Como era de esperar, el Palacio Imperial estaba ruidoso.
El lugar donde se llevaría a cabo el juicio estaba tan saturado que parecía que se celebraba un banquete.
Al final, la familia imperial, que no podía acomodar a tantas personas, tuvo que cambiar su ubicación a un salón más grande.
«Mmm… el Conde Vater también está aquí».
«Y él que decía que era vulgar dedicar tiempo a cosas como esta».
Los nobles que estaban reunidos voltearon a mirar al mencionado cuando éste entraba al salón.
El hombre volteó su cara tratando de ocultar su vergüenza.
La mayoría de los presentes fingían no estar interesados, pero ninguno podía contener su curiosidad.
Si eres un noble, querrías estar en contacto al menos una vez.
Así de influyente eran los Halos, la segunda familia más poderosa después del Emperador. Durante las últimas dos semanas, tanto los ojos como oídos habían estado centrados en ellos.
Sin embargo, el Duque permaneció en silencio durante ese tiempo.
Su actitud hizo que los aristócratas se sintieran aún más ansiosos, por lo que, aunque habían dicho que no estaban interesados, se presentaron en el Palacio Imperial.
«¿Creen que vendrá el Duque Halos?»
«¡Por supuesto que no vendrá! Es obvio como va a terminar todo esto. Probablemente, lo mandarán a decapitar, así que no hay razón para asistir al juicio».
Cuando una de las personas reunidas empezó a hablar, la otra respondió rápidamente. Algunos estuvieron de acuerdo con sus palabras.
Sólo necesitaba enviar a un representante legal para expresar su posición.
«¿De verdad crees que no vendrá? Es un juicio para castigar a la persona que mató a su hermano. Si fuera yo, me gustaría ver con mis propios ojos qué tipo de condena recibirá el criminal que mató a mi familia. Después de todo, la relación entre ambos hermanos era buena».
Sin embargo, cuando otro noble refutó, los que habían estado en silencio asintieron.
De esta forma, la opinión se dividió en dos partes. El Duque asistirá o no al juicio hoy.
A pesar de eso, incluso con distintas opiniones, en su corazón, todos esperaban que asistiera para hacer las cosas más interesantes.
De todos modos, no tenían nada que ver con esto, por lo que no querían perderse un espectáculo tan raro que sólo ocurría una vez cada década.
Mientras los nobles se reunían y susurraban entre ellos, la puerta del salón se abrió y los ojos de todos se centraron en ella.
Fue una reacción rápida.
Como un conejo que levanta las orejas al mínimo sonido.
«…Mmm».
«Mmm».
Después de darse cuenta de quién había entrado, todos tosieron y miraron hacia otro lado.
Se sintieron avergonzados porque habían sido atrapados esperando la llegada del Duque.
«El juicio organizado por Su Majestad, el sol y corazón de este imperio, está a punto de comenzar. Por favor, distinguidos invitados, tomen asiento».
Cuando la voz del sirviente sonó en el pasillo, las personas reunidas comenzaron a sentarse una a una.
«Como era de esperar. No vendrá».
«Ya me lo imaginaba».
Los nobles, que bajaron los hombros decepcionados, se sentaron y esperaron a que el Emperador apareciera.
En ese momento, la puerta del salón se abrió con un fuerte sonido.
«……».
«……».
No hubo ni un pequeño murmullo, como si hubieran vertido agua fría sobre todos.
¿El protagonista siempre aparecía al final? Los presentes pudieron darse cuenta de que esa frase era verdad.
La atención se centró en el Duque y su esposa, que caminaban firmemente sin distraerse por las miradas que los seguían.
Todos contemplaron sin ocultar su emoción a las dos personas acercándose.
Era la primera vez que la Duquesa aparecía en público,
Los nobles tragaron saliva ante la tensión que envolvía el ambiente. Sin embargo, la pareja ocupó los asientos delanteros sin prestar atención a nadie.
«Cúbrete con esto».
Chester se quitó la chaqueta que llevaba de forma natural antes de sentarse y se la colocó a Lizelle.
Hacía calor dentro, pero el juicio podía prolongarse y temía que su esposa pudiera sentir el más mínimo frio.
Agradecida, le sonrió con cariño.
«¡Entra Su Majestad!»
Mientras los aristócratas que estaban cerca de ellos dudaban en hablar con el Duque, la voz del sirviente nuevamente sonó.
Todos en el salón se pusieron de pie e inclinaron la cabeza hacia el trono, incluyendo la pareja ducal.
El lugar se quedó en silencio por un momento.
