En la sala de estar de la villa, Lu Beifan se encontraba arrodillado frente al Viejo Maestro Lu casi sin voz por tanto llorar de dolor. En su defensa, dijo que solo había tocado a Ye Qing por haber bebido demasiado y perder momentáneamente la conciencia a través de su seducción. Suplicaba al Viejo Maestro Lu que le diera otra oportunidad.
El Viejo Maestro Lu, ubicado en el asiento principal con ambas manos descansando sobre su bastón y sin expresión alguna en su rostro lanzó una mirada sobre el rostro de Lu Shaoren y dijo furiosamente: «¡Shaoren, este es tu hijo! ¡Disciplícalo tú mismo!»
En la novela, la madre de Lu Beifan había sido el verdadero amor de Lu Shaoren.
Pero, las palabras «amor verdadero» por lo general, iban acompañadas de una historia de amor sumamente agridulce. Desafortunadamente, para alguien como Lu Shaoren, que tenía innumerables amantes, las palabras «amor verdadero» eran demasiado ambiguas y baratas.
Lu Shaoren probablemente si tenía algunos sentimientos por la madre de Lu Beifan, de otro modo no habría traído de vuelta a este joven en específico a pesar de tener muchos otros hijos ilegítimos. Sin embargo, frente al Viejo Maestro Lu, con la más alta posición de poder, algo como el amor verdadero era una tontería.
Un hijo entendía mejor a su padre, por ello, Lu Shaoren sabía que Lu Beifan había pasado la raya del Viejo Maestro Lu.
El que un hermano menor sea sorprendido con las manos en la masa y codiciando a su cuñada mientras su hermano mayor yacía inconsciente, la reputación de la familia desaparecería si otras personas ajenas se enteraran.
Entendiendo que el nervio mayor del Viejo Maestro Lu había sido tocado, Lu Shaoren rápidamente abandonó a su hijo, «Papá, no te preocupes, manejaré este asunto adecuadamente».
Lu Beifan, al verse abandonado se arrastró hacia Lu Shaoren lloriqueando incontrolablemente, dijo: «Papá, créeme realmente no fui yo, es culpa de mi cuñada, ella vino a mí. De lo contrario ¿Cómo podría hacer algo tan atroz?»
Inmediatamente después de dichas estas palabras, la Madre Lu finalmente tuvo una excusa para dejar salir la ira que había acumulado desde hace más de un mes, abofeteando duramente a Lu Beifan. «¿Te instigó? Desde que Ye Qing se unió a esta familia, ha demostrado que conoce su lugar y dedica su tiempo al cuidado de Beichuan, es una mujer joven muy honesta y aún así ¿Quieres echarle agua sucia?»
Lu Beifan sin entenderlo fue abofeteado, resultaba notable la marca roja de la palma en su mejilla derecha hinchándose. Una figura fea y vergonzosa de mirar por la combinación de la mejilla hinchada y su rostro lloroso.
“Ye Qing es, además de la hija de la familia Ye, una joven respetable ¿Crees que todos ignoran las reglas del bien y el mal como tú?» Después de decir esto, la madre Lu volvió la cabeza hacia el Viejo Maestro Lu y dijo: «Padre, tienes que hacerle justicia a Ye Qing. Esa niña es demasiado honesta, aunque soy su suegra, ella es muy tímida y no se queja de nada. Cada vez que la veo sentada en la cama de Beichuan y dándole masajes todo el día, mi corazón… Ella es la nuera de nuestra familia Lu, no puedes dejar que sufra este agravio».
En realidad, a la Madre Lu no le gustaba Ye Qing porque era inarticulada, crédula y cobarde, había cuidado a Lu Beichuan durante casi un año pero aún no se había despertado. Sólo era desagradable.
Ahora con Lu Beifan, tratando injustamente de usurpar la posición de su hijo como sucesor de la familia Lu, ella tenía que deshacerse de él lo más rápido posible.
Lu Beifan todavía estaba girando en el mismo sitio tratando de salvarse. «Abuelo, dile a mi cuñada que venga aquí para que pueda confrontarme a ella. ¡De no haber venido hacia mí, no me habría atrevido a hacer nada!»
Claramente, su intención era que todo la culpa recayera en Ye Qing. No había sido fácil entrar en la familia Lu. ¡Si lo echaban de allí, no tendría nada!
«¿Confrontarla?» El Viejo Maestro Lu se burló.
De repente, poniéndose en pie dijo: «¿Eres algo que ni siquiera podría verse en una compañía decente y quieres enfrentarte a la nuera de la familia Lu?»
El Viejo Maestro Lu miró a Lu Shaoren y dijo: «Sé que tienes muchos hijos por fuera, y no me molestaré en controlarte. Pero, en el futuro, no quiero ver a esta criatura en esta casa, no quiero verlo haciéndose pasar por un miembro de la familia Lu, pavoneándose y estafando a otras personas».
Lu Shaoren asintió repetidamente. Ordenó a los guardias que arrastraran fuera de la villa al arrodillado Lu Beifan, quien continuamente prometía arrepentirse y gritaba que había sido acusado injustamente.
«Aún así…» El viejo maestro Lu le entregó el material que estaba en la mesa auxiliar a Lu Shaoren. «Beichuan continúa inconsciente y no sabemos cuándo se despertará, es mejor planificar el futuro».
Lu Shaoren tomó el paquete de información. Dentro, había información detallada sobre un joven, su foto aunque era borrosa no pudo suprimir la inteligencia aguda y el talento ocultos en las cejas y los ojos del joven.
Lo meditó detenidamente. ¿No era ese muchacho aquel niño terco que no lo llamaría papá incluso cuando lo había golpeado con un cinturón?
El tiempo había pasado muy rápido; ese niño ya había crecido.
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