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DPPH 26

4 noviembre, 2022

Despreciable

Ji Fanyin estaba encantada con este giro de los acontecimientos.

‘Si Bai Zhou fuera a jugar con Ji Xinxin… ¿no podría salir del trabajo ahora mismo?’

Ella escuchó atentamente la conversación de Bai Zhou y Ji Xinxin junto a la esquina, pero aparte del saludo inicial, Bai Zhou apenas dijo una palabra. Escuchaba en silencio las palabras de la otra parte, y sólo de vez en cuando emitía una respuesta.

Ji Fanyin se acarició la barbilla de forma contemplativa.

‘¿Acaso los dos habían discutido? Aunque Bai Zhou estuviera de mal humor, normalmente se le levantaba el ánimo rápidamente con una llamada de Ji Xinxin’.

‘Eso no tiene sentido. Debo haberme perdido algunas pistas o acontecimientos’.

La llamada terminó mientras Ji Fanyin seguía sumida en sus pensamientos. Miró fijamente su teléfono antes de juguetear un poco con él.

Ji Fanyin esperó a que la llamara y le dijera: «No hace falta que vengas más». Pero, para su decepción, Bai Zhou bloqueó la pantalla y se metió el teléfono en el bolsillo.

Ji Fanyin: «…» ‘Bien, estaba siendo demasiado optimista’.

Se alejó dos pasos de la esquina antes de dirigirse despreocupadamente hacia Bai Zhou. Se detuvo justo delante de él y le preguntó: «¿De mal humor?».

Bai Zhou ya había levantado su cabeza para mirarla cuando aún estaba a varios pasos de distancia, pero parecía estar un poco fuera de sí.

Al oír la pregunta, bajó la cabeza y dijo: «… Quiero hablar contigo, jiejie».

«¿Aquí?», preguntó Ji Fanyin con las manos en la espalda. «Supongo que puedo acompañarte mientras fumas unos cigarrillos».

Bai Zhou se quitó el casco y habló con un toque de ansiedad en su voz: «No voy a fumar. ¿No odias el olor de los cigarrillos?»

«Es un privilegio especial sólo para ti», insistió Ji Fanyin.

Bai Zhou la miró, pero al final negó con la cabeza. Sacó su llave y se puso de pie, diciendo: «Vamos a hablar arriba».

En realidad, Ji Fanyin llevaba una botella de spray de pimienta dondequiera que fuera. Y también había colocado la comisaría local en la marcación rápida de su teléfono.

ヽ(´ー`)ノ Eso nos tranquiliza un poco a los que estábamos preocupados por su seguridad.

Aunque sabía un poco de artes marciales y sería capaz de protegerse incluso si su cliente se ponía violento de repente, era mejor estar preparada.

Por el momento, Bai Zhou parecía estar todavía en un estado normal.

Mientras caminaba hacia el ascensor, Ji Fanyin hurgó en su bolso y sacó un caramelo de fruta. «Dame la mano».

Bai Zhou esperaba el ascensor con las manos en los bolsillos. Su cuerpo se puso rígido durante un momento por la petición abrupta antes de estirar obedientemente su mano. Inclinó su cabeza hacia un lado con una mirada reacia mientras refunfuñaba: «… ¿Qué quieres?».

Ji Fanyin colocó el dulce en la palma de su mano y dijo: «Quiero darte un dulce».

Bai Zhou pudo sentir un ligero pinchazo del envoltorio del dulce en su mano. Apretó el puño con fuerza y rugió con rabia: «¡Ya tengo 19 años!».

«¿Qué hay de malo en eso? Incluso la gente de noventa años come dulces», respondió Ji Fanyin con duda. «devuélvemelo si no lo quieres».

Bai Zhou se apresuró a desenvolver el caramelo y se lo metió en la boca antes de articular: «¡No!»

Ji Fanyin: «…» ‘¿Es Bai Zhou el tipo de persona cuya madurez mental cae en picado cada vez que se enfada?’

Se oyó un «ding» y llegó el ascensor. Bai Zhou entró en el ascensor con una actitud tan enérgica que parecía que iba a derribar el lugar.

Ji Fanyin lo siguió mientras sacaba su teléfono para buscar algo.

El ascensor era luminoso y espacioso, y había espejos a ambos lados. Mientras Ji Fanyin buscaba una aplicación, se dio cuenta de que Bai Zhou la miraba con cara de disgusto.

Así que, antes de que el cliente pudiera empezar a quejarse, Ji Fanyin tomó la iniciativa de preguntar primero: «¿Ya comiste?».

Bai Zhou: «…»

Las palabras que pretendía decir antes acabaron ahogadas en su garganta. Pasó un rato hasta que finalmente murmuró: «Todavía no».

Ji Fanyin también se lo había imaginado.

Sucedió que aún no había comido, así que podía aprovecharse de él para cenar.

«¿Qué quieres comer? Traeré algunos ingredientes y cocinaré para ti». Ji Fanyin entró en la aplicación de reparto del supermercado y buscó los ingredientes disponibles. «¿Sigue siendo cocina francesa como la última vez o…?»

