Un sentimiento de soledad(2)
«… Te has divertido.»
Fabián se rió: «Has sido feliz desde que me dejaste, y yo he sido infeliz desde que te fuiste, y sólo yo no sé el por qué».
En realidad, se arrepintió. Se arrepintió profundamente aunque sabía lo venenoso que era ese sentimiento para un Emperador.
Ese día, un enfadado Fabián aceptó la solicitud de divorcio de Evelyn, y al día siguiente, inmediatamente emitió un decreto para que ella dejara la Familia Imperial. Sólo por su orgullo de Emperador, en lugar de retenerla y preguntarle por qué, la hizo retroceder usando un edicto.
«No importa cuánto lo piense y le de vueltas, cuanto más lo pienso, más me vuelvo miserable y doloroso, es como si un hilo se retorciera dentro de mi cabeza.»
Un sentimiento de soledad lo devoró rápidamente.
Acababa de regresar después de encontrarse con Evelyn, y era como si todo su mundo hubiera cambiado para siempre. Una vez que se enamoró, Fabián no pudo volver a su antigua vida que no sentía nada. Y cada vez que la noche caía sobre el cielo, incontables insomnios y soledades venían a devorarlo.
«Su Majestad, he vuelto».
A veces, solía soñar así.
«Nunca más me iré de su lado».
La encantadora Evelyn se lo decía, y luego se abrazaba a su cuello. Fabián estaba atrapado en sus sueños, y no podía exigir nada, sólo abrazarla con fuerza. Nunca más, nunca la dejaría ir a ninguna parte.
«Si hubiera dicho eso…, ¿me habrías perdonado y vuelto?»
Probablemente no. Ella, a quien vio en el Reino de Felice, parecía muy feliz. Su brillante sonrisa, que él nunca había visto antes, brillaba maravillosamente.
«¿Cuál es la razón de eso?»
Sin embargo, aunque lo intentó, al final siempre fluía al mismo lugar. Seguía apegado a las razones que no le había contado. Así que, sin poder avanzar, sólo podía pintar rastros del pasado en la residencia de la Emperatriz, donde el tiempo se había detenido.
«Si llego a conocerte más, ¿puedo saber el por qué?»
El consejo de la Duquesa le vino a la mente. No hace mucho, la propia Evelyn hizo un comentario sarcástico de que no sabía nada de ella. Eso le avergonzó mucho porque era verdad. Pero, después de decidirse a averiguar sobre Evelyn, volvió a tirar el papel a la chimenea en un ataque de ira.
«¿Es el matrimonio tan difícil?» (y aún peor mi Fabi)
Fabian no tenía miedo de la guerra o de la política. Ni siquiera los pensamientos de la gente podían molestarle. Pero era Evelyn la que se había metido con él ahora.
«Evelyn Felice».
Tumbado en el lugar donde ella se acostaba y dormía una tranquila siesta, parecía triste. Incluso el hecho de verla, mirando sus ojos aquí, parecía una mentira.
«Cabello rubio brillante, ojos azules, pequeñas manos blancas… una voz dulce como el canto, mejillas con un rubor rosado como esos tiernos labios.»
Intentaba recordarlo uno por uno.
«El día que lloraste en secreto porque extrañabas tu ciudad natal, sentí pena por tus ojos que estaban ardiendo».
No tenías que esconder sus lágrimas.
«Tenía miedo de que no pudieras dormir bien, así que me quedé a tu lado toda la noche observándote… No pude despertarte a tiempo porque tenías sueño, así que no pude verte por la mañana.»
Fabian estaría bien aunque su tiempo de sueño fuese interrumpido por una noche. Si le hubiera dicho que estaba asustada por una pesadilla, él la habría abrazado. Ese fue el vínculo creado por el voto del matrimonio sagrado.
Fabián ciertamente no sabía nada de Evelyn. Pero no era una mentira que ella estuviera clavada definitivamente en su corazón.
«Sí, puede que no supiera nada de ti. Pero al menos no eras una persona de sangre fría como yo. No eras una persona despiadada, desconocedora del amor, y… lo suficientemente fría como para alejarme.»
Estaba más profundamente afligido, y no conocía el razonamiento para eso. La partida de Evelyn fue una pesadilla que nunca imaginó. Incluso entonces, Fabián pensó que era un sueño. Pero la pesadilla no se sacudió, y se convirtió en realidad.
«Sé que no eres una mujer así». Recordó de repente las mismas palabras con claridad, como si algo le hubiera venido a la mente.
«Mi esposa no es esa clase de mujer». (ya no es tu esposa bebé ;_;)
Lentamente pero seguro, Fabian giró su cuerpo.
«Debe haber alguna razón, sin embargo, lo que la hizo hacer eso.»
Pensó que no había ninguna razón. Como lo dijo ella misma, era doloroso pensarlo dos veces, así que Fabián dejó de pensar en eso.
«Había una razón». Saltó de la silla. «Tengo que averiguar por qué…»
Fabian encontró la pieza más importante, aunque era demasiado tarde.
«Por qué Evelyn hizo que fuera tan fácil dejarme. En algún lugar, definitivamente hay una razón.»
Sus oscuros ojos se llenaron de fuertes voluntades de nuevo, «Debo saber por qué».
Los votos matrimoniales se compartieron entre dos socios. Así que si había una razón por la que Evelyn le había dejado, Fabián tenía que saberlo. Sólo con eso, podría escapar de esta miseria. Aunque ella no volviera, no habría sido tan doloroso como ahora si pudiera entender por qué.
Él no lo sabía, pero en ese momento se dio cuenta de lo que tenía que hacer como marido. Pero aún no sabía que todo ya estaba demasiado retrasado. Por encima de todo, Fabian aún no sabía lo más importante.
La soledad de vivió tras su marcha no era nada comparado con lo que a ella se le había dado en su vida anterior. Su vida pasada, esa de la que él no sabía nada.
Evelyn ya sufría una prolongada pesadilla de vida con junto a él, y se las arregló para volver a una realidad anterior. Por eso Fabián seguía estando tan solo. Al igual que ella lo estuvo antes de su regreso.
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Sii, es cruel, pero no deja de ser injusto!! @_@ quiero drama, pero más bonito, que no sufra tanto mi bebé, anda y acósala nuevamente~ jeje por cierto, que tal sus navidades? Y recuerden, lavarse las manos y usar tapabocas~ disfruten del super pack 😉
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