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Paraguas después de la lluvia (1)

Sabía que él no era el tipo de persona que se asustaría  con solo mirarlo salvajemente, pero la actitud interrogativa de Si-hyung era altiva y arrogante.

Parecía impaciente por que le pidiera escuchar su respuesta, por lo que su juicio de la situación estaba torcido, pero Doo-joon, que se había estado conteniendo, se sentó en el sofá con los brazos cruzados como para invitarle a continuar.

“Como Gerente, es bueno que tengas siempre un plan. Pero como Jefe directo, esto no es bueno. Ni siquiera perdonabas que se desajustara una hora del horario, ni siquiera un intervalo de 10 minutos, no podía soportar tanta presión, así que me cargué de en un montón de problemas para cumplir con mis obligaciones».

«¿En serio? ¿Siempre eres tan hacendoso?»

«Oh, yo también puedo ser un poco rudo. Yo sí sé cómo filtrar mis palabras y escuchar».

«Jefe Lee, me gustaría añadir algo más».

“Jaja, sí, me imagino. De todos modos, pareciera que aquella persona que fue tan minuciosa con todo, falleció repentinamente, ¿no canceló sus citas una tras otra o cambió la hora de sus reuniones con demasiada frecuencia? No puedo creer que esté jugando deliberadamente con eso, haciendo que la oficina de la secretaria tenga que satisfacer cada uno de sus caprichos.”

«Ah, vale. Puedes detenerte ya. ¿No cree que exagera un poco?”

«¿Habla en serio? ¿O quiere que lo juré ahora mismo para que me crea?»

«Jefe Lee, le daré un memorándum si habla demás».

Los ojos de Doo-joon se volvieron más agudos que antes.

Si-hyung, que no puede permitirse el lujo de perder este cambio sutil en su Jefe, trató de aprisionar las intensas emociones que le embargaban mientras normalizaba su respiración.

“Quiero decir, puede entrevistar a cada integrante de la secretaría…»

«Okey. Bien, no saqué el tema por eso. Lo que quiero preguntar no es sobre su perspectiva en el trabajo… Sino si soy molesto como ”.

Si-hyung se estremeció y lentamente se reclinó en el asiento más cercano.

«¿Cómo un hombre? Vicepresidente, ¿por qué le preocupa eso? Usted es el favorito de todas las muchachas.»

“Lee Si-hyung, ¿estás tan harto de tu trabajo que deseas añada tu nombre en la lista de los jubilados?”

“Jaja, ¿no gracias? Está muy por encima del estereotipo del hombre común  decente, desde el mes pasado lidera el ranking de los solteros más cotizados, no me es decepcionante decir… Que nuestro Vicepresidente, es perfecto como hombre».

«¿Perfecto? ¿Por qué lo soy?»

«Bueno, antes que nada, tiene mucho dinero»

«Además de eso».

«Es muy rico.»

Un ceño fruncido se formó en la cara de Doo-joon y una de sus cejas se arqueó inquietamente.

«Además… También es el Vicepresidente del Grupo Dae Han».

Doo-joon, que lo había estado mirando con fiereza, se levantó de repente, haciendo que Si-hyung se estremeciera de sorpresa.

«Jefe Lee»

«¿Sí, Vicepresidente?».

«Salga del trabajo temprano hoy».

«¿Sí? ¿Son solo las cinco en punto? Todavía quedan dos planes más por…»

«No te preocupes, yo me ocuparé de eso. Debería tener días como este para salir temprano del trabajo.»

«¿Jajaja de verdad? Gracias, Vicepresidente».

«Por nada. Soy yo el agradecido por sus servicios. Ya que hoy será su último día, retírese temprano y vaya temprano al Centro de Trabajo a partir del lunes, no le faltarán opciones favorables”.

Si-hyug, con la boca abierta, tenía una expresión absurda ante las duras palabras de Doo-joon sin una sola sonrisa en su rostro, por lo que enderezó su postura y endureció su expresión.

“Hyug-hyung, ya está al tanto de que le gustan esta clase de chistes”.

Doo-joon, quien mantenía una mirada aguda sobre Si-hyung, formó una sonrisa hosca en su rostro, luego se devolvió para sentarse en el escritorio, Si-hyung, se levantó del sofá, se acercó apresuradamente y se paró frente a él.

«Kang Doo-joon, ¿qué te pasa?»

En lugar del perezoso y resentido secretario en su lugar apareció Lee Si-hyung, un amigo confiable de años bastante serio y brillante, 

«Buena pregunta, ¿qué es lo que me pasa? ¿Sabes lo que se siente ser un paraguas después de la lluvia?»

“¿Un paraguas después de la lluvia? ¿Cómo se siente eso?»

“Los paraguas que llevas contigo para protegerte de la lluvia se vuelven inútiles y engorrosos después de que esta termina. Siento que soy tratado de esa manera».

“Je, quien puede ser tan desvergonzado para utilizar a su conveniencia al Gran Emperador Kang Doo-joon… Quizás… ¿Quizás se trata de Jang Hee-won?”

Si-hyung preguntó con una expresión de ironía en su rostro, pero Doo-joon tenía una expresión positiva en su rostro.

«¡Eh! La maestra Jang es sorprendente. ¿Cuántas mujeres desearían estar en su posición con tal de tener como marido al perfecto Kang Doo-joon y cuántas familias prestigiosas no quieren tenerlo como su yerno? ¿Fue la profesora Jang quien dijo que eres inútil y molesto?»

«No, woah, no fue tan directa».

No dijo con palabras que le parecía alguien irritable, pero mientras más la conocía, el rostro de Hee-won siempre parecía tener escrito solo un seco sentido del deber. Rara vez sonreía alegremente y era cautelosa a su alrededor como si se hubiera topado con alguien indeseado.

Por otro lado, Doo-joon inicialmente se sintió fuertemente atraído por ella de vez en cuando, pero ahora, con cada momento que pasaba a su lado, la anhelaba con más fuerza.

Al igual que un adolescente que no puede controlar sus deseos, incluso un solo golpe de la yema de sus dedos haría temblar todo su cuerpo.

 

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