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AECDE – 63

30 julio, 2023

Episodio 63 – Como conseguir su amor

 

Su conciencia que había estado vagando en el lejano abismo regresó de repente. Adele miró a su alrededor, sin saber lo que buscaba.

‘¡Lionel!’

‘Su color es tan sutil y bonito, por lo que es fácil de reconocerlo entre muchas personas. Pero ¿por qué no puedes verlo?’ – Adele miró a su alrededor y volvió a llamarlo. – ‘¡Lionel!’

En lugar de la voz baja que había esperado, la respuesta fue solo el silencio, lo que le causó a Adele una sacudida de miedo. Su corazón, que había sido audaz incluso frente a la catástrofe negra, se estrujó con solo pensar en ello.

‘¿A dónde fuiste, te llamé y no contestas?’

‘Eres la única persona a la que puedo llamar por su nombre aquí. También eres la única persona que a la que puedo pedir ayuda, entonces, ¿a dónde fuiste?’

Como un niño perdido, Adele miró a su alrededor para encontrarlo.

‘¡Lionel!’

Adele abrió los ojos. Cuando abrió los ojos, el hombre que había estado buscando durante tanto tiempo estaba allí. Lionel miraba al aire con la cabeza inclinada hacia atrás.

Adele parpadeó lentamente. Fue difícil incluso levantar los párpados ya que todo su cuerpo se sentía somnoliento como algodón empapado en agua, pero Adele abrió los ojos y lo miró. Había rastros de cansancio en todo su rostro. – ‘No sé cuánto tiempo ha pasado, pero ¿no te tomaste un descanso?’

Ella miró la línea de la mandíbula bien definida, pero de repente su expresión se endureció, y luego se dio la vuelta y trató de alejarse rápidamente.

Adele estaba un poco inquieta. Así que lo llamó con todas sus fuerzas.

“Lionel.”

Una voz tan débil salió de su boca impotente que se preguntó si él podría escucharla. Afortunadamente, dejó de caminar como si la hubiera escuchado. Cuando volteó y la miró, Adele se sintió aliviada, como alguien que finalmente hubiera encontrado su camino.

Cuando Lionel se volvió y la miró, por alguna razón, sus ojos parecían desesperados. Así que Adele exprimió el resto de las fuerzas que le quedaban y dijo.

“Ven.”

Con esa palabra, él se acercó a ella. Su corazón latió rápidamente.

 

****

 

Con la ayuda de las doncellas, Adele se levantó y se sentó con la espalda apoyada en el cabecero de la cama, luego humedeció su boca reseca con agua tibia.

“¿Se encuentra bien, Su Majestad?” (Lionel)

Cuando Lionel preguntó, examinando su semblante, Adele asintió levemente.

“Quiero tener una reunión privada con el Ministro por un momento, todos retírense.” – Dijo Adele mientras las doncellas y los caballeros que esperaban en la habitación salían por la puerta sin hacer ruido.

“¿Cuánto tiempo ha pasado?”

“Todavía no ha pasado ni siquiera un día.” (Lionel)

“¿Es así?”

“…” (Lionel)

Al ver lo insensible que era el tono de la pregunta, Lionel frunció el ceño y mantuvo la boca cerrada. Cuando su expresión se endureció visiblemente, Adele parpadeó e inclinó la cabeza.

“¿Por qué?”

Ante la voz inocente, Lionel suspiró profundamente en su interior.

“Usó suficiente magia para causar lesiones internas a sí misma.” (Lionel)

“Me pareció una mejor decisión a razón de lo que estaba ocurriendo.”

“…” (Lionel)

“De todos modos, ¿cuántas personas murieron? ¿Cuál fue la escala del daño?”

Lionel, que estaba tratando de regañar a Adele con el ceño fruncido, se quedó sin palabras cuando ella preguntó eso con un rostro tranquilo.

“Si puedo reducir los sacrificios de los demás al máximo actuando así, no es una perdida. ¿No lo harías tú? Aparentemente, el Ministro siempre estuvo al frente.”

“…” (Lionel)

“Dime. ¿Cuál fue la escala del daño?”

