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Drama

EUECEPM Capítulo 163- Extra 4

En ese momento, frente a la habitación de Lizelle.

«¿Chester está aquí…?»

«Sí, eso es correcto».

El rostro de la joven se ensombreció cuando escuchó del mayordomo Merlín mencionar su visita al barón.

Tan pronto como la noticia llegó a casa del Duque, Lohan debió habérselo informado, haciéndolo correr hacia ella sin descanso.

Lizelle estaba muy preocupada por él, quién sería criticado por sus padres, pero no podía soportar ir al salón.

Esto se debió a la brutal advertencia de Rosaly, que supo por medio de Merlín, de que rompería la relación entre ellos en el momento en que se presentara.

Lizelle, que conocía la sinceridad de su madre, sabía que no hablaba a la ligera con sus subordinados y jamás decía palabras vacías.

Sin embargo, no podía dejarlo solo así.

También aceptó el matrimonio por contrato, por lo que, si era reprendido, deberían haberlo recibido juntos.

«Señorita…Oh, lo siento. Duquesa».

Corrigió con urgencia el hombre mayor, y se sintió mal al ver el rostro de la joven.

Después de llamarla dama durante más de 20 años, cometió un error sin querer.

«Está bien, llámame como quieras».

«Lo siento».

Ella negó con la cabeza, como si no le importara, y esperó a que Merlín volviera a abrir la boca.

«La señora parece estar muy enojada en este momento. Creo que en lugar de tener una conversación hoy, ¿por qué no tienen un momento sincero después de un tiempo?»

«…Sí, no sé si eso es lo mejor».

Lizelle asintió con la cabeza ante las palabras de Merlín, pues tenían sentido.

Persuadir a sus padres incluso antes de que sus intensos sentimientos se calmaran solo los haría enojar más, era mejor hablar después de que se calmaran hasta cierto punto.

Ella también estaba muy consciente de ese hecho, pero…

«El problema es que Chester vino a ver a mis padres y no puedo ir al salón. Tampoco sé de qué están hablando».

Rápidamente puso una cara hosca.

Mientras su esposo viniera a los Barones, estaba claro que de alguna manera se concluirían muchas cosas, estaba molesta por eso.

«Así que creo…».

«¡Lizelle!»

La voz de Merlín, que estaba a punto de hablar con cuidado, fue enterrada por una voz diferente.

Cuando giró la cabeza, el pequeño ser corrió por la habitación moviendo sus pequeñas manos con fuerza.

Raphael, que estaba allí, tenía sonrisa brillante mientras sostenía un papel blanco en su mano

«¡Lizelle! ¡Esto!»

«¿Qué es?»

La Duquesa le pidió comprensión al mayordomo por un momento, y luego se arrodilló para hacer contacto visual con el menor.

Le preocupaba no poder prestarle atención después de que la atraparan por lo del contrato.

«¡Dibujo! Estos son la abuela y el abuelo. ¡Y estos somos Lizelle y yo!»

Le mostró Raphael con orgullo sus cuadros pintados con dureza.

Sus pinturas, que habían mejorado con el tiempo, ahora permitían identificar quién era quién.

Él explicó que era aquel en el centro, entre los cinco pintados en papel, y las personas que sostenían su mano a ambos lados eran sus abuelos y Lizelle, además de que la mancha más grande de todas era su tío.

«Vaya, hiciste un gran trabajo. ¿Dibujaste a tu familia?»

«¡Sí! ¡Es mi familia! Jeje».

Raphael asintió violentamente, y Merlín, que miraba el dibujo con rostro complacido, aplaudió y habló.

«Joven maestro, creo que le gustará mucho si se lo muestra a su abuela».

«¿A la abuela? ¿Debería?»

«Por supuesto. Estoy seguro de que le encantará».

«¡Entonces iré a verla! Vamos».

Raphael, cuyos ojos brillaban, apresuró a Lizelle tirando de su falda.

