Los días en la familia Imperial transcurrieron lentamente para Evelyn y Fabián.
Sus responsabilidades como Emperador y Emperatriz absorbían su tiempo, 6 meses habían pasado desde su boda y el trabajo acumulado amenazaba con no darles tregua. Había una postergación indefinida de su segunda luna de miel.
“No es necesario que lo hagas Empe… Evelyn” dijo Fabián irritado.
Los aristócratas de más altos rangos continuaban exigiendo ver a la Emperatriz cumpliendo todas sus funciones reglamentarias. Esperaban verla participando en la alta sociedad para juzgar sus acciones.
“He decidido formar parte del nuevo futuro que forjaremos para Adrián, no me apartes de tu lado, este es mi deber y mi derecho.”
“No. Tus anemias pueden regresar, que estés bien no significa que puedas presionarte demasiado…”
Una cálida mano detuvo sus palabras a la mitad, ella lo miraba con aprecio. Reconocía su preocupación pero lamentaba que Fabián aun la viera como un ser débil y frágil. Las palabras de David continuaban presentes en sus corazones.
“Quiero apoyarte, ¿o acaso dudas de mi capacidad?”
“No. Creo en ti. Sé de lo que eres capaz.”
Él supo de los acontecimientos en la frontera por su investigación y proceso detallado, acabó con dos problemas a la vez, detener la plaga y acabar con la corrupción.
Todo por su carta directa y sin evasivas.
Sabía que Evelyn podría hacer un buen trabajo y superar las expectativas de todos, pero lamentaba sumirla entre los asquerosos nobles que solo buscaban utilizarla para su propio beneficio.
Haciendo uso de los Caballeros Halcones Negros pudo purgar una gran parte de los nobles que tras las sombras apoyaban al Duque de Metis y maniobraban en secreto contra el Emperador.
Le estaba llevando más tiempo del esperado desterrar a los traidores sin usar su estilo habitual. Cero derramamientos de sangre. Debían procesarse las pruebas y realizar un juicio adecuado.
Por esta nueva petición de Evelyn y el trabajo acumulado, el tiempo que compartían como ‘pareja’ se resumía a las pocas horas de la noche cuando él visitaba el Palacio de la Emperatriz.
“No es necesario que me esperes despierta, el otoño se acerca, el viento helado podría ser perjudicial.”
“Sí, lo sé. Prefiero recibirte despierta”
Fabián la miró con severidad, últimamente Evelyn lo contrariaba con más frecuencia, le preocupaba que tan obstinada podía llegar a ser.
“Nora me prepara las mantas más calientes y el té siempre está tibio” afirmó al ver sus ojos negros dudar.
“Evelyn”
“Ya sabes que es un viejo hábito mío querer esperarte” Sus mejillas se colorearon y el rubor le calentó las orejas.
“Ahh, no puedo, ¿cómo podría enojarme contigo si haces ese tipo de expresión?”
“Fabián…”
“Nuestra luna de miel… Quiero abrazarte desde el anochecer hasta el amanecer… Evelyn, no la posterguemos más.”
Evelyn descubrió que Fabián no solo había dejado de ser el hombre frío de su vida anterior, al contrario, ardía de pasión.
Cada noche la abrazaba con ímpetu, besaba cada parte de su cuerpo, la adoraba y atormentaba en el silencio de sus habitaciones, lo amaba, pero temía que pasaría con su cuerpo durante ‘su luna de miel’.
“Mhmm, espe… Espera” le costaba respirar, él yacía sobre ella, poseyendo sus labios con fervor, su boca caliente afiebraba todo su cuerpo, estaba impaciente.
“Fab… Adri… Ahh, escúchame…” No podía luchar contra él, sus extremidades se volvían flácidas al sentir sus manos tantearla, su mente se vaciaba…
Jamás le diría en voz alta que también lo anhelaba, moriría de la vergüenza.
“No, no digas nada, debo partir antes del amanecer, déjame tenerte Evelyn… Evelyn.”
Lo intentó, Dios sabía que sí, tampoco recordaba sobre que quería hablarle.
¿Era importante? Ya eso no importaba.
* * *
Después de que terminó las fiestas por el matrimonio, la alegría y las bendiciones se desbordaron por todo el Imperio. La familia imperial, cuyo centro, no fue la excepción.
La atmósfera rígida de la familia Imperial se volvió más brillante gracias a Adrián.
“El Príncipe Heredero es impresionante, a una tierna edad ya ha dominado las bases de las matemáticas e historia.”
