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Capítulo 191 DDSLE

6 febrero, 2021

Llévatelo(2)

Comparado con el pasado, la relación entre ellos se había suavizado mucho. Al menos no hubo hostilidad ni miedo. La boca de Fabián se llenó de un sabor amargo, preguntándose, si después de que esta conversación terminara, ¿podrían las cosas continuar de ese modo?

 «Pareces un poco preocupado». Sorprendentemente, fue la primera en romper el silencio.

 «¿Me veo así?»

 «Sí, Su Majestad rara vez tiene esa expresión».

 La voz de Evelyn estaba tan tranquila como siempre. Cuando ella era emperatriz, a veces Fabián guardaba silencio con una expresión como esta en el rostro. Trató de no mostrar sus problemas sin importar qué, pero todas las noches, se quejaba de dolor de cabeza y sus manos se enfriaban como el hielo. Ella sintió tanta pena por él, que se mantuvo sosteniendo sus manos frías toda la noche.

 «Si es por mí, no lo pienses demasiado. Tu dolor de cabeza va a empeorar».

 Se quedó atónito cuando le dijo esas palabras inesperadas. Sus ojos parecían preguntar, ¿cómo sabía ella eso?

 «Incluso si no quiero saber, pero no puedo evitarlo». Evelyn habló de nuevo, esta vez, un poco amargada, «Yo tampoco soy una tonta. Supe desde el principio que Su Majestad tiene que volver al Palacio Imperial».

 Ella era una ex Emperatriz, por lo que conocía muy bien ahora la situación del Palacio. Incluso por un solo día, le resultó difícil vaciar el Palacio.

 «Estás preocupado porque todavía no lo has matado ya que no hay información sobre él en este momento. Además, no es un enemigo al que se pueda matar en poco tiempo».

 David era el enemigo que Fabián había estado persiguiendo durante mucho tiempo. Pero, no podía simplemente matarlo porque aún no había noticias sobre él. Aunque débil, Evelyn recordó el recuerdo de David. No era un oponente fácil.

 «Y sobre otras preocupaciones… ¿Sabes?»

 «No», respondió con sinceridad. «No sé exactamente qué te hizo dudar».

 «¿Cómo supiste que dudé?»

 «Es solo… mi sentimiento». Sonrió levemente. Antes eran una pareja casada, por lo que solían saber lo que pensaban, aunque no lo decían. Como el hecho de que ella supiera que él estaba muy indeciso en este momento.

 «Si yo soy la razón por la que Su Majestad está dudando, no es necesario que lo haga». Evelyn había estado pensando durante un tiempo. Desde la promesa de Fabián al enemigo que apuntaba a Adrián, debía aceptar la verdad.

 Al ver el rostro dormido de Adrián, Evelyn luchó por calmar su corazón. «Entonces, ¿Qué… qué te ha hecho dudar en dejar este lugar?»

 Evelyn dio en el blanco. Bueno, incluso si fuera solo de un vistazo, podía decir un poco. ¿Por qué el Emperador, que debería haber regresado al Palacio, seguía insistiendo en quedarse aquí? Eso significaba que había una razón que lo hacía vacilar.

 «No es por ti, Evelyn».

 “Entonces, dime la verdadera razón. Si hay algo que necesito saber, por favor dímelo».

 Fabián suspiró. Después de todo, ella debe conocer esta situación. Pero fue difícil para Fabián escupir esas palabras de su boca. ¿Cómo podría decirle a Evelyn que debería regresar al Palacio Imperial con Adrián ahora mismo?

 «Adrian… ¿Te lo vas a llevar contigo?»

 Fabián no pudo ocultar sus ojos temblorosos en ese momento.

 «Sí… Entonces lo harás» Los ojos azules de Evelyn se llenaron de tristeza, pero aún mostraba su actitud dura.

 «Su Majestad, todavía es muy malo mintiendo». Había una triste y débil sonrisa en sus labios y luego desapareció.

 «No entiendo lo que quieres decir». Fabian la miró de cerca, «Incluso arriesgaste tu vida cuando traté de llevarmelo».

 «Sí, lo hice.»

 «¿Pero cómo puedes hablar con tanta calma ahora?» Él no reconocía la determinación de Evelyn, por lo que no quería mencionarlo.

 Por un momento, ella se mordió el labio inferior.

 En verdad, estaba haciendo todo lo posible por parecer tranquila. Sus puños cerrados estaban escondidos debajo de la mesa. Era también su secreto lo mucho que lloró antes de tomar esta decisión.

 “Su Majestad, es una persona que siempre cumple sus promesas. Y dijiste que protegerías a Adrián». Evelyn sintió que se le oprimía el corazón cuando hablaba palabra por palabra.

 «Aprendí que hubo momentos en que no podía manejarlo todo sola».

 Sin él a su lado, ella no habría podido salvar a Adrián en ese momento. Y esa culpa seguía corriendo por la mente de Evelyn. Para ese niño, ahora era más importante darse cuenta de su falta que culparse a sí misma.

 «Me dijiste que, incluso si Adrián no es el heredero de Su Majestad, lo protegerás. Tus ojos eran sinceros cuando dijiste eso».

 Había tristeza en los ojos de Evelyn.

 «Su Majestad… eres un mal mentiroso».

 Fabián era un hombre frío, pero nunca le mintió. Era un tonto que valoraba mucho la honestidad. A ella, como la Emperatriz eso le dolía, pero para Adrián eso resultaba diferente.

 “Si tal Majestad tiene que llevarse a Adrián. Eso es… porque no hay otra manera».

 Fue amargo, pero era la realidad. Fabián no pudo ayudar a correguir sus palabras, pero pudo asentir con la cabeza a regañadientes. Los ojos de Evelyn temblaron ante su respuesta como si estuviera a punto de llorar. Y Fabián no pudo darle otra respuesta para calmarla.

 «Llévatelo.»

 Evelyn dijo algo más doloroso que morir.

 «Evelyn…»

 “… Llévatelo. Por favor, tómalo y protégelo». Sus lágrimas cayeron sin que ella lo supiera.

 “Si crees que eso es lo mejor. Si solo lo haces así, el niño sobrevivirá.”

 Evelyn estaba tratando de no llorar. Se veía tan lastimosa que Fabián, sin saberlo, le tendió la mano.

 «Si Adrián puede vivir».

 Cuando la cálida mano de él tocó su mejilla, sus lágrimas cayeron como cuentas. Se mordió el labio, tratando de contener las lágrimas. Había muchas cosas que quería preguntarle a Fabián.

 «Si tan solo ese niño pudiera vivir».

 Pensó que después de amenazarlo con su vida, Fabian no podría llevarselo. Solo después de que la vida de Adrián estuvo al borde de la muerte, y todo su cuerpo fue cubierto por las mordeduras de demonios feroces… Ella…

 «Yo…» Las lágrimas de Evelyn seguían cayendo mientras hablaba. «No-no te preocupes por lo que me suceda».

 La voz de Evelyn tembló y su cabeza cayó pronto.

 «Llévatelo… y sálvalo».

 Poco después, se derramaron muchas lágrimas con un sollozo silencioso. No importaba cuánto Fabián se las limpiara, eran lágrimas que no se podían borrar.

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Ustedes se aman… por qué me hacen sufrir así!! Waaa sufro (Les dejo un pequeño spoiler, el siguiente cap se titula «segunda propuesta») Quien le atina? Los leo~

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