“…Diez muertos y veintitrés heridos. Los daños a los caballeros de Vietta no se pudieron contabilizar.” (Lionel)

Lionel respondió sin apartar los ojos del pálido rostro de Adele. Un destello de lástima y culpa brillo en sus ojos y se deslizó por su rostro.

“Debería haber actuado un poco antes.”

“Gracias a Su Majestad, muchos caballeros pudieron sobrevivir.” (Lionel)

“Sin embargo, debería haberme movido un poco antes. Entonces al menos una persona menos habría muerto.”

Lionel recordó de repente lo que ella había dicho en el carruaje.

<“Rescaté hasta la última persona sin rendirme. Manteniendo una conciencia hacia la humanidad y la cortesía.”>

‘Cain Knox, Gibelino Luhan, Theodore Siniak. Deben estar derramando lágrimas de sangre por dejar ir a una persona así.’ (Lionel)

Mientras la imagen de las tres caras desconocidas pasó por su mente, la bestia malvada que se escondía en lo profundo del pecho de Lionel sacó sus garras.

‘Aun así, estoy con esta persona.’ (Lionel)

Lionel, temiendo que ella pudiera leer sus pensamientos, rápidamente los hizo a un lado.

Los rayos dorados del sol comenzaron a mezclarse con el aire pálido de la mañana. Adele giró la cabeza para mirar la luz del sol a través de la ventana y luego se volvió para mirar a Lionel.

“… ¿Por qué? Parece que no has dormido durante varios días. ¿cierto?”

Ante la pregunta de Adele, Lionel asintió.

“Sí. Anoche, hubo un nuevo intento de asesinato.” (Lionel)

Tan pronto como se Lionel terminó de hablar, los ojos dorados de Adele se agudizaron.

“Le manifesté que el trabajo en el cuartel lo hizo Lennox, pero esta vez sospecho que el Duque de Despone está detrás. La técnica fue elaborada y planificada.” (Lionel)

“¿Ha sido capturado el asesino?”

Ante su pregunta, Lionel negó con la cabeza con cara triste.

“Lo siento. No pude evitar que se suicide. Si el Duque de Despone está detrás de este incidente, será difícil obtener pruebas sólidas.” (Lionel)

Adele le sonrió levemente mientras él se disculpaba con rostro agotado como si no se hubiera tomado un descanso en mucho tiempo.

“Fue mucho trabajo solo evitar el asesinato. Muchas gracias.”

El rostro de Adele, bañado por la clara luz del sol, brillaba intensamente. Lionel desvió la vista incapaz de mirarla. Adele miró su rostro sonrojado y luego también desvió la mirada.

 

****

 

Mientras tanto, por ese momento, Karl estaba pasando el tiempo a solas, enterrándose en la oscuridad.

En un ataque de ira, ordenó a la Emperatriz que participara, pero pronto se arrepintió. Así que salió deliberadamente a despedir a la expedición que pronto partiría. Era algo que no era habitual. Era solo para examinar la expresión de la Emperatriz.

Pensó que estaría congelada y nerviosa. – ‘Por mucho que fuera una Maga, ¿no fue una Princesa que creció con dignidad?’

Sin embargo, el rostro de la Emperatriz, visto desde la distancia, brillaba con vitalidad más que con miedo. Karl se quedó sin palabras cuando saltó encima de un enorme caballo sin reposapiés. Mientras la miraba fijamente sentada con majestuosidad sobre un caballo de guerra, instintivamente notó otra mirada dirigida a ella.

Era Lionel Baldr.

Él también rondaba alrededor de la Emperatriz y la contemplaba, con los mismos ojos que Karl.

Karl, que miró con desaprobación a la Emperatriz y a Lionel, frunció el ceño y miró lentamente a las personas reunidas, luego dejó escapar un profundo suspiro como si finalmente hubiera notado algo.

‘En un lugar donde no habrá asistentes, y mucho menos doncellas, ¿a quién confiaría la Emperatriz sus servicios? ¿Se apoyará en los Magos que nunca ha visto en su vida como Emperatriz antes? No. No parece probable. <imreadingabook.com> Lionel Baldr definitivamente se mantendrá a su lado y él bajo su posición de ayudante, vigilará cada movimiento de la Emperatriz y la atenderá.’

