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Drama

LRS Especial 05

Capitulo 165

Los hombres-bestia tenían un proceso por el que tenían que pasar para humanizarse. Cuando nacían, estaban en forma humana, pero poco después cambiaban a su forma animal.

Si fuera un hombre-bestia liebre, se convertiría en un conejo bebé, y si fuera un hombre-bestia pantera negra, en una pantera bebé.

Después de eso, aproximadamente a los tres años de edad, era común pasar por una fiebre alta, lo que resultaba en la humanización definitiva, con la transformación de la forma animal en humana, por completo.

Ahin, parado frente a sus dos hijos, cuyo proceso ya había comenzado, caminaba nervioso.

En sus respectivas cunas, una coneja bebé y un pantera negra bebé gemían de dolor. A pesar de ser mellizos, no era común que la humanización definitiva de hermanos ocurriera exactamente al mismo tiempo.

Afortunadamente, los gemelos acababan de cumplir tres años, por lo que su humanización no se había retrasado.

«Recibí un informe de que mi nuera se fue a dormir hace un rato, entonces, ¿¡por qué diablos enviaron por mí ahora!?»

Lillian y Valence entraron en la habitación, desordenados de haberse levantado de sus camas. Fuera de la ventana, Quinn estaba picoteando el vidrio, queriendo entrar para ver qué estaba pasando.

Valence, que sólo había tenido tiempo de echarse un chal sobre el camisón, se acercó a una de las cunas.

“Me alegro de que estén pasando por esto a esta edad. Menos mal…»

El cuerpo de la conejita, que parecía un pequeño algodón blanco, subía y bajaba con cada respiración pesada. La gemela mayor, una coneja bebé, se parecía tanto a Vivi, le recordaba a la Vivi herida y que tenía su vida en riesgo en el pasado.

Valence, pensando que no tenía por qué preocuparse esta vez, miró hacia la puerta y le preguntó a Ahin.

«Bebé… No, quiero decir, ¿Vivi está bien?»

«Su fiebre no ha desaparecido por completo, pero estaré yendo y viniendo de allí para comprobar.»

Era un proceso por el que pasaban todos los hombres-bestia, así que ¿por qué estaban tan nerviosos?

Valence y Ahin, que sentían lo mismo, se miraron. Parecía que la noche iba a ser muy larga.

 

***

 

La mañana era clara y el cielo estaba azul. Valence, que había perseverado hasta el momento, dormitaba con la cabeza gacha. Ahin, el único sobreviviente, miraba las cunas con ojos vidriosos. Sin quitarles los ojos de encima, le preguntó a la doctora Ronna.

¿Y Vivi?

“Todavía está durmiendo. Afortunadamente, la fiebre ha bajado, por lo que solo necesita descansar.”

Ahin, suspirando de alivio, apretó el puño con tanta fuerza que la sangre dejó de fluir. Fue porque una de las cunas, la que tenía a la bebé coneja, comenzó a brillar.

«¿Lord Ahin…?»

Evelyn, al despertarse, saltó. Con un gesto de Ahin, la médica preparó una sábana azul oscuro para cubrir la niña.

Ahin y Evelyn no se acercaron. En cambio, trataron de controlar sus corazones acelerados. Se sentía como si hubieran corrido un maratón.

La luz llenó toda la habitación, como para anunciar su existencia. Era posible ver signos de manos, pies y cabello dentro de la bola de luz. Después de un tiempo, desapareció, revelando a una pequeña niña humana.

«Felicitaciones por humanizarse, querida.»

La médica se acercó y envolvió con la manta el cuerpo expuesto de la niña, que ya empezaba a temblar de frío.

Ahin y Evelyn permanecieron petrificados, sin mostrar ninguna reacción. La chica tenía el cabello plateado de Ahin y los ojos color lila pálido de Vivi, y su apariencia, tan dulce como la de Vivi, estaba grabada en las retinas de Ahin, como si fuera una pintura.

Incluso su piel era tan clara como la de Vivi.

