Capítulo 51
“Hm, ahora que lo pienso, me gusta este reloj. Me quedaré con él.”
¡Yo sabía! ¡Era demasiado bueno para ser verdad! Traté de agarrar el reloj, pero fue en vano, ya que Ahin lo volvió a poner rápidamente en su bolsillo, lo que, con mis patas, se convirtió en una barrera infranqueable.
<Ack…>
Mirando la caja donde estábamos, volví mi mirada de perro hambriento hacia Ahin. Entonces, agarré el dobladillo de sus pantalones, canalizando mi corazón.
<Reconsidera.>
El Ferenium era inútil para él. Por otro lado, era un artículo indispensable para mí. Hice la mímica de señalar el bolsillo y fingí secarme las lágrimas, pero Ahin no reaccionó. Usé todo mi cuerpo para apuntar al bolsillo. Se lamió los labios lentamente, como un gato perezoso, y sacó el reloj, sujetándolo por la cadena.
«¿Entonces quieres? ¿El Ferenium?”
¡Claro que sí! Me estiré lo más que pude para agarrar el reloj, pero Ahin lo levantó donde yo no podía alcanzar.
«¿Estás diciendo que lo necesitas más de lo que me necesitas a mí?»
¿¡Qué!? Me quedé sin palabras después de escuchar esta pregunta, que podría interpretarse de muchas maneras. Y para colmo, estaba haciendo una mueca como un cordero abandonado, el tipo de expresión que atravesó mi corazón de conejo.
«Nunca actuaste de esa manera conmigo.»
Sacudió la cadena.
«¿No es verdad?»
Ahin se llevó el reloj a la cara.
“Soy mucho más útil que esta joya aquí. No tengo límite en el número de usos, y tengo mucho más poder. Y también tengo la cara bonita que escuché que le gusta a Vivi.”
Hablaba con un tono de broma, pero serio.
<Eso es…>
Mirando el reloj, pensé cuidadosamente. Quizás Ahin se había dado cuenta de que, meses después, todavía me estaba alejando de él. Después de descubrir que mis feromonas tenían poderes curativos, había creado una barrera psicológica. Era difícil confiar plenamente en Ahin, porque constantemente dudaba de sus intenciones al traerme y mantenerme aquí. No podía confiar en esa sonrisa, pero aun así, deseaba poder hacerlo.
<Yo…>
Salté, y sin dudarlo, aterricé justo en frente de su cara. Luego toqué su mejilla ligeramente con mi pata delantera.
<Necesito…>
Incluso si él quisiera usarme por mis poderes curativos. Cualquiera que sea la razón, en este momento…
<Te necesito.>
La habilidad dominante que impedía que ocurrieran mis ataques de feromonas era solo la razón secundaria por la que necesitaba a Ahin. Él me cubría con una manta todas las noches y actuaba como mi protección no solo para las personas sino también para los animales. Antes de darme cuenta, estaba totalmente envuelta en la comodidad que me trajo Ahin.
<Ni siquiera sé por qué necesitas preguntar lo obvio. Ya lo sabes.>
Cuando toqué la mejilla de Ahin, distraídamente comencé a enderezar los mechones plateados fuera de lugar. Mientras peinaba su flequillo, encontré ojos rojos que me miraban profundamente.
“Vivi, ¿te das cuenta de que me tocaste primero?”
<….!>
“Y sin ninguna advertencia.”
Al darme cuenta demasiado tarde, mis orejas se sonrojaron. Avergonzada, comencé a alborotar su cabello salvajemente. Sin moverse, obedientemente, él se desabrochó el cuello de la camisa y señaló la parte posterior de su cabeza.
“Por cierto, ¿cuándo me vas a comer?”
¡¿De qué demonios estaba hablando ahora?! ¿¡Cómo te comería, loco depredador!?
“Me mordiste el cuello. Eso significa que me marcaste como tu presa.”
¡No recordaba haber hecho eso, ni había escuchado esta historia antes! ¿Estaba más loco que de costumbre hoy?