«Quiero la comida casera de siempre», respondió Bai Zhou con firmeza.

Ji Fanyin retiró con pesar el corte de carne de primera calidad de su carrito de compras.

‘Qué lástima’.

Ella todavía estaba eligiendo los ingredientes incluso cuando salieron del ascensor. Simplemente no había nada en la cocina de Bai Zhou por lo que tenía que comprar incluso lo más básico. La última vez que estuvo aquí consiguió llenar su cocina con condimentos como aceite, sal, salsa de soja y vinagre, pero esta vez tenía que tener en cuenta algo más si quería cocinar comidas caseras habituales.

Por un lado, era seguro que él no tendría ingredientes comunes como arroz y cebolla en su cocina.

Inconscientemente siguió los pasos de Bai Zhou mientras añadía todo lo que necesitaba en su carrito de la compra.

Bai Zhou se detuvo de repente, sin previo aviso, y ella estuvo a punto de chocar con él. Fue una suerte que hubiera cierta distancia entre ellos, lo que le permitió detenerse a tiempo.

«¿Qué pasa?», preguntó ella.

‘¿Cambió de opinión y decidió jugar con Ji Xinxin en su lugar?’

Bai Zhou se dio la vuelta y evaluó la distancia entre ellos con sus ojos antes de chasquear la lengua con fastidio. Luego, sin decir nada, comenzó a caminar hacia adelante una vez más.

Extrañamente, no hizo nada en absoluto a pesar de su abrupta parada. Era casi como si estuviera experimentando para ver si ella se topaba con él.

Ji Fanyin: «…?» ‘¿Cuánto había retrocedido su madurez mental?’

El melancólico Bai Zhou desbloqueó su puerta utilizando la tecnología de reconocimiento facial antes de arrojar al azar sus zapatos de cuero a un lado. Se puso un par de zapatillas y entró en la casa.

Ji Fanyin buscó en el zapatero, pero al igual que antes, sólo había zapatillas de tamaño masculino. Así que se puso las mismas que llevaba la última vez que estuvo aquí. Mientras cerraba la puerta, preguntó: «Recuerdo que no te gusta la comida con sabores u olores fuertes».

Bai Zhou contestó con un displicente «Mm».

Ji Fanyin echó un último vistazo al carrito de compras y se aseguró de que había suficiente comida para dos. Con eso, confirmó el pedido.

Probablemente tardarían entre treinta y cuarenta minutos en entregar la comida en la puerta de su casa. Ji Fanyin finalmente guardó su teléfono y levantó su mirada, sólo para ver que Bai Zhou no estaba en ninguna parte. Entonces, intentó llamarlo por su nombre.

Una voz ligeramente apagada sonó desde el dormitorio: «Me estoy cambiando de ropa… ¡No entres!».

Ji Fanyin: «…» Tú seguías jugando con el barro cuando yo tocaba a modelos de talla mundial con abdominales perfectos durante las sesiones de fotos de las revistas.

Ella abrió la nevera para echar un vistazo, y tal como esperaba…

¿Cómo debo decir esto? Es casi como si gritara que ‘Esta es la nevera de un joven que vive solo’.

Ji Fanyin gritó: «Bai Zhou, ¿qué quieres beber?»

«Cerveza».

Ji Fanyin echó un vistazo a las cajas de cervezas que había dentro de la nevera antes de dirigirse al dispensador de agua para traerle un vaso de agua caliente.

Cuando Bai Zhou salió de su habitación con una camiseta blanca y unos cómodos pantalones largos y vio el vaso de agua caliente en la barra del bar: «…»

«Cuando estás de mal humor, no deberías desahogar tus emociones a través del alcohol. No es bueno para tu cuerpo», dijo Ji Fanyin mientras empujaba el vaso de agua caliente hacia él. «Jiejie lo hace por tu bien».

Bai Zhou mantuvo una mirada de ‘…’ mientras levantaba el vaso y obedientemente tomaba un sorbo.

El penthouse de Bai Zhou fue renovado con un diseño moderno. Tenía una cocina de concepto abierto que estaba conectada con la sala de estar, lo que hacía que la zona pareciera excepcionalmente espaciosa. Había una barra de bar con taburetes a ambos lados que parecía un pequeño espacio de oficina.

Sin embargo, apenas había algo en la barra del bar. Sólo había un parlante y una gaveta llena de cargadores.

Bai Zhou y Ji Fanyin estaban frente a frente, con sólo medio metro de distancia entre ellos. Podían tocarse fácilmente con sólo estirar las manos hacia delante.

Bai Zhou tomó asiento en uno de los taburetes con el vaso de agua en la mano. Acarició los bordes irregulares del vaso con los dedos, aparentemente sumido en sus pensamientos.

Su comportamiento era el típico de una persona que tenía muchas cosas reprimidas en su corazón y necesitaba a alguien en quien confiar, así que Ji Fanyin apoyó su cabeza en el brazo y lo esperó pacientemente.

‘Lo que sea que haya sucedido en el banquete de hoy, debe haber sido un duro golpe para Bai Zhou, para que alguien tan arrogante como él esté de tan bajo ánimo’.