Anticipando el momento, sus mejillas se sonrojaron, sin embargo…

«Yo lo llevaré, joven maestro».

Merlín se acercó cortésmente al niño, como si hubiera estado esperando.

«Oh…».

Solo entonces Lizelle, que se dio cuenta de la intención de Merlín, lanzó una pequeña exclamación.

No podía ir a Chester, así que iba a enviar a Raphael en su lugar, después de todo, nadie mencionó nada sobre una reunión entre sobrino y tío.

«¿Puedo ir?»

Le preguntó Raphael, mirando alternativamente la mano de Merlín y el rostro de la castaña frente a él.

Los ojos rojos brillaban intensamente por lo mucho que quería ir.

«Por supuesto, por supuesto».

Afirmó la chica, acariciando la cabeza de Raphael y mirando al mayordomo.

«Gracias, Merlín».

«Entonces, volveremos.

Después de despedirse de la Duquesa, el mayordomo tomó la mano del niño y se dirigió al salón.

 

***

 

«…Duque, levántese. Es vergonzoso, pero por favor escúcheme».

«Ahhh…Está bien, sentémonos y hablemos».

No sabía que se arrodillaría.

Rosaly estaba muy avergonzada por el desarrollo inesperado, pues, no importa cuánto fuera su yerno, seguía siendo el Duque Halos.

También sabía bien que no podía solo culparlo y tratarlo mal a él, que estaba en la cima del poder, a pesar de que era culpa suya.

Aun así, el hombre soltó su orgullo y se arrodilló frente a ella. Incluso si quisiera enojarse, no podría.

«Soy yo quien ideó un matrimonio por contrato y se lo sugirió a Lizelle, ella simplemente aceptó mi oferta porque no pudo resistirse».

Chester continuó hablando, manteniendo firmemente su postura a pesar de la disuasión de su suegra.

«¿Por qué propusiste tal contrato? »

Rosalie, que se dio cuenta de que Chester no se levantaría hasta el final de la conversación, preguntó de forma incómoda.

«Pensé que era la única forma de tenerla».

«¿Qué quieres decir con ‘forma de tenerla’?»

Ante la pregunta, él lentamente comenzó a explicar lo que sucedió en el pasado, con la esperanza de que la relación entre su esposa y sus padres no sufriera ningún daño.

Sus puños, colocados en su regazo, representaban sus sentimientos.

«Después de que se descubrió que Raphael era mi sobrino, Lizelle trató de dejar la casa del Duque.

Era porque ya no había una razón para quedarse, pero quería retenerla, por eso se me ocurrió ese contrato.

«¿Es por Raphael? ¿Es porque quería hacer que él tuviera una familia?»

«Vergonzosamente, no fue para mi sobrino, fue por mí. Su hija me ha gustado durante mucho tiempo, pero me tomó demasiado darme cuenta de ese sentimiento por mi cuenta. No fue hasta que llegó el momento de que se fuera que supe cómo me sentía».

«……».

«Así que no tuve más remedio que proponerle un ‘matrimonio por contrato’. Quería aferrarme a ella de alguna manera, incluso si solo era una relación vana, porque si la perdía en ese momento, pensé que no tendría otra oportunidad».

«……».

La Baronesa parpadeó con sus grandes ojos y miró al Duque en silencio, estaba un poco sorprendida.

Probablemente él sabía que mentirse a sí mismo no convencería a nadie, pero Rosaly no esperó que fuera así de honesto.

«Conocía su preocupación por Raphael, así que usé su corazón. Lo siento…».

Después de hablar, Chester mantuvo sus labios apretados y dejó caer su cabeza.

Solo había una razón por la que dijo todo con tanta honestidad a pesar de que sabía que la situación podría empeorar, y es que no quería que su familia negara su relación con Lizelle. Porque quería que lo vieran como es.

Su esposa también se sentiría igual, sabiendo eso, se arriesgó a decir la verdad.

Si su suegra no lo aceptaba, a toda costa, estaba dispuesto a corregir su error y empezar de nuevo.

