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La escala de su apoyo exterior (1)

A pesar de que pareció muy cortés cuando se le acercó, Doo-joon obligó a través de Hee-won, que ya había terminado su turno de ser árbitro en el juego de esquivar la pelota, que Jung-hee hiciera uno que otro recado para ella, apoyado en su posición como única mujer embarazada dentro de la escuela, le pidió favores que nunca podría rechazar, como:

“Cariño, ¿no tienes sed? Director, Subdirector, ¿no tienen sed? ¿Tomamos un poco de agua? Señorita Choi, llega justo a tiempo. Las botellas que traje están en la carpa delantera, ¿podrías traerlas?”

O.

“Cariño, ¿por qué estás tosiendo? ¿Es por el polvo? Sra. Choi, compré una caja de mascarillas desechables y las dejé en esa otra tienda de campaña, ¿podría traerlas?”

O

“Cariño, ¿estás muy acalorada? ¿Quieres que te abanique? El ventilador de mano… Oh, ahí está. Sra. Choi, ¿podría darme ese abanico de allí por favor?”

Siguieron en cadena una serie de extraños favores.

El año pasado, Jung Hee, quien tuvo una cómoda competencia atlética bajo la sombra de las tiendas de campaña para protección solar por la consideración de los profesores varones, hoy tuvo que pasar la mañana sin poder meterse dentro de ninguna para descansar.

No podía deshacerse de la idea de que Doo-joon la estaba molestando a propósito, pero no podía encontrar fallas porque no había nadie más para hacer los recados excepto el Director, el Subdirector, el Pesidente y Hee-won, además de ella quien constantemente trató de entrar en la tienda.

¿Quién querría entrar en la carpa donde están sentados el Director y el Subdirector, incluso el Presidente de la Junta sin sentirse incómodo? A menos que haya una intención clara, sería común evitarlos.

Pero Jung-hee no pudo evitarlo. Siguió fisgoneando en la tienda porque le preocupaba cómo Hee-won chismorrearía sobre ella. Al final, se encargó de hacer los recados y, a primera vista, no pudo saber que decían entre ellos.

El Presidente y Hee-won parecían demasiado una dichosa pareja recién casada ​​para haber sido obligados a casarse debido al embarazo.

Era constante su mirar sobre Hee-won con los ojos llenos de miel, mostrar meticulosidad al tomar la botella de agua vacía y dársela a Jung-hee para que la botara, la sutileza de abanicarla y la agilidad de limpiar los pétalos y el polvo que se alzaban con el viento, todas sus atenciones enfocadas en Hee-won y nunca se alejó de ella ni por un segundo.

En este punto, se le ocurrió a Jung-hee que estaba equivocada. Asumiendo que se vistió similar a ella para parecer una pareja amorosa, Doo-joon era un perfecto esposo incluso ante sus ojos.

Si resultaba que Doo-joon y Hee-won no estaban casados ​​por obligación debido al embarazo, sino que eran una pareja normal que se amaba de corazón, podría perder su puesto como maestra en la escuela secundaria Dae Han, lo cual sería algo bueno para Hee-won.

A estas alturas, Hee-won parecía saber ya sobre la charla que tuvo a sus espaldas en la sala de salud, también hubo más de una o dos cosas que casi la llevaron a tener una pelea seria con la Maestra Kim, y por último lo que sucedió hoy después del juego de pelota. Como no sabía de qué modo se lo relataría Hee-won al Presidente, Jung-hee constantemente estuvo muy nerviosa.

Quería hablar con Hee-won de alguna manera para hacer las paces, pero no era fácil hacerlo, viendo como Doo-joon permanecía junto a ella en todo momento.

Mientras Jung-hee pasaba el día llena de ansiedad, Hee-won estaba inquieta durante toda esta situación desconocida.

«Doo-joon, ¿puedes dejar de usar ese apodo?»

Mientras el Director y el Subdirector estaban juntos fuera, Hee-won bajó la voz y le preguntó a Doo-joon.

«¿Cuál es ese apodo? ¿Usé alguno?»

Doo-joon sonrió con picardía, aunque lo sabía claramente.

“No finjas que no lo sabes. ¿Por qué avergüenzas a las personas que nos rodean con ese apodo que nunca antes usaste?»

“No, quiero seguir llamándote así. ¿No te gusta?»

«Es un poco… cosquilloso».

«Jaja lo sé. Hace cosquillas al decirlo. Nada mal.»

Después de observar una agradable sonrisa en el rostro de Doo-joon, Hee-won se levantó de su asiento.

«¿Adónde vas?»

«Mi clase. Tal vez sea hora de jugar tira y afloja».

Al escuchar las palabras de Hee-won, Doo-joon también se puso de pie.

“¿Por qué te levantas? ¿Vas a obligarme a no ir?»

«No, participaré también en el tira y afloja junto a ti».

«¿Qué? ¿Estás loco? Es mejor si no vas, siéntate».

“No puedo hacer eso. Jang Hee-won va a hacer uno + uno* a mi lado durante todo el día».

El rostro de Doo-joon, sonriendo alegremente, estaba lleno de picardía. Con la misma camiseta y aferrándose a su costado, él ciertamente se veía como un uno más uno junto a ella. El pequeño problema era que la presencia de Doo-joon era demasiado llamativa para considerarlo como una ventaja.

«¿Qué estás realmente haciendo aquí?»

Preguntó Hee-won seriamente, arrugando la frente. Sabía mejor que nadie que él no era una persona tan libre como para tener un torneo de tira y afloja junto a ella.

Ni el ex Presidente Kang ni el actual Presidente Doo-joon, habían asistido nunca a una competencia deportiva durante los tres años que Hee-won estuvo trabajando en la escuela secundaria Dae Han.

Hablando francamente, sería más antinatural que estos dos grandes y ocupados aristócratas asistieran a una simple competencia atlética.

“Ya te dije, pedí mis vacaciones anuales. Extraño a mi esposa y me aburro de estar solo en casa».

No había ninguna credibilidad en las palabras de Doo-joon, que se expresaron con una sonrisa refrescante. La palabra que menos le calza a este Kang sería «aburrido». No era el tipo de hombre que tomaría sus vacaciones anuales sin absolutamente nada para hacer.

La razón por la que Doo-joon asistió a la competencia atlética con una camiseta estampada de flores reales se reveló claramente en la posterior cena de profesores.

Doo-joon, quien mostró su buena influencia monetaria, los llevó al súper especializado restaurante coreano de carne «Gogung», que solo se ocupa de ofrecer la mejor calidad. Se levantó de mala gana ante la llamada del Director para decir unas palabras y mostró sus sentimientos más íntimos disimulando timidez.

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Uno + uno*: aunque es un poco complicado de entender, lo dejé tal cual porque la ilustración lo ejemplifica claramente. Esta expresión hace referencia a permanecer juntos, sin separarse, demostrando que son una pareja con sus uniformes a juego (por eso el lazo punteado)

 

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