«…Evelyn.»

Después de mucho tiempo, Ahin abrió la boca, sus ojos aún vidriosos. Su voz temblaba, y parecía poseído.

“Tengo unas ganas incontrolables de golpear la pared, porque estoy tan feliz. ¿Eso es una locura?»

«Estoy perfectamente cuerdo, mi Lord, y también siento una cierta necesidad de romper una pared o dos en este momento.»

Cuando dos locos intentaron diagnosticarse mutuamente, era imposible obtener resultados correctos.

La niña miró inexpresivamente a los dos hombres, que estaban de pie como patéticas estatuas, y habló.

«¿Papá?»

Ahin se sintió mareado por esto y se masajeó las sienes. Era tan adorable que sintió ganas de sacarse los ojos.

“Está anotado, mi Lord.»

La niña, ignorándolos, agarró los bordes de la manta y comenzó a ponerse de pie por primera vez. Era sorprendentemente hábil en su habla y coordinación para una niña recién humanizada.

Después de lograr ponerse de pie, declaró, con una expresión solemne.

“Cuando era una coneja, había algo que realmente quería decir. Pero no podía, porque no podía hablar.”

«Puedes decírmelo, hija.»

Estaba dando su opinión en el momento en que se había humanizado. Pensando que nadie dudaría de quién ella era hija, Ahin asintió, mirando a la extraordinaria chica.

Gracias al estímulo, pisoteó el colchón de la cuna y se quejó.

«No me diste un nombre.»

«…Correcto.»

Ahin recordó el gran problema, justo en ese momento. De hecho, no habían decidido los nombres de los gemelos hasta ahora, incluso después de que habían pasado tres años desde su nacimiento y se habían humanizado.

Discutían este tema todos los meses, pero las diversas opiniones dificultaban la decisión. Dado que los gemelos eran los herederos de la familia Grace, intervino el consejo de ancianos, diciendo que se debía prestar atención a cada detalle y que querían expresar su opinión.

Eventualmente lograron reducir la lista a solo dos opciones de nombre para cada niño, pero sin tomar la decisión final, los dos solo fueron llamados «bebés» hasta ese momento.

“Eso fue porque…”

Ahin, vacilante, se mordió el labio. Jenia Grace o Anri Grace. Le era imposible elegir el nombre de su hija sin consultar a Vivi. Mientras pensaba en qué decir, la chica intervino.

«Pensé mucho mientras te escuchaba discutir con mamá, pero me gusta Jenia.»

«…¿Cómo?»

“Quiero que me llamen Jenia.”

Mientras Ahin estaba estupefacto, Evelyn se frotó los ojos. La niña parecía una copia de Vivi con cabello plateado, pero su personalidad era la misma que la de Ahin.

Incapaz de creerlo, Ahin murmuró para que su hija, que acababa de convertirse en Jenia, no pudiera escuchar.

«… Es la primera vez que veo a una niña tan extraordinaria como para nombrarse a sí misma.»

«Para mí también.»

Los dos, todavía petrificados, miraron a Jenia. Mientras tanto, ella se movió, salió de su cuna y caminó hacia la cuna a su lado, donde estaba su hermano, en forma de pantera negra bebé.

«¿Por qué tarda tanto? Oye, Ezer, date prisa. Papá y Eburing están esperando.”

Jenia, llamando casualmente a su hermano menor Ezer, sacudió con fuerza las barandillas de la cuna. Entre las opciones para el nombre del segundo hijo estaban Kanda Grace y Ezer Grace, y Jenia parecía haber elegido la segunda opción.

Ahin, con sentimientos indescriptibles, habló con dificultad.

«Evelyn, parece que el nombre del segundo hijo también se ha decidido.»

“Personalmente, también prefiero a Ezer. Y señorita, mi nombre es Evelyn, no Eburing.”

Jenia, dejando de mecer la cuna, caminó hacia la esquina izquierda de la habitación. Sus piececitos se detuvieron frente a dos panteras negras, que la miraban.