Salté y corrí para salir de la caja. Era de cartón, así que si trabajaba duro cavando, podría cavar un hoyo para esconderme. Mientras cavaba furiosamente, escuché risas detrás de mí. Cuando me di la vuelta, Ahin se estaba riendo como un loco, pero tal vez tuve esa impresión por su cabello desordenado, que lo hacía parecer un loco. Aun así, sus ojos seguían mis movimientos.
<Oye.>
Pateé la mano de Ahin con mi pata trasera cuando fue a buscarme. Sin embargo, la fuerza que usé fue mucho menor que la que usé cuando nos conocimos, siendo bastante débil ahora.
“Vivi, apenas puedo sentir tus patadas.”
<Te morderé.>
De repente, me acercó a su cara y me mordió en la oreja.
<¿¡Q-qué…!?>
No podía creerlo. Se apartó y giró la cabeza, acercándose a la otra oreja…
<¡¡No me muerdas las orejas!!>
Terminé pateándolo de nuevo, esta vez en la mejilla. Ahin lo tomó, pero siguió mordiendo. Mientras trataba de rodar para evitarlo, mi corazón se aceleró cuando vi los ojos rojos sonriendo felices.
¿Por qué no podía odiarlo, cuando al mismo tiempo lo odiaba tanto? Creo que con el tiempo atrapé la enfermedad de la locura de la pantera negra.
***
Hace una hora, Meimi notó que Barra usaba su cola para tirarme al suelo a propósito. Ella no entendía cómo podía cometer tal brutalidad, murmurando cosas como «pero debido al olor de Lord Ahin, debería obedecerla».
A diferencia de Jane, quien después de olfatearme se había portado bien, Barra continuaba maltratándome, probablemente debido a su amor no correspondido por Ash.
Meimi, que se enojó mucho, salió de la habitación más temprano que de costumbre para castigar a Barra. Caminé hasta el porche y miré hacia el cielo. Las nubes cubrían tanto las estrellas como la luna.
Ahin estaba retrasado. En estos días, me había llevado a la oficina con él por la mañana. Dijo que era para evitar que encontrara a Lillian, pero… para ser honesta, quedarme en la oficina era aún peor.
Ahin siguió tratando de sellar sus documentos con mi pata delantera empapada de tinta en lugar de usar el sello familiar, y Evelyn apoyó y preparó más documentos para que los «aprobara». Los tres otros secretarios aplaudieron cada vez que un nuevo documento recibía el sello de “pata de conejo”. Quería morderlos a todos.
Mientras pensaba, escuché el aleteo de alas en la barandilla del porche. Era el águila espía. Ha pasado un tiempo desde que lo vi en el porche.
Volví a la habitación y sujeté una fresa. Según el dato que me dieron los guardias, a Quinn le encantaban las fresas. Cuando le ofrecí una para comprobar si era verdad, Quinn voló al suelo y rápidamente recogió la fresa con el pico y la volvió a dejar en el alféizar de la ventana.
<¿Así que realmente te gustan?>
Lo vi comer y tomé una segunda fresa al mismo tiempo que Quinn respondía con un «¡craaaw!»
<Qué lindo.>
Quinn, comiendo fresas sin parar, comenzó a cantar con sus sonidos agudos. Puse mi pata delantera en el cristal de la ventana y pensé.
<¿Los ricos siempre se ven así, ansiosos?>
De repente, me había hecho rica al recibir el Ferenium. Me las arreglé para ocultarlo bien con la ayuda de Ash, pero todavía me ponía muy nerviosa cada vez que tenía que salir de la habitación y dejarlo atrás.
<Desearía poder llevarlo siempre conmigo…>
Ahin sugirió construir una bóveda privada para mí, pero era inútil. De hecho, debería haber sido una broma para reírse en mi cara, porque cualquiera podría quitarme la caja fuerte fácilmente con una sola mano si fuera una caja fuerte del tamaño adecuado para que yo la use. Y las panteras negras entraban y salían por todas partes, todo el tiempo. Me masajeé las sienes pensando en esto y aquello.
Decían que el diablo llegaba cuando pensabas en él, tal vez por eso vi a Ahin y Evelyn caminando en la distancia, mientras miraba por el porche. Pero no venían hacia mí, se alejaban de la mansión… Bajo la iluminación del jardín, vi sus siluetas cada vez más pequeñas.