Sentado desde el punto más alto, el emperador miró a los nobles bajo sus pies. Su presencia dejó sin respiración a los presentes.
«Vamos a sentarnos todos. El juicio comenzará de inmediato, así que traigan al criminal».
Sin más preámbulos, dio la orden.
En poco tiempo, los Caballeros Imperiales, que estaban esperando con Billy atado, lo arrastraron hacia el Emperador.
Y luego, como un pecador, presionaron sus hombros hacia abajo para que se arrodillara.
«¡Ahhh!»
«¿Cómo puede ser posible…?»
«Se parece mucho a…».
La aparición de Billy causó conmoción entre los nobles.
Cabello negro y ojos rojos. Su rostro era idéntico al de Chester.
Todos sabían que esos eran los rasgos característicos del linaje directo de la familia Halos.
«Mmm».
El Emperador miró alternativamente entre Billy y Chester con ojos curiosos. Sabía que los dos se parecían porque había visto a Billy antes del juicio.
Pero ahora que los veía juntos, estaba seguro de que podían pasar por hermanos.
Sin embargo, no importaba si era un miembro de sangre directa. Así como no podía haber dos soles bajo el cielo, tampoco podía existir más de un líder en el ducado Halos.
«Billy Halos».
«Veo a Su Majestad el Emperador, el sol del Imperio».
Sin perturbarse por la imponente voz del emperador, mostró su saludo con orgullo.
«Mira que desvergonzado».
«Es un bastardo».
«No creo estar satisfecho incluso si muere».
Los aristócratas se sorprendieron por su actitud confiada y no pudieron ocultar su enfado.
Entonces, todos voltearon a mirar a Chester y a Lizelle para ver si decían algo. Pero al ver que no pronunciaron ninguna palabra, se dieron cuenta de que sus conjeturas era ciertas.
Pero ya sea que el criminal fuera de la línea directa o no, el jefe actual de la familia Halos era Chester.
Sin embargo, no importaba el alboroto que hacían los demás, Chester sólo miró en silencio a Billy.
«Sabrás muy bien por qué estás parado aquí ahora».
Los ojos dorados del Emperador brillaron con filo mirando a la persona frente a él. Desde el principio, no tenía la intención de prolongar el juicio.
Porque las pruebas y declaraciones para probar su crimen eran claras.
Además, la víctima era nada menos que el ex Duque Halos.
Como Emperador, era algo que no podía pasar por alto. Además, quería demostrar a la nobleza que su poder aún era sólido.
Por lo tanto, «el asesinato de Iorn Halos», al que los nobles estaban prestando atención, era la oportunidad adecuada para fortalecer aún mas su posición.
«Su Majestad, estoy siendo acusado injustamente».
Billy, que estaba de rodillas, se estremeció levemente y abrió la boca. Esa situación en la que todo el mundo lo despreciaba y lo señalaba, le recordó a sus días de infancia, provocándole nauseas.
«¿Injusto? Es una pena. El Duque Iorn Halos, la Condesa Kelia Watson. ¿Seguirás diciendo que no los conoces?»
El Emperador frunció el ceño nombrando a todas las víctimas.
«¡Su Majestad, yo…!»
«¡Silencio!»
Alzó la voz, por lo que Billy no tuvo más remedio que callarse ante la orden.
Sintió que era injusto. Estaba tan molesto que su ira estalló porque nadie quería escucharlo.
Después de todo, nada había cambiado.
«No hay nada más que escuchar. Originalmente, habría ejecutado la sentencia sin un juicio, pero lo hice a pedido del Duque Halos».
Chester lo hizo con la intención de escucharlo, pero Billy ni siquiera mostró remordimiento.
Fue un momento en el que todos esperaban con ansias la sentencia de muerte por parte del Emperador.
«¡Que!»
El Emperador de repente levantó la voz mientras miraba algo que caía del cielo.
Los nobles, desconcertados, lo imitaron y miraron al techo con sorpresa.
«¿Qué es eso?»
«¿No es papel?»
Justo como señalaron, los papeles caían por montones mientras revoloteaban por todo el salón.
Como si hubieran esperado a que el emperador dictara un fallo de inmediato sin dejar espacio a consideración.
Siento que me tomara unos días actualizar, tuve visita familiar y mi madre me dijo que mas me valia estar presente, pero ya soy medio libre, digo medio porque quiero volverme fit, pero es difícil, camine bien poquito y andaba lavando y ya estoy muerta.
Lizette= Lizelle, le he querido cambiar el nombre como desde el cap 30, pero dije que flojera, pero bueno, ya lo haré
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