‘Mirando a la Emperatriz con solo esos ojos.’

“Maldición…”

Karl dejó escapar un áspero suspiro y lavándose la cara, se la secó.

Si es posible, quería quitar de en medio para siempre de ese suave y noble rostro del entorno de la Emperatriz.

En ese momento, entró un asistente y anunció la presencia de un visitante.

“¿Diane?”

“Sí. Estás pidiendo que le conceda una reunión, ¿qué debería hacer?” (Asistente)

Esas cavilaciones hicieron que le doliera la cabeza al pensar en la Emperatriz y Lionel. Karl dejó escapar un suspiro reprimido.

‘Diane… Diane Poitier.’

“Déjala entrar.”

“Si Su Majestad.” (Asistente)

Después de un momento, Diane entró con un ligero abrigo. Luego, después de mirar a Karl con ojos apacibles, se arrodilló.

“Su Majestad.” (Diane)

“¿Sucedió algo?”

“Es que no puedo dormir.” (Diane)

Diane observó atentamente los ojos del Emperador, luego se acercó con cautela y se sentó a su lado.

En la penumbra del dormitorio, bajo las luces parpadeantes del exterior, los ojos de la mujer brillaban tan transparentes como los de un ciervo. Diane miró al Emperador con los ojos húmedos y preguntó de una manera encantadora.

“Hoy, ¿puedo dormir al lado de Su Majestad?” (Diane)

El corazón de Diane dio un vuelco ante la noticia de que el propio Emperador había ordenado a la Emperatriz que participara en la subyugación.

‘Si. No ama a la Emperatriz.’ (Diane)

Sin embargo, sin importar cuánto tiempo esperó, el Emperador no fue a buscar a Diane.

Cansada de seguir esperando, decidió ir a buscarlo ella misma. Por mucho que la arrojara al infierno, por muy miserable que la hiciera, Diane no podía renunciar fácilmente al amor de Karl.

‘Cabello dorado ondulado, un rostro hermoso y ojos que anhelan el amor.’ – Mirando la apariencia de lirio de Diane, Karl entendió por primera vez los sentimientos del anterior Emperador.

El día que murió su madre biológica, el rostro del Emperador sol aún era vívido en su memoria. Tenía una expresión de alivio.

La madre biológica de Karl siempre le rogó al anterior Emperador que no la abandonara. Karl la veía tan lamentable que no podía soportar ver a su madre biológica así. Si alguien le hubiera preguntado quién es la persona más lamentable del mundo, hubiera dicho sin lugar a duda que era su madre biológica.

‘El día que falleció una persona tan lamentable, ¿por qué el Emperador anterior parecía tan aliviado?’

En aquel momento pensé que era una persona desalmada… ‘Pero ¿cómo puedo entender sus sentimientos ahora? Es porque siento que mis circunstancias son parecidas.’

‘Porque la simpatía solo es posible cuando mis emociones están llenas.’

Cuando sus emociones tocaron fondo, el amor basado en la simpatía y la hostilidad fue abrumador. El amor basado en la compasión era algo muy ligero.

Karl apartó lentamente el cuerpo de Diane, que se apoyaba con cuidado en su hombro.

“… Su Majestad.” (Diane)

“Quiero estar solo, así que regresa.”

Sus ojos se abrieron y, finalmente, las lágrimas se desbordaron de sus ojos. Sin embargo, Karl no se sintió conmovido por esas lágrimas y una vez más ordenó con frialdad.

“Regresa ahora.”

 

****

 

Mientras seguía caminando más y más, Diane pensó sin parar.

‘Como conseguir su amor’ (Diane)

‘Cuando se enamoró de mí por primera vez, ¿qué hizo? Siempre me miro desde el mismo lugar, con el mismo corazón…’

<“Acaso no conoces a los hombres. Su amor se enfriará algún día, Diane.”> – De repente, las palabras de su hermano le vinieron a la mente.