“Si… Pero su energía lo es aún más.”
Las doncellas del Palacio de la Emperatriz debían turnarse para cuidar del joven Príncipe, Nora y Lily no daban basto para su determinación.
“Ahh, en la guerra el ejército está más relajado”
“¿El Emperador sabrá de lo sucedido ayer?”
“Raro es que no lo sepa, todos en el Palacio observan las acciones del Príncipe Heredero.”
“Sentí mi corazón salir de mi pecho cuando lo vi trepar a esa árbol de fruta… Pensar que quería dársela a la Emperatriz…”
“Su Majestad es muy sabia, no se sorprendió al ver su rodilla raspada y su ropa sucia”
“Se mantuvo impasible a su dolor, lo aconsejó sin mimarlo…”
“Si no fuese tan travieso…”
Ambas suspiraban con resignación, regresaban de colocarlo en sus habitaciones para la hora de la siesta, luego de ellas otras dos doncellas las relevarían.
Nora escuchaba su conversación en silencio, rápidamente fue a notificárselo a Evelyn.
“La saludo, Su Majestad la Emperatriz”
“Bienvenida, ya puedes levantarte, ¿ocurrió algo?” Evelyn no era ajena a los comentarios sobre su hijo.
Era demasiado diferente al estándar del Imperio, atrajo la curiosidad de muchos y el rechazo de otros a la vez.
“Es sobre el Príncipe Heredero…”
Evelyn soltó su pluma y apartó el documento que estaba redactando, estableció su oficina en el Palacio de la Emperatriz, no podía estar demasiado lejos de Adrián.
Fue la mejor solución rápida. O eso pensó.
“Dímelo, no puede ser peor de lo de ayer.” Se frotó la sien con fuerza, quiso hablar la noche anterior con Fabián sobre eso, pero nuevamente no pudo.
“Todas las doncellas y los guardias temen que el Príncipe se vuelva más temerario con sus aventuras, cada día crece más y su inteligencia con él. Es hora.”
“Lo sé.” Fabián debía intervenir en esto.
Adrián lo admiraba profundamente, repetía sus palabras, imitaba su manera de caminar, sus gestos, su postura. Principalmente, lo obedecía sin dudar.
En vez de cuentos para dormir las doncellas tenían que contarle sobre las proezas del Emperador.
Su historia favorita era de cómo lo salvó de los demonios Ojo del Diablo. Él contra un centenar de enemigos.
Su héroe.
Pero, ¿cómo podría explicarle esto a Fabián?
Ella misma le pidió no entregarlo a otra familia noble, prometió encargarse de su educación y etiqueta sin robarle su inocencia de niño… Sin embargo ¿Quién podría saber que sería tan enérgico y aventurero?
Lo había intentado todo, desde castigos hasta recompensas, fueron soluciones temporales.
Sus motivos siempre fueron buenos, pero las consecuencias eran problemáticas.
Cazar mariposas sobre los muros del Palacio porque quería volar tan alto como ellas.
Llevar a Ugly a la cima de su balcón y lanzarse con él para aprender a volar.
Luchar cuerpo a cuerpo contra los sapos del jardín para proteger a Lily, que se asustó al verlos.
Trepar un manzano para conseguirle a Evelyn la manzana más bonita que había visto.
La primera vez los guardias lo sostuvieron al caer, la segunda de no ser porque su alcoba está en planta baja los moretones pudieron ser torceduras.
Ahora, declarando su lugar como Príncipe Heredero evito que las doncellas y los guardias lo persuadieran de hacerlo, o ayudarlo a bajarla. Por suerte detuvieron su caída.
Pero en la subida se arañó las rodillas, las manos y la mejilla.
“Esto no puede continuar” Dijo en un suspiro.
“¿Quiere que pida una audiencia con Su Majestad?”
Nora miró inalterable a Evelyn, que se sonrojaba de vergüenza, no era una adolescente apasionada, pero sabía que por las noches nunca lograría conversar apropiadamente con Fabián.
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Hola~~ adivinen quienes llegaron? Sii! Los extras, disculpen la demora, fue la suma de todo mi internet, comprar todos los capítulos, mi internet, editarlos y otra vez mi internet (si, leyeron bien, quien viva en venezuela me entenderá xD) quería subirlos completos, pero seamos sinceros, le quita la emoción ԅ(≖‿≖ԅ) esta semana la segunda parte… Los leo 😉
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Grité de emoción!! Gracias por traer los extras!!
Muchísimas gracias por todo tu esfuerzo para traernos este hermoso regalo