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꧁☬ LMEEÚFPLV II☬꧂ Capítulo 23

15 noviembre, 2020

Capítulo 23:

El príncipe heredero gritó y me dio unos leves golpecitos rogándome para que le soltara.

«¡Princesa!¡Déjame, déjame ir y hablemos tranquilamente!»

«¿Dejarte ir qué? ¡La única forma que veo para que deseches las dudas que te carcomen es arrancándote el pelo!»

«¡Esto… Esto se puede considerar como un asalto a la familia real! ¿Crees que podrás escaparte si te acuso de ello?»

Si estuviéramos en el palacio imperial alguien se habría fijado en nosotros y probablemente ya tendríamos a un centenar de guardias intentado alejarme del príncipe. Pero ahora estábamos en mi terreno, por lo que me reí de forma escalofriante.

«¡Entonces vamos a cortar tu cuello!»

Callisto me respondió gritando mientras luchaba por salir de mis manos

«¡Penélope Eckart!»

Aunque era completamente obvio que no estaba poniendo ninguna fuerza real para apartarme, por lo que seguí sosteniendo su cabeza con fuerza. Al tenerlo tan cerca no pude evitar reparar en su dañado rostro, lo que hizo que mi corazón se sintiera pesado y, esta vez, tiré con fuerza de su cabello, como si realmente pretendiera arrancárselo.

Un grito desesperado salió desde el fondo de su garganta mientras me daba cuenta de que nunca le había dicho que me gustaba o que lo amaba. Incluso cuando casi muere a causa de su lucha contra el dragón, esta era la primera vez en que le decía mis sentimientos. Era completamente obvio que él, desconociendo por completo como gestionar los asuntos del corazón, pudiera mostrarme su amor de otra forma más allá de la posesión y mi miedo a desaparecer. Aunque textualmente le dije que me quedaría a su lado, así que no acabo de entender el porqué de su ansiedad, aunque en el fondo recordaba perfectamente nuestra conversación y el origen de su miedo.

«Tengo miedo, ¿y si es por mí que tienes que renunciar a todo y quedarte atrás?

«Si lloras más tarde y deseas haber vuelto, sintiéndote arrepentida, ¿qué debo hacer?

¿Qué le dije en ese entonces?

«No me arrepentiré. Solo seleccioné lo que es mejor.»

«¿Seleccionar?»

«Sí. Elegí quedarme aquí porqué es la opción más ventajosa para mí.»

Lo cual era completamente cierto, en comparación con mi vida anterior, mi fortuna es mucho más abundante, al igual que mi objetivo. Pero Callisto todavía está preocupado por mi elección, ya sea correcta o incorrecta. Aunque dejando todo eso de lado, lo que Callisto no entiende es que, si vuelvo, perderé todo el calor y los sentimientos que él me produce… Y eso es lo último que quiero.

Pero al mismo tiempo quedarme aquí me produce muchas dudas, ¿qué pasará en un futuro? ¿Qué pasa si rompemos más tarde y me quedó sola? Tenía que planear mi vida sin los Eckart y sin Callisto, y debía tratar de conseguir un trabajo por si las dudas. Aunque, por otro lado, Callisto siempre pintaba el futuro conmigo, y como él heredaría el trono, el dinero no sería un problema, y ​​lograr mi objetivo sería pan comido. Eso si nunca nos cansamos el uno del otro, aunque creía que no pasaría.

Al dejar mis pensamientos de lado dejé de tirar su cabello, notando el calor de sus dedos entre los míos, mientras suavemente entrelazaba nuestras manos.

«Puedes continuar tirando si quieres.»

«…»

«Sigue hasta que te apetezca. Desde el momento en que salí corriendo de la sala de reuniones, estaba preparado para esto.»

El príncipe heredero se sacudió ligeramente, dejándome ver una vez más lo golpeado que estaba, lo que no me fue agradable en absoluto de ver. Mis ojos se empañaron al contemplar las ojeras oscuras bajo esos hermosos ojos, los cuales eran el signo de las largas noches de insomnio.

Mordí mis labios con fuerza y abrí la boca vacilante.

«Su alteza…»

«¿Si?»

«¿Recuerdas que te dije que no soy Penélope?»

El príncipe heredero asintió rápidamente con la cabeza.

«Lo recuerdo.»

«¿Crees que era mentira?»

«No.»

«Aún podría ayudarte a tomar la iniciativa de destruir este imperio.»

«¿Ese es tu deseo?»

«¿Es tan obvio?»

El príncipe se rio entre dientes con su rostro inexpresivo.

«Teniendo en cuenta las enormes pilas de trabajo que he tenido últimamente, no sé por qué maté a Leila. Creo que lo lamento un poco.»

«¡Cuida tu boca! No hables así mientras estemos en la mansión del duque.»

Presionó mis dedos para tirar de su cabello, mientras gemía y respondía como si estuviera siendo falsamente acusado.

«¿No es mejor para mí gritar alegando que estas sosteniendo la cabeza del príncipe heredero?»

«No pasa nada, aquí todo el mundo te odia.»

«… Es comprensible cómo tratas a un miembro de la familia real dado que aprendiste modales de los Eckart…»

Gruñó con una mirada malhumorada mientras le volvía a preguntar al ver que lo ignoraba.

«Entonces, ¿qué piensas sobre mi cuerpo original?»

El brusco cambio de tema dificultaba la comprensión, por ende, era normal que Callisto reaccionara con lentitud.

«… ¿Eh?»