Pasó mucho tiempo antes de que Bai Zhou finalmente hablara.

Enseguida soltó una noticia explosiva: «Mi padre tiene un hijo ilegítimo».

Ji Fanyin no se sorprendió demasiado por ello, pero aun así abrió los ojos y preguntó: «¿Qué ha sucedido? ¿Te acabas de enterar hoy?»

«No es mucho más joven que yo», se burló Bai Zhou. «Sí se parece al viejo. El secretario Li me dijo que el viejo quería que conociera a dos personas hoy, así que pensé que eran personas importantes. Resulta que eran su amante y su hijo ilegítimo».

Ji Fanyin: ‘El círculo aristocrático sí que es complicado’.

«Dijo que yo quedaría como único sucesor…» Bai Zhou se burló. «Sólo las propiedades privadas de él son más que suficientes para que esos dos vivan cómodamente el resto de sus vidas».

Ji Fanyin no se sorprendió en absoluto.

Cuando una pareja como la de los padres de Bai Zhou se ponía de acuerdo para hacer caso omiso de las relaciones extramatrimoniales del otro, lo más probable era que uno de ellos acabara teniendo un hijo ilegítimo.

Sería una bendición si los hijos ilegítimos no tuvieran ningún interés en la fortuna familiar, pero la mayoría acaba optando por competir por la fortuna familiar. Ji Fanyin había visto mucho de eso en su mundo anterior.

«Incluso los trajo para presentármelos. ¿Espera que les llame ‘madre’ y ‘hermano pequeño’?» Bai Zhou agarró la taza con fuerza. «¡Si se hubiera presentado hoy ante mí, le habría estampado un puño en la cara!»

‘Crimen resuelto. Esta es la razón por la que Bai Zhou se ha peleado hoy’.

Ji Fanyin suspiró en su corazón.

Si hubiera sido ella, hace tiempo que habría aceptado a sus decepcionantes padres y se habría lavado las manos de sus asuntos privados. De todos modos, sería una pérdida de tiempo y esfuerzo.

Sin embargo, Bai Zhou no era tan insensible como ella. Desde cierto punto de vista, en realidad era de sangre caliente.

«¿Vas a tener una charla con tu padre?», dijo ella con delicadeza. «Si no estás dispuesto a reunirte con esos dos, ¿por qué no le transmites tus pensamientos como es debido?».

«No quiero escuchar su voz ahora», Bai Zhou rechazó la sugerencia con irritación.

«Entonces… ¿qué pasa con tu madre?» Ji Fanyin decidió enfocar este problema desde otra perspectiva. «Ella no haría caso omiso, ¿verdad?».

Bai Zhou guardó silencio una vez más.

Ji Fanyin no pudo evitar notar la creciente fuerza de agarre en el vaso que sostenía. Sintió que ese inocente vaso iba a romperse muy pronto.

«Ella ya lo sabe», dijo Bai Zhou con voz ronca. «Ella también…»

Incapaz de seguir hablando, se agarró la frente por la angustia y respiró profundamente. Sus afiladas cejas se fruncieron en un ceño doloroso.

Ji Fanyin se dio cuenta enseguida.

Lo más probable era que ambos padres de Bai Zhou tuvieran un hijo ilegítimo cada uno. Gracias a ello, la balanza pudo alcanzar fácilmente otro equilibrio cuando finalmente se sinceraron el uno con el otro.

Esto fue algo de lo que se alegraron sus respectivas facciones, ya que se ahorrarían discordias innecesarias… aunque no se podía decir lo mismo de sus familiares.

‘Ahhh, ¡el círculo aristocrático sí que es complicado!’

Ji Fanyin alborotó suavemente el cabello de Bai Zhou y dijo: «¿Qué es lo que más te molesta? ¿Es porque son diferentes a como esperabas que fueran?»

«… No, son exactamente iguales a como esperaba que fueran. Es que pensé que ya había subestimado su desvergüenza, pero igual lograron superar mis expectativas al final».

«En realidad, hay una forma sencilla de demostrarles que han hecho mal», dijo Ji Fanyin.

Bai Zhou levantó la cabeza para mirarla. «¿Cómo?»

Ji Fanyin lo miró con una sonrisa y dijo: «Todo lo que tienes que hacer es asegurarte de no rebajarte a su nivel y hacer lo mismo que ellos».

‘Qué pena que tú, Bai Zhou, ya te hayas rebajado a su nivel. Ya has faltado al respeto a tus propios sentimientos y a los de los demás’.

Los dos se miraron durante unos segundos, sin decir nada.

Ji Fanyin mantenía su suave sonrisa, mientras que la nuez de Adán de Bai Zhou subía y bajaba con inquietud.

Esta incomodidad se vio interrumpida por la llamada del intercomunicador procedente del piso inferior.

«Debe ser el repartidor», dijo Ji Fanyin mientras se ponía en pie. Acarició ligeramente la cabeza de Bai Zhou y dijo: «Debes estar hambriento. Iré a buscar los ingredientes».

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