas morir aquí?” (Lionel)

Ante las frías preguntas, Adele quiso taparse los oídos. Su cabeza se sentía como si fuera a romperse de nuevo. Apretando los dientes con fuerza, dijo.

“…Detente.”

Adele está dispuesta a todo, pero esta vez Lionel tampoco se detuvo.

“¿Qué es lo que más quieres hacer en este momento?” (Lionel)

Las cejas de Adele, que se fruncieron ante la repentina pregunta, se crisparon aún más.

‘¿Qué es lo que más quiero hacer en este momento?’

“Muchas de las cosas que pesaban sobre los hombros de Su Majestad, como el honor, la convicción y el deber, han sido eliminadas, por lo que no tiene que preocuparse por eso. Piense en lo que quiere hacer ahora mismo.” (Lionel)

“Si te lo digo.”

“Escucharé.”  (Lionel)

“No sabes lo que voy a decir.”

“No importa lo que sea.” (Lionel)

“Si te dijera que quiero la muerte, ¿lo escucharías también?”

Las lágrimas, que se habían secado por un tiempo, volvieron a fluir silenciosamente de los ojos de Lionel, humedeciendo la punta de su barbilla y goteando sobre el dorso de su mano. Incluso con una cara llena de dolor, asintió.

“Lo haré.” (Lionel)

“…”

“Por favor dígame. ¿Qué es lo que más quiere hacer en este momento?” (Lionel)

‘¿Cómo resistir la mano que fue extendida delante de ella y que soportaba la desnuda oscuridad en el momento en que ya no podía ver ni un centímetro delante de mí por la espesa niebla y la deprimente oscuridad?’

Al final, Adele pronunció palabras irresponsables por primera vez en su vida.

“No puedo quedarme aquí.”

Cuando sus palabras salieron, Lionel se levantó de su asiento como si hubiera esperado eso y respondió sin dudarlo.

“Está bien.” (Lionel)

(N/T: ¡Dios! Que hermosa persona es Lionel… Como la espera, como la comprende, como la apoya… Le da su espacio y busca que ella decida.)

 

****

 

Mientras tanto, en ese momento, Karl corría hacia el Palacio de la Emperatriz como una bestia furiosa.

<“Se dice que el Marqués Lionel Herbert entró en el palacio.”>

‘A pesar de que emitió una orden para prohibir su entrada al palacio, se dice que Lionel Herbert ingresó al palacio. ¿Adónde fue ese maldito bastardo?’

Tal como lo esperaba, cuando se acercaba a la entrada del Palacio de la Emperatriz, apareció Lionel Herbert. El Emperador se detuvo, mirando al hombre bien arreglado, deslumbrante bajo el sol de la mañana.

Los dos hombres se midieron frente a frente en medio del camino.

Lionel, que miraba directamente al Emperador sin evitar sus ojos, comenzó a caminar paso a paso. Los ojos azul oscuro que miraban directamente al Emperador brillaron como si estuvieran hirviendo, y sus puños cerrados estaban apretados con fuerza.

‘El Emperador es una persona que tiene todo en sus manos, pero no sabe valorarlo. Alguien está dispuesto a darlo todo para hacer lo que hay que hacer, pero no quiere cumplir con ningún deber y solo está obsesionado con mantener su lugar.’ (Lionel)

Y ahora Lionel estaba pensando en responsabilizar a ese hombre irresponsable y cobarde.

“Lionel Herbert. ¿Cómo te atreves a ignorar la prohibición del Palacio y entrar al Palacio Imperial por tu cuenta?” (Karl)

El Emperador gruñó y cuestionó, pero Lionel solo miró al Emperador con ojos fríos e inexpresivos.

“Pido disculpas por no poder seguir sus órdenes porque no estaba informado. Uno, ¿Cuál es el motivo?” (Lionel)

“¿Qué? ¿Cuál es el motivo?”

Karl frunció el ceño y preguntó enojado.

“Toda orden debe tener una buena causa, Su Majestad.” (Lionel)

Ante la audaz declaración de Lionel, la ira de Karl explotó. Quería desgarrar al hombre frente a él en ese momento.

<“Es porque todos ignoran a Su Majestad.”>

La voz de Duque Despone sonaba como tinnitus. El Emperador se acercó furiosamente a Lionel, destruyendo incluso un solo paso de cortesía, y escupió con una voz feroz desde una distancia lo suficientemente cercana como para que las puntas de sus narices se tocaran.

“Mantén tus ojos fuera de mi Emperatriz.”

Lionel apenas reprimió las maldiciones. – ‘¿Qué? ¿Mi Emperatriz? Era un título absurdo para alguien que la expulsó de esa posición y la arrojó al abismo.’

“Esa mujer es mía. No pongas los ojos sobre ella otra vez.”

Ante la intimidación del Emperador, los ojos de Lionel brillaron con frialdad.

‘¿En qué estaba pensando el Emperador cuando destronó a la Emperatriz?’ (Lionel)

<“No puedo quedarme aquí.”>

Al recordar la voz de Adele, Lionel hizo una firme promesa… ‘De ahora en adelante, nunca la dejaré en manos del Emperador.’

Lionel dio un paso a un lado y habló con voz decidida.

“Ahora es Su Alteza la Princesa de Gotthrof.” (Lionel)

Tan pronto como pronunció esas palabras, Karl agarró a Lionel por el cuello.

“¡Su Majestad!”  – Los asistentes que custodiaban el lado del Emperador se sorprendieron y los disuadieron, pero no pudieron detener al frenético Emperador. El Emperador apretó su mano como si fuera a estrangular a Lionel.