Aun así, si le permitían continuar con Lizelle, estaba dispuesto a renunciar a cualquier precio.

Pues aquella a quien amaba ya se ha convertido en su aliento y en su vida misma.

Rosaly se frotó la frente mientras miraba a su yerno, quien dijo que todo era culpa suya.

Habría sido Duque Halos quien propuso el ‘matrimonio por contrato’ primero, pero un contrato se establece sólo cuando se llega a un acuerdo mutuo, no podría lograrse sin el consentimiento de Lizelle.

Además, no pensó que su hija hubiera aceptado por completo el contrato de matrimonio debido a Raphael.

Los términos y condiciones del contrato también establecían que pagaría mil millones de chelines un año después.

A juzgar por varias circunstancias, no era difícil ver que una de las razones por las que la joven, quien se iba de la mansión, aceptó el contrato de matrimonio, fue por “dinero”.

Y la razón por la que tomó esa decisión también fue por la falta de sus padres, por eso estaba aún más enojada y desconsolada.

«¡Abuela, mira esto…!»

Fue cuando Merlín entró secretamente a través de la puerta de la sala de recepción y el niño agitó la imagen en su mano.

«Raphael.

llamó a su abuela, se apresuró con una mirada feliz cuando vio a Chester.

«¿Qué…?»

«¿Cuándo llegaste aquí? ¿Raphael vino a verme?»

El niño abrazó a su tío con una expresión que parecía brillar, como si tuviera cola se agitó con alegría.

Pero Raphael pronto se sintió extraño.

Cuando abrazaba normalmente al Duque, solía aferrarse a sus largas piernas como una cigarra, luego su tío sonreía, se inclinaba y lo abrazaba.

Pero ahora, a diferencia de lo habitual, estaba al nivel de sus ojos.

Incluso si no se inclinaba o incluso si no se aferraba a sus piernas.

Raphael levantó lentamente la cabeza que estaba enterrada en los brazos de Chester.

Pronto, lo observó arrodillado en el suelo con los ojos rojos.

«¿Qué le pasa al tío?»

El niño, quien escupía sus palabras con curiosidad, miró a Rosaly con ojos temblorosos.

A veces, Lizelle lo hacía arrodillarse y levantar las manos cada vez que cometía un gran error. ¿No estaba Chester en la misma situación que él ahora?

«Abuela…¿Estás regañando al tío?»

«Raphael, no es eso…».

Rosaly estaba muy avergonzada por la repentina aparición de su nieto.

Era una situación perfecta para malinterpretar cuando entró y vio al Duque de rodillas. Después de todo, no importa qué tan pequeño sea un niño, él o ella no reconocerá la atmósfera pesada y desolada que se asentaba en el espacio.

Lo mismo sucedió con Chester. No sabía que su sobrino entraría de repente sin llamar.

«Raphael, no es eso. Esto es porque no hice bien…».

«¡No regañes a mi Chester!»

Sin embargo, Raphaelescapó inmediatamente de sus brazos sin escucharlo y abrió los brazos de par en par, como para proteger a su tío de su abuela.

«¡Puedes regañarme a mí, pero no regañes a mi tío!»

«Raphael, no se trata de eso. Tu abuela no regañó a tu tío, solo estamos hablando…».

Acercándose al niño, Rosaly, que estaba tan nerviosa, se puso blanca.

«Sí, Raphael. Es un malentendido, la abuela no me está regañando».

Asimismo, el Duque se levantó rápidamente de su asiento y luchó por calmar a su sobrino.

«¡No lo regañes! ¡No lo regañes!»

Snif, snif.

Sin embargo, las lágrimas comenzaron a fluir de los ojos de Raphael, eclipsando los esfuerzos de los dos.


Honestamente esperaba que los extras fueron Raphael y Elensia de grandes o ver si Lizelle tenía hijos, pero estos se me hacen como innecesarios, mi punto de vista

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