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Aplastando una hormiga (1)

La mesa del comedor, en apariencia era tranquila y pacífica. Sin embargo, la situación debajo de la mesa empeoraba. Lu Beifan, que estaba sentado frente a Ye Zhen, había estirado el pie hasta tocar muslo.

Desde su perspectiva, para Lu Beifan aquella hermosa cuñada estaba casada con una persona en coma, por lo que bien podría ser viuda. ¡Qué horrible desperdicio!

No había forma de que su hermano mayor, que había recibido ventajas injustas, mejorara. En lugar de dejar que su cuñada se desperdiciara, debía probarla. De igual modo, toda la familia Lu se convertiría en suya en el futuro.

Aquellos últimos días, su cuñada, antes tímida y cobarde, se había transformado de repente en una dama fría y elegante. Era horrible tener que reprimir sus impulsos.

Ye Zhen dejó su cuchara sopera y miró a Lu Beifan con una sonrisa. «Disculpe, mi pierna terminó accidentalmente junto a su pie. ¿Puede por favor mover su pie de mi muslo?»

Lu Beifan era el arquetípico ejemplo de un idiota loco por el sexo. Fuese por su apariencia, educación, habilidad o estatus, nada era presentable. Había heredado perfectamente el rasgo que definía al Padre Lu: lujurioso.

Esos últimos días, Ye Zhen ya se sentía lo suficientemente disgustada cuando los ojos brillantes de Lu Beifan la miraron lascivamente. Aunque había optado por ignorarlo, él lo había tomado como una invitación para actuar peor. Incluso se atrevió a tocarla en ese momento debajo de la cubierta de la mesa familiar.

Ella simplemente quería vivir una vida pacífica. Planeaba dejar tranquilamente a la familia Lu al terminar de hacer unos arreglos. Sin embargo, no estaba en sus planes que aquella criatura extraviada la intimidara.

Justo después de que Ye Zhen dijera aquellas palabras, el estado de ánimo en el comedor empeoró abruptamente. Se sintió como si la atmósfera ya tensa hubiera tocado una línea eléctrica de alto voltaje. Los sirvientes que estaban a un lado de la mesa ni siquiera se atrevieron a respirar con demasiada fuerza.

Cuando la Madre Lu arrojó su plato y el cucharón, Lu Beifan rápidamente retiró el pie del muslo de Ye Zhen.

Se devanó los sesos y fingió estar confundido. «… Cuñada, lo siento, eso fue un accidente».

Ye Zhen sonrió. «Esta bien».

Estas personas eran de la élite, y aunque nadie vio lo que había sucedido debajo de la mesa, todos observaron el comportamiento sugestivo y encubierto de Lu Beifan con sus ardientes miradas lascivas hacia Ye Zhen durante los últimos días. Resultaba obvio para todos.

Lu Beifan era el hijo que había tenido con su amante favorita, por lo que el Padre Lu tuvo que actuar para ayudarlo a salir de esta incómoda situación.

Tomando una toalla que trajo un sirviente, miró a Lu Beifan y dijo: «Está bien, es hora de ir a la oficina».

Seguro de saber que tenía un respaldo, Lu Beifan miró a Ye Zhen con una mirada victoriosa que demostraba estar inmensamente satisfecho de sí mismo. Ignoró la mirada de advertencia del Padre Lu como si estuviera en su derecho.

Ye Zhen se rió en secreto.

Aunque su hermano mayor no estaba muerto, asumía que él era la única opción de sucesor de la familia Lu. Deseaba a su cuñada y ya planeaba tomar a la esposa de su hermano en coma. Pero, no había tenido en cuenta que a la familia Lu no le faltaban descendientes. Por lo tanto le faltaba absolutamente la moderación. A Ye Zhen no le pareció extraño que su final fuera tan miserable.

Era un idiota. Ye Zhen pensó que era razonable imaginar que incluso si Lu Beichuan no se despertaba de igual manera no tendría un buen final. Una vez que apareció el protagonista masculino, esta persona estúpida podría desencadenar su propia muerte.

Lu Beifan se levantó y cortésmente siguió a Lu Shaoren mientras salían de la casa.

Justo después de que Lu Shaoren y Lu Beifan se fueran, la Madre Lu lanzó la vajilla frente a ella rompiéndola en pedazos mirando con resentimiento hacia la dirección de la puerta principal.

Ye Zhen permaneció sentada a la mesa del comedor. De modo imperturbable lentamente terminó de desayunar.

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