“¿Pensaste que no sabría cómo la mirabas? Tú eres el responsable de esta situación.”

‘Oh, qué ingenuo y despreciable es este ser.’ – Lionel estaba profundamente desilusionado con el Emperador. – ‘Por un hombre como este, esa persona noble tuvo que sufrir una humillación tan severa.’

Cuando Lionel, que sintió que incluso responder no tenía sentido, se quedó en silencio, Karl se limpió las manos.

“Lionel Herbert. A partir de este momento, ni siquiera puedes poner un pie en el Palacio de la Emperatriz. Es un asunto diferente entrar al Palacio Imperial, así que compórtate bien.”

“…” (Lionel)

Dicho esto, se dio la vuelta y comenzó a regresar por donde había venido. Con cada paso que daba y mientras se alejaba, la determinación de Karl se profundizó.

‘Lo mataré. Lo mataré.’ (Karl)

Y cada vez que el Emperador daba un paso, la determinación de Lionel de mirar hacia atrás se fortalecía.

‘Definitivamente pediré que asuma la responsabilidad por no cumplir con ningún deber. Para que nunca más pueda romper un solo hilo de su corazón.’ (Lionel)

 

****

 

“El Emperador y el Duque de Despone están descuidando la destrucción de las Torres para fortalecer el poder imperial al poner todo Ehmont bajo la influencia de la Torre.” (Ciudadano 1)

“La verdadera razón por la que la Emperatriz fue destronada fue porque dijo que destruiría todas las torres de Ehmont en dos años.” (Ciudadano)

Las secuelas de los rumores que la familia Baldr decidió informar y difundió junto con aquellos que compartían su voluntad fueron enormes.

(N/T: ¡Que placer!)

La Emperatriz fue destronada. Este incidente sin precedentes por sí solo era lo suficientemente sorprendente, pero la Emperatriz fue incluso era una Maga sobresaliente que declaró que destruiría todas las torres de Ehmont en los próximos dos años.

A esto se sumaba la sospecha sobre las Torres, y el rumor que literalmente se propagó como un incendio en un campo seco.

“Maldita sea. Es por la codicia del Emperador y el Duque Despone que mi familia fue masacrada por las bestias demoniacas.” (Ciudadano 1)

“¿Por qué Su Majestad, que tiene la amabilidad de cuidar primero a la gente durante una festividad nacional, tiene que sufrir tal humillación?” (Ciudadano 2)

“Realmente, si todo Ehmont cayera bajo la influencia de la torre, las bestias demoníacas se volverían más activas. ¡Entonces, todos vamos a morir!” (Ciudadano 3)

Los pensamientos no fue diferente entre los plebeyos y nobles que sufrieron los embates de la gran calamidad negra llamada la Torre. <imreadingabook.com> Los rumores ardieron sin control alimentados por la ira, y fue solo cuestión de unos días que toda la ciudad capital estaba infestada.

 

****

 

Lionel se movió con una velocidad aterradora.

En primer lugar, le envió una carta a Brunhill Alexa y le pidió que se mantuviera a salvo y observara la situación con sus colegas que ya estarían temblando de ansiedad, y observó de cerca la tendencia de los rumores en la capital, captó el sentimiento público y también difundió rumores fuera de la capital. La gente para informar fue despachada uniformemente.

Como si supiera que esto sucedería algún día, después de ocuparse del asunto sin obstáculos, se dirigió directamente a la residencia Baldr.

Por un momento, Theseus y Elizabetta, que estaban hablando seriamente en la oficina, se quedaron sin palabras cuando Lionel abrió la puerta y entró.

Como un soldado a punto de emprender una campaña, se sintieron abrumados por el espíritu de Lionel que desbordaba salvajismo por todo su cuerpo. No importa qué tipo de resolución haya tomado, su semblante endurecido y sus ojos nítidos y brillantes eran tan sólidos como diamantes.

Lionel se inclinó cortésmente ante los dos e inmediatamente informó sobre varios temas.

“…Como era de esperar, los rumores se están extendiendo incontrolablemente. Hemos enviado gente fuera de la capital, por lo que pronto no habrá nadie en Ehmont que no sepa sobre este rumor.” (Lionel)

Elizabetta se lamió los labios ante el impulso imparable de Lionel. De hecho, si los rumores continúan propagándose de esa forma en Ehmont, el Duque de Despone y el Emperador no tendrán más remedio que dar un paso atrás.

Aunque el derrocamiento repentino de Adelaide fue una pérdida dolorosa, las esperanzas de revertir la marea aún estaban vivas.

Sin embargo, el trabajo de Lionel pareció no terminar ahí.

<“¿Puedo llevar esto* conmigo?”>

<“No, creo que esto hará que mi corazón se sienta mejor.”>

(N/T: *El frasco de veneno.)

Ese día, en el interior del Palacio de la Emperatriz, Adele se negó obstinadamente ante su solicitud de quitar de sus manos delgadas… la muerte.

Solo pensar en el líquido azul oscuro que oscilaba dentro de la pequeña botella hizo que el corazón de Lionel se sintiera como si hubiera caído en un abismo.

<“No puedo quedarme aquí.”>

Como si fuera a desvanecerse en cualquier momento, el pálido rostro, distantemente abatido, no podía borrarse de sus retinas.

‘Nunca más, nunca más nadie le hará daño. Incluso si es el Emperador.’ (Lionel)

Después de un momento de silencio, Lionel volvió a hablar.

“Tengo la intención de llevar a Su Alteza, la Princesa Adelaide, a la residencia del Marquesado Herbert por un tiempo.” (Lionel)

Lo que se entregó con voz firme no fue un informe, sino una ‘notificación.’

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