“Shu, Bion.”

Mientras tanto, Shu y Bion estaban muy confundidos. Después de que la liebre que era su jefa, Vivi, desapareció en una habitación, una pequeña Vivi apareció de alguna parte. También olía mucho a Vivi.

A juzgar por lo que acababan de ver, los otros subordinados de Vivi, Ahin y Evelyn, estaban inmovilizados, lo que dejaba en claro que ella era una persona fuerte, pero no estaban seguros si debían obedecerla o no.

Era difícil pedir una opinión porqué Barra, que siempre les enseñó mucho a los dos, estaba sirviendo a Vivi en ese momento.

Shu, que era la más orgullosa de las dos, levantó la barbilla con arrogancia.

<Mira, la única persona más fuerte que nosotros dos es Vivi.>

Comprendiendo el movimiento de la hermana mayor, Bion hizo lo mismo, gruñendo suavemente.

«¿Eh?»

Jenia levantó una ceja al ver a las panteras negras rugir hacia ella. Las emociones que se podían leer en los pálidos ojos lilas eran pura arrogancia.

«Siéntense.»

Shu y Bion pusieron sus traseros en el suelo de inmediato, en contra de su voluntad.

«De pié.»

Una vez más, incluso sin querer, se encontraron obedeciendo.

«Siéntense. De pié. Siéntense. De pié.»

Shu y Bion repitieron las órdenes. Gruñeron y trataron de desobedecer, pero sus cuerpos no los escuchaban.

Ahin, mirando la escena con una sonrisa, murmuró.

“Feromonas dominantes…”

Era obvio que Jenia estaba usando los poderes de las feromonas de Ahin. Una niña de tres años, recién humanizada. Reaccionó instintivamente a sus poderes y aprendió a controlar las feromonas por sí misma, a la perfección.

Su expresión también era arrogante y confiada.

«Es como volver a ver la infancia de Ahin.»

“¿Cómo puede ser tan parecida a su padre? Ahin solía hacerme esto, su propio abuelo también.”

Valence y Lillian, que acababan de despertarse, observaban lo que hacía Jenia. Después de escuchar esto, Ahin entendió por qué se sentía en conflicto.

Vivi había orado diciendo: “Por favor, haz que el niño se parezca a mí. No quiero otro Ahin en este mundo…” Incluso cuando su barriga ya era enorme, Vivi repetía esto todas las noches.

Al final, tenía la apariencia de Vivi pero la personalidad de Ahin. Ya podía escuchar los lamentos de Vivi en su cabeza.

«Siéntate. Levántate. Siéntate. Levántate.”

Las órdenes resonaron en la habitación, donde los adultos se quedaron en estado de shock.

 

***

 

Una cálida brisa primaveral envolvió la mansión Grace.

Desde que los gemelos se habían humanizado, la oficina de Ahin siempre estaba llena de visitantes. Los gemelos, por supuesto, y Lillian, Valence y Quinn, que había conseguido el nuevo puesto de niñera.

Su lugar de encuentro era siempre la oficina de Ahin. No porque les gustara, sino porque no querían interferir con el trabajo de Vivi, entrando en su oficina sin una buena razón.

El segundo niño, ahora de seis años, jugueteaba con el cabello azul claro de Quinn mientras estaba sentado en el sofá. Pequeños dedos rozaban los finos mechones.

«Tío, te ves hermoso, mira.»

Hablando esto tímidamente, Ezer sacó un espejo de mano. La imagen en el espejo de Quinn tenía adorables coletas que no coincidían con su aguda mirada. Lucía furioso con este peinado creado por los dedos minúsculos.

«Pffft.»

Quinn reaccionó rápidamente a la voz resonante y estiró el cuello. Como era de esperar, Ahin tenía la cabeza presionada contra su escritorio, y la mano que sostenía la pluma temía.

Cuando le sucedió lo mismo la noche anterior, se horrorizó, pero ahora que le estaba sucediendo a otra persona, él parecía feliz.

 

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