Han pasado unos días desde que visité por primera vez el orfanato. De hecho, aunque el apoyo económico fue suficiente, Roselia siguió visitándolo con añoro.
‘Porque antes de ser Roselia crecí en un orfanato’.
Los niños necesitan comida, ropa y un hogar seguro, pero nadie más que ella conoce lo desesperados que están sus corazoncitos ahora que se han quedado solos, llenos de diferentes historias ligadas al interés constante y las promesas vacías.
Roselia recordaba claramente su infancia y acudía al orfanato cada vez que tenía tiempo para ayudar. Cassius siempre estuvo a su lado.
Lo extraño era que Cassius era bastante popular entre los niños que aún no habían oído hablar de los rumores sobre él y los Chade, sin importar lo malvado que fuera para todos en el Imperio, ellos lo recibían llenos de dicha y emoción.
Ese día también pasó igual, después de visitar el orfanato, cenar y descansar un poco en mi habitación, preparó cintas de varios colores sobre la mesa alienadas cuidadosamente.
“Roselia. Ven, siéntate aquí».
Supo de inmediato lo que Cassius estaba tratando de hacer. Es algo que ha hecho a menudo todas las noches durante los últimos días.
Roselia se sentó de espaldas a Cassius como de costumbre.
Cassius observó con detenimiento las cintas sobre la mesa y tomó una azul claro de entre todas.
Después de atar el cabello suelto a la niña en el orfanato, Roselia a menudo se ofrecía a la práctica diaria de atar el cabello de Cassius.
Un día, Roselia lo vio practicando mientras ataba una cinta en el aire o sobre la mesa con un tenedor. Naturalmente, la cinta siguió resbalando y Cassius nunca tuvo éxito mientras Roselia lo miraba fruncir el ceño e intentarlo una y otra vez.
Ella, al no soportar verlo pasar un mal rato así, se convirtió en su compañera de práctica.
Le tomó un tiempo considerable atarme el cabello la primera vez. Porque Cassius, cada vez que iba a mitad de camino, murmuraba: «No es así», y lo repetía una y otra vez desde el principio.
Aun así, le costó esperar el trabajo terminado, fue más como quedarse dormida con el cabello tejido y simplemente despertarse con el cabello suelto aquí y allá.
«Voy a hacer algo muy difícil esta vez».
Cassius habló con determinación y gentilmente recogió el cabello de Roselia. Luego, dejando la parte inferior, volvió a juntar la otra mitad y separó sus rojos cabellos con los dedos índice y medio.
Roselia pronto notó que Cassius está a punto de trenzar su cabello.
Las manos de Cassius fueron muy cuidadosas. Incluso si cometía un pequeño error, parecía que su mano temblaba ligeramente como si aquello fuera un gran problema.
Roselia sentía que estaba a punto de reír. Creía poder imaginar los gestos de incomodidad que hacía sin tener que ver su rostro.
‘Debe tener una expresión más seria que cuando sostiene la espada’.
“Uff…” Cassius dejó escapar un breve gemido.
‘Oh. Debe haber sido un error’.
«Tómalo con calma. Puedes intentarlo cualquier cantidad de veces, está bien por mí».
Roselia lo sosegó y sonrió tranquilamente.
De hecho, disfrutó mucho este momento. Se sintió bien ver a Cassius cepillarle y acariciar suavemente su cabello.
Era su momento único de disfrutar de su toque.
«Bien. Está hecho.»
Se escuchó la voz satisfecha de Cassius.
Acercó a Roselia el espejo sobre la mesa. Ella giró levemente la cabeza hacia un lado y comprobó la nueva forma de su cabello.
«¡Wooow…! Tan bonito».
Fue más elaborado de lo esperado. Su cabello estaba medio atado y trenzado en tres mechones, y se veía naturalmente atado con el resto suelto cayendo libremente.
«Diariamente… Estás mejorando mucho a un ritmo tremendo».
Mientras Roselia lo alagaba sinceramente, Cassius se encogió de hombros y arqueó una ceja.
Su postura y expresión transmitió lo suficiente como para desbordar lo orgulloso que estaba de su trabajo. Ahora, cuando vaya la próxima vez al orfanato, trenzará el cabello de la niña así.
A su lado, Cassius le explicaba diligentemente a Roselia lo difícil que fue conseguir ese peinado complejo. Su rostro estaba ligeramente sonrojado de la emoción al ver mi reflejo.
Cassius admiraba a Roselia con una cara orgullosa como si dijera: ‘Lo hice perfecto’.
Ella observó fijamente a Cassius a los ojos.
“¿…?»
Cassius miró el peinado que había hecho con sus propias manos y a Roselia sucesivamente y de pronto se sintió un poco desconcertado.
Ahora era el momento en que, como todas las noches anteriores, Roselia volviera lentamente la cabeza para irse a dormir, pero seguía sin moverse. Sus intensos ojos escarlata no se apartaron de él.
«¿Qué sucede? ¿Hay algo que quieras decir?”
Preguntó Cassius. Ella sin duda parecía tener algo que decir. Mientras Cassius esperaba impaciente, Roselia abrió lentamente la boca.
«Ganaste la apuesta».
“¿…?»
Parecían palabras sin sentido, pero Cassius comprendió de inmediato de qué estaba hablando. Hablaba de la primera apuesta que hicimos cuando la acompañé al orfanato.
«Entonces, ¿por qué no has pedido tu deseo?»
Roselia preguntó con los ojos bien abiertos.
Cassius a pesar de que lo sabía, deliberadamente no dijo una palabra sobre su deseo aunque habían pasado varios días. Como si fuera a continuar posponiéndolo en secreto.
“…»
Cassius guardó silencio por un momento ante su pregunta. Estaba confundido acerca de lo que acababa de escuchar ahora.
Las intenciones de Roselia podrían haber sido puras cuando se lo preguntó. Sin embargo… Al menos no sonaban así para él. Sus ojos negros mirando a Roselia se agudizaron un poco.
«Sabes lo que quiero pedir».
Sonó un poco intimidante. En el momento en que Cassius reclamara su deseo no habría marcha atrás, esto era como una advertencia de que sería difícil de soportar para ambos si ella no lo quería tanto como él.
Sin embargo, Roselia no vaciló en absoluto. Más bien, abrió los labios con calma.
“Era una apuesta. Prometí escuchar cualquier cosa que pidieras».
Ella siempre mantuvo el contacto visual con Cassius como dar fuerza a su respuesta.
En realidad, estas no eran palabras repentinas para Roselia, a diferencia de lo que pensaba Cassius, decidí sacar esto a colación hoy y seguir midiendo el tiempo que me tomaría adaptarme.
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