<¿Adónde van?>
Mientras estiraba el cuello con curiosidad, escuché el sonido de garras raspando el suelo a mi lado. Era el sonido de los pies de Quinn.
<…?>
Me congelé cuando el pie de Quinn, que estaba a mi lado, me agarró.
<¡¿Por qué estás poniendo esas largas garras en mi cuerpo?!>
Traté de alejarlo, pero no pude y pronto se fue, llevándome.
<¡Aaaaah!>
El balcón se hacía cada vez más pequeño. Las personas en el jardín parecían hormigas. Colgando de las patas de Quinn, me di cuenta de que volaba en la misma dirección en la que habían ido Ahin y Evelyn.
Paf.
Cuando aterricé, pensé que nunca más querría volar un águila por el resto de mi vida. Era tan rápido que mis mejillas rebotaban y mi cara estaba floja como la masilla.
<¡¡No tenía tanta curiosidad!!>
Me miró como si esperara fresas como recompensa. Mi grito silencioso fue ignorado por el águila, que parecía orgulloso de sí mismo.
***
El lugar donde habíamos aterrizado era un arbusto al lado de una casa, todavía en los terrenos de la mansión, pero donde nunca había estado antes. Sorprendida, me las arreglé para mirar a mi alrededor. En medio del follaje, todo lo que podía ver era una casa mal hecha. En la puerta había gruesos barrotes de hierro, y las paredes eran de un tosco ladrillo gris que nunca antes había visto.
<¿Están ahí adentro?>
Apuntando con su pico a los dos guardias que vigilaban la entrada de la casa, Quinn levantó la barbilla con aire de importancia.
<Muy bien, esa fue una buena información.>
La pregunta había sido respondida, ahora quedaba pensar. Pero antes de que pudiera hacer eso, Quinn despegó y se fue a alguna parte.
<¿¡Adónde vas!?>
Sola, miré hacia el cielo. Algún tiempo después, mi visión fue oscurecida por un paño oscuro. Quinn había puesto la tela encima de mí y estaba abanicando sus alas.
<Como se esperaba del espía de Ahin.>
Después de que me subí a la tela, Quinn atrapó los extremos con su pico y se fue, como una cigüeña cargando su fardo. A medida que nos acercábamos, pude escuchar las voces de los guardias y el sonido chirriante de las barras de hierro. Deslizándose por la ventana con facilidad, todavía dentro de la tela, miré a mi alrededor. Quinn no solo había logrado esquivar todas las miradas, sino que había entrado por una ventana donde no había nadie. Qué águila inteligente. Mientras lo admiraba, miré hacia los pasillos, donde no había nada más que antorchas pegadas a las paredes.
<¿Es eso…?>
Después de que voláramos un rato, percibí un olor desagradable que me puso los pelos de punta. Después de evadir a algunos guardias, Quinn voló a lo largo de la pared. Parecía haber hecho cosas como esta muchas veces antes. Luego aparecieron escaleras que conducían al sótano. Bajamos varios pisos, y con cada uno aumentaba el número de guardias. Finalmente, Quinn voló en diagonal para meterse entre los barrotes de una barandilla, aterrizó y me dejó en el suelo frente a él. Cuando salí de la tela, el suelo debajo de mis pies estaba helado.
<¿Dónde están estos dos?>
Mirando alrededor, vi dos ojos marrones brillando en la oscuridad. Al otro lado de una celda polvorienta había un hombre con los brazos y las piernas atados.
<¿¡Un hombre-bestia lobo!?>
Mi boca se secó por la tensión. Mirándolo, incluso todo atado, me dieron escalofríos. En el subterráneo, bajo rejas y amarrado. Se suponía que esta era una prisión donde se castigaba a los que ofendían a la familia Grace.
“Un conejo montando un águila. Es hora de ir al infierno, ahora lo he visto todo.»
Pude ver un indicio de locura en el rostro sonriente del hombre. A diferencia de mí, que estaba petrificada, Quinn estaba alerta. Miró al hombre como si fuera a darle un picotazo.
<Sssh, no lo provoques.>
«¡Aaaargh!»
Mientras trataba de convencer a Quinn, giré la cabeza, confundida. Un fuerte grito resonó desde algún lugar lejano a mi izquierda.