Diane sacó el relicario de Beatrice. Cuando abrió la tapa, una mujer parecida a un lirio que se veía exactamente como ella, sonreía con tristeza.

‘… ¿No es posible?’ (Diane)

Diane se mordió el labio y apretó con más fuerza el relicario.

Como el día en que murieron sus padres, le pareció que el universo había desaparecido. Sintió como si el suelo en el que estás firmemente parada se hubiera derrumbado, y el cielo que se extiende sobre su cabeza colapsara, flotando en el aire como polvo flotante.

‘Si esto en mi mano no es la respuesta, ¿qué debo hacer ahora? ¿Cuál es la respuesta correcta?’ (Diane)

Alguien pasó como una ilusión frente a la vista de Diane, que apenas se aferraba al hilo de la razón, nublándole la mente.

Los ojos azul cielo dolorosamente distorsionados se abrieron lentamente y se movieron a lo largo de la figura que pasaba.

“Ah.” (Diane)

Un cabello dorado que se balancea levemente, pasos ligeros, cuerpo esbelto… En el momento en que vio esa vista, la cadena de racionalidad a la que Diane se aferraba se rompió.

<‘¿Cuántas mujeres rubias de ojos azules menores de veintinueve años hay?’>

Las traicioneras palabras de la señora Giggs agitaron el corazón de Diane.

Lady Beatrice murió a la edad de veintinueve años. Justo la edad que Diane tenía ahora.

‘Entonces, ¿me vas a dejar ahora y vas a buscar a otra mujer?’ (Diane)

La ira creció gradualmente en sus ojos, que estaban llenos de dolor.

‘¡No! ¡No puedes! No moriré a los veintinueve.’ (Diane)

Diane abrazó su vientre. – ‘Nunca podré hacer eso ni siquiera por este bebé.’

El rostro de Diane cuando se dio la vuelta estaba tan eufórico como un luchador listo para la batalla. De vuelta en el Palacio de Marfil, Diane le dio a Lorraine una orden secreta.

“La doncella que vi antes en el Palacio Imperial. Tráela en secreto sin que nadie lo sepa.” (Diane)

“¿La doncella del Palacio Imperial?”

“Si.” (Diane)

“… Pero, Princesa. Tal vez…”

Diane le tendió a Lorraine una pesada bolsa, ella con una expresión de preocupación en su rostro estaba bastante perpleja.

“Es el costo de tu silencio. Ve y acércate sigilosamente a ella.” (Diane)

Parecía que hoy tendría que traer a esa doncella.

 

****

 

Tarde en la noche, Lorraine se coló en secreto en el Palacio del Emperador con una capa. Abrió la puerta por donde entraban y salían los sirvientes, le dio dinero a un sirviente que conocía, el cual llamó a la doncella rubia.

Después de pagarle más dinero al sirviente para silenciarlo, llevó en secreto al Palacio de Marfil a la doncella de acuerdo con las instrucciones de Diane.

Para cuando la doncella, que caminaba junto a Lorraine sin saber la razón de su llamado, se sintió extraña, ya era demasiado tarde. La llevaron al sótano del Palacio de Marfil y la ataron a una silla. La respiración agitada de la doncella presa del miedo resonaba en el sótano.

“¿Por qué, por qué me estás haciendo esto?” (Doncella)

Lorraine miró a la doncella con una mirada lamentable, pero ella misma estaba indefensa.

“¿Qué hice mal? Dime lo que hice mal y lo arreglaré.” (Doncella)

“¿Puedes arreglarlo?”

“… ¿Sí?” (Doncella)

El sonido de tacones de zapatos resonó sombríamente. Diane, que bajaba las escaleras con ligereza, se acercó a la doncella que estaba atada a una silla.

“Oh, Lady Poitier…” (Doncella)

<“¡Plaf!”>

La cabeza de la doncella giró hacia un lado con un sonido espeluznante. La doncella, que de repente recibió una bofetada en la mejilla, miró a Diane con cara de sorpresa.

Diane gruñó, agarrando la barbilla de la criada. – “Princesa.”

“…” (Doncella)

“Llámame ‘Princesa.’”

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