«No soy la verdadera Penélope, ni siquiera tengo ya mi propio cuerpo.»

«¿Qué…?»

Con solo pensar en ello mi mente de repente se llenó de rencor.

‘Me pregunto si te das cuenta de que te enamoraste de una persona de la que ni siquiera conoces su rostro.’

Miré malhumorada al príncipe heredero.

«Eso… ¿De qué estás hablando?»

Callisto, tras reconsiderar mis palabras mostró un confundido rostro, y de repente bajó la mano que sostenía la mía y envolvió mi mejilla mientras sus ojos rojos temblaron escandalosamente.

«No me digas…»

«…»

«¿Moriste?»

No esperaba que estuviera tan horrorizado, pero a través de su pálido rostro pude observar lo confundido que se mostraba, y al ver ese cambio, el oscuro sentimiento dentro de mí se calmó rápidamente.

«Te salvé la vida y me quedé aquí, así que a estas alturas probablemente lo hice.»

Callisto me llamó con un suspiro justo cuando confirmé lo que él pensaba que era cierto.

«Dios mío, Penélope Eckart…»

Él, que no podía seguir hablando, dejó escapar un pequeño chillido.

«Ahhh… Al diablo con esto… ¿Por qué no me lo habías dicho antes?»

«Pensé que no era tan importante…»

«¿¡Cómo puede no ser importante cuando es un asunto de tu vida!?»

«Porque no me arrepiento de haberme quedado y de salvarte.»

Ante mi respuesta, perdió las palabras y me miró con desconcierto, mostrándome un sentimiento de culpa. Mientras estiraba sus manos tocando mis mejillas y murmuraba con una expresión de dolor.

«… No sé qué hacer contigo.»

«Estoy bien.»

Lo dije en serio, por lo que lo tranquilicé con voz moderada, no quería que estuviera ansioso por mi elección, ya que tenía la certeza de que nunca me arrepentiría de mi elección. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, se llenaron de una tristeza desconocida. 

«Te lo dije antes, aunque quiera volver, ahora ya no puedo.»

«¡Aunque me lo digas…!»

Con un largo y profundo suspiro dejó de hablar logrando que en la sala del incinerador se hiciera un silencio mortal. Apreté aún más el cabello del príncipe heredero mientras él agarraba mis mejillas, y nos miramos el uno al otro durante bastante tiempo, parecíamos dos tontos.

«Deja todas las dudas y la incredulidad hacía mí de lado. Me molesta muchísimo cada vez que actúas de esta forma… Hasta el punto en que quiero arrancarte todo el cabello…»

Ante mis palabras, distorsionó su rostro y un gemido escapó de su boca.

«No lo sabía… No era consciente de esta decisión… Si hubiera sabido de esto…  No habría tenido necesidad de temer y suplicarte que no te fueras… Todo es demasiado loco… Siempre he tenido que encargarme yo solo de todo… Y ahora ya no estoy solo…»

Suspiro mientras fruncía el ceño y retomaba la palabra.

«Siempre tengo miedo.»

«…»

«Temo que me puedas llegar a odiar al verme sentado en el trono…»

Suspiré ante sus palabras y finalmente solté su cabello.

«Es mi decisión quedarme aquí, su alteza. Pase lo que pase, usted no tiene la culpa.»

Tracé una línea con firmeza, dejando caer mi mano por su mejilla mientras daba un paso atrás.

«Si quiero culparte de algo, eso sería por tu comportamiento de ayer.»

«… Princesa.»

«Lo entiendo, estabas ansioso. Y lo entiendo más de lo que debería… Esto es nuevo tanto para su alteza como para mí.»

No me había dado cuenta de que tener citas era algo tan difícil.

«Es la primera vez que te lo digo, pero si sigues actuando de esta manera, en realidad podría sentir resentimiento por quedarme aquí…»

Si no logramos superar la ansiedad de esta relación, cada vez se iría volviendo más frágil hasta llegado al punto en que se rompería y podría no existir en un futuro. Ya es hora de que el príncipe heredero enfrente este problema.

«… O tal vez decida dejarte… O puede que encuentre una manera de volver a mi mundo original.»

Callisto gritó inmediatamente ante mis palabras.

«¡No! Yo… Estoy muy equivocado…»

«…»

«No vuelvas a decir eso, por favor. Te juro que no volveré a hacerlo, ¿si? Así que… Por favor… Perdóname…»

Estrechó el espacio entre nosotros mientras las palabras de disculpa salían de su boca, rápidamente perdió los estribos y pude ver como un frío sudor le resbalaba por la cara, mostrando una desesperación propia de aquel que está en sus últimos alientos.

Lo amo así, amo demasiado a este arrogante hombre, a este tonto que está dispuesto a darme el mundo.

«Estás enamorada de mí, por lo que no puedes dejarme ir.»

«¿En serio? Creo que estoy más enojada de lo que pensaba.»

«Entonces… ¿Qué debo hacer para que no estés enojada conmigo?»

«Quién sabe…»

«¡Penélope Eckart!»

Ante la impaciente voz de Callisto, fingí pensar y reí de mala gana.

«Acabas de ver al duque, ¿no?»

Sus ojos se agrandaron mientras miraba hacia la puerta.

«¿Me estás pidiendo… Que me arrodille?»

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Amo a Callisto, me duele que Penny lo torture tanto… ¡Pobrecito mi niño!

¿Qué pensáis que va a pasar a continuación? ¿Quizás Penny quiere una buena pedida de mano? ¡Mañana veremos!

Miri

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