Dentro del veloz Bentley, Ye Zhen se sentó en el asiento trasero y miró impasible por la ventana.
«Tío Xiao, ¿Qué fecha es hoy?».
«Señorita Ye, hoy es cuarto».
Ye Zhen observaba por la ventana con una mirada perdida.
Un rato después, preguntó: «Tío Xiao, Sr. Lu… ¿Realmente se despertó?»
El tío Xiao, que estaba ubicado en el asiento del pasajero copiloto, volvió la cabeza hacia atrás. Su actitud hacia ella encarnaba plenamente el manierismo que debía utilizar para dirigirse hacia la señora de la casa. Con una sonrisa cortés en su rostro dijo: «Sí, señorita Ye. El Joven Maestro realmente ha despertado, me ha realizado la misma pregunta catorce veces». (Manierismo: gesticulación exagerada y grotesca de algo)
Nuevamente, Ye Zhen volvió a observar por la ventana con un mirada preocupada.
«No creas todos esos rumores de terceros, he visto crecer al Joven Maestro. En realidad, es el tipo de persona que es frío con los extraños y cálido con las personas que le importan, es fácil llevarse bien con él. Lo verá por usted misma una vez que lo conozca».
Una sonrisa rígida se asomó en los labios de Ye Zhen. Por supuesto que ella sabía qué tipo de persona era Lu Beichuan.
Era temperamental, violento, despiadado, locamente cruel y apático. Era alguien que despreciaba por completo la vida humana y el culpable de crímenes monstruosos que ponían los pelos de punta.
El tipo de persona que ni siquiera dejaría en paz a su propio padre. ¿Cómo podía tener alguna esperanza de que tuviera una apariencia de conciencia?
En este momento, Ye Zhen se sintió abrumada por la repentina presión. Originalmente había planeado irse antes de que Lu Beichuan se despertara, en este punto, todavía no había interactuado directamente con Lu Beichuan. Si la familia Lu encontraba a Ye Qing y la traía a su lado, él no tendría sospechas. Pero ahora que estaba despierto, inevitablemente tendrían contacto cara a cara… Ah, incluso podría haber un contacto físico más profundo e íntimo.
Por supuesto, eso solo sucedería si Lu Beichuan hubiese recuperado todas las funciones corporales normales.
Tan pronto como pensó en esa posibilidad, Ye Zhen se sintió aún más recelosa.
¿Por qué había variado la trama? ¿No debería Lu Beichuan despertarse dentro de medio mes? ¿Qué salió mal?
¿Podría ser que la trama fuera irreversible? ¿Estaba condenada a quedarse al lado de Lu Beichuan como su esposa y dar a luz a su hijo? Y al final, su pequeña familia terminaría con un final sombrío. ¿Era imposible un final feliz?
El atento mayordomo vio el temor en el rostro de Ye Zhen, así que nuevamente trató de consolarla, «Señorita Ye, realmente no necesita preocuparse o tener miedo, fue personalmente el Joven Maestro quién que me ordenó que la trajera de regreso».
Ante aquellas palabras, Ye Zhen se atragantó, intentó mostrar una sonrisa, pero se veía peor que si hubiera llorado abiertamente. «Estoy bien».
El Bentley condujo sin problemas y con rapidez. Ye Zhen miró al chofer que estaba radiante de felicidad. Su propia expresión era demasiado rígida.
No les tomó mucho tiempo llegar a la villa de la familia Lu. El anciano mayordomo salió del coche y abrió la puerta para Ye Zhen, hizo una reverencia y con un gesto le indicó que entrara.
Los miembros de la casa de la familia Lu parecían muy felices, como si hoy fuera Año Nuevo. Ye Zhen esbozó una sonrisa rígida mientras seguía al viejo mayordomo. La espaciosa habitación estaba llena de gente. A través del espacio entre la multitud, Ye Zhen vio al Viejo Maestro Lu y a la Madre Lu sentados junto a la cama. William estaba examinando a Lu Beichuan despierto.
Lu Beichuan parecía no haber estado despierto por mucho tiempo. Su rostro estaba tan pálido como antes. Careciendo de fuerzas, se reclinó lánguidamente contra la cabecera. Sus ojos estaban bajos, mostrando una actitud indiferente como si nada de aquello tuviese algo que ver con él, como si no fuese el centro de atención.
Ye Zhen se paró libremente fuera de la multitud.
Después de que William terminó su examen, le preguntó al Viejo Maestro Lu, «Sr. Lu, ¿Podemos ir un poco hacia atrás